Hace muchas lunas, en un pequeño pueblo lejano a la ciudad Teca, una mujer dio a luz a una pequeña y hermosa hija. De nombre Itza.

Itza creció rodeada de amor y mucho cariño, por parte de sus padres, sin saber que un accidente le cambiaría la vida.

Una joven Itza de 12 años despertó a primera hora de la mañana. A pasos silenciosos fue al cuarto de sus padres, al verlos dormidos, siguió su camino a la puerta de su casa.

Y se interno en el bosque, para recolectar frutos y bayas para hacer el desayuno. Tomó algunas y las dejó en un hoja grande.

Entonces escuchó un bufido de dolor cerca de ella, con temor y curiosidad se alejó aún más de su hogar.

— Por todos los dioses, quien te hizo esto— exclamó Itza al ver a un jaguar herido por la punta de una flecha en su costado.

Se acercó al animal, al principio este le gruñó, Itza se acercó a la cabeza del felino, le dio un par de caricias.

— Estarás bien, descansa— tranquilizó la chica, después de unas cuantas caricias más el jaguar se quedó profundamente dormido.

Lo suficiente para que Itza intentara sacar la flecha del costado del animal, pero escuchó unos pasos detrás de ella.

— Que niña más valiente, intentado robar nuestra comida— se mofó un cazador, aquello tomó por sorpresa a la chica.

— ¡Como se atreven a hacer algo así, déjenlo tranquilo! — se levantó molesta Itza gritando al cazador.

—Hemos estado siguiendo a este jaguar por semanas, no dejaremos que una niña pequeña se entrometa— soltó amenazante el cazador, recorriendo la piel del hombro de la chica para después darle un empujón un poco brusco.

En un intento de desestabilizarla y apartarla.

— ¡No dejaré que lo toques!— alegó Itza, sacando de su falda de piel animal un cuchillo, haciendo un minúsculo corte en la mano del cazador cuando este hizo un amago de tocar al felino.

Pero el corte de la chica solo lo hizo enojar, pues sacó su arco y apuntó con una flecha a a Itza.

— Calma Khaan solo es un animal, podemos cazar a otro— se interpuso Naab tomando el arco de su amigo en un intento de bajarlo y hacer entrar en razón al chico— nos servirá mucho mejor una chica joven, piénsalo, no querías tener una esposa— persuadió a Khaan.

Ambos cazadores se vieron de forma cómplice y dejaron al jaguar de lado.

Ambos tomaron a Itza de un brazo.

— ¡Suéltenme monstruos, déjenme ir!— gritaba desesperada la chica.

Pero no fue hasta que una ráfaga morada y negra lanzó lejos a los cazadores, las manos de Itza tenían unas llamas en esos tonos y el iris de Itza eran lilas

— ¡Bruja!

— ¡Demonio!

— ¡Engendró!

Itza corrió lo más rápido que pudo al llegar a su casa, sus padres la veían preocupados. Sus ojos cambiaron a su color habitual al ver a sus padres.

— No volveré a salir de casa papá, mamá, tengo mucho miedo— sollozo Itza abraza a sus padres.

— Descuida ya estás aquí— reconfortaron sus padres.

En eso oyeron un gruñido, e Itza y sus padres se sorprendieron al ver jaguar viéndolos, tanto como Aruma como Yunuen se pusieron alertas al ver al felino, mientras Itza se dirigía a el.

Su padre intentó detenerla pero al ver cómo Itza se encontraba con aquel felino y le susurraba palabras que aquel animal parecía entender.

Aquello solo hizo preocupar a ambos adultos. Después de eso el jaguar volvió al lado de Itza, no como un animal o depredador, como su compañero.

A la noche un olor a quemado despertó a Yunuen, quien salió de la cama, y vio una flecha con fuego prendiendo en llamas las telas que hacían de cortinas. Y por la brecha de madera que servía de ventana vio a un grupo de cazadores preparar más flechas.

Rápidamente despertó a Aruma, y luego fueron con Itza

— Escucha bien mi amor, tienes que despertar— una adormilada Itza despertó pero se puso alerta al ver la expresión de miedo y preocupación en los rostros de sus padres, por más que ellos quisieran ocultarlo.

— Vayan por la puerta de atrás— susurró Yunuen a su esposa, levantando a Itza, la pequeña inmediatamente tomó la mano de su mamá temerosa— y lleva esto— de atrás de unos troncos de madera polvorientos sacó una espada con detalles dorados.

— Te veo en el bosque— susurró Aruma dándole un beso amargo pues sabia los que ocurriría.

— Les daré todo el tiempo que pueda— beso por vez millón a su hija, dándole su mejor sonrisa.

— Hasta que las estrellas caigan del cielo— Yunuen abrazo y beso con todas sus fuerzas a su amada dejándolas ir.

— Es cuento yo te amo— finalizo Aruma con lágrimas en los ojos.

— ¡Corre Itza, corran, Aruma! ¡Váyanse ya!

La pequeña fue obligada a correr con su mamá en medio de la fría noche.

— ¡Noooooo papi!— gritaba la pequeña.

— ¡Allá están!— gritó una voz.

Pero mientras más se alejaban más veía como flechas caían sobre su hogar, y a su padre salir a combatir a todos aquellos guerreros.

Hasta que llegaron al bosque, su madre se encontró con el jaguar, quien las reverenció a ambas.

— A Mictlan — ordenó Aruma. El jaguar se enderezó y asintió.

Aruma subió a su hija al lomo del felino. Se subió ella y emprendieron la marcha a Mictlan dominio de dioses.

— ¡Hay que volver por papá!— gritó entre lágrimas Itza. En eso se empezó a sentir muy mareada— mami— fue lo ultimo que dijo antes de que su vista se volviera negra.

Desperté en un lugar en un lugar desconocido, los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente, y me hicieron llorar, mi corazón se quebró.

Quería hablar pero lo único que salía de mi garganta eran gritos desgarradores, sentí un peso en la espalda, voltee a mi espalda y vi un par de alas marrones gigantescas.

Eso solo me descoloco más, más lágrimas, más gritos, hasta caer dormida.

Un poco bastante triste, llore escribiendo esto.

Con sus comentarios me inspiro a segur escribiendo.

Los leo mis amores.

💋💋