Kiss
— ¿Recuerdas cuando tomamos de la botella de mi padre?— pregunta Zatz viéndome desde la rama del árbol en la que estábamos sentados.
— Como no olvidarlo— respondo dejando de ver la luna para verlo— ese día terminó muy mal.
Flashback
Un Zatz de 14 años había tomado una botella de alcohol de la mesa en la que comían todos los dioses con mucha cautela y sin ser descubierto.
Monto en Colmillo lo más veloz que pudo hasta llegar a casa de cierta semidiosa de cabello azabache.
Sin embargo la escena que encontró fue preocupante para él.
— Sombra— llamó Itza con la voz entre cortada y pizcas de ira en la voz; un puma con las patas trasera en un humo negro llegó a ella, la chica lo montó y partió.
— Vamos Colmillo— el albino ordenó seguir a la chica.
— ¡Itza!— gritó cuando se encontró a su nivel.
— ¡Zatz!— grité entre sollozos, secando unas lágrimas del rostro con el dorso de mi mano.
— ¿Qué sucedió?— preguntó el chico angustiado al ver el estado en el que estaba.
No respondí nada, solo mantuve la mirada al frente y seguimos hasta llegar al bosque, una vez dentro baje de Sombra, seguida del albino, no nos detuvimos hasta que estar bajo el follaje de un gran árbol.
— ¿Me dirás que sucede?— inquirió el príncipe de los murciélagos levantando una ceja. Acercándose a mi.
— Discusiones con mi madre— dije sin más, sin embargo Zatz obviamente querría saber más, para cambiar de tema tomé la botella de entre sus manos.
— ¿Qué es esto?— preguntó, mientras destapaba la botella, inhale para percibir el aroma de la bebida.
Mis fosas nasales se impregnaron de un olor embriagante y dulce a la vez.
Sabía que era alcohol de algún tipo y por mera curiosidad quise saber el sabor de la bebida. Acerqué la botella a mi boca, poco de aquel líquido salió y fue a dar a mi lengua.
— Noooo— exclamó Zatz quitando la botella de mi mano pero ya era tarde, ya había probado el líquido— es de mi padre, la tomé de la mesa mientras comía— explicó.
Pero estaba muy concentrada en saborear la bebida, dulce al principio, podia distinguir el jugo de diversas frutas, y cuando pasaba por mi garganta sentí como se volvió amargo y caliente mientras recorría mi esófago.
Debí de haber hecho una mueca, pues Zatz veía mi rostro muy detenidamente.
— Y cual es el veredicto— dijo esperando a que dijera que tan estaba la bebida.
— Sabe...interesante y dulce— respondí instándolo a que la probara también. Al cabo de segundos también lo hizo.
— ¿Cómo rayos pueden tomar esto? puag— exclamó haciendo una mueca.
Solté una risotada por su reacción, tomé la botella otra vez y recosté mi espalda contra la parte baja del tronco del árbol.
— Mi madre dice que siempre se debo de tomar esto de a poco— explicó antes de darle un trago a la botella— y que se disfruta mucho mejor con una buena compañía— palmee el suelo para que Zatz se sentara también.
Le acerqué la botella a Zatz, quien negó con la cabeza tomando la botella.
— Itza, si nuestros padres se enteran de esto— lo interrumpo llevando la mano que tenia botella a sus labios, obligándolo a tomar.
El chico dio un trago y después hizo una mueca.
— No se van a enterar— le di un buen trago a la botella, esta vez sentí una quemazón recorrer desde mi lengua hasta mi garganta.
Así estuvimos un rato, pasándonos la botella.
— Oye Itza, te veo borrosa— dijo riéndose un poco— eres linda incluso cuando estás borrosa.
— Tonto— di un buen trago.
Zatz empezó a decir cosas sin sentido y a reír sin razón.
— Esa nube se ve muy suave— comente tratando de agarrarla— es muy suave— tu cabello es como una nube Zatz— me acoste junto a Zatz quien decía riendo y diciendo sinsentidos, acariciando su cabello cabello.
— Voy a agarrar esa estrella— dijo Zatz riendo intentando tomar una estrella del cielo— es muy brillante— brillante— repetía— la quiero.
— Tu eres brillante, eres como— arrastre la ultima vocal— luciérnagas— siiiii.
— Luciérnagas— me gusta esa palabra— suena gracioso— repitió el albino.
Inconscientemente fui acercándome a Zatz y él a mi. Hasta que quedamos tan juntos que podíamos sentir la respiración del otro.
Zatz quien había estado risueño, paró de reír para verme con seriedad y ojos adormilados.
— Itza, no tienes idea de lo mucho que quiero besarte ahora— dijo viendo mis labios.
Solté una risa, antes de unir mis labios con los de él. Jalándole para terminar con la distancia que había entre ambos.
La unión de mis labios con los suyos carnosos y suaves, fue celestial. Y en medio del beso sentí como sus labios se curveaban en una sonrisa.
El chico pasó una mano por mi mejilla, dándome una suave caricia, para después profundizar el beso.
Se desató una guerra entre nuestras lenguas, viendo quien tendría el control. Obviamente él tomó el control.
Por falta de aire tuvimos que terminar el beso.
— Hermosa— susurró contra mi oído, dando un beso en el lóbulo, sacándome un suspiro. Beso mi cuello.
De un movimiento me dejó en el suelo, con el arriba de mí, dejo un camino de besos desde mi cuello hasta el escote de mi vestido, provocando en mi suspiros y ligeros gemidos.
Por inercia enredo mis piernas al rededor de sus caderas.
— No— Zatz estaba apunto de desenredar el nudo del escote de mi vestido cuando se detuvo.
Se levantó de inmediato y me ayudo a levantarme. Y una vez de pie el de alejo de mi, tomando una distancia prudente.
— ¿Qué sucede?— pregunto consternada por su actitud; arreglando mi ropa, pero no oí respuesta— ¿Hice algo mal?— caminé hacia él y toque suavemente su hombro.
Solo hice que se tensara, volteó hacia mi, quedando frente a frente.
— Lo lamentó mucho— fue lo que dijo antes de llamar a Colmillo y subir a él. Dejándome sola.
— Sombra— llamó a mi pantera, me subí a su lomo— rápido a casa.
Fin de Flashback
— Quien diría que nuestra primera borrachera terminaría tan mal— Zatz hizo una mueca de desagrado.
— Bueno al menos aprendimos algo — digo antes de darle un mordisco a una granada.
— ¿Así? ¿Cómo que?— inquirió el albino moviendo sus cejas.
— Como no volver a tomar de las botellas de tu padre— respondo dándole la granada para que le diera una probada.
Mi respuesta le provoco una carcajada limpia.
— Vamos princesa, ¿no hablas en serio?— comentó con gracia, dándole una mordida a la fruta, se aclaró la garganta para pronunciar— éramos unos chiquillos Itza, hemos cambiado.
— Ajá si— le quite la fruta de las manos y le di una gran mordida. Terminando con ella.
— Nos vemos pronto murciélaguito— me despedí antes de desplegar mis alas y emprender el camino a Mictlán.
Al mismo que emprendí el vuelo a Mictlán vi como Acat subía al tronco donde estaba sentada yo, al lado de Zatz.
Algo en ella, en la Semidiosa de los tatuajes no terminaba de agradarme del todo. No se porque pero era un mal presentimiento.
Listos para leer un poco de drama.
Dejen sus comentarios.
Me inspiran a seguir escribiendo.
¿Qué opinan de lo qué pasó entre nuestros protagonistas? Los leo
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