✽+†+✽ Heartbeat ✽+†+✽
En los próximos días, parecía que las personalidades de ambos habían conectado muy bien. Ambos eran mucho más abiertos, o eso trataban de demostrar, y aunque solo fuera un engaño por parte de ambos, se les veía tan felices.
Una felicidad de ensueño, tan frágil y dulce como las palabras de un pequeño niño.
"─ El tiempo se vence, pronto deberás cumplir con tu último trabajo."
Una estruendosa y profunda voz habló directamente a la conciencia de Milo, haciendo que este ponga todo su cuerpo en tensión extrema. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Porqué hacía todo eso? Cierto, lo hacía por su propia felicidad.
Pero ver ahí, a su amigo sonreír también le daba felicidad, si, era tan feliz estando junto a él, o eso quería pensar.
─ ¿Estás bien? Parece como si hubieras visto a un muerto...─ comentó la ver qué el otro estaba perdido en sus pensamientos.
─ Si...
─ ¡¿Lo viste?!─ giraba su cabeza para ver todo su alrededor.
Milo sabía lo que estaba ocultando, y pudo ver lo cerca que estaban las autoridades de ellos. Habría sido más fácil cumplir con su trabajo dejando que Camus se entregue por lo que hizo. No podía utilizar demasiado sus propios poderes para alejarlos ya que estaría incumpliendo las reglas que lo tenían atado.
─ ¡Caíste! Debiste ver tu cara de asustado jajajajaja. Ven, se hará muy tarde y ya todo se va a cerrar.
─ Umm.─ Camus giró su mirada, le gustaba hacer bromas pero no le gustaba caer en ellas. Acomodó su bufanda para taparse el rostro.─ Déjame aquí, ya no quiero seguirte.
─ Bien.─ el chico se paró del banco en dónde se encontraban. Era más sencillo de esa manera, si lo dejaba ahí no tardarían en atraparlo, y si lo hacían su trabajo sería más fácil.─ Adiós.
El chico de pelo cerceta sacó su rostro de la bufanda, pero no lo hizo para mirar al chico escorpión, sino que, después de asentir se quedó mirando el piso.
Había prometido para si mismo no volver a ser tan infantil con los demás y cuanto menos se dió cuenta había acabado de hacer algo realmente vergonzoso frente a un chico que consideraba su amigo. ¿Era tan difícil mantener su promesa?
─ ¿Vas a venir conmigo si o no?─ tan solo pudo dar tres pasos lejos del otro y volvió. "¿Quién se atrevería a abandonar a un chico como él? Se veía tan tierno así." Pensó dentro de sí.
Ambos cruzaron sus miradas y ahí se quedaron, como si ellos tuvieran una manera secreta de comunicarse, en silencio y con miradas que parecían decir mucho y a la vez nada.
No muy lejos de ellos, un grupo de personas caminaban buscando algo, o alguien.
─ ¡Está ahí! Ese es el chico qu-
Trato de advertir un chico de pelo rubio al ver a la pareja en su duelo de miradas. Sin embargo no pudo decir ni una sola palabra más, su expresión de miedo pedía ayuda de tan solo mirarlo.
Con una velocidad increíble Milo había llegado hasta encontrarse frente a frente con el grupo de amigos. Se quitó el cubre bocas que tenía en el rostro y dejo a vista de todos su tenebrosa sonrisa.
Esos ojos rasgados y aura tenebrosa que solo daba espacio al miedo.
El joven de en medio no dejaba de titubear, aunque quería no podía dejar de mirar el rostro siniestro delante de él.
─ ¿A quien buscaban?
Los demás solo se miraron entre sí, si pudieran ellos saldrían corriendo del lugar mientras gritan por ayuda. Solo que una fuerza como un imán les daba presión para quedarse en el lugar sin ni siquiera poder hablar.
─ Unos simples busca pleitos, que más podrían ser.─ acto seguido se acercó hasta susurrar algo al chico de pelo rubio.
Por último, sonrió e hizo un ademán con su mano.─ ¡Adiós!
Con dicha orden el grupo de chicos se giraron para el lado contrario y empezaron a caminar.
Si fuera por él, se habría quedado a jugar con los jóvenes por mucho más tiempo pero alguien a su atrás ya estaba demasiado cerca como para seguir con todo.
─ Entonces, ¿si vas a venir conmigo?
─ ¿Que fue lo que pasó? De repente tu parecias haber desaparecido de mi, esos chicos... Estaban buscando a alguien y...
─ Pues... Te andaban buscando a tí. Sabes que las autoridades se toman en serio hasta el más pequeño robo, y no van a parar aunque mueran en el camino.
─ Pero ellos no dijeron nada después.─ Ahora estaba más serio que antes, querían respuestas pero no halló ninguna.
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En le noche, en ese hostal el único que no podía dormir era Milo. Por más que volteaba a todo lado.
Si giraba hacia la derecha sus pensamientos lo inundaban con sus deberes pendientes mientras que si giraba para el otro lado la espalda de Camus no lo dejaba pensar normalmente.
No tenía registro desde cuando tenía pensamientos así, las primeras veces solo podía ver una víctima más de sus deberes pero ahora su cuerpo sentía una chispa caliente al estar cerca del otro. Si él pudiera decidir a sus víctimas sería mucho más fácil, pero no importaba a cuántos iba a exterminar, eso no contaba si no lo hacía con quién le habían encomendado.
Y no podía controlarse, cada día era más irresistible estar tranquilo frente al otro chico.
Sin darse cuenta sus manos estaban queriendo rodear la cintura de Camus sin contar que su rostro se apegó a la espalda de este. Una parte muy específica de él sentía mucha necesidad de contacto físico.
¿Debería seguir los deseos de su cuerpo? No había nadie para detener sus propios impulsos, así que no había marcha atrás.
Sus piernas rodearon las impropias, sus manos se apoderaron de la estrecha cintura contraria. Se apegó mucho más para que su boca pudiera besar el cuello ajeno, su piel se sentía con ciertas marcas debajo de esa bufanda que por alguna razón no se quitaba ni para dormir. Pero está última prenda estaba tan revuelta en el cuello de la "víctima" que era un impedimento, pero si se lo quitaba seguramente podría despertarlo.
Eso no evitó a que pueda seguir con lo demás, ahora sus manos estaban ocupadas en recorrer todo el abdomen de quién se supone estaba dormido, sus dedos recorrían cada pequeño centímetro del otro cuerpo, al estar detrás su mente imaginaba todo lo que sus dedos podían sentir.
Pasaron varios minutos solo tratando de imaginar el esbelto cuerpo de su ¿Amigo? Ahora no importaba si es su amigo, víctima o algo más.
Estos actos no iban a parar ahí, era obvio que su cuerpo iba a pedir aún más contacto, más interacción, y así lo hizo. Pegó su cintura para complacer la falta de contacto en dicha parte, era una sensación espectacular, una vez empezó con el contacto no quería parar.
─ Tengo que parar... Pero...─ susurro, aunque en dicho silencio se escuchó perfectamente claro, al igual que su respiración que estaba perdiendo un ritmo calmado. Pero sus manos iban a dónde seguramente no debían.─ para...─ se dijo por último para querer sacar la mano de ahí.
Pero sintió como alguien ajeno a él sostuvo su mano.
─ Sigue, también lo quiero.
Milo casi salta de la sorpresa, de tanto contacto era obvio que lo había despertado. Era un tremendo estúpido.
─ Estaba tan perfecto, te sentí desde que tú manos agarraron mi abdomen. Pero... Hagámoslo en completa oscuridad.─ está vez giró su cuerpo y se apegó hasta el cuello de Milo.─ por favor...─ repartió varios besos de corta duración, en su última ronda empezó a lamer la zona más tensa que había encontrado.
─ E-eh pero...─ se estremeció aún más con al sentir las lamidas que le estaban dando en su cuello, se sentía tan bien, sus manos empezaron ya a actuar por cuenta propia y fue así como tomo por la barbilla al otro, lo miró a los ojos por unos segundos y sin perder el tiempo empezó a besarlo sin ningún miedo, quería hacerlo desde hace tiempo y este no era el momento para aprisionar sus deseos.
Camus con sus propias manos empezó a quitarse la bufanda que ya solo parecía estorbar ahí, nunca lo había hecho desde que lo conoció pero pudo aprovechar que estaban sometidos en la oscuridad.
En medio del casi extinto silencio llegaron más y más jadeos por parte de ambos, ninguno tuvo el menor temor de dejar escapar dicho sonidos, sentían demasiado dentro suyo como para callarse.
La noche recién empezaba a llenarse de lujuria entre ellos dos, gritos de pasión se escapaban desde sus gargantas, sus cuerpos estaban demasiado calientes para esa noche de nevada. Ambos habían entregado lo mejor de su parte, habían hecho lo que ni siquiera se puede imaginar, sus corazones dijeron promesas por doquier e incluso las palabras ya faltaban para describir la primera vez en la que ambos pudieron mirarse sin ningún beneficio propio, sin ninguna mala intención, solo ellos dos tan puros como agua cristalinas. ¿O tal vez no?
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ஓீ͜͜͡͡ ೫̥͙ʚ🌿ɞ೫̥͙ ┊🤍 SaoriBelina
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Siento que le perdí el toque a este tipo de escenas, simplemente no los puedo describir bien jajajajjajaja por eso lo dejé ahí, espero que comprendan.
Gracias~
Capitulo que no aporta mucho pero bueno 🤷🏻♀️
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