Capítulo 1: Bienvenida al Real y Sacro Imperio de Equestria
Era una hermosa noche de verano, las estrellas y la luna brillaban en lo alto del cielo a la vez que unas luces provenientes de una fastuosa ciudad de edificios blancos, ubicada en la cima de una montaña, comenzaban a encenderse en medio de la oscuridad; dichas luces provenían de Canterlot, la Capital del Reino de Equestria y que era considerada el Hogar de las Princesas Celestia y Luna, ambas gobernantes de un enorme territorio que contaba con numerosos recursos naturales y en el que se asentaban varias especies, siendo la poni la más numerosa y cuya convivencia con otros seres era armoniosa y pacífica.
Sin embargo, en aquellos momentos las cosas no andaban del todo bien en dicha ciudad, pues las calles estaban siendo limpiadas por varios ciudadanos debido a que horas antes habían tenido que lidiar con una invasión liderada por el siniestro Rey Sombra y la cual había destruido gran parte de la infraestructura, por lo que era necesario hacer reparaciones, así como reconstruir los edificios que se habían venido abajo.
No obstante, los habitantes no tenían problemas con llevar a cabo aquellas labores, pues ellos mismos sabían que era un pequeño sacrificio que tenían que hacer para así poder retomar sus actividades cotidianas lo más pronto posible, por lo que inmediatamente tanto los aristócratas como los plebeyos comenzaron a ayudar a la Guardia Real en las labores de reconstrucción ya fuese con alimentos u ofreciéndose como voluntarios.
Al mismo tiempo en uno de los pasillos del Palacio Real de Canterlot, una joven y hermosa alicornio blanca de crines mágicos multicolor caminaba tranquilamente en compañía de un viejo unicornio gris de barbas blancas, el cual cargaba algunos pergaminos con ayuda de su magia a la vez que entablaba una amena conversación con aquella poni que por la corona que portaba en su cabeza hacía suponer que pertenecía a la alta nobleza equestriana.
-Sin duda alguna esta lucha fue muy difícil para mí alumna, tanto ella como sus amigas terminaron agotadas -decía la alicornio blanca al tiempo que observaba como los criados del castillo limpiaban los escombros que había dejado la batalla -Realmente no puedo creer que el Rey Sombra lograra regresar, incluso aún me pregunto cómo fue que consiguió volver a la vida.
-Son los misterios de la magia, Princesa Celestia -respondió el viejo unicornio deteniéndose en medio del pasillo para después acercarse a un florero que se encontraba en el pasillo y tomar con su magia una flor; luego de admirarla y olerla por unos segundos la dejó en su lugar diciendo -Aunque... pensándolo bien, sería muy pertinente investigar si ese Rey Sombra era el original o solo una copia barata creada por algún viejo enemigo nuestro.
-Concuerdo totalmente con usted, Star Swirl -dijo la Princesa Celestia afirmando con la cabeza mientras dos Guardias Reales le abrían la puerta para que tanto ella como su invitado pudieran entrar a otro pasillo, en el cual se hallaban algunos criados guardando varios objetos valiosos en cajas de madera.
-Esto sí que es algo que yo no esperaba ver aquí, ¿Por qué está usted guardando todas esas cosas? -preguntó Star Swirl El Barbado al tiempo que veía como la mayoría de los objetos que estaban siendo empaquetados eran reliquias mágicas o que poseían un poder mágico en su interior.
-El regreso del Rey Sombra y su ataque a Canterlot me hicieron reflexionar un poco sobre la seguridad y el peligro que corren estos objetos mágicos, ya no es seguro tenerlos expuestos en los Museos o en la Biblioteca del Castillo -respondió la Princesa del Sol deteniéndose unos minutos para así poder observar como los criados llevaban a cabo su encomienda -Es por ello que le he pedido a mis súbditos que guarden cada uno de ellos dentro de las Antiguas Mazmorras, solo así pueden estar a salvo y no caer en cascos equivocados.
-Es una pena que se tenga que tomar esta dura decisión, muchos de estos objetos me traen tantas memorias -dijo Star Swirl El Barbado soltando un suspiro y acercándose a una de las cajas para observar como dentro de esta se hallaba un hermoso huevo de dragón decorado con joyas y piedras preciosas.
De repente, el viejo mago dejó de mirar a aquel huevo en cuanto escuchó el sonido de un objeto siendo arrastrado; fue entonces que alzó la vista y pudo ver con incredulidad como dos ponis de tierra empujaban con sus patas delanteras un viejo espejo, espejo que Star Swirl El Barbado reconoció inmediatamente, pues él mismo lo había creado hace mucho, mucho tiempo atrás.
- ¡Por mis barbas! ¿E-Eso es...?
-Sí, lo es -dijo la Princesa Celestia interrumpiendo al viejo unicornio y viendo como los criados se detenían frente a ella debido a que estaban cansados de empujar el objeto -Es el Espejo Mágico que ambos creamos hace muchos siglos atrás -en ese momento, una pequeña lágrima rodó por las suaves mejillas de la alicornio blanca, la cual se sentó en el piso diciendo -E-Es... el mismo que... hace siglos tú...
-Ah... Entiendo su dolor, Princesa -dijo Star Swirl El Barbado acariciando el casco derecho de la Princesa del Sol para así poder consolarla -Sé que en aquella ocasión me comporte como un salvaje y le pido perdón por herir sus sentimientos.
La Princesa Celestia separó su casco y se puso de pie para luego acercarse lentamente al espejo, después hizo una seña con su cabeza indicándole tanto a los dos criados como al resto de la servidumbre que se fueran del lugar, orden que todos obedecieron dejando a la alicornio blanca sola con el viejo mago.
-Ehm... ¿Qué está pensando hacer ahora, Princesa? -preguntó Star Swirl El Barbado un poco preocupado, pero en cuanto notó que la alicornio blanca pretendía cruzar el espejo dio un fuerte pisotón con su casco izquierdo diciendo -Si lo que usted pretende es entrar nuevamente a ese mundo... ¡Se lo prohíbo!
-P-Pero... ¡Solo quiero despedirme de él! -respondió la Princesa del Sol llorando y volteando hacia atrás intentando convencer con sus lágrimas al viejo mago, quien parecía no inmutarse ante la actitud melancólica de la Gobernante de Equestria.
- ¡De ninguna manera! -gritó Star Swirl El Barbado negando con la cabeza y sintiéndose molesto por la petición que le hacía la alicornio blanca -Usted sabe muy bien que hacer eso puede provocar un desequilibrio entre nuestro mundo y el de él.
-P-Pero... yo solo quiero... quiero... despedirme de él, solo eso quiero -dijo la Princesa Celestia ignorando al viejo mago y viendo su reflejo en aquel espejo, pero repentinamente el semblante de la alicornio cambio en cuanto observó como un rostro familiar parecía emerger del interior del objeto - ¿R-Raven? ¿Raven Inkwell?
- ¡Ayúdanos! ¡Ayúdame, por favor! -gritaba con desesperación una unicornio blanca de crines cafés que golpeaba fuertemente el espejo intentando cruzar hacia el lado en el que se encontraba la Princesa del Sol -Princesa... ¡Princesa!
- ¡Princesa! ¡Princesa Celestia! -gritó Star Swirl El Barbado sacando a la Princesa del Sol de su ensimismamiento - ¡¿Acaso no me está escuchando?! ¡¿Qué le pasa?!
- ¿Q-Qué? -preguntó la Princesa Celestia tallándose los ojos para después volver a observar el espejo, solo que esta vez la imagen de la poni había desaparecido y lo único que podía verse en el cristal era su reflejo - ¿A-Acaso esa poni era...?
-Majestad, ¿Se siente bien? -le preguntó Star Swirl El Barbado a la alicornio blanca esbozando una mueca de preocupación, luego se acercó a esta diciendo -Princesa Celestia, ¿Ocurrió algo?
-Eh... N-No, es solo que estaba recordando lo mucho que disfrute de la compañía del Rey Sombra de aquella realidad -respondió nerviosa la Princesa del Sol, quien solamente estaba mirando el espejo intentando encontrar a la poni que segundos antes había visto reflejado en este -Realmente ambos tuvimos una conexión muy... e-especial, pero no podemos estar juntos.
-Lo sé, Princesa Celestia -dijo Star Swirl El Barbado soltando un suspiro y sintiéndose un poco más tranquilo al ver que la alicornio blanca había cambiado de parecer -Yo también lo recuerdo, el café que se cultivaba en su mundo era muy exquisito y su palacio tenía un ambiente bastante placentero.
-Señor Star Swirl, el Alcalde de Fillydelphia desea hablar con usted en el comedor -dijo un Guardia Real entrando en el pasillo e interrumpiendo la conversación entre ambos ponis, luego se acercó al unicornio de barba blanca diciendo -Al parecer se trata de un serio problema relacionado con la magia, ¿Va usted a atenderlo?
-Dígale al Señor Alcalde que estaré con él en un segundo, solo tengo que terminar unos asuntos y estaré en el comedor a tiempo -respondió Star Swirl El Barbado afirmando con la cabeza al tiempo que el Guardia Real hacía un saludo militar para posteriormente salir del lugar e irse al comedor para comunicarle la respuesta al Alcalde de Fillydelphia; el unicornio de barba blanca volteó a ver a la Princesa del Sol diciendo -Debo retirarme por ahora, pero no puedo dejarla aquí sola con ese peligroso objeto a su lado.
-No se preocupe, Star Swirl -dijo la Princesa Celestia iluminando su cuerno para atraer un martillo que se encontraba encima de una de las cajas -Yo misma me encargare de esto.
- ¿Q-Qué planea hacer con ese martillo, Majestad?
-Voy a destruir este espejo, es demasiado peligroso tanto para nosotros como para Equestria.
-No sabe lo orgulloso que estoy de esta magnífica decisión, confío plenamente en que usted está haciendo lo correcto -dijo Star Swirl El Barbado esbozando una sonrisa para posteriormente dirigirse a la puerta del pasillo diciendo -Le deseo la mayor de las suertes y espero verla mañana para desayunar.
Tras pronunciar estas últimas palabras, el unicornio de barba blanca cruzó la puerta y se alejó lentamente del lugar; mientras que la Princesa del Sol volvió nuevamente a hacer uso de su magia para atraer otro espejo que se encontraba colgado en una de las paredes del pasillo y el cual, sin titubear, rompió con el martillo para después voltear a ver el espejo mágico diciendo:
-Hay algo extraño ahí y quiero saber que es.
En ese momento, la Princesa Celestia le lanzó un poderoso rayo mágico al espejo provocando que este se iluminara por completo; fue entonces que la alicornio blanca corrió hacia el objeto rápidamente y cerrando los ojos cruzó el portal que se había creado en el espejo, el portal se cerró y el Espejo Mágico volvió a su estado normal quedándose solo en el pasillo rodeado por un absoluto silencio.
Mientras tanto en el interior de una oscura cueva, ubicada cerca del Bosque Everfree, se encontraba un pequeño islote rodeado por un estanque y sobre el cual descansaba un Espejo Mágico similar al que se encontraba en Canterlot, solo que este se veía más desgastado y parecía no haber sido utilizado desde hace mucho tiempo, o al menos eso parecía, pues repentinamente este comenzó a brillar para luego expulsar el cuerpo de la Princesa Celestia, la cual cayo inconsciente cerca de la orilla del islote.
El cuerpo permaneció inerte durante algunos minutos hasta que inesperadamente comenzó a moverse debido a que el frío comenzó a invadirlo, pero lo que realmente lo hizo reaccionar fueron unas heladas gotas de agua que caían sobre las mejillas de la alicornio blanca y las cuales parecían provenir de las estalactitas que se encontraban en el techo de la cueva.
-Ah... ¿D-Dónde... estoy? -se preguntaba la Princesa del Sol al tiempo que se ponía de pie y se sobaba la cabeza, después abrió lentamente los ojos y fue entonces que pudo percatarse del lugar donde se encontraba -E-Esto no se parece en nada al Mundo del Rey Sombra -dijo la Princesa Celestia volteando hacia varios lados intentando localizar algún objeto o ser vivo que le pudiera servir de referencia para reconocer el lugar en el que estaba, pero no encontró nada salvo un tragaluz natural proveniente del techo de la cueva y por el cual entraba la luz de la luna, lo que indicaba que en aquel mundo también era de noche -Supongo que no queda más opción que salir por ahí.
Tras pronunciar aquellas palabras, la Princesa Celestia abrió sus alas y voló hacia el techo, aunque también se dio el tiempo para voltear hacia atrás y ver el espejo, el cual en su mente parecía advertirle que no se alejara de ahí, pero la alicornio blanca hizo caso omiso de sus sentidos y salió de aquel sitio dejando el Espejo Mágico atrás.
Al salir, la Princesa del Sol pudo notar que se encontraba en el Bosque Everfree, solo que este lucía muy diferente al que ella conocía, pues la vegetación y los animales dominaban el paisaje, incluso las ruinas del Castillo de las Dos Hermanas se veían más antiguas y más deterioradas que antes.
- ¿El Bosque Everfree?, ¿Por qué alguien dejaría el Espejo Mágico en este lugar? -se preguntó a sí misma la Princesa Celestia para después comenzar a aletear por el cielo nocturno intentando encontrar el hogar de una yegua muy especial -Si este es el Bosque Everfree, entonces Zecora, o bueno, la otra Zecora, estará por aquí recolectando flores e ingredientes para sus pociones y remedios naturales.
La Princesa del Sol continúo volando durante algunos minutos más hasta que finalmente consiguió localizar la Casa de Zecora, pero al aterrizar pudo notar que la cabaña de la cebra se veía muy diferente a como lo recordaba, pues el lugar parecía haber sido abandonado hace mucho tiempo, ya que no había luz en su interior y la mayoría de las decoraciones que se encontraban en el exterior estaban rotas o habían sido robadas por algún ladrón desconocido.
- ¿Zecora?, ¿Zecora, estas ahí? -preguntó la Princesa Celestia abriendo la puerta y entrando en la cabaña, la cual estaba hecha un desastre debido a que las pócimas, las medicinas y hasta los frascos con ingredientes se encontraban regadas en el suelo - ¿Q-Qué paso aquí? -se preguntó a sí misma la alicornio blanca asustada y sintiéndose bastante nerviosa al ver el estado en el que se encontraba aquel sitio, pero sus nervios aumentaron cuando por accidente piso un charco color rojo carmesí que por su aspecto se deducía fácilmente que se trataba de sangre.
-Ah... Ah... Ah... A-Ayuda... -murmuró adolorida una voz femenina que parecía provenir de una puerta que estaba ubicada detrás del caldero de Zecora.
La Princesa Celestia se acercó a la puerta con cautela, pues tenía un mal presentimiento sobre lo que podría encontrar dentro de la habitación y que por las señales antes vistas parecía indicar que no sería nada agradable; fue entonces que giró lentamente la manija con su magia, abrió la puerta y entró dentro de una habitación oscura y sin signos de que algo o alguien estuviera dentro de ella.
- ¿Z-Zecora?, ¿Estás aquí? -preguntó la Princesa del Sol nerviosa al tiempo que iluminaba su cuerno para tener un poco de luz -Z-Zecora, soy yo la Princesa Celes... ¡AHHHH!
En ese momento, el horror se apoderó de la alicornio blanca, pues esta había levantado la vista hacia el techo de la habitación solo para toparse con el cuerpo de Zecora, el cual yacía clavado y atado; además de que gran parte de su torso y lomo estaban desollados mientras que sus intestinos se encontraban expuestos al igual que sus ojos, los cuales colgaban de sus cuencas dándole un aspecto macabro a la escena.
-A-Ayúdame... Por favor... ¡Sálvame! -murmuró la cebra con un tono agonizante mientras la sangre escurría de su boca.
-No... ¡No! -gritó la Princesa Celestia asustada y retrocediendo hacia atrás en cuanto vio como la cebra aún podía hablar a pesar del terrible estado en el que se encontraba -E-Esto no puede estar pasando... ¡Esto no puede estar pasando!
- ¡Escuche algo! ¡Viene de la casa! -exclamó una voz masculina que provenía de afuera de la casa y la cual dejo paralizada a la alicornio blanca - ¡Vamos! ¡Derriben la puerta!
- ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Qué está sucediendo en este lugar?! -gritaba la Princesa Celestia confundida y sintiéndose bastante asustada, luego volteó hacia atrás solo para ver como la puerta de la cabaña salía volando en pedazos produciendo una nube de polvo y humo, la cual al despejarse reveló a varios Guardias Reales vestidos con armaduras purpuras y armados con unas extrañas armas largas que escupían humo al ser accionadas.
- ¡Cuidado! ¡Es una changeling! -exclamó nervioso uno de los Guardias Reales al tiempo que señalaba con su casco a la Princesa Alicornio, después apuntó su arma hacia está diciendo - ¡No te muevas, insecto!
- ¡¿Changeling?! ¡¿Insecto?! -se preguntaba a sí misma la Princesa Celestia asustada y sintiéndose cada vez más nerviosa al ver como los Guardias Reales apuntaban sus armas hacia ella - ¡Soy la verdadera Princesa Celestia! ¡No soy ninguna changeling!
- ¡Buen intento, changeling! Pero todos en Equestria saben que nuestra Santa Princesa del Sol está muerta desde hace años, y tú no nos vas a engañar tan fácilmente con ese cuento barato de que eres ella -dijo otro Guardia Real, el cual apuntaba su arma hacia la cabeza de la alicornio blanca.
- ¿M-Muerta... yo? -murmuró la Princesa del Sol quien en ese momento dejo caer una lagrima por su mejilla, pues no podía creer que, en aquella Equestria, ella estuviera muerta.
- ¡Preparen! ¡Apunten! -le ordenaba un Guardia Real al resto de sus compañeros quienes empezaron a accionar sus armas para asesinar a la alicornio blanca - ¡Fue...!
- ¡No! -gritó la Princesa Celestia iluminando su cuerno rápidamente para después disparar un rayo mágico sobre los Guardias Reales, el cual logro tumbar a estos de un solo golpe; luego salió corriendo de la cabaña y comenzó a huir por el Bosque Everfree lo más rápido que pudo a la vez que se preguntaba a sí misma desesperada - ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¿Por qué estoy muerta?! ¡¿Qué clase de Mundo es este?! ¡¿Dónde estoy?!
En ese momento, la alicornio blanca levantó la vista hacia el cielo y fue entonces que un poderoso rayo mágico de color purpura cayó sobre su cuerpo haciéndola caer en el suelo y dejándola totalmente malherida y débil sin la capacidad de poder reaccionar ante los ataques o embestidas de los Guardias Reales que tras el ataque mágico de la Princesa del Sol habían intentado perseguirla para capturarla y asesinarla.
-Ah... N-No... No me lastimen... P-Por favor -murmuraba la Princesa Celestia adolorida al tiempo que abría y cerraba los ojos lentamente, lo cual indicaba que ella estaba a punto de caer desmayada debido al dolor del hechizo que la había golpeado -S-Soy la... P-Princesa Celestia real... N-No soy una c-changeling...
-Um... ¡Qué lindo culo tiene esta changeling! -decía un Guardia Real parándose frente a la Princesa del Sol para luego picar con la punta de su arma los flancos de la alicornio blanca diciendo -Esta sí que es carnita de la buena, incluso pareciera que se trata del mismo culo que tenía la Princesa Celestia antes de morir.
- ¿Y si la violamos, amigos? -preguntó otro Guardia Real quien igualmente se acercó para tocar los flancos de la Princesa del Sol -Digo, son criminales y podemos hacer lo que se nos plazca con ellos.
-No, ella me pertenece al igual que todos los prisioneros de Equestria -dijo una voz femenina proveniente de unos arbustos, de los cuales salió una hermosa unicornio color lila y crines color morado, la cual usaba un hermoso y elegante vestido negro con velo del mismo color en la frente que le impedía a la Princesa del Sol reconocer a la poni -Esta changeling será un auténtico tesoro y estoy segura que a los prisioneros les agradara tenerla entre sus filas.
-E-Esa voz... ¿S-Starlight? -preguntó la Princesa Celestia con voz débil y logrando reconocer la voz detrás del velo - ¿P-Por qué? Starlight, ¿Por qué me haces esto?
-Esta prisionera no debe ser tocada por ustedes, perros asquerosos -le dijo Starlight Glimmer a los Guardias Reales e ignorando las palabras de la alicornio blanca -Para complacer sus necesidades tienen a Chrysalis y a Trixie, esta changeling irá a la Prisión Persephone, ¿Les quedó claro, mugrosos?
- ¡Sí Señora! -respondieron al unísono los Guardias Reales al tiempo que hacían un saludo militar.
-S-Starlight, ¿Q-Qué me vas a...?
-Oh... Así que aún respiras, ¿Eh? -preguntó Starlight Glimmer quitándose el velo y agachándose para ver a la Princesa del Sol cara a cara, luego esbozó una sonrisa e iluminando su cuerno atrajo un bastón de madera diciendo -No te preocupes pequeña changeling, tú estarás muy bien en los cascos de Mamá Glimmer ¡Ejejejejeje! ¡Buenas noches, zorra!
Tras pronunciar estas palabras, Starlight Glimmer golpeó a la Princesa Celestia en la cabeza con el bastón, por lo que esta cayó inconsciente en el suelo quedando su visión totalmente a oscuras y sin ser consciente del lugar donde se encontraba.
Continuara...
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