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Capítulo 14. No necesito a nadie

HARMONÍA I:
Solsticio de Verano

Por
WingzemonX

Capítulo 14.
No necesito a nadie

Las seis se quedaron en silencio, contemplando aquel enorme muro oscuro ante ellas, tan vacío e infinito que casi sentían que se perdían en él. Luego de lanzar su advertencia, Twilight se aproximó unos pasos más hacia éste, pero siguió manteniéndose los pasos suficientes lejos de él. Mientras más cerca estaba, más podía sentirlo: esa sensación fría y horrible que emanaba de él, que aún sin tocarlo sentía que la envolvía y jalaba como los tentáculos de algún animal. Era una sensación agobiante... pero también, fascinante de cierta forma.

—¿Qué es... un Campo Maldito? —Murmuró Fluttershy a sus espaldas, un tanto insegura de preguntar. Twilight la miró un segundo de reojo, y casi de inmediato se giró de nuevo al frente.

—Es una acumulación densa y profunda de magia oscura que abarca por completo un área específica, apresando a cualquier objeto o persona en él.

—¿Apresando? —Exclamó Applejack, alarmada. Rápidamente se colocó delante de ella, encarándola de una forma casi amenazadora—. ¿Qué pasa con la gente que está dentro de esa cosa? ¿Están bien? —Twilight guardó silencio, y desvió su mirada hacia otro lado—. ¡Respóndeme! ¡¿Qué les va a pasar?!

—¡¿Tú que crees?! —Le respondió de golpe la hechicera, mirándola con bastante desesperación en su voz y mirada—. La acumulación de energía negativa es nociva y toxica para casi todas las personas. La exposición prolongada...

No terminó de pronunciar su frase, pero la sola forma en la que se había cortado y el tono que la acompañó, fue suficiente para que las chicas comprendieran su intención. Las cinco se quedaron atónitas y en silencio, incapaces de procesar siquiera toda esa información. Las personas de Ponyville, sus amigos, sus familiares... ¿en verdad todos...?

Applejack fue la primera en poder reaccionar y salir de su asombro. Retrocedió lentamente un par de pasos, pero luego de ello se viró rápidamente sobre sus pies y comenzó a correr paralela a la gran esfera negra como si fuera un caballo en estampida.

—Applejack, ¿adónde vas? —Le gritó Rarity, igual de alarmada que todas sus demás amigas al verla irse de esa forma.

—¡Necesito saber si esta cosa llegó hasta Sweet Apple Acres! —Les gritó con fuerza mientras se alejaba cada vez más y más.

Rainbow le siguió casi sin dudarlo, corriendo también. Luego le siguió Pinkie, y Fluttershy y Rarity poco después, aunque varios pasos por detrás. Twilight, por su lado, se quedó parada en su sitio, mirando aún hacia el supuesto Campo Maldito. En su rostro no se reflejaba nada en especial... sólo un gran abatimiento.

—Vamos, Twilight —pronunció Spike con ahínco, con toda la disposición de ir detrás de las demás.

Twilight se quedó quieta, viendo aún al frente. Fue en ese momento consciente del hecho de que aún cargaba en su mano derecha la Historia de las Dos Reinas. Entre todo el ajetreo, se lo había traído consigo casi inconscientemente. Pero ahora, en esa situación, ya daba lo mismo...

—¿Para qué? —murmuró despacio—. ¿Qué caso tiene? ¿Qué caso tiene hacer cualquier cosa en un momento así?

—¡Vamos! —insistió Spike, y comenzó a correr lo más rápido que sus piernas cortas le permitían, en la misma dirección que todas se habían ido—. ¡No podemos simplemente quedarnos aquí sentados!

Twilight miró sin mucho interés como su dragón se alejaba corriendo. Soltó entonces un pesado suspiro, y luego meditó unos segundos sobre cuál posibilidad le resultaba mejor... y ambas le parecían inútiles.

Sin mucha energía, comenzó a caminar, casi arrastrando los pies, detrás de ellos.

— — — —

Applejack sabía la respuesta aún antes de llegar hasta donde un momento antes se encontraba posada su amada granja. Conforme seguía corriendo y corriendo, y aquel enorme domo oscuro simplemente no parecía tener fin, fue muy claro para ella que toda su granja, con toda su gran familia reunida ahí por su Reunión Familiar adelantada, habían terminado también dentro de él. La vaquera se detuvo en seco al ver cómo ni siquiera era capaz de acercarse a donde se suponía que su casa debía de estar. El domo se había tragado como el camino, la casa, el granero, los establos, incluso tres cuartas partes de los árboles de manzanas. No podía ver nada, ni tampoco a nadie. Cualquier esperanza de que alguno de los que se habían quedado en la granja y no habían asistido al ayuntamiento se hubiera salvado... se esfumó en un segundo. Incluso sus caballos, su leal Apple Storm... también había sido atrapado.

Cayó de rodillas al pasto, mirando totalmente atónita el espacio oscuro y estrellado. Sus brazos colgaron a los lados, y sus dedos rozaron ligeramente la tierra debajo de ella.

—No... —Murmuró muy espacio—. ¡No! —Soltó justo después, golpeando el suelo con su puño derecho, con tanta fuerza que de seguro terminó raspándose los nudillos—. Mi familia... Toda mi familia... No... No puedo perderlos a todos...

Pequeños rastros de lágrimas amenazaron con hacerse presente, pero la rubia se contuvo para que estos no salieran. Escuchó detrás de ella los pasos cautelosos de sus amigas que se le acercaban con cuidado. Applejack no las miró, pero sintió como Fluttershy se agachaba a su lado y colocaba sus delicadas manos sobre sus hombros de forma reconfortante, aunque no era suficiente para ella.

—Mis padres, mi pequeña Swettie Bell —murmuró la voz de Rarity, mirando igualmente aquel domo oscuro.

—Y los Señores Cakes —añadió Pinkie Pie más en un estado de confusión que de tristeza o miedo.

Pero ellos no eran los únicos. Todos sus amigos, todos sus conocidos... todos estaban dentro de esa cosa. No se veía a nadie caminando alrededor del domo, no se veía a nadie que hubiera podido salir y caminara por ahí buscando a otros sobrevivientes. Sólo ellas, únicamente ellas habían podido escapar. Pero, ¿por qué? ¿Por qué de todas las personas de Ponyville, porqué sólo ellas?

Todas se lamentaban, excepto Rainbow Dash. Ella se rehusaba totalmente a simplemente dejar las cosas así y resignarse, eso no iba con su personalidad. No, ella no podía quedarse tranquila a contemplar el escenario y simplemente no hacer nada.

—¡Tenemos que sacarlos de ahí! —Exclamó con fuerza, pateando fuertemente una roca que voló en línea recta contra el domo negro. La piedra atravesó la superficie como si fuera la superficie de un lago, y desapareció por completo de sus vistas—. ¡Tenemos que romper esta cosa de algún modo!

—Es imposible que hagan tal cosa, ni siquiera lo intenten —escucharon que enunciaba la voz apagada de Twilight Sparkle, que se acercaba andando con paso lento hacia ellas en compañía de Spike—. Si es en verdad un Campo Maldito, la única forma de romperlo es con una acumulación igual de Magia Blanca. Y con uno de este tamaño, se necesitarían al menos doscientos hechiceros de gran poder para hacerlo.

—¡Entonces hay que traerlos! —Respondió Rainbow Dash de inmediato—. Los hechiceros de la Orden, ellos podrán romper esta cosa, ¿no?

Twilight resopló, despacio.

—Quizás. No pasará mucho antes de que se enteren de lo que ha pasado y vengan a investigar. Pero nada asegura que lleguen a tiempo, o que logren romperlo antes de que todas las personas dentro perezcan.

Todas, sobre todo Rarity y Fluttershy, se sobresaltaron al escuchar tal afirmación, pero especialmente la forma tan calmada y casi fría que había usado para hacerlo.

—¿Cómo puedes decir eso? —Espetó Rarity casi como un regaño—. ¡Tú hermano también está ahí!

Los dientes y los puños de Twilight se apretaron con fuerza, y rápidamente se giró hacia la chica de cabello morado, con una expresión mucho más agresiva, tanto que logró intimidarla un poco.

—¡¿Crees que no lo sé?! —le gritó molesta—. ¡¿Pero qué quieres que haga?! ¡No hay nada que podamos hacer!, ¡nada! ¿Saben quién era esa mujer siquiera? Claro que no —murmuró soltando después una pequeña risilla irónica—. Era Nightmare Moon, ¡la hermana menor de Lady Celestia!

Las chicas se miraron entre ellas, confundidas.

—¿Su hermana? —Murmuró Fluttershy, quedito.

—¿Lady Celestia tiene una hermana? —Añadió Pinkie Pie, entre confusa y curiosa.

—Si esa mujer es su hermana, ¿por qué hizo todo esto? —Cuestionó Rarity justo después, en el mismo estado que sus amigas.

Twilight suspiró con desdén.

—¿Y qué caso habría de que les cuente eso? —Murmuró de mala gana, girándose hasta casi darles la espalda—. ¿Qué caso tiene cualquier cosa ahora? Si tan sólo le hubiera dicho antes a Lady Celestia mis sospechas... Si tan sólo no hubiera venido a este estúpido pueblo...

Pronunció algo más luego de ello, pero ninguna la escuchó; era probable que se tratara de alguna maldición silenciosa.

Todo fue silencio y quietud por casi un minuto, hasta que de pronto Applejack se puso de pie rápidamente y comenzó a andar directo hacia Twilight, ante la mirada perpleja de sus amigas.

—¿Dónde está esa Nightmare lo que sea? —Masculló con intensidad la rubia, parándose firme a un lado de Twilight; ésta la miró de reojo sin mucho interés.

—¿Y yo qué sé?

—¿Sabes cómo la puedo encontrar al menos? —Añadió Applejack con el mismo apuro—. ¿Sabes algo más?, ¡lo que sea! Si no puedo salvar a mi familia, ¡la vengaré!

El tono de la chica Apple era tan aguerrido y lleno de furia, que ninguna de sus amigas dudó en que hablaba enserio, pese a que estaban seguras que ella misma sabía de lo absurdo que eso sonaba.

—Applejack, espera —exclamó Flutthershy, acercándosele tímidamente por detrás—. No lo hagas, eso sería muy peligroso.

—Flutthershy tiene razón —intervino Rarity con una autoimpuesta sensatez—. Mi familia también está atrapada ahí, pero no es momento de perder la calma.

—¡Es el momento justo para perder la calma! —Les gritó a ambas con intensidad, girándose rápidamente hacia ellas y provocando que ambas retrocedieran, un poco asustadas.

De pronto, escucharon como Twilight soltaba una risilla sarcástica.

—¿Venganza dices? —Masculló la hechicera despacio, mirando aún hacia el domo negro—. No lo has entendido, ¿verdad? —Se volteó rápidamente hacia la chica rubia, encarándola de frente con actitud desafiante—. ¡No importa que la encuentres o no! ¡Esa mujer es un Antiguo al igual que Lady Celestia! Ni siquiera mi hermano, que es uno de los hechiceros más poderosos de la Orden, pudo hacer algo contra ella. ¿Qué piensas hacer tú? La única persona que podría hacerle frente es la misma Lady Celestia, y no tengo idea de qué le hizo esa lunática...

Entre todo el aire denso, casi lúgubre, que envolvía a las chicas, sobresalió de pronto la risilla divertida, y nada discreta, de Pinkie Pie, que provocó que todas volcaran su atención en ella al mismo tiempo.

—Lunática —murmuró la chica de piel rosada, con una sonrisa festiva—. ¿Entienden? Como Luna, Lunática...

Nadie pareció compartir su reacción, ni siquiera un poco.

—Pinkie, es el peor momento para eso —susurró Rarity entre dientes.

—Lo siento —murmuró Pinkie, sin desvanecer del todo su expresión jovial—. Solo quería hacerlas sonreír un poco...

—¿Sonreír? —Espetó Twilight tajantemente, mirándola con expresión dura, como si la estuviera regañando—. ¿Crees que hay algo en todo esto para sonreír?

La manera en la que le hablaba, y cómo la veía, hicieron que Pinkie se sobrecogiera un poco, y su sonrisa en efecto se desvaneciera levemente.

—Yo sólo...

—Déjala en paz —Intervino Applejack, colocándose delante de su amiga—. Ella no lo hizo con mala intención.

—Ah, ¿no? —Exclamó Twilight, sarcástica—. Pues, ¿saben qué? ¡Todo esto es su culpa!

Twilight señaló directamente a la chica rosada con su dedo índice de forma acusadora. Pinkie se sobresaltó, asustada y sorprendida por esto.

—¿Disculpa? —Murmuró Rarity, casi ofendida.

Twilight entonces comenzó a avanzar entre las chicas, directo hacia Pinkie. Ésta, por mero reflejo, comenzó a retroceder un poco, intimidada por la cercana presencia de la visitante de Canterlot.

—Twilight, espera... —intentó decirle Spike para que se detuviera, pero ella no lo escuchó.

—Tú y tus fiestas de bienvenida, y de segundo día, y de víspera de víspera. Si me hubieras dejado sola, si todas ustedes me hubieran dejado sola como quería en un inicio, podría haber ido al Bosque desde el primer día que llegué aquí y podría haber descubierto algo. —Pinkie, se tropezó con sus propios pies mientras retrocedía, cayendo de sentón al suelo. La espada que cargaba consigo se resbaló de sus manos, quedando en el césped a su lado. Twilight se paró delante de ella, mirándola hacia abajo con sus ojos lleno de furia—. ¡Y podría habérselo dicho Lady Celestia antes de que pasara todo esto! Te dije que dejaras de hacerlo, pero no, tú insististe, e insististe, ¡e insististe! ¡Ahora mira lo provocaste!

Señaló entonces hacia el Campo Maldito a sus espaldas. Pinkie miró hacia dicho sitio, con sus ojos azules llenos de asombro y confusión.

—Yo solo quería... Yo... —murmuró con la voz entrecortada, incapaz de articular por completo una frase.

—¡¿Cuál es tu maldito problema?! —Se escuchó como Rainbow gritó de pronto, y un segundo después tomó a Twilight con fuerza del brazo y la jaló violentamente para alejarla de Pinkie, e incluso provocando que la propia chica de piel morada diera unos pasos en falso y luego cayera ella misma al césped.

Rainbow de inmediato se puso entre Twilight y Pinkie, y de hecho frente a todas sus demás amigas, de forma protectora, con sus puños apretados hacia los lados y su respiración agitada como síntoma de la ira que le invadía en esos momentos.

Rarity y Fluttershy aprovecharon ese momento para aproximarse a Pinkie y ayudarla a levantarse.

—Tranquila, cariño —murmuró Rarity mientras la sostenía—. No le hagas caso, no sabe lo que dice.

Pinkie Pie no dijo nada en especial; sólo miraba en silencio a Rainbow, y también a Twilight, que se había logrado sentar y volteado a ver a la Capitana de la Guardia. La tensión aumentó casi exponencialmente, y de un segundo a otro.

—¿Sabes qué? —Masculló Rainbow Dash, aproximándose con pasos agresivos a la hechicera; ésta comenzó a hacerse un poco hacia atrás por el césped al ver que se le acercaba, como si su cuerpo se moviera solo—. Tu actitud ya me tiene hasta la coronilla, Princesita.

—¿Mi actitud? —inquirió Twilight, casi como si dicho comentario la insultara.

—¡Sí!, ¡tu maldita actitud! —Gritó Rainbow casi furiosa, y de le nada se le lanzó, y la tomó de su blusa antes de que Twilight pudiera retroceder más, y la alzó de un tirón tan fuerte que estuvo a nada desgarrarle la ropa, pero esto no pasó. La levantó con suma facilidad, y la encaró de frente sin soltarla—. Desde que llegaste aquí, lo único que hemos intentado hacer todas nosotras es ser amables contigo y hacerte sentir como en casa, ¡en especial Pinkie! ¡Y lo único que hemos recibido de ti son quejas y lloriqueos! —Entonces la soltó, pero en el proceso la empujó hacia atrás. Twilight retrocedió tambaleándose, y casi cayó de nuevo, pero se sostuvo—. Quizás en lugar de haberte hecho fiestas, debimos de haberte partido tu estirada cara de citadina desde el primer día.

Twilight ya no se veía asustada por esa amenaza tan directa, a diferente de Fluttershy, Pinkie, Rarity, y el propio Spike, que se veían mucho más afectados; Applejack prefería sólo observar en silencio, con notoria frialdad en su expresión. Twilight, sin embargo, tomó de inmediato una postura desafiante.

—¿Ah sí? —Murmuró la hechicera—. ¡Inténtalo si te atreves!

—¡Será un placer! —Le respondió la guardia, y sin dudarlo mucho se le lanzó encima.

—¡Basta!, ¡no lo hagas, Rainbow Dash! —Exclamó Fluttershy, y tuvo el impulso de querer lanzárseles encima para detenerlas, pero Applejack de inmediato se interpuso en su camino.

—Fluttershy, no intervengas —le señaló la vaquera, interponiendo su brazo delante de ella.

Rainbow alzó su brazo con su puño cerrado, y luego lo jaló con fuerza al frente. Twilight alzó sus manos, al parecer con la intención de hacer algo para defenderse, pero no fue lo suficientemente rápida. El puño de Rainbow se clavó directo en su mejilla izquierda, haciendo que todo su cuerpo diera una vuelta completa y luego se desplomara al suelo. Su cabeza le daba vueltas, y por unos segundos no fue capaz de percibir ningún sonido tangible. El área golpeada se puso muy roja, aunque en su piel más había tomado un tono amoratado.

Rainbow se le acercó de nuevo, y una vez más la tomó de sus ropas con su mano izquierda y la alzó. Jaló su puño derecho para volver a darle al menos un golpe más. Un instante antes, sin embargo, Twilight alzó sus dos manos, las colocó frente al rostro de Rainbow, y un rayo de energía color rosado y morado le pegó directo en la cara, tan fuerte como si un caballo la acabara de patear. La guardia no sólo soltó a la hechicera tras ese golpe, sino que además su cuerpo entero salió volando hacia atrás, al menos dos metros, para luego caer de espaldas en el césped totalmente inmóvil.

—¡Rainbow! —Exclamó Applejack llena de preocupación y de inmediato se le aproximó. El resto de sus amigas hicieron lo mismo, y en unos segundos todas ellas se encontraban intentando ayudarla a sentarse.

Spike, por su lado, se quedó quieto, casi congelado, sin saber qué hacer. Miró hacia su dueña, que seguía de pie en el mismo sitio, con sus brazos extendidos en la misma dirección en la que se encontraba unos segundos antes el rostro de Rainbow Dash. Respiraba agitadamente, y su mirada parecía perdida. Poco a poco empezó a reaccionar. Bajó sus brazos de golpe, dejándolos caer a los lados, y miraba con intensidad al grupo delante de ella.

—Twilight... —susurró despacio al dragón, desconociendo por completo a la chica ante ella.

Twilight se limpió un poco su labio con el dorso de la mano. El golpe que había recibido comenzaba a dolerle.

—Yo jamás quise nada de ustedes —soltó de golpe, haciendo que las cinco chicas la miraran, incluida Rainbow que ya estaba sentada y comenzaba a reaccionar—. Jamás quise ser su amiga, ¡no me importa ser su amiga! Lo único que quise de todas ustedes desde el primer día... ¡es que me dejaran sola!

Su grito resonó bastante entre todo el silencio que las envolvía en esos momentos. Ninguna dijo nada, y tampoco es que hubiera mucho que decir; todo estaba ya bastante claro, si no es que ya lo había estado desde antes.

La hechicera respiró profundo y se dio media vuelta abruptamente para... ¿para hacer qué exactamente? ¿Pensaba irse? Y si era así, ¿a dónde? ¿A Canterlot?, esa era quizás la única opción razonable; ir para allá, intentar explicarle a Cadence lo ocurrido, y quizás, sólo quizás, podría hacer algo para salvar a su hermano, aunque en el fondo sabía que para cuando llegaran sería ya demasiado tarde.

Pensaba bastante en ello, cuando sus ojos notaron algo en el suelo, cerca del sitio en el que ella había estado parada no mucho atrás. Era el libro, el libro que empezó todo ello, que la convenció de ir a ese pueblo a la mitad de la nada, a mentirle a su maestra, hacer inconscientemente que ésta dejara Canterlot y se expusiera totalmente vulnerable en ese sitio, y ella terminara en medio de toda esa locura. Cuando Rainbow la golpeó, al parecer lo había soltado y éste cayó al suelo, abierto. Ya no tenía interés alguno en él, pero seguía siendo un libro; de ninguna forma podría dejarlo ahí tirado como si fuera basura. Lo llevaría consigo de regreso a Canterlot y a la Biblioteca Pentagonal. Pensaba en ello mientras se acercaba a éste, hasta que echó un vistazo a la página en la que el libro se había abierto.

Entre todo ese mar de palabras en Lutios Antiguo, hubo dos, resaltadas y en cursiva, que llamaron de inmediato su atención: Harphcordia Gladintes.

Twilight se agachó, hasta ponerse de rodillas en el pasto. Tomó el libro con sus manos, y le echó un vistazo. Ese elemento, ese "algo" que el libro describía de forma vaga, que supuestamente Lady Celestia y su hermana Luna usaron para derrotar a un terrible plan, y luego Lady Celestia había usado directamente con Nightmare Moon después de ello. Algo que podía fortalecer y rehabilitar cualquier tipo de magia, pero también... sellarla y suprimirla por completo.

Alzó su mirada lentamente hacia el frente, mirando más allá del domo negro, hacia las siluetas oscuras enmarcadas con la luz de la brillante luna llena, que eran sin duda los árboles más altos del Bosque Everfree, el lugar en donde supuestamente se encontraba el antiguo castillo de Lady Celestia, aunque ella lo creía lo suficiente para haber armado todo ese teatro para ir a descubrirlo. Y ya en esos momentos... ¿qué tenía que perder, después de todo?

Estaba decidido.

Cerró el libro abruptamente, y se puso de pie con apuro.

—Aún hay una posibilidad —comentó con seriedad, comenzando a andar en dirección al bosque—. Vamos, Spike.

—¡Espera! —Exclamó Fluttershy con fuerza al ver que se alejaba—. ¿A dónde vas?

—A cumplir mi misión original —le respondió algo tajante, mirándola a ella y a las otras sobre su hombro—. Voy al Bosque Everfree, quizás ahí encuentre algo que solucione todo este lío.

—¿Al Bosque? —Musitó Fluttershy, sorprendido—. ¿Tú sola y a estas horas? Eso es demasiado arriesgado, déjame acompañarte...

—¡Qué no! —Le gritó de nuevo con energía, girándose hacia ella por completo—. ¿No lo entienden? No necesito de la ayuda de ninguna de ustedes... Sólo me estorbarían, como lo han hecho toda esta semana.

Flutteshy se hizo un poco hacia atrás, y bajó su cabeza con algo de sumisión tras escucharla decir todo ello. Applejack, Rainbow Dash y Rarity la miraron a su vez con notoria molestia. Pinkie Pie, por su lado, parecía neutral.

Twilight no esperaba algún otro comentario de su parte, ni tampoco tenía interés en recibirlo. Dicho lo que tenía que decir, se giró de nuevo hacia su nuevo destino.

—Vamos, Spike —repitió, y comenzó entonces a caminar, pero dio apenas unos cuatro pasos, antes de darse cuenta de que su Familiar no la seguía. Se detuvo, se volteó para buscarlo y lo miró de pie a un lado del resto de las chicas, mirándola desde lejos con una expresión bastante ausente—. ¿Spike?

El dragón permanecía quieto y callado. Miró entonces al grupo a su lado, sobre todo a Rainbow que seguía sentada en el piso, y a Pinkie que tenía rastros de tierra y hierba en sus ropas tras caer por ser acorralada por Twilight, y a Fluttershy que seguía cabizbaja tras recibir ese último grito.

La mirada de Spike se endureció.

—Yo me quedaré aquí —le respondió de pronto a su ama, girándose hacia un lado, casi dándole la espalda—. Ya dejaste muy claro que no necesitas la ayuda de nadie.

Twilight se sobresaltó, atónita de escucharlo decir tal cosa.

—Pero Spike... —Susurró, dudosa—. Eso no lo dije por ti, jamás diría algo como es por ti. Tú eres mi amigo...

Spike se cruzó de brazos, y entonces la miró sobre su hombro despectivamente.

—Pues creo que no me gusta lo que le haces a la gente que quiere ser tus amigos.

Twilight sintió como si el pecho se le comprimiera y el aire se le escapara por completo del cuerpo. Miró a Spike sin poder creer lo que escuchaba, pero luego miró a Fluttershy y las otras. Y al ver sus rostros, llenos de enojo, consternación, miedo y tristeza, todo combinado en un estofado de un sabor amargo y calcino... se cuestionó si acaso había exagerado, si acaso sus gritos y sus reclamos, habían sido más berrinches que quejas justificadas. Si acaso... la villana de ese asunto, sí era ella después de todo...

Pero sólo lo pensó. Consideró la posibilidad de disculparse, pero no la tomó. En su lugar, fingió firmeza en su porte, se volvió a girar al bosque, y comenzó a caminar hacia él apresuradamente sin voltear atrás ni una sola vez.

Spike miró esto incrédulo. Una parte de él esperaba que realmente no se fuera a ir, dejando todo en ese estado. Pero, aparentemente, no conocía del todo bien a su ama... y a su amiga.

—¿Te encuentras bien, querido? —murmuró Rarity despacio, extendiendo su mano hacia él para que se les acercara. Spike miró su mano blanca unos segundos, pero no la tomó. Suspiró cansado, y se dejó caer de sentón al suelo.

—Estaré bien —fue su única respuesta, pero no sonaba nada creíble.

— — — —

Pasaron entonces varios minutos en los que todas se quedaron en absoluto silencio, como si esperaran que algo más ocurriese, pero nada cambiaba. Seguían ahí solas, el gran domo negro seguía cubriendo todo su pueblo, todo estaba muy, muy silencioso, y los ánimos se encontraban por los suelos por más de un motivo.

No había fiesta o globos suficientes que pudieran arreglar eso; Pinkie era consciente de ello, y la sola idea la deprimía aún más. Se había sentado en el césped con las otras, abrazada de sus piernas mientras miraba en silencio el domo negro, y las estrellas que danzaban en su superficie. Si no fuera algo horrible y peligroso, podría haberlo considerado hermoso.

Esa era una situación en la que ella no sabía en lo absoluto cómo reaccionar. Cualquier cosa que se le ocurría, sentía que estaría totalmente fuera del lugar, o causaría otro malentendido como hace unos momentos. A pesar de que las chicas habían dicho que no era su culpa, una parte de ella comenzaba a culparse sin que pudiera evitarlo. Quizás, sólo quizás, no debió haber exagerado tanto su entusiasmo por su nueva amiga... y quizás debió de haberse preguntado primero si realmente ella quería ser su amiga...

Era bastante difícil en efecto aceptar que había alguien en ese momento al que no podía hacer feliz, al que no podía agradarle, y al que su presencia realmente había terminado por resultarle... molesta.

—No podemos dejarla sola —escucharon todas de pronto que Fluttershy pronunciaba. Se había quedado de pie en el mismo sitio, mirando en dirección al Bosque, aun cuando Twilight ya se había alejado demasiado. Se giró de lleno hacia sus amigas, y sorprendentemente parecía mucho más segura y determinante que de costumbre—. Tenemos que hacer algo. Si anda por ese bosque sin ninguna compañía, podría salir herida, o peor...

Todas sus amigas la miraron, incluso Spike, pero todas con sentimientos bastante variantes.

—¿Estás bromeando? —Soltó Applejack, incrédula—. ¿Luego de lo que nos dijo esperas que vayamos por ella?

—En verdad no fue nada amable —añadió Rarity, sonando mucho más recatada y tranquila de lo que realmente se sentía.

—Se merece todo lo que le pase, por egocéntrica —secundó Rainbow, cruzándose de brazos y girándose a otro lado con indiferencia.

—Además, tiene un poco de razón con lo que dijo, Fluttershy —prosiguió Rarity—. Rainbow es una Guardia, y Applejack golpea tan fuerte como un toro. Pero nosotras, ¿qué podemos hacer en una situación como ésta? Digo, podría señalarle a esa señora Nightmare Moon lo anticuado que es su vestido y que no va con su tono de piel, pero no creo que eso ayude de mucho.

Pinkie observó a Rarity en silencio. Pensó por un momento en decir algo como: "Yo podría hacerle una fiesta, para ver si eso la hace estar menos enojada y así libere a nuestros amigos", pero las palabras sencillamente no salieron de su boca, ni una sola. Quizás Twilight tenía razón y debía dejar de hacer fiestas para todo...

Fluttershy también se veía muy afligida, pero aún no del todo derrotada.

—Tal vez no podamos hacer mucho. Tal vez no todas seamos tan fuertes, tengamos magia o seamos tan valientes. Pero eso nunca ha sido motivo para que un amigo abandone a otro cuando más lo necesita.

—¿Has perdido la razón? —Exclamó Applejack, casi molesta, parándose del pasto rápidamente, casi saltando—. Por si no escuchaste bien, esa citadina dejó más que claro que no quiere ser nuestra amiga.

—Lo sé —susurró Fluttershy con voz apagada—. Pero eso no significa que nosotros no queramos serlo de ella, ¿o sí?

Las chicas se sobresaltaron un poco sorprendidas al escucharla decir eso, y luego se miraron entre ellas, como si esperaran que alguna de las otras tuviera un mejor contexto.

—Pues yo no quiero serlo —declaró Rainbow con agresividad.

—Yo tampoco —le secundó Applejack del mismo modo.

—Lo intentamos Fluttershy, pero es obvio que fue en vano —añadió Rarity justo después.

—No es su culpa, chicas —escucharon como murmuraba Spike, dándoles la espalda mientras miraba al suelo con tristeza—. Ustedes hicieron todo bien. Twilight es la que nunca ha sabido cómo llevarse con otras personas. Incluso en la escuela suele encerrarse en sí misma todo el tiempo. Lady Celestia quería que se encargara de este festival para que hiciera amigos... y eso salió muy mal.

Pinkie alzó al fin su rostro en ese momento, mirando un poco asombrada al dragón morado. ¿Debía planear el festival para hacer amigos?, ¿ese era el propósito? Eso significaba que... ¿no tenía realmente ningún amigo, además del propio Spike? Eso era... triste, demasiado triste. Una vida sin amigos era algo que simplemente ella no podía siquiera concebir. Una vida solitaria, gris y silenciosa... como estar muerta en vida.

Miró entonces a unos metros de ellas, hacia la espada de Shining Armor que había quedado tirada en el suelo, luego de que ella se le hubiera traído cargando, y luego que Twilight la hiciera caer de sentón al intimidarla de esa forma.

"¡A mí ya no me sirve! ¡Entréguesela a Twilight!", le había gritado el capitán Sparkle antes de su huida. Y ni siquiera eso había podido hacer bien...

La chica de piel rosada agitó su cabeza con fuerza, se dio varias palmadas en sus mejillas, y se puso rápidamente de pie. Antes de que todas sus amigas se volvieran conscientes por completo de este acto, se dirigió apresurada a la espada y la tomó de nuevo entre sus manos.

—¿Qué estás haciendo, Pinkie? —Le cuestionó Rainbow, confundida.

—El capitán Sparkle me dijo que le entregara su espada a Twilight —respondió con una seriedad y determinación bastantes peculiares en ella—. Le dije que lo haría, así que eso haré...

Comenzó entonces a caminar en la misma dirección en la que Twilight se había ido, arrastrando la gran arma detrás de ella. Sus amigas la miraban con expresiones incrédulas.

—¡¿Qué estás loca?! —Le gritó Rainbow, casi furiosa—. Fue al Bosque Everfree, tú sabes muy bien lo peligroso que es ir a ese sitio, especialmente de noche. Y luego de todo lo que te dijo, ¡no se merece para nada tu riesgo! Si su hermano hubiera sabido la mitad de grosera que es en realidad, no te hubiera pedido algo como eso.

—Igual tengo que dársela —respondió con energía, incluso entusiasmo, y pudieron ver como su eterna sonrisa despreocupada se asomaba de nuevo en sus labios de la nada—. Fluttershy tiene razón, aunque ella no quiera ser mi amiga, ¡yo seré la suya! ¡Y una amiga no deja a la otra sola en un bosque oscuro y frío!

Rainbow, Applejack y Rarity se quedaron boquiabiertas al escucharla decir tal cosa. La forma de ser de Pinkie les era muy conocida, pero no creyeron que pudiera llegar tan lejos. Fluttershy, por otro lado, pareció animarse al máximo al ver la determinación de Pinkie.

—¡Yo voy contigo! —Exclamó con energía la joven de piel amarilla, y se apresuró a alcanzarla.

—¡Esperen! —Les gritó Rainbow con energía—. ¡Esto es una locura!

Sí, quizás lo era, pero igual las dos se alejaban caminando con asombrosa tranquilidad y convicción.

Rarity suspiró en ese momento con resignación, y justo después se puso de pie y se limpió la tierra de su atuendo con ambas manos.

—Pues bueno, si éste es el fin de mundo, no lo voy a pasar sentada en la tierra —masculló despacio y comenzó a caminar detrás de sus dos amigas con paso relajado.

—¡¿Tú también?! —Soltó Rainbow sin salir de su asombro—. ¡¿Enserio lo harán por esa tipa?! ¡¿No vieron lo que me hizo hace un minuto?!

—Sí, lo vimos —señaló Applejack, estando de pie a su lado—. Y tampoco me agrada, pero debes aceptar que es la única alternativa que tenemos en estos momentos para solucionar esto...

La vaquera miró entonces hacia el enorme domo oscuro a su lado con aprensión.

—Ella dijo que no había nada que pudiera hacer —respondió Rainbow, cortante—. Si vamos a ese sitio hará que nos maten a todas.

—Si tienes miedo, no tienes que venir —murmuró la joven Apple, justo antes de comenzar a caminar también. Quizás apropósito, quizás por accidente, pero su comentario tuvo una reacción fuerte en su compañera.

—¡¿Miedo?! ¡¿Crees que le tengo miedo a un estúpido bosque lleno de animalitos?! ¡Te lo demostraré! —Y sin más, comenzó a correr, rebasando a Applejack, luego a Rarity, y por último incluso a Pinkie y Fluttershy—. ¡¿Qué esperan, tortugas?!

Las chicas se sorprendieron un poco por el cambio tan abrupto, pero casi de inmediato comenzaron a correr también detrás de ella.

Spike había visto todo aquello en silencio, sin poder creer que en serio estuviera dispuestas a ir a ayudar a Twilight. Cada una por sus motivos diferentes, pero aun así lo hacían. ¿A pesar de todo? ¿Acaso eso era lo que significa ser... amigos?

Y él la había abandonado a su suerte, sólo por estar enojado con ella.

Quizás Twilight no era la única que no sabía aún como tener amigos.

—¡Oigan!, ¡espérenme! —Gritó el pequeño dragón en ímpetu, y comenzó también a correr detrás de ellas con sus pequeñas piernas.

FIN DEL CAPITULO 14

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