PARTE 3
WingzemonX
APPLEDASH I
Creí que no te volvería a ver
PARTE 3
La búsqueda de la desaparecida Applejack, no había dado muchos frutos en Canterlot. Lo único que habían obtenido, era una pequeña pista que bien podría ser un callejón sin salida, pero era lo único que tenían para continuar. Por lo tanto, queriéndolo o no, Rainbow Dash, Twilight Sparkle, Fluttershy, Rarity, y Pinkie Pie, terminaron de nuevo en el tren, pero ahora iban en una dirección totalmente distinta, a un pueblo llamado Dodge Junction. Algunas no estaban muy convencidas, pero todas estaban de acuerdo en que no podían volver a Ponyville sin Applejack, en especial luego de que se lo habían prometido tan enérgicamente a su familia.
Eran ya cerca de las seis de la tarde. En una hora más aproximadamente, el cielo empezaría a tornarse de anaranjado. Twilight se encontraba sentada junto con Fluttershy, unas dos filas detrás de donde les había tocado sentarse a Rainbow Dash y Rarity, aunque esta última se había retirado hace un rato ya, llevándose consigo una de sus maletas. Pinkie Pie estaba sentada detrás de ellas, plácidamente dormida contra su asiento, y roncando de manera un tanto sonora.
Rainbow Dash estaba en esos momentos sentada sola, mirando por su ventanilla de manera pensativa. No importaban lo que sus amigas dijeran; Twilight estaba casi segura de que la actitud de su amiga durante todo ese viaje, no había sido del todo normal. Sí, Rainbow Dash era por naturaleza algo hostil y agresiva con la gente, y algo propensa a actuar sin pensar, o dar el primer golpe antes de preguntar. Pero había algo diferente en esa ocasión, pero no descifraba qué podía ser exactamente. Armándose de valor, decidió ir y preguntarlo directamente.
- Hey, Rainbow Dash. – Le saludó con un tono amistoso. – ¿Cómo estás?
- De maravilla, ¿por qué? – Le respondió Rainbow a su vez, sin apartar su mirada de la ventanilla.
Pese a su respuesta no muy amable, Twilight decidió sentarse a su lado, en el asiento vacío de Rarity.
- Por nada. Es sólo que te he notado un poco... molesta en general desde que dejamos Ponyville...
- ¡Por supuesto que lo estoy! – Contestó de inmediato, girándose hacia ella y cortando cualquier cosa que hubiera pensado decir a continuación. Sus ojos tenían una expresión tan intimidante, que Twilight inconscientemente se hizo hacia atrás, como queriendo crear distancia entre ambas. – Por culpa de esa Vaquera de Cuarta, estamos haciendo todo este viaje a ciegas, preocupadas de lo que le pudo haber pasado. La muy desconsiderada... - En ese momento alzó su puño y dio un golpe con fuerza al soporte del brazo de su asiento. – ¡¿Qué acaso pensó que con enviar esa boba postal me quedaría de brazos cruzados sin ir a buscarla y exigir una mejor explicación?!
Se mantuvo en su posición por un par de segundos, y luego pareció sobresaltarse un poco, y voltear a ver a Twilight, ahora al parecer más asustada que furiosa.
- Digo... Nosotras... Todas nosotras, todo Ponyville, que nos quedaríamos de brazos cruzados. Eso quise decir, no lo otro. ¡¿Por qué me interrogas?!
Twilight no supo bien qué responder, o qué exactamente significaba esa conducta tan sospechosa en su amiga. Pero era obvio que se encontraba muy a la defensiva, y si algo había aprendido de sus guías para tratamiento del comportamiento y conducta interpersonal, es que en esos casos lo que debes evitar es que la persona se sienta atacada.
- De acuerdo, entiendo lo que dices Rainbow, y estoy de acuerdo. Sólo quiero que sepas que si hay algo de lo que quieras hablar, algo que te moleste muy específico, puedes decírmelo, ¿está bien?
- Ahora que lo mencionas... - Guardó silencio unos momentos, viéndola fijamente. – Tengo hambre, ¿me traes algo de comer?
- Ah... Seguro.
Definitivamente no era lo que esperaba escuchar. Twilight se puso de pie una vez más, y se dirigió de regreso a su asiento.
- ¿Cómo te fue? – Le preguntó Fluttershy con curiosidad, en cuanto estuvo de pie a su lado.
- No estoy segura. Pero en efecto parece que está muy enojada con Applejack.
- Tal vez yo deba intentarlo. Tengo buen tacto con los animalitos malhumorados, en especial cuando dos están enojados el uno con el otro.
- Rainbow no es un animalito, Fluttershy. Es mucho menos sensata. – Ninguna de las dos pudo evitar soltar una pequeña risilla por el chascarrillo de la Hechicera. – Por el momento no creo que sea conveniente seguirla molestando. Por cierto, ¿sabes cuál es el vagón de los bocadillos?
La puerta del vagón se abrió en el segundo preciso en el que estaba pronunciando su pregunta, por lo que la persona al otro lado de ésta logró escucharla justo a tiempo.
- Dos vagones hacia atrás, cariño. – Oyeron que pronunciaba la distintiva voz de Rarity. – Pero no pruebes los de pescado.
Twilight se giró hacia la puerta, al igual que Fluttershy que se asomó sobre su asiento. Rarity estaba de pie frente a la puerta, pero para su sorpresa ya no usaba la misma ropa que la última vez que la vieron. Ahora traía una blusa color rosa oscuro, con gemas estampadas, que de la parte de atrás se alargaba hasta la altura de sus rodillas, como una cola; también un broche de diamante en el pecho como adorno en su corbatín vaquero. Usaba además pantalones blancos entallados, botas rosas como su camisa, y un sobrero blanco estilo vaquero, con un listón rosado alrededor, y una pequeña pluma blanca. Por último, un cinturón negro de hebilla de diamante, y atado a éste traía colgado un lazo.
- Cielos, Rarity. Te ves hermosa. – Pronunció Fluttershy con entusiasmo.
- Sí, te ves... Campirana. – Fue lo único que pudo surgir de los labios de Twilight.
- ¿Les agrada? – Rarity empezó a girar lentamente para que pudieran apreciarlo mejor; en la espalda de su blusa, tenía un estampado en forma de alas de ave, con pequeñas gemas que le daban un efecto brilloso. – Luego de hacerle sus atuendos a Applejack, me quedó algo de inspiración, así que me confeccioné este modelo. Esto es más parecido a lo que deseaba hacerle en un inicio, pero me dijo que era demasiado llamativo. ¿Pueden creerlo? Demasiado llamativo.
En verdad era un atuendo hermoso, pero tantos objetos brillantes en la camisa en efecto podrían haber desentonado un poco en la competencia.
- Pensé que ya que vamos a un pueblo pionero, era la oportunidad perfecta para lucirlo. Tal vez haya algunos clientes interesados.
- ¿Y lo traías contigo aunque no sabías a dónde iríamos en primer lugar? – Cuestionó Twilight confundida.
- ¿Es que no has aprendido nada de mí, Twilight? Siempre tienes que estar lista para no desentonar, sin importar a qué sitio vayas. Preparación, preparación. Esa es la clave.
Twilight volteó a ver de reojo a Fluttershy, y ambas parecieron intercambiar ideas con tan sólo sus miradas. En el fondo ninguna lo diría en voz alta, pero ambas pensaban lo mismo: "Eso explica por qué trae diez maletas con ella".
- - - -
Dodge Junction era justo como se lo habían imaginado: un pueblo con un aire rustico, rodeado de densas planicies, y altas montañas. No era tan pequeño como se lo habían imaginado; fácil podría asemejarse en tamaño a Ponyville. La mayoría de las casas eran de madera, de colores discretos, y parecían haber sido construidos en torno a una alta torre de reloj, que se erguía en el centro del pueblo, y que habían sido capaces de divisar en cuanto se estaban acercando. Todos usaban ropas gruesas, sombreros, algunos con botas y jeans, sombrillas, y había algunos a caballo por las calles. La estación de tren era modesta, con un pequeño andén en el que había aproximadamente cinco personas esperando. Ellas fueron las únicas que bajaron.
Para cuando llegaron, el sol estaba a unos minutos de tocar el horizonte como habían predicho. Las sombras de las montañas cercanas se sumían sobre el valle y el pueblo, y lo que no era tocado por dichas sombras estaba bañado de un tinte anaranjado y amarillo. Algunos faroles de gas ya se habían encendidos en algunas calles.
- Qué lugar tan bonito. – Comentó Pinkie Pie en cuanto puso un pie fuera del tren. – Me recuerda a Appleloosa
Todas estaban de acuerdo con el comentario de Pinkie Pie. Era fácil la comparación con aquel pueblo que habían visitado no hace mucho. Y de hecho, en ambas ocasiones había sido gracias a Applejack.
- Bien, ya estamos aquí. – Señaló Rainbow Dash. – Ahora sólo necesitamos encontrar esa Plantación de Cerezas de las que nos hablaron.
Rainbow estaba dispuesta a emprender la marcha, pero sus amigas no la secundaron.
- Ya casi anochece, ¿no sería mejor buscar primero hospedaje? – Escucharon como sugería Fluttershy.
- Podemos hacerlo luego.
- Fluttershy tiene razón. – Intervino Rarity ahora a favor de su acompañante. – No puedo seguir cargando mi equipaje de un lado a otro como mula de carga.
- Nosotros también estamos de acuerdo. – Mencionaron dos trabajadores el tren, parados justo detrás de Rarity, cargando todo su equipaje como les era posible, con sus piernas temblando y sus rostros reflejando gran sufrimiento. Por su lado, Rarity sólo cargaba su bolso de mano.
Todas parecieron estar de acuerdo en que eso era lo mejor por hacer, todos excepto Rainbow, que como ya era costumbre últimamente, estaba bastante impaciente.
- Bien, si eso quieren, ustedes hagan eso. Yo iré a interrogar a esa tal Cherry Jubilee.
Y entonces se dio media vuelta, y apenas y separó un pie de los tablones para irse corriendo, cuando la voz autoritaria de Twilight resonó con fuerza.
- ¡Detente por un segundo, Rainbow Dash! – Pronunció con fuerza, y de la impresión Rainbow dio un paso en falso, tropezándose y cayendo al suelo. – No puedes seguir corriendo de un lado a otro sin pensar. Todas estamos preocupadas por Applejack, pero debes tranquilizarte. Estamos cansadas, y en un pueblo totalmente desconocido para todas. Vamos con cautela, ¿de acuerdo?
- ¡Tú no lo entiendes...!
- Entonces ayúdanos a entender.
Estando aún sentada en el suelo, Rainbow Dash bajó su mirada, notándosele algo de frustración. Twilight esperaba que se negara a entender, o tal vez incluso que no dijera nada y sólo se parara y se fuera corriendo. Para su sorpresa, no fue nada parecido.
- Está bien, vayamos a la posada y reservamos una habitación. – Les respondió entre dientes, algo malhumorada. – Pero luego de eso busquemos esa granja, ¡¿Sí?!
Twilight sonrió levemente, satisfecha.
- Sí, te lo prometo.
Cómo lo acordaron, se dirigieron de inmediato a la posada del pueblo. Resultó ser un establecimiento más acogedor de lo que esperaban, con una hermosa fachada de colores verdes y azules, atendida por un amable hombre de anteojos y cabeza calva. Pero a su vez, también resultó ser algo más costosa de lo que esperaban, por lo que tuvieron que pedir sólo un cuarto, y sólo por una noche. Esperaban no estar más que eso, y en la mañana volver a Ponyville, o en su defecto dirigirse al siguiente punto de búsqueda, dependiendo de que obtuvieran.
Luego de dejar su equipaje en el cuarto, y refrescarse un poco, casi todas estaban algo cansadas y hambrientas. Incluso Pinkie Pie y Fluttershy se dejaron caer unos momentos en la cama, y fue muy difícil hacer que se levantarán de nuevo. Pero Rainbow Dash insistió mucho, y Twilight lo había prometido, así que tuvo que apoyarla.
- Vamos, sé que estamos cansadas. Pero recuerden que estamos aquí por una misión muy importante. Vayamos a ver si alguien nos puede decir en dónde está la plantación, y si podemos hablar con la señora Cherry de una vez. Luego podremos ir a cenar algo.
- ¡Sí!, ¡cena! – Gritó Pinkie Pie entusiasmada, parándose de la cama de un salto. – No he comido nada en todo el día, mis niveles de azúcar están peligrosamente bajos...
Cuando lograron que todas se pusieran de nuevo de pie y recuperaran los ánimos, se dirigieron a cumplir lo acordado. El sol ya se estaba metiendo, y los faroles de la calle estaban encendidos. No tuvieron mucho problema en obtener información; en cuanto le preguntaron a la primera persona con la que se cruzaron sobre Cherry Hill Ranch, ésta les indicó sin problema cómo llegar. Al parecer, la plantación de cerezas era tan conocida e importante como se los habían comentado en Canterlot. Se encontraba a las afueras, al oeste del pueblo. La propiedad estaba rodeada con una larga cerca de madera color rojo. La entrada principal, estaba adornada en la parte superior con un arco que tenía el nombre del rancho, con algunos adornos de cerezas en él.
Desde la entrada principal, se extendía un largo camino de varios metros, rodeado a cada lado por árboles, árboles, y más árboles de Cerezas, altos, frondosos y muy hermosos. Había faroles alumbrando todo el camino, que terminaba en un edificio de color rojo, de dos pisos, con columnas blancas y ventanas altas. Detrás de la casa, había más hectáreas, cubiertas del mismo tipo de árboles, y por varios otros edificios, similares a casas, graneros, y también algunos corrales. Era una granja de enorme tamaño, fácil el doble del tamaño de Sweet Apple Acres, o más.
Frente al primer edificio, había un cartel de madera, que igualmente contenía el nombre de la plantación. Mientras caminaban por el sendero, y admiraban todos los árboles, se cruzaron con un par de personas: primero un chico, y luego una chica, ambos con ropa campirana y sombreros. Les preguntaron a ambos sobre Miss Cherry Jubilee, y ambos les respondieron que preguntaran por ella adentro del edificio, al que llamaron "la oficina". Inmediatamente después de entrar, se encontraba un hermoso recibidor, con sillones, mesas para té, y algunos escritorios. Varias personas estaban en ese sitio, yendo y viniendo por los pasillos, o subiendo y bajando por las escaleras, aparentemente todos muy ocupados. Aunque insistían en llamar la atención de alguno, tuvieron problemas en que alguien les hiciera caso al fin.
- Lo siento, Miss Cherry Jubilee está muy ocupada. – Les respondió un hombre de cabello negro y corto, piel color chocolate, camisa verde y pantalones, mientras revisaba algunos papeles. – Apenas ayer en la noche volvió de Canterlot, y hay mucho trabajo atrasado.
- ¿No puede atendernos sólo un minuto? – Insistió Twilight. – No le quitaremos mucho tiempo.
- Sólo queremos hacerle una pregunta rápida. – Agregó Fluttershy, apoyando la petición.
- Lo siento, no puedo hacer mucho. Pueden seguir esperando si quieren...
El hombre se disponía a irse y seguir con su trabajo, pero de inmediato Rarity se colocó delante de él, extendiendo una mano para detener su avance. Él la miró un tanto confundido, pero entonces Rarity lo miró fijamente, con sus ojos grandes y azules, muy abiertos, y una ligera sonrisita en los labios.
- Lo sentimos mucho, pero es que hemos hecho un viaje demasiado largo y cansado desde Ponyville a Canterlot, y luego hasta acá. Tenemos hambre, y enserio, enserio quisiéramos poder hablar con Miss Cherry Jubilee. – En ese momento colocó su dedo índice sobre su pecho, haciendo pequeños circulitos en él. – ¿De verdad no hay nada que puedas hacer para ayudarnos?
Y el rostro chocolate del joven, se tornó rojizo en un abrir y cerrar de ojos. Las palabras, y las aproximaciones de Rarity, tuvieron sin duda el efecto deseado.
- Bueno... Sí, tal vez. – Comenzó a balbucear, nervioso. – Ahora que lo recuerdo, en unos diez minutos se servirá la cena en el comedor. Tal vez ahí puedan hablar con ella, pero no les prometo nada...
- ¡Cena! – Volvió a exclamar Pinkie Pie con entusiasmo.
- Muchas gracias, cariño. – Agradeció la chica de cabellos morados, guiñándole un ojo, lo que provocó que al chico casi le saliera humo de las orejas. – Será más que suficiente.
- Vengan, las guiaré al comedor.
Acto seguido, comenzó a caminar hacia la puerta trasera, y las cinco lo siguieron, manteniéndose a unos cuantos metros detrás de él.
- Así se hace, Rarity. – La felicitó Rainbow Dash, al parecer satisfecha con su táctica. Por su lado, Twilight no se veía tan contenta.
- Eso estuvo mal de tantas formas, Rarity. Pero supongo que no puedo criticar los resultados.
- Tú misma lo dijiste, querida Twilight. – Se defendió Rarity, sonriendo con satisfacción. – Estamos en una misión importante.
Atrás de la casa principal había más árboles de cerezas. Ya que era de noche, era difícil verlos a todos, pero sus siluetas oscuras se extendían a todo lo largo, hacia el frente y hacia los lados. También había faroles alumbrando algunas áreas del terreno, ayudados además por la brillante luna que había en el cielo en esos momentos. El comedor al que el hombre las dirigía, parecía ser un edificio alargado de paredes exteriores rojas, con cerezas pintadas en ellas, y techo de tejas blancas. Varias personas iban caminando en esa dirección, al parecer todos los trabajadores de la plantación.
Las cinco seguían en silencio a su guía. Rarity y Twilght iban al frente, luego Pinkie Pie y Fluttershy, y hasta atrás Rainbow Dash, con sus manos detrás de su cabeza y expresión seria.
- ¿No viene a cenar, capataz? – Escuchó la joven de piel azul que una voz grave pronunciaba con fuerza, no muy lejos de ella. No le dio mayor importancia, ni siquiera escuchó con claridad lo que había dicho. Pero todo cambió al oír la respuesta, que voló por el aire nocturno directo a sus oídos.
- En un momento. – Pronunció una segunda voz, más suave, pero aun así con un tono fuerte, que la hizo detenerse en seco en su lugar. – Voy a llevar a mi potro al establo, y en un momento los alcanzo.
No podía creer lo que acababa de escuchar. ¿Había sido su imaginación? ¿Tal vez ya hasta estaba alucinando para ese punto? Una parte de ella quería seguir de largo con las otras, pues presentía que si volteaba y no veía lo que esperaba, posiblemente su estado de ánimo iría de mal en peor. Pero, por otro lado, realmente deseaba voltear, realmente deseaba saber si eso que había oído había sido real. Al final se armó de valor, y se viró rápidamente hacia su izquierda.
Había un grupo de tres hombres dándole la espalda. Estaban volteados en dirección a lo que claramente era el establo de la granja, un establo realmente grande y de apariencia cuidada. La persona con la que hablaban, y quien les había respondido, estaba frente al edifico, montada sobre un caballo. En cuanto ella volteó a ver, pudo notar como esa persona jalaba las riendas y hacia que su caballo empezará a andar hacia el interior del establo. Los otros tres hombres se giraron y comenzaron a avanzar hacia el comedor.
Rainbow Dash estaba en shock. Reconocía esa voz con acento campirano a la perfección. Reconocía también a ese caballo, reconocía ese sombrero, y esa camisa blanca con verde, con estampado de manzanas a la altura de los hombros, que había sido alumbrada por un segundo, cuando avanzó cerca de un farol. Lo primero que sintió fue gran asombro. Luego, un pequeño rastro de felicidad, que se exteriorizó como una pequeña sonrisa en sus labios. Le siguió a continuación algo que no sería posible describir con palabras, para culminar en una profunda y agobiante... furia...
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La joven de piel anaranjada con pecas en la mejilla, ojos grandes y verdes, y cabello rubio, bajó de su caballo de un salto una vez que estuvo en el establo. Lo dirigió hacia su respectiva casilla, y entonces se tomó unos momentos para tomarlo de la cabeza y darle unas pequeñas caricias, justo como le gustaba.
- ¿Cómo te sientes, amigo? – Le preguntó con un tono amistoso, mientras le sonreía. – Nada mal para un primer día de trabajo, ¿verdad?
El caballo respondió con un simple relincho.
- No te puedes quejar. Tu habitación es mucho más bonita que la anterior, y tienes toda la alfalfa que puede comer un rey.
Dicho eso, tomó un morral con alfalfa, y lo colgó frente a su puerta. El animal no esperó ni dos segundos, antes de dirigir su hocico hacia él y comenzar a comer en silencio.
- Eso es, te lo has ganado. – Le mencionó su dueña, mientras seguía pasando sus manos por su cabeza y su crin. – Yo también necesito una buena ce...
- ¡¡Applejack!! – Escuchó como alguien gritaba con gran fuerza a sus espaldas, haciéndola casi dar un brinco de la impresión.
Sus agudos reflejos la hicieron voltearse rápidamente en un sólo movimiento hacia la entrada del establo, en dónde, enmarcada por la luz de la luna y los faroles, se encontraba la figura de una persona, que la miraba intensamente con sus ojos casi encendidos en llamas. Reconoció con mucha facilidad de quién se trataba, y su sola presencia la dejó atónita.
- ¿Rainbow Dash? – Soltó al aire de pronto.
En efecto, ese cabello de colores de arcoíris, esa piel azul y ojos grandes y morados, oscuros, sólo podían ser de una persona: su amiga Rainbow Dash. Y también reconoció su mirada de enojo, una de sus tantas miradas de enojo de hecho; esa fácil podría ser la número 8.5 en su escala.
Una risilla nerviosa surgió de los labios de la vaquera, quien inconscientemente dio un paso hacia atrás con algo de nervios.
- ¿Qué... Qué haces aquí...? – Fue lo único que logró pronunciar.
- ¡¿Qué hago aquí?! – Repitió Rainbow, alzando tanto la voz que todos los caballos parecieron alterarse... Menos Apple Storm, que seguía comiendo de su alfalfa tranquilamente. De la nada, empezó a acercársele, cada vez con más rapidez. – ¡¿Que qué hago aquí?! ¡¿Cómo te atreves a preguntarme eso?! ¡Te voy a decir que hago aquí!
Cuando menos lo pensó, la chica de azul se le lanzó encima como fiera. Ella ni siquiera podía aún salir de su primer asombro cuando la vio parada en ese lugar como si nada, mucho menos pudo reaccionar para esquivar su tacleada.
- ¡Oye!, ¡suéltame!
Rainbow la tumbó al suelo, y como en una repetición de lo ocurrido hace una semana atrás en el andén de la estación de tren, ambas empezaran a forcejar entre ellas, sólo que ahora se les notaba mucha más agresividad y fuerza, y ahora rodaban sobre paja.
Los gritos de ambas, como los relinchos y golpes nerviosos de los caballos, no pasaron desapercibidos por mucho tiempo. Twilight y el resto ya estaban prácticamente en la entrada del comedor, cuando todo ese ruido llamó la atención del hombre que los guiaba, y de algunos otros que se dirigían en su dirección. La atención de todos se centró en el granero, que de inmediato fue reconocido por todos como la fuente de todo ello.
- ¿Pero qué está pasando aquí? – Murmuró el hombre piel chocolate, y entonces se dirigió de inmediato en dirección al establo junto con otros más.
Las chicas de Ponyville estaban por preguntarse entre ellas que podría ser eso, y sobre todo qué hacer al respecto. Sin embargo, antes de que alguna otra abriera la boca, Pinkie Pie saltó, señalando algo que ninguna había notado hasta ese momento.
- Oigan, ¿Dónde está Rainbow Dash?
Todas miraron a Pinkie Pie, y luego a cada una de sus compañeras, como si estuvieran contando cabezas con su mirada. Una vez que verificaron que en efecto les faltaba una, todas al mismo tiempo voltearon a ver al granero. Los ruidos y golpes se habían vuelto mucho más fuertes.
- Ay, no...
Alrededor de siete trabajadores, hombres y mujeres, habían llegado al granero, pero se habían quedado paralizados en la entrada, sin estar muy seguros de qué hacer ante lo que veían. Applejack y Rainbow Dash estaban en el suelo. Applejack sujetaba con fuerza la muñeca derecha de Rainbow, y la otra la tenía contra su rostro, intentando apartarla de ella. Rainbow tenía su pie derecho contra su vientre, y también la empujaba, pero con su otra mano izquierda sujetaba el cabello rubio de Applejack, y lo jalaba un poco entre sus dedos. Ambas estaban ya para ese entonces cubiertas de paja y tierra, pero eso no les evitaba que rodaran por todo el suelo, en su continuo intento por doblegar a la otra.
- ¡¿Te has vuelto totalmente loca?! – Le gritó molesta Applejack.
- ¡Sí!, ¡por ti!
- ¡¿Qué?!
- ¡Por... tu desconsideración! ¡Por supuesto!
Twilight, Rarity, Fluttershy y Pinkie Pie, se abrieron paso entre los espectadores en la puerta como les fue posible, con tal de poder ingresar al granero. Luego, las cuatro se quedaron paralizadas al notar lo que ocurría. Era tan difícil decidir qué era lo que las impresionaba más de todo eso.
- ¡Applejack! – Exclamó Fluttershy sorprendida.
- ¡La encontramos!, ¡lo logramos! – Celebró Pinkie Pie contenta, dando un par de saltos en el aire.
- Sí, ¡pero de poco servirá si Rainbow Dash la mata! – Señaló Rarity.
- ¡Separémoslas!, ¡vamos! – Indicó Twilight de inmediato.
A diferencia del resto, ellas cuatro no dudaron ni un segundo en acercarse a la "arena de batalla" para detener esa locura. Twilight Sparkle y Fluttershy fueron con Rainbow, mientras Rarity y Pinkie Pie hicieron lo suyo con Applejack. Fue muy difícil lograrlo, ya que ambas eran realmente fuertes, más fuertes que cualquiera de ellas, y realmente ninguna soltaba a la otra. Tuvieron que intervenir otros dos trabajadores, uno de cada lado, para poder ayudarlas a separarlas al fin. Cómo pudieron, las jalaron en direcciones contrarias para alejarlas entre sí, pero ambas seguían forcejando, lanzando patadas al aire, como esperando ser capaces de estirar lo suficiente sus piernas para alcanzar a la otra, sobre todo Rainbow Dash. Aunque ya estaban separadas, nadie las soltaba, pues se veía que ninguna estaba dispuesta a dejar las cosas así como así.
- ¡¿Por qué no regresaste a Ponyville?! – Le gritó Rainbow Dash con ahínco.
- ¡Eso no te incumbe! – Le respondió Applejack casi del mismo modo, lo que la hizo sólo acrecentar su enojo.
- ¡¿Qué no me incumbe?! ¡¿Cómo te atreves?!
- ¡Rainbow Dash, déjalo ya! – Intentó Twilight de decirle, pero pareció que no la escuchaba en lo más mínimo.
- ¡¿Cuál es tu problema, Rainbow Dash?! ¡¿Es que acaso al fin has perdido la razón?! Debe de ser eso, ¡¿qué persona sensata y educada reacciona de esta forma?!
- ¡Lo mismo te digo! ¡¿Qué pensabas qué hacías mandando esa postal?! ¡¿Creíste que no nos preocuparíamos por ti?! – Rainbow ejerció fuerza, logrando dar un largo paso al frente, aunque la seguían sujetando. – ¡Suéltenme ya! ¡Alguien le tiene que enseñarle buenos modales a esta campesina!
- ¡Campesina pero a mucha honra! ¡Y tú eres la menos indicada para enseñarle modales a cualquier persona! ¡Primero dejaría que los cerdos me enseñaran antes que tú!
- ¡Ya verás!
Los forcejeos y zarandeos de Rainbow se volvieron tan intensos, que logró sacudirse de encima a Twilight, Fluttershy y al trabajador que la sostenía, lanzándolos hacia atrás y haciéndolos caer de sentón al suelo. Antes de que alguien más intentara siquiera a volver a detenerla, comenzó a correr hacia Applejack, alzando su puño derecho. La vaquera no perdió el tiempo, e igualmente ejerció tanta fuerza que Rarity, Pinkie Pie, el segundo hombre que había intervenido, no pudieron retenerla más, y terminaron estampados contra algunas pacas de paja.
- ¡Pues bien! ¡Si quieres pelear!, ¡éntrale!
Applejack la imitó, y también se le lanzó encima con su puño cerrado y alzado.
- ¡No!, ¡esperen...! – Les gritó Twilight estando aún en el suelo, pero de poco sirvió.
Ambas chicas se aproximaron con rapidez la una a la otra, hasta plantar sus pies con fuerza a menos de un metro de distancia. Amabas se miraron fijamente a los ojos por unos instantes, ambas reflejando en ellos el gran coraje que sentían en esos momentos. Jalaron sus puños hacia atrás para tomar impulso, y luego hacia el frente para propinar un golpe certero con todas sus fuerzas.
La coordinación entre ambas fue tan extrañamente perfecta, que el puño de Rainbow Dash chocó contra la mejilla izquierda de Applejack, justo en el instante exacto en el que el puño de la Vaquera se estrellaba contra la suya. Algo impresionadas, confundidas, y aturdidas, dieron una vuelta de ciento ochenta grados sobre sí mismas por la fuerza del golpe, para después caer como rocas boca abajo al suelo.
Todo se tornó en silencio. Ninguna se movió o hizo ademán alguno de intentar levantarse por cerca de un minuto más. En todo ese tiempo, los espectadores del conflicto, incluidas sus cuatro amigas, se quedaron inmóviles a su alrededor, viéndolas tiradas en el suelo y viéndose entre sí sin pronunciar palabra alguna.
- ¿Ya fue todo? – Pronunció Pinkie Pie de pronto, rompiendo el silencio. Se le notaba cierta decepción en su voz.
- Pinkie. – Exclamó en voz baja Twilight Sparkle, a modo de regaño.
- Es que esperaba algo más impresionante. Cómo una explosión tal vez. – En ese momento sintió como Rarity le daba un codazo con fuerza en las costillas, indicándole que se callara. – ¡Auh!
- ¿Qué es todo este alboroto? – Se oyó que una voz pronunciaba con fuerza desde la entrada del establo.
Todos se viraron de las dos chicas en el suelo, hacia la puerta, en donde se encontraba parada una mujer adulta, de piel amarillo claro, y ojos verdes brillantes; como seña particular, tenía un lunar, apenas un poco más oscuro que su piel, justo debajo de su ojo izquierdo. Tenía voluminoso cabello color rojo oscuro, largo y ondulado, que estaba recogido de la parte de atrás, y con dos largos mechones hacia el frente. Era de complexión gruesa, caderas anchas y busto sobresaliente. Usaba pantalones azules, botas rojas de piel, camisa amarilla a cuadros con algunas cerezas estampadas en ella, y una pañoleta rosada alrededor del cuello. Algo tal vez igual de sobresaliente que el resto de su apariencia, de seguro sería el revolver que tenía enfundado y sujeto a su cinturón en su costado izquierdo. Su sola presencia radiaba cierta autoridad, incluso en aquellas que no sabían quién era.
En ese momento, Applejack empezó a levantarse poco a poco. Su mejilla estaba roja en dónde la habían golpeado, y se veía aún algo aturdida.
- Miss Cherry Jubilee. – Pronunció en voz baja, poniéndose de pie y volteándose hacia la mujer recién llegada cómo le fue posible. ¿Era mujer de la que les habían hablado en la Arena Coliseo de Canterlot? – Lo lamento. Yo...
- Un momento, querida. – Le interrumpió la mujer de cabellos rojos, y entonces chocó sus palmas con fuerzas. – La cena ya está servida, por favor pasen todos al comedor. Excepto Applejack y las jovencitas que no están en mi nómina, por favor. Vamos, muévanse. No hay nada más que ver aquí.
Uno a uno, el resto de los presentes empezó a retirarse, hasta que en el establo sólo quedaron las seis chicas de Ponyville y aquella mujer. Rainbow Dash estaba empezando a reaccionar para esos momentos, y no se veía de mejor estado que Applejack. Ambas tenían la ropa desalineada, llena de polvo y paja, además de sus mejillas enrojecidas y cabellos despeinados.
- Lamento la escena, Miss Cherry. – Se disculpó Applejack un poco avergonzada. – Ellas son...
- No me lo digas, deben de ser tus amigas de Ponyville, ¿verdad? – Comentó con un tono animado, volteando a ver a cada una de ellas. – No esperaba visitas esta noche. Y vaya forma de terminar tu primer día Applejack. Al menos demostraste que no eres alguien con la que te debes meter, sino quieres un puñetazo en la cara, ¡ja!
- ¿Primer día? – Susurró Rarity, un tanto confundido por lo que acababa de decir.
Applejack se veía algo incomoda y nerviosa, ¿pero era acaso por la presencia de Miss Cherry Jubilee?, ¿O era la presencia misma de sus amigas lo que le provocaba esa incomodidad...?
- Disculpe la intromisión. ¿Usted es Miss Cherry Jubilee?, ¿la dueña de la plantación? – Se atrevió a preguntar Twilight, dando un paso al frente.
- Así es pequeña. Todos esos acres de Cerezos que ven allá afuera son todos míos. Uno de cada siete frascos de jalea de cereza que se come en Equestria, proviene de ellos.
- Cielos, esos son muchos frascos de jalea. – Señaló Pinkie Pie, verdaderamente impresionada.
- Tú lo has dicho cariño. Y por lo mismo, el trabajo va cada vez en aumento. – Comenzó a caminar en dirección a Applejack, hasta pararse a su lado, y rodear sus hombros con su brazo. – Es por eso que me alegra mucho haber encontrado una nueva capataz tan experimentada como Applejack.
Todas se quedaron mudas al escucharla, mientras que Applejack bajaba la mirada con pena.
- ¡¿Nueva Capataz?! – Cuestionó Rainbow incrédula. – ¿Qué significa eso?
- Oh, ¿no lo sabían? – Miss Cherry se vio confundida por la reacción de las chicas. – Hoy fue su primer día, e hizo un espléndido trabajo.
- Ah, no es para tanto... Miss Cherry Jubilee. – Murmuró la vaquera, casi entre dientes.
- Qué modesta eres, pequeña. – Respondió divertida, tomando una de sus mejillas para pellizcársela sólo un poco. – Debieron haberla visto competir en el Gran Rodeo. He asistido sin falta durante los últimos diez años, y nunca había visto a una Vaquera ganar tantos listones en su primer año. Por eso me dije a mí misma que necesitaba tenerla en mi equipo.
- Es decir que... - Surgió de los labios de Fluttershy, aunque la frase no pudo ser completada por ella.
- ¿Ahora trabajas aquí... Applejack? – Agregó Rarity, exteriorizando la confusión que todas tenían.
La joven rubia, se viró hacia otro lado, con sus mejillas algo sonrosadas. Caminó hacia donde su sombrero se había caído tras la corta pelea con Rainbow Dash, y se lo colocó sobre su desmarañada cabeza, intentando ocultar su rostro con él.
- Creo que eso quedó muy claro, ¿o no? – Contestó dándoles la espalda. – Soy la nueva capataz de Cherry Hill Ranch.
¿Capataz?, ¿trabajo? ¿Era eso enserio acaso? Todas se miraron entre sí, como si en sus rostros pudieran encontrar la respuesta a todas esas preguntas. Pero no era así. ¿Por qué Applejack estaba trabajando ahí en lugar de haber vuelto a Ponyville con su familia y amigos? ¿Qué había pasado en Canterlot para orillarla a hacer algo como eso?
- Pero bueno, ¿qué tal si seguimos esta conversación en el comedor? – Sugirió Miss Cherry, empezando a caminar con paso firme hacia la salida. – Cómo dije, la cena ya está servida. Andando, todas están invitadas.
- Gracias... Señora... - Agradeció Twilight Sparkle en nombre de todas, incapaz aún de salir de su asombro.
Applejack no dijo nada más, ni dio ninguna explicación. De hecho, ni siquiera esperó a que alguna le hiciera una pregunta directa. De inmediato siguió apresurada a Miss Cherry Jubilee, pasando delante de Rainbow y las demás, sin voltearlas a ver. Éstas, un poco dudosas, comenzaron a caminar detrás de ellas en dirección al comedor.
Habían encontrado a Applejack como deseaban, pero el resultado final no había sido del todo el esperado...
CONTINUARÁ
Y reaparece Applejack. Gracias a todos por sus comentarios, estoy siempre a pendiente de cada uno y los leo sin falta. Veremos que tal evoluciona todo de aquí en adelante, que aún me queda de inspiración para rato.
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