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O9 ― miedo.

Sábado 31 de Octubre, 1981

***

Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo, y Remus no estaba seguro de poder sobre llevar eso como normalmente hacía con muchas cosas. 

Primero, salió de la Orden. No podía y no quiso seguir más tiempo en un lugar en el cual no era bienvenido. Dudaron de él, todos, creyeron que era el espía, que era seguidor de Voldemort cuando Remus lo único que intentaba hacer era ayudar. Moody le había ordenado que se infiltrara en la manada de Greyback para saber los planes del Señor Oscuro, él accedió solamente porque sabía que estaba siendo útil. Todo había sido sorprendentemente bueno, hasta que, claro, Moody se entero que había un espía en la Orden, y no encontró a nadie mejor para apuntar que a Remus Lupin. El licántropo no lo culpo, pero no dejo de sentir rencor por el hombre. Se sintió devastado, lo único que quería era ayudar a sus amigos, quería que estuvieran a salvo, que estuvieran vivos. No supo si se vio muy sospechoso aquella noche o de verdad no le creían, pero James también dudo de él, como si no hubiera sido el amigo más leal que James pudo conocer. La mayoría dudo, pero solo porque no lo conocían y porque era "obvio" que Remus era el espía. Incluso Peter peleo y le grito al castaño esa noche. 

Sirius y Lily salieron en su defensa, pero Remus estaba harto de gritos, solo quería dormir. Quería irse. 

Después, esa misma noche, Sirius y Remus tuvieron una discusión, que termino en llanto. 

―Remus, escucha lo que dices, es como si tu mismo te creyeras el culpable. ―Le dijo. 

―Pero ¿Qué mas me queda, Sirius? ―Pregunto en voz baja, llorosa y culpable. ―Mis mejores amigos desconfían de mi, e hice que te pelearas con James. 

―Yo pelee con James porque es un idiota, tu no tienes nada que ver. Él desconfió de ti como si no te conociera hace más de siete años. 

Remus lucho por no soltar las lagrimas retenidas que habían en sus ojos. Si había echo que Sirius peleara con su mejor amigo, no había nada más que hacer. Ese era un límite. 

Remus no pertenecía ahí, ni en ningún lado.

―Sirius, piénsalo. ―Murmuro el hombre lobo. ―Ya perdimos a los Prewett, Frank y Alice están en el hospital y tal vez muchas personas mueran en la guerra. Soy un hombre lobo, Sirius, yo sobro aquí. 

―No. ―Dijo el pelinegro. Su voz casi se quiebra. ―Lo que sea que estés pensando, te lo prohíbo, Lupin. 

―James necesitara de su hermano. ―Dijo Remus. ―No voy a ser yo él que impida que tu estés ahí si algo le pasa a James o a Lily, o a Harry incluso. ―Sus ojos picaban, llenos de lagrimas. ―No me interpondré en tu camino nunca más.

Los ojos grises de Sirius estaban vacíos, como si algo les faltara. Remus se acerco un poco más al chico y se saco lentamente el anillo que el pelinegro le había regalado, tomo una de las manos de Sirius y dejo el anillo en esta. 

―No lo quiero de vuelta. ―Murmuro Black, con la voz quebrada, como si en cualquier momento fuera a llorar. 

Ese anillo se lo había dado la primera vez que le dijo "Te amo". 

Llevo la mano izquierda de Sirius a su rostro, sintiendo su calor. Ahora todo era borroso, en su mente pasaban todos los momentos en los que estuvieron juntos. Las bromas, las sesiones de estudios, los toques, los besos, el calor. Todo. 

Dejo un beso en los nudillos del pelinegro para después acercarse y besar los labios del chico Black. Sirius no tuvo tiempo de reaccionar cuando Lupin se separo. 

―Por favor, no. ―Le pidió, pero Remus ya había tomado su decisión. 

―Lo siento.

Tomo a Sirius por la nuca y junto sus frentes. Se mordió el labio inferior, reprimiendo las ganas de llorar. 

―A veces hay cosas que no están destinadas a ser... ―Susurro dolorosamente.

―Moony... 

Le hizo caso omiso, y con el dolor de su corazón, se separo de él, sin ser capaz de mirar a esos ojos grises que tanto le gustaban. 

Esa noche se fue y no volvió a ver a Sirius, aún sabiendo donde vivía, aún sabiendo que, en el fondo, él quería volver a verlo. 

Cerró los ojos, dejando caer las lagrimas que se había guardado. Miro su reloj después de secarse las lagrimas, eran las doce de la noche, bastante temprano para él. 

Desde que termino con Sirius, sus ojos estaban apagados, tenía ojeras y no tenía ánimos de nada. Las lunas habían sido complicadas, ya que hace años no pasaba una luna llena él solo. 

Afuera llovía y bastante fuerte. Tenía ganas de ir a visitar a Lily, pero gracias al clima, pensó que tal vez podría ir mañana. 

Se sentó en el sofá de la sala y tomo uno de sus libros favoritos. "Orgullo y prejuicio". Se quedo sumergido en la lectura, tanto así que tuvo que ir a la cocina con el libro para hacerse un chocolate caliente. 

Pasaron algunas horas desde que empezó a leer, tal vez dos o tres, más o menos, cuando escucho ruidos afuera de su casa. 

Se alarmo, rápidamente dejo el libro sobre la mesa de centro y tomo su varita, acercándose a la puerta. No abrió, ni siquiera cuando escucho bruscos golpes en su puerta. 

Se sobre salto y retrocedió. Trago en seco y suspiró, listo para atacar si eso era lo necesario. 

―¡Remus! ―Grito. ―¡Remus, ábreme por favor! 

Escucho la voz de Sirius, y no fue capaz de reaccionar hasta que escucho el llanto de un bebe. 

Harry. 

Rápidamente abrió la puerta, viendo al chico que tantas veces deseo ver. Tenía a Harry en brazos y estaba empapado gracias a la lluvia. 

Lo hizo pasar con rapidez y cerro la puerta, poniéndole seguro a esta. 

Por si acaso.

―¿Me quieres explicar que mierda haces aquí? ―Le pregunto, guardando su varita y acercándose al pelinegro, el cual no se veía nada tranquilo.

Sirius no era capaz de hablar, su respiración era agitada y Harry lloraba mucho. No era un ambiente agradable en comparación hace unas horas. 

―De acuerdo, ¿por que no... ―Se acerco a el pelinegro y tomo al bebe en brazos. ―me das a Harry y te sientas, si?

Tomó al niño entre sus brazos, meciéndolo y haciendo lo posible por calmarlo, mientras que el chico Black se sentaba en el sofá y trataba de regular su respiración.

Después de, lo que para Sirius fue, unos minutos, Harry por fin se había quedado dormido. Remus lo dejó, cuidadosamente, acostado en su cama y bajo al primer piso, se sentó al lado de Sirius y espero que este hablará.

—Lo siento, no...no sabía a donde ir. —Murmuro el pelinegro, con la mirada perdida.

—Sirius, ¿Qué pasó? ¿Por que tienes a Harry? ¿Lily y James están bien? —Pregunto el licántropo con preocupación.

El pelinegro no fue capaz de responder. Solo recordaba un destello verde, a Lily gritando con desesperación, a James en el piso sin vida, a Harry llorando. Había perdido a su mejor amigo, a su hermano. Ya no lo vería nunca más. Todas sus aventuras, noches de diversión, pijamadas, bromas, todo de había ido. Todo era un recuerdo. Ahora sentía un vacío en su pecho. Había perdido todo lo que alguna vez fue bueno para él. James estaba muerto, Peter los había traicionado, Marlene estaba desaparecida, Mary estaba en el hospital, Dorcas era mortífaga, Frank y Alice estaban en coma y Remus seguramente no quería verlo. Todo era un mierda. Se sentía vacío.

Sintió un sudor correr en sus manos. Sentía mucha calor, algo ahogado tal vez. Las paredes se juntaban y el espacio era tan pequeño que no podía respirar bien. Llevo una mano temblorosa a su pecho y miro al castaño con desesperación. Sintió que se moría.

—Hey. Esta bien, esta bien. —Le susurro Remus. —Respira, respira... —El chico puso su mano sobre la del animago y la acarició. —Esta bien, estoy aquí, estas a salvó.

Aunque no pensara con claridad, aunque la muerte de sus amigos seguía atormentando su mente, Remus seguía ahí, pensó, seguía ahí y no se iría, no de nuevo.

—Sirius, oye...estoy aquí, ¿si? No me volveré a ir.

Sus palabras se sentían tan firmes y seguras que fue casi imposible no tranquilizarse un poco.

Sintió como Remus lo tomaba suavemente de la nuca y juntaba sus frentes. Hasta ese momento no se dio cuenta que el castaño había acunado su rostro entre sus manos, dando leves caricias en sus mejillas.

—Esta bien... —Susurro nuevamente.

Sirius, quien aún no era consciente de la distancia, se quedó cerca del licántropo un poco más. Hace meses que no lo tenía así de cerca, quería disfrutarlo.

Pero recordó por lo que había ido y se separó, en contra de su voluntad.

—Yo, umh...Fui a la casa de James para...para hablar con él y... —Empezó. —Antes-antes de entrar, escuche gritos, y-y vi un...un destello verde. —Prosiguió. Remus lo miraba con suma atención. —Entre y...vi a-a Harry, llorando.

Remus trago en seco. Temió lo peor.

—¿Y...?

Sirius soltó un suspiro tembloroso. Ni él mismo se lo creía.

—Vi a...a James y...y a Lily, —Murmuro. —muertos...Voldemort los mató.

Remus abrió los ojos, sorprendido. Sus ojos se acumularon de lágrimas que no fue capaz de soltar. Parpadeo repetidas veces, esperando desparecer.

¿Lily y James? ¿Muertos?

—No, no... —Susurro, negándose a la idea de sus mejores amigos muertos. —No. No es...no es posible.

—Remus...

Inconsciente hizo un puchero, sintiendo unas inmensas ganas de llorar.

—Remus, fue Peter.

Inmediatamente levanto la mirada. —¿Qué?

—Él era el espía. —Declaró. —Pero escapo.

Remus necesitaba procesar la información. Era mucho. Sus amigos estaban muertos, Peter los había traicionado, su ex novio estaba sentado en su sofá y su ahijado durmiendo en su cama.

—Yo... —Murmuro. —Resolveremos esto en la mañana, ¿si? Ahora dejame...pensar.

Se levantó con cuidado de no caerse y se dirigió a su habitación. Escucho los pasos de Sirius detrás de él.

Entró y vio al azabache durmiendo pacíficamente, como si no hubiera pasado nada malo.

No se acercó, no tuvo la fuerza para hacerlo. Simplemente dejó la puerta entre abierta y su lámpara prendida, y se dirigió a la habitación de invitados.

Se sentó en la cama y Sirius hizo lo mismo.

—¿Y ahora que hacemos? —Pregunto el pelinegro.

—Primero, descansar. —Dirigió sus ojos al perfil del oji-gris y suavizó su mirada. —Te ves cansado.

El contrario asintió. —Lo estoy. —Volteo a verlo. —¿Has dormido algo, Remus?

Este nego.

—No mucho.

A pesar de su ruptura, los sentimientos de Sirius seguían latentes, en lo más profundo de su corazón, al igual que Remus.

—¿Y segundo?

—¿Eh? —Pregunto el castaño.

Sirius rodó los ojos con diversión.

—Dijiste "primero, descansar", ¿y segundo?

—Oh. Mañana iremos a hablar con Dumbledore. —Aclaró. El oji-gris asintió, estando de acuerdo.

Se fundieron en un silencio. Remus, de forma inevitable, miro a los ojos grises que tanto le gustaban. Lo había extrañado. Dios, por supuesto que lo había extrañado, solo que no se esperaba que volvieran a verse con una situación tan compleja de por medio.

Para Sirius, fue como volver a nacer el echo de mirar nuevamente los ojos dorados de su amado. Podría mirarlos por horas si así lo quisiese. Se sintió tan afortunado de tener a alguien tan leal como Remus en un momento así que le dieron ganas de abrazarlo y no soltarlo nunca más.

—Bien, umh...me voy a-a dormir. —Dijo Remus, levantándose de la cama, y camino hacia la puerta. —Duerme aquí está noche, mañana veremos que hacemos.

Sirius asintió, sin dejar de mirarlo de esa manera que solo Sirius Black sabe cómo hacerlo. El castaño sintió un escalofrío recorrerle por la espalda.

—De acuerdo. Buenas noches, Sirius.

—Lo juro.

Remus frunció el ceño.

—¿Que...que juras? —Pregunto.

El pelinegro soltó un suspiro.

—Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

El licántropo sonrió con tristeza y tomó la manija de la puerta.

—Duerme bien, Padfoot.

Algo brillo en los ojos del chico Black y a Remus le pareció que quería sonreír.

—Igual tu, Moony.


















MATT'S NOTE:

esto es tan triste que lloro

estaba muy emocionada por escribir esto así que...aquí estamos

en el capítulo 10 empieza la segunda parte de "My Little Moony"

(Spoiler alert: Sirius no morirá, ojito)

Ojalá les guste el cap

Nos vemos, besitoss

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