O6 ― anything for our moony.
Dormir. Remus odia dormir. Ni siquiera tiene la intención de hacerlo, realmente.
Se encuentra medio dormido en ese momento y Sirius está allí, y ha estado soñando con hacerlo durante años, así que simplemente sucede.
Están acurrucados juntos en la cama de Sirius porque Remus siempre tiene problemas para conciliar el sueño después de las lunas, sin importar cuán cansado esté.
―Pads... ―Él murmura. ―Mi cerebro no se calla.
Normalmente ese es uno de los problemas que tiene para dormir. Su cerebro siempre piensa demasiadas cosas. A Remus le gusta pensar, le ayuda a recordar que es tan humano como sus amigos y no un monstruo, pero muchas veces, incluso su mismo cerebro hace que piense lo peor de él mismo. No le gusta pensar de noche.
Sirius ríe suavemente y sigue pasando una mano por el cabello de Remus ―Remus quiere derretirse porque recuerda todas las veces que deseo tener una excusa para que Sirius hiciera eso todo el tiempo ―.
―Solo cierra los ojos, Moons.
―Están cerrados. Yo solo...me siento muy adolorido... ―Sus palabras son arrastradas por el sueño. ―Odio lo que soy, Sirius.
Remus siente que el agarre de Sirius se aprieta a su alrededor y disfruta de él, acurrucándose más cerca.
―Lo se, Rems. Yo-Merlín, lo se... ―Su voz ha bajado a un susurro. ―Lo siento mucho...
El castaño trata de encogerse de hombros en su posición acurrucada, pero termina moviendo el hombro. ―No tienes la culpa, solo digo que no puedo dormir...
Siente que los dedos de Sirius comienzan a aparecer en su cabello nuevamente.
―Bueno, estaré aquí todo el tiempo que me necesites, ¿sí?
Remus se queda mirando al vacío por unos momentos, se sienta en la cama de golpe y cree por un momento que en realidad no quiere hacerlo, pero si que quiere.
Sirius arqueó las cejas, preocupado. ―¿Moony-?
Pero Remus se inclina sobre él rápidamente, presionando sus labios juntos.
Tal vez era lo cansado que estaba, pero todo se sentía como si estuviera en cámara lenta: sus movimientos, tiempo, realización.
Y aunque Remus sabe que debería dejarse de tonterías y dormir, simplemente no tenía la energía para alejarse rápidamente.
Ninguno de los habló al momento de separarse, solo respiraban, con las frentes juntas. Sirius dejó escapar una pequeña risa, su mano se acercó al costado de la cara de Remus. Inclinó la barbilla del oji-miel hacia adelante y presionó otro pequeño beso en sus labios.
Remus sonrió somnoliento, su cabeza cayo sobre el pecho del pelinegro nuevamente, acariciando su nariz hacia su cuello.
―¿Pads?
―¿Si, amor?
Se aferró a Sirius con más fuerza, agrupando su camiseta en uno de sus puños.
―No quiero ser alguien de una noche para ti...
A Sirius casi se le rompe el corazón. Soltó un suspiro y acaricio los rulos suaves y perfectos de Remus.
―Eres mucho más que eso, Moony. Lo siento si alguna vez te hice pensar lo contrario.
Siente como Remus sonríe contra su pecho y deja un pequeño beso en la curva de su cuello.
(...)
James los despertó en la mañana, llamándolos a través de las cortinas.
―¡Oye, Padfoot. levántate! Son casi las ocho, imbécil perezoso.
―Tengo un día libre de estudio, bastardo, jódete. ―Gruño Sirius en respuesta, enterrando su cabeza bajo su almohada.
―¡Te perderás el desayuno!
―Jódete dije.
―Bien, entonces muérete de hambre. ―Respondió James. ―¿Has visto a Moony? Su cama esta vacía, no creo que debería estar solo por su cuenta, ¿cierto?
―Ehh... ―Sirius levantó la almohada de su rostro, y miró a Remus, arqueando una ceja en pregunta.
Remus lo miró de vuelta en pánico. Vale, James lo sabía pero hasta ahora habían conseguido evadir que tuviera encuentros con su relación. Remus era muy particular al respecto; no quería que lo miraran boquiabierto. Quería probar que todo era justo igual que antes, y eso significaba que lo que pasaba entre él y Sirius en privado debía mantenerse...bueno, en privado.
―Probablemente fue a desayunar, amigo. ―Exclamó Sirius. Se encogió de hombros a Remus.
―Seh tal vez... ―James acordó. ―¡Oh, espera, revisaré el mapa, lo dejó en su mesita de noche!
Remus se dio una palmada en la cabeza, asombrado por su propia estupidez.
―¡Estoy aquí, James! ―Gritó rápidamente, sintiendo como se tornaba rojo de vergüenza.
―¡Oh! ―Escuchó a James detenerse, justo afuera de las cortinas de la cama. ―Oh...eh, claro, por supuesto. Lo siento, yo...eh...no pensé... ―Sus pasos retrocedieron rápidamente, hacia la puerta. ―Lo siento chicos...eh...los veo más tarde. ―La puerta se cerró de golpe.
Sirius resopló de risa mientras Remus se escondía debajo de las sábanas como si pudiera escapar de la vergüenza allí.
―Oh, vamos. ―Sirius ríe, tratando de tirar las sábanas de vuelta. ―No fue tal malo...
―Es horrible. ―Respondió Remus, escondiéndose aún más. ―¡Nunca seré capaz de volver a mirarlo a los ojos!
―No es como que estuviéramos haciendo algo, ¡aún tienes puesto tu pijama!
―¡Prongs no sabe eso! ―Respondió Remus, sentándose de piernas cruzadas, mirando a Sirius.
―No veo cual es el problema. ―Murmuró Sirius, entrelazando sus suaves dedos blancos entre los de Remus, luego separándolos, luego moviéndolos, como un juego de niños, ―Estoy seguro que él ya asume...algunas cosas.
―¡Ves! ¡Tú tampoco lo puedes decir!
―Bueno. Yo soy un caballero. ―Sirius sonrió burlón, mirándolo ahora. Incluso en la oscuridad, Remus podía sentir los ojos de Sirius mirándolo intensamente. Estaba mordiendo su labio también. Remus emitió un pequeño suspiro, y Sirius arqueó una ceja.
El pelinegro se inclinó más hacia el castaño, besando sus labios, sintiendo el sabor a chocolate y el olor a pergamino. Remus posiciono ambas manos en el cuello del contrario y soltó un suspiro, pero pronto se separo. Sirius hizo un puchero.
―Oye, si no bajamos en este instante, James definitivamente va a pensar que estamos...
―¿Follando?
―...siendo físicamente íntimos. ―Dijo Remus, devotamente.
Sirius estalló en risas de nuevo, y se giró de vuelta a la cama.
―¡Oh Moony! Me matas. ¿Qué pasó con ese bruto pequeño matón que conocía en 3er año?
Las mejillas de Remus se encendieron. 3er año no fue su mejor era y definitivamente esta avergonzado de que Sirius lo llamara "bruto pequeño matón" solo porque tenía ataques de ira que no sabia controlar, pero sabia que no se estaba burlando de él.
―Un niño rico pasó y me guiño el ojo. ―Respondió Remus, con diversión, tirando las mantas hacia atrás y pasando una mano por sus rulos. ―Bien. Ducha rápida, luego te vienes abajo. ―Saltó de la cama, entrecerrando un poco los ojos mientras la brillante luz solar llenaba el dormitorio.
―¡Me gusta como suena eso! ―Exclamó Sirius desde la cama mientras Remus cruzaba la habitación. En la puerta del baño se giró y le dedicó a Sirius una mirada fulminante, con sus orejas rojas.
―Abajo de las escaleras. Pervertido.
(...)
James no podía mirar a ninguno a los ojos, como hecho, para la diversión de Sirius. Peter tenía su cabeza agachada también, silenciosamente metiéndose avena a la boca, y por un horrible momento Remus se preguntó si es que le había dicho a James exactamente lo que él había visto en su dormitorio
El de lentes intento mantenerse cuerdo en la conversación, pero cuando Mary (Mary pervertida y desubicada) toco el tema de la intimidad sin razón alguna, James saltó de la mesa, de forma inusualmente torpe, sacudiendo la mesa mientras lo hacía. Lily levantó la mirada, sorprendida.
―¿A dónde vas?
―Pociones.
―Faltan otros quince...Vale, espera, iré contigo. ―Ella se levantó. aun dedicándole a su novio una mirada extraña, y se fueron juntos.
―No sabía que James era tan mojigato. ―Comentó Mary.
―Oh, no fuiste tu, McDonald. ―Explicó Sirius, estirando sus brazos por encima de su cabeza y alborotando el cabello de la chica. ―Prongsie-boy solo tuvo una pequeña sorpresa esta mañana...¡auch!
Remus le había dado una brusca patada bajo la mesa. Marlene los observó a ambos, bebiendo su té con una mirada de complicidad.
―Voy a la biblioteca, veré si puedo encontrar algunos libros antes de Historia de la Magia. ―Sujetó en alto la lista que le había dado McGonagall. ―Las veo más tarde, chicas. ―Le asintió a Mary y Marlene.
Sirius dio saltos contentamente junto a Remus mientras caminaba hacia la biblioteca, mentalmente ordenando su itinerario para el día. Solo tenía tres clases, afortunadamente, pero había prometido alcanzar a Christopher (un chico de Ravenclaw bastante amable) en algún punto.
―Sabes que no tienes que acompañarme, ¿cierto? ―Le comentó el castaño a Sirius, buscando los libros en una estantería algo lejana de las demás.
―¿Te molesta?
―Para nada, pero...ya sabes. ―Lo miró algo inseguro. ―Si tienes algo que hacer...
―Hey, no seas así. ―Sirius le reprendió, gentilmente. ―No tengo nada que hacer, me gusta estar contigo. Ya sabes, lo que sea por nuestro Moony.
Remus le sonrió con las mejillas de color rojo brillante. Encontró tres libro en la lista de McGonagall, lo que lo animó un poco. Se los llevó a Madame Pince, luego empezó a meterlos en su bolso.
―Yo los llevaré. ―Ofreció Sirius, extendiendo sus manos. ―No quieres estar cargándolos todo el día, voy de vuelta al dormitorio de todas formas.
―Oh, gracias. ―Remus se los entregó. ―¿Vas a empezar el ensayo de Aritmancia?
―No si puedo posiblemente evadirlo. ―Sirius hizo una mueca. ―¿Te veo al almuerzo? Estas libre esta tarde, ¿cierto?
―Eh...seh, pero se supone que veré a Christopher...luego está ese ensayo que tu no harás, y clases de sanación. Y realmente quiero responderle a mamá hoy.
―Merlín, Remus. ―Sirius esta sacudiendo su cabeza. ―¿Tienes pensado comer hoy al menos?
―Tengo que correr, Historia. ¡Te veo al almuerzo!
(...)
Remus iba tarde a almorzar, pero decidió no preocuparse ya que no tenia clases hasta las cuatro. Se sentó frente a Sirius, el cual fue el único que lo había esperado (y el único que tampoco tenia clases hasta las cuatro). El pelinegro había empujado un plato de salchichas y puré a través de la mesa para él.
―De todas formas, resultó bien al final, usé el tiempo para escribir mi carta para mamá, entonces por lo menos está hecho...¿qué es eso?
Sirius había deslizado un montón de pergaminos por la mesa ahora. Remus había drenado su copa de jugo de calabaza y lo miró hacia abajo.
―¿Aritmancia?
―Tu ensayo, ―dijo Sirius, casualmente. ―terminé el mío, como un niño bueno, entonces pensé en hacer el tuyo también.
―¿Tú qué? ―Remus hizo un doble chequeo. Sirius era ridículamente bueno con una pluma, y había copiado su propia manuscrita marañosa perfectamente. ―¡No te creo!
―¿Cuantas veces lo has hecho por Wormtail? O James, en ese caso, aún esta siendo un idiota por lo de esta mañana, por cierto, no me quiere hablar al respecto, de todas formas, ahora que eso está hecho, y las cartas, ¡estás libre por la tarde!
―Muchas gracias, Padfoot, honestamente, esto es brillante...pero prometí que vería a Christopher, y...
―Nop. ―Sirius estaba sonriendo bastante satisfecho. ―Acabo de verlo. Le dije que no estabas bien, entonces no podrías verlo.
―¡Sirius!
―Bueno no estás bien. ―Respondió Sirius, inocentemente. ―Con lo de anoche, deberías estar descansando.
―Estaré bien cuando haya dormido. ―Respondió Remus cortamente, sus ojos en su comida, usando su puré de papas para terminar su salsa. Lamería el plato si fuera lo suficientemente desvergonzado; las lunas llenas lo volvían hambriento.
Cuando había terminado, levantó la mirada y se encontró a Sirius observándolo, grandes ojos llenos de remordimiento como cachorrito.
―¿Estás enfadado conmigo?
―No. ―Remus limpió su boca con su manga y empujó su plato a tiempo para que desapareciera de vuelta a las cocinas. ―Pero no puedes reorganizar mi vida así solo para abrirte camino...
―¡No intentaba hacer eso! ―Sirius se enderezó, luciendo shockeado. ―Yo solo...tu siempre tienes mucho encima, y es demente. O sea es increíble, porque tú eres increíble, y puedes manejarlo, pero no tienes que hacerlo.
―Vale... ―Remus frunció el ceño, poniéndose de pie.
No estaba exactamente seguro de lo que Sirius estaba diciendo. Siempre había intentado mantenerse ocupado. Le gustaba estar ocupado, y ser útil para las personas.
―Y habías escrito tantas notas para ese ensayo que prácticamente se escribió solo. ―Sirius continuó, mientras dejaban el Gran Comedor y empezaban a encaminarse hacia la torre de Gryffindor. ―Y podemos ir y buscar a Christopher si quieres, probablemente está en la biblioteca...
―Sirius... ―Remus suspiró, suavemente.
―Ve, yo enviaré las cartas por ti, y te veré en la cena.
―Sirius... ―Doblaron para encontrarse con una pasillo vacío. Rara vez se encontraban con un pasillo vacío. ―¡Sirius!
―¿¡Que!? ―Finalmente dejó de hablar a tiempo para que Remus lo tomara desprevenido con un beso en los labios.
El pelinegro paso una mano por el cabello de Remus, sin dejar de besarlo, y sonrió.
―Cállate, idiota. ―Susurro el castaño, en medio del beso.
MATT'S NOTE:
son tan tiernos, basta
la cosa esq amo wolfstar
como ya están en 7mo año, la guerra ya esta entre ellos, pero no quiero tocar el tema de la guerra aún
¿les gustaría que hiciera una segunda parte de la historia con Harry y el prisionero de Azkaban?
enfin
nos vemos, besitoss
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