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O5 ― cinco veces y una más.

Cinco veces en las que
Sirius se sintió "raro" con
Moony sin saber por que
y una vez que se dio cuenta
la razón.




1er año, después de navidad.

Cuando la navidad cae en
Hogwarts, Sirius no puede evitar
investigar sobre su 
nuevo amigo.

―¿No te parece raro Remus? 

Sirius no levanto la cabeza, estaba más pendiente a su tarea que a lo que le dijera James. 

―¿Eh? 

―Remus, nuestro compañero, nuestro amigo.

―Ah. ―Respondió el pelinegro sin importancia. ¿Por que seria alguien raro? ―¿Por que es raro? 

―Ósea... ―James trato de buscar palabras para arreglar sus palabras. ―Él no, me refiero a que es raro que desaparezca todos los meses, a veces se pierde dos o tres semanas de clases. Nunca dice nada, no da explicaciones, llega con cicatrices y heridas graves, algo debe estar pasando. 

Sirius lo miro con el ceño fruncido y una pequeña mueca. Parpadeo repetidas veces para volver a su pergamino. 

―No te preocupes por eso James, seguro que el esta bien. 

―¿No te preocupa un poco siquiera? 

Sirius lo pensó. Lo pensó cuando James le pregunto y lo pensó en navidad, pero aun no sabia con exactitud. Solo había una persona por la que se preocupaba y era Regulus, y seguramente cuando volviera en vacaciones, ya no querría hablarle. Jamás en su vida experimento el tener amigos, y ahora que los tenia, no sabia como sentirse cuando se preocupaba. 

Claro que, no había mucho de que preocuparse porque eran niños. James tenia una familia que lo amaba y añoraba siempre, Peter parecía satisfecho con su madre y su hermana mayor, y Remus...

No sabia nada de Remus. No sabia quienes eran sus padres, o si estaban muertos. Lo poco y nada que sabia es que era mestizo, que tenia un enfermiza obsesión por el chocolate y que vivía con la nariz en los libros. Eso lo decepcionaba un poco, sobre todo después de enterarse que Remus era un hombre lobo. 

No se asusto, no sintió asco ni miedo, pero si una extraña sensación en su estomago. 

Recuerda que, el día que lo descubrió, fue la noche de víspera de navidad. El chico de ojos ámbar se había quedado en el castillo al igual que el. Había sospechado sobre lo que pasaba con Remus, pero no quiso decirle nada, pero era casi obvio después de haber estado observando su comportamiento por semanas.―Y tiene que admitir que fueron las semanas más extrañas de su vida ―Las desapariciones cada luna llena, las cicatrices nuevas, las semanas en enfermería, la indiferencia, los ataques de ira. Todo calzaba. 

Remus era un hombre lobo. 

Sirius era alguien bastante chismoso y no aguantaba cuando le decían un secreto, pero esto no era un secreto de un niño de once años, era la cosa mas importante de la que Sirius se pudo enterar. Su amigo estaría en riesgo si el llegaba a decir algo, pero tenia muchas preguntas, ¿McGonagall lo sabia? ¿Dumbledore? ¿Por eso estaba siempre de mal humor? ¿Por eso escuchaba su respiración agitada y sollozos en las madrugadas? 

Por esa misma razón, no le dijo nada ni a James ni a Peter. Eso era decisión de Remus. Esto era su secreto y no se lo diría a nadie sin su consentimiento, pero quería dejarle claro que el estaba ahí, que no quería dejarlo solo, que no lo asustaba, que no estaba solo. 

Porque Remus era muy solitario. 

Entonces, ante la pregunta de James, simplemente fingió demencia, negando con la cabeza y evitando preguntas, con la excusa de que tenia que terminar sus deberes. 

Después de unas horas, ya era la hora de cenar. Sirius le dijo a James ―mintiéndole ―que iría en un segundo. Subió a la habitación y vio a Remus, arreglando unos papeles, sentado en su cama. 

Soltó un suspiro dejando sus cosas en su cama y se acerco a la de Remus, sentándose al borde de esta.

El oji-miel levanto la mirada al sentir una presencia. Tenia puestos sus walkman. Se los saco con lentitud, dejándolos en su cuello y le sonrió a Sirius. 

―Hola Sirius, ¿sucede algo? ―Pregunto amablemente. 

Sirius no podía entender como un alma tan buena como Remus fuera un hombre lobo. 

―Hola. Umh...es hora de cenar. 

―¿En serio? ―El pelinegro asintió, pero no se movió. Remus ladeo la cabeza. ―¿Te pasa algo? ¿Quieres hablar de algo? 

Sirius se aclaro la garganta. Esto será largo. 

―Yo... ―Murmuro. ―¿Donde estuviste en navidad? 

Remus parpadeo repetidas veces, no supo por que, tal vez esperaba desaparecer, porque eso era lo que quería justo en ese momento. 

―¿Que? 

―La noche de víspera de navidad fue luna llena, ¿sabias? ―Pregunto. 

―Sirius... ―Murmuro el castaño, se saco los audífonos y suspiro temblorosamente. Sus manos estaban temblando, en señal de que su ansiedad aumentaba. ―Yo...

―Ya lo se, Remus. Lo se todo. 

Los ojos de Remus picaban en lagrimas, estaba por ponerse a llorar. ―¿Desde... ―carraspeo. ―desde cuando lo sabes? 

―Navidad. ―Respondió, tratando de ser lo más comprensivo posible. 

―Dios... ―Cerro los ojos con desesperación. ―Entiendo si...quieres decirle a los chicos o si no quieres ser mi amigo-

―¿De que estas hablando? ―Sirius frunció el ceño. ―¿Por que no querría ser tu amigo? 

―Porque...porque soy un monstruo y- 

―Merlín, cállate. ―Lo regaño el pelinegro. ―No eres un monstruo Remus. 

―Podría hacerles daño. 

―Has estado cuatro meses con nosotros, si quisieras hacernos daño ya lo hubieras echo. 

Remus no pudo discutir ante eso. Pudo notar que Sirius tenia muchas preguntas. 

―¿Que quieres saber? 

―¿Eh? 

―Vamos Sirius, se que quieres preguntar miles de cosas. ―Dijo Remus. 

―¿Dumbledore sabe? 

El castaño asintió. ―Al igual que McGonagall y Madame Pomfrey. 

―¿A donde vas las luna llenas? 

―A una casa abandonada. 

Sirius asintió, entendiendo. 

Remus frunció los labios, temiendo decir la pregunta que tenia en la punta de la lengua. 

―¿Estas molesto? ―Pregunto, inseguro. 

Los ojos grises de Sirius se encontraron con los de ojos ámbar de Remus. Black negó con la cabeza mientras le sonreía con suavidad. 

―Estoy preocupado por ti, Remus. ―Confeso. 

―No lo estés, no necesito preocupación. ―Negó el castaño. 

La mirada de Sirius recorrió a Remus, consiguiendo un sonrojo por parte de este. Sirius soltó una risa, le revolvió el cabello y lo atrajo hacia el, haciendo que Remus terminara en su hombro. 

―Merlín, eres adorable. 




3er año

Sirius esta celoso y no quiere 
admitir por que, James cree 
tener una pequeña idea.

Remus era muy amable, eso todos lo sabían con exactitud. Siempre ayudando, siempre ofreciendo ayuda para todo, todo el tiempo. 

No era algo malo, él no lo veía como algo malo. Además ¿de que tiene de malo ayudar a los demás cuando lo necesitan? 

El castaño era muy inteligente, tendía a responder siempre las preguntas de los profesores y siempre tenia buenas calificaciones. Sobre todo en Cuidado De Criaturas Mágicas. 

Peter por otro lado, no era tonto, pero si era más lento que sus amigos para entender las cosas. Remus estaba casi seguro de que su amigo tenia déficit de atención. 

Generalmente el rubio requería de ayuda para ciertas tareas, incluso llegaba a copiar el trabajo de sus amigos. Se sentía fatal por eso, pero la calificación lo valía. 

Bueno, no de todos sus amigos, de Remus no. 

El chico Lupin no era un nerd total, pero bastante correcto la mayor parte del tiempo. El tipo de chico que prefería explicarle en lugar de pasarle la tarea para que la copiara. 

Ese viernes, tenían unas cuantas horas libres antes de entrar a Encantamientos. 

Como el 90 % de su tiempo libre, James y Sirius llevaban un buen rato en detención. 

Remus estaba mas que concentrado leyendo un libro. Seguramente ya tenia hecho el ensayo de al menos medio pergamino que el profesor Flitwick les había asignado. 

Peter moría de nervios. No había entendido nada de la clase y dudaba encontrar una cantidad suficiente de palabras largas e intelectuales para despistar su casi nulo conocimiento de la clase. 

―Ey, Moony...¿Qué lees? ―Se acerco fingiendo interés. 

Remus levanto la vista. Por supuesto que sabia que Peter no había hecho el ensayo. 

―Es un libro muggle. Es muy interesante, ¿quiere leerlo conmigo? 

―Eh, bueno... ―Dudo. ―Yo, en realidad, eh...Quería estudiar un poco. Y saber si me prestarías tu ensayo de Encantamientos. Solo quiero confirmar unas cuantas cosas, no te preocupes. 

―Por supuesto. ―Dijo el hombre lobo buscando su mochila. Peter celebraba mentalmente, parecía que Remus había caído. ―¿Y que te interesa confirmar? Tal vez podamos estudiarlo juntos. 

Mierda. 

Rebusco una excusa en su cerebro, pero la mirada de Remus le hizo saber que el hombre lobo lo conocía demasiado. No tenia caso mentirle, no a el. 

Peter sonrió avergonzado. Remus rio tranquilamente. 

―No te avergüences por no entender algo, Peter, todos necesitamos ayuda de vez en cuando. 

―No le digas eso o se lo tomara muy enserio. ―Exclamo James burlón, entrando junto a Sirius a la Sala Común. 

―Ese "de vez en cuando" se convertirá en todos los días, Moony. ―Complemento Sirius riéndose. 

Peter estaba apunto de mandarlos a la mierda a los dos envidiosos, cuando Remus volteo a verlos (específicamente a Sirius) desaprobatoriamente. 

―Entonces lo ayudare todo los días, ¿Tienes un problema con eso, Black? 

Ambos chicos se miraron desafiantes. Sirius, por un lado, se preocupo, pero en el fondo estaba más molesto que preocupado. 

El pelinegro rodo los ojos y subió a la habitación, con James detrás de el. 

―Ignóralos Pet, te ayudare en lo que necesites. 

(...)

El mal humor de Sirius era más que evidente para James, pero no lograba adivinar el por que.

―¿Que te pasa, Sirius? ―Le pregunto a su amigo mientras se acostaba en su cama. 

―Nada. ―Respondió con brusquedad

Esta vez James lo miro con curiosidad y confusión.

―Vamos amigo, algo te pasa. ¿Es por lo que te dijo Moony?

―No me pasa nada, James. Y no es por Remus

James frunció el ceño, algo más raro que ver a Moony desafiando a Sirius es que Sirius lo llame por su nombre, o lo llamaba por su apellido o con dulces apodos, pero nunca por su nombre.

Además, le dijo James, ósea que estaba molesto.

―Pues no se nota.

Sirius se quedo en silencio. Parecía como si fuera a explotar.

―¿Desde cuando Peter y Remus son tan cercanos?

―¿De que estas-?

Preciso en ese momento la puerta de la habitación se abre y entra Remus luciendo sereno, casi aliviado. Sirius ignora la expresión de su amigo y aborda a Remus con una mirada penetrante y ojos de disculpa. 

―¿Se te ha pasado el humor de perros? 

Sirius rodo los ojos. ―Fue una broma. 

―A mi no me gustan esas bromas. ―Respondió Remus sin dirigirle la mirada, buscando algo en su baúl. 

―Vale, lo siento. 

El rostro de James era un poema. Sirius nunca se disculpaba. 

En cambio, Remus sonrió, mirando al pelinegro de reojo. ―No te pongas celoso, Sirius. ―Le dijo. ―Además, recuerda que tu y yo tenemos una cita pendiente. 

De un segundo a otro el aura del pelinegro cambio por completo, Sirius sonrió grande y su rostro se ilumino como si hubiera ganado la cosa más valiosa del mundo. 

―¿Una cita? ―Pregunto James confundido, Sirius volteo a mirarlo con la sonrisa más grande que le había visto en el día. 

―En la biblioteca. ―Respondió Remus. 

―Moony y yo estudiaremos. ―Comento con una felicidad insana y aun más si el contexto contenía biblioteca y estudios, pero allí estaba el "Moony" de nuevo. 

―Tengo que darle esto a Peter, los dejo. ―Informo Remus, mostrando unos apuntes. 

El castaño salió y Sirius aun con su mejor sonrisa fue directo hasta la cama del licántropo y se acostó en ella, ambas manos tras la cabeza, piernas cruzadas y luciendo satisfecho con la vida. James aun estaba de pie, mirando a su amigo con incredulidad, Sirius le lanzo una mirada divertida. 

―¿Que pasa, Prongs? ¿Te petrifico el basilisco? 

―Te gusta Moony. ―Susurro y Sirius frunció el ceño, reincorporándose en la cama. 

―No, no me gusta. ―Negó. ―Es mi mejor amigo, al igual que tu y Peter. 

Pero no era así, Remus y Sirius eran mas que amigos. Las miradas, las sonrisas, los coqueteos, ¿Qué eran? ¿un juego del que James no estaba enterado? Definitivamente había algo más. 

Y Sirius lo sabia. Mierda, por supuesto que lo sabia, estaba fingiendo demencia, como todas las veces que le preguntaba algo sobre Remus. 

Había algo más, algo de lo que Sirius no estaba enterado. 




5to año

Sirius intenta hablar con Remus, él

se da cuenta de que no puede
odiarlo.

Si Sirius alguna vez se avergonzó de si mismo, no se comparaba en nada como ahora. 

Ahora, que estaba en la enfermería, con James, Peter, McGonagall y Dumbledore. Remus estaba sentado en una camilla, con la mirada apagada. Severus estaba inconsciente en otra camilla. Todo era una mierda. 

La había cagado, esta vez la había cagado en grande. 

McGonagall y Dumbledore hablaban con Pomfrey, cosas que Sirius no entendía ni escuchaba. James no era capaz de mirarlo y Peter hacia lo posible por consolar a Remus. 

Remus...

Una broma que definitivamente había echo que las cosas se rompieran entre ellos. 

Había roto su promesa. No solo le había fallado a Remus, sino también a James, a Peter, incluso a McGonagall. 

Había estado mirando a Remus todo ese tiempo que estuvieron en enfermería. Como temblaba, como moría de miedo, peor no lo vio llorar. Jamás lo había visto llorar. 

No se quiso acercar, no fue capaz, estaba seguro que lo mandaría a la mierda. Pero se rompió por completo cuando vio una lagrima correr por la mejilla de Remus y como empezaba a luchar por un poco de aire. 

Estaba teniendo un ataque. 

―Moony... ―Se acerco a el, ignorando los reproches de McGonagall. Se arrodillo frente al chico y tomo sus manos, las cuales temblaban con fuerza. ―Oye, oye...esta bien, tranquilo. 

Remus negó con la cabeza, sin ser capaz de mirar a Sirius, quien es o solía ser su mejor amigo. Su corazón latía en su cabeza, su respiración era irregular y no veía ni escuchaba con claridad. Los recuerdos que tenia en su mente eran sobre como lastimo a Snape y como este le decía la clase de monstruo que era. 

Rompió a llorar, tapándose el rostro. Tenia tanto miedo. 

No quería irse. 

―Remus, oye...respira ¿si? ―Intento decirle, pero Remus estaba por desmayarse. ―Escúchame, se que la cague ¿vale? y puedes golpearme todo lo que quieras peor ahora necesito que te calmes. ―Acuno el rostro del castaño entre sus manos. ―Por favor, respira. Inhala y exhala. 

Los minutos habían parecido horas eternas. Remus aun no estaba bien, pero su corazón ya no parecía como si se quisiera salir de su pecho, aunque los malos pensamientos seguían ahí. 

Después de algunas horas y suplicas hacia Madame Pomfrey para que lo dejara quedarse en la enfermería, Sirius tuvo que ver como Remus se retorcía cuando la enfermera le curaba las heridas. 

Hasta que se quedaron solos. 

Ninguno fue capaz de hablar, no tenían mucho que decir,  y si había algo más además de la culpa de Sirius, no se atrevían a decirlo. 

Black tenia claro que todo, absolutamente todo lo que había pasado era culpa suya y de nadie más. Remus había confiado en el, le había confiado su más grande secreto, creyendo que Sirius seria lo suficientemente consciente como para no decirle nada a nadie. 

Pero Sirius ya no era su amigo, al menos no como antes, no como hace cuatro años. Dios, ni siquiera como hace días atrás. 

Solo si hubiera pensado en las consecuencias...

―Remus. ―Lo llamo. ―Yo... ―Las palabras no le salían, no sabia que decir, no sabia si Remus lo mandaría a la mierda y le diría que no quería verlo nunca más. ―Moony, lo siento tanto- 

―Basta. ―Le respondió. ―No quiero, es tan raro. Tu eras mi amigo, la persona en la que más confiaba en el mundo, Sirius. ―Sus ojos hinchados y heridos dolían más verlos de cerca, pensó Sirius. ―La única persona que de verdad creí que podría entender mi dolor. 

Los ojos de Black picaban de lagrimas. 

Pero Remus no podía odiarlo ni aunque quisiera, y lo sabe, lo sabe desde que pelearon esa vez en la habitación. De echo, siempre lo ha sabido. Especialmente desde que se dio cuenta de que sentía algo más que una amistad por el pelinegro, se dio cuenta que, ahora y siempre, nunca le negaría algo, nunca podría dejar de creerle a sus ojos grises. Jamás. 

―Por favor no me odies... ―Le rogo el pelinegro. 

―No vuelvas a hacer eso de nuevo... ―Susurro Remus, dejando caer su cuerpo en el hombro de Sirius, abrazándolo. Sintió las caricias de este en su cabello y se permitió llorar, de nuevo. 

Ahora lo sabia, no podía odiar a alguien que ama. 




2do año

Nadie se mete con Remus,
no con Sirius como guarda
espaldas.

Para muchas personas, Remus solía ser un blanco fácil para las burlas. Ese niño callado y tímido de Gryffindor. Algunos decían que de Gryffindor no tenia nada, y eso era exactamente lo que hacia que Remus dudara de si mismo. 

Remus era alguien de baja autoestima, dudaba mucho de sus capacidades (aunque no se note), por eso prefería esconderse de la gente en lugar de ser extrovertido, como lo eran sus amigos. 

En el castillo, Remus tuvo que endurecer su postura, tuvo que aprender a superar sus miedos y entender que ya no tenia a sus padres para que lo defendieran, que gracias a su condición se había vuelto en un niño problema y que en la vida se gana y se pierde. 

Para tener 12 años, era un chico muy inteligente, y algunos envidiaban eso, sobre todo porque parecía ser el favorito de McGonagall. 

Pero, justamente ese día, no tenia ganas de ir a clases. Era lunes por la mañana, y a diferencia de otras veces, no se levanto temprano como siempre, de echo no tenia ánimos de levantarse de la cama.

―Vamos Remus. ―Le dijo James. ―Al menos dime porque estas así. 

―Simplemente no tengo ganas de ir. ―Murmuro, su voz fue amortiguada por las sabanas tapando su cuerpo entero, hasta la cabeza. 

El de lentes soltó un suspiro, había insistido lo suficiente, y estaban llegando tarde para el desayuno. 

―Vámonos, Sirius. ―Le dijo al pelinegro, que se había quedado mirando la cama de Lupin. 

―Ya voy. 

De camino al Gran Comedor, Sirius no pudo evitar pensar en que era lo que tenia a Remus tan desanimado. Si bien era sabido que Remus no era la persona más alegre del mundo, ―en muchas ocasiones, a Sirius le toco verlo con la mirada perdida y un puchero formándose en sus labios ―pero jamás faltaba a clases y eso ya era extraño. 

―¿Creen que alguien le hizo algo? ―Pregunto a la nada. 

James frunció los labios. ―No lo se. ¿Tu dices que si? 

―No lo se. 

―¿Y si le preguntamos a Lily? 

Ambos chicos voltearon a ver a Peter. 

―Ella pasa mucho tiempo con Remus, tal vez sepa algo. 

Entraron al Gran Comedor y Sirius rápidamente se acerco a Evans, pero esta al verlo, intento irse. 

―Evans, no vinimos a molestar. ―Advirtió. ―Es por Remus. 

Lily suavizo su expresión y frunció el ceño preocupada. ―¿Le paso algo? 

―Eso queremos saber. ―Dice James. ―No quiso salir de la cama hoy. Le preguntamos que le pasaba pero no nos quiso decir. 

La pelirroja frunció el ceño. 

―Tu no sabes algo ¿no? 

―No se que le paso pero...creo tener una idea. ―Vio los rostros expectantes de los chicos y suspiro. ―Hace algunos días, Lucius Malfoy y su grupo lo han molestado, diciéndole cosas nada agradables, y Remus podrá decir que no le afecta, pero yo se que si. 

―¿Cosas como que? ―Pregunto Sirius con expresión neutral. 

―A mi no me corresponde decirles eso chicos, pero si de verdad les importa Remus, les pido que al menos uno de ustedes lo acompañe hoy. ―Pidió la chica. 

Sirius asintió, tomando una barra de chocolate y dirigiéndose a la Sala Común, sin despedirse. 

Abrió la puerta de su habitación, viendo el rostro dormido de su amigo. Suspiro y se sentó en el borde de su cama, dispuesto a despertarlo. 

―Remus. ―Nada. ―Moony. ―Aun nada. ―Chocolatero de mierda. ―Lo sacudió un poco más fuerte, logrando que el castaño despertara. 

―Vete a la mierda, Black. ―Murmuro, sin abrir los ojos. 

El pelinegro rodo los ojos, tomo la almohada que Remus tenia debajo de su cabeza y lo golpeo con esta. El castaño soltó un gruñido y se levanto de golpe. 

―¿Que quieres? 

―¿Que te pasa? 

Ambos se miraron a los ojos por varios segundos, hasta que Remus hablo. ―Nada. 

Sirius no insistió, solo porque sabia que Remus no le diría la verdad, no de inmediato al menos. 

―Te traje chocolate. 

Los ojos de Lupin brillaron y rápidamente tomo la barra que Sirius le estaba ofreciendo. 

Se fundieron en un silencio algo incomodo por ciertos minutos. Remus comía el chocolate mientras que el oji-gris solo lo miraba, tratando de buscar alguna respuesta de por que Remus Lupin, el chico perfecto, había faltado a clases. 

―¿Ya me dirás que te pasa? 

Remus no respondió, le dio otro mordisco al chocolate antes de que Sirius se lo quitara. 

―¡Ey! ―Remus frunció el ceño. ―Dámelo. 

―No te lo daré hasta que me digas que te paso. Y si no me dices, me lo como. 

Remus abrió la boca para hablar, pero la cerro, sin saber que decir. 

―Yo... ―Murmuro. 

―Vamos, Lupin. ¿Qué no confías en mi? ―Pregunto Black, con una sonrisa divertida. 

El castaño soltó un suspiro. ―Si confió en ti, no confió en lo que harás si te digo. 

―Vamos Remus, solo dime. 

El chico desvió la mirada, resoplo e inflo sus mejillas, sintiendo algo de nervios. 

―Malfoy me mando algo... ―Susurro tan bajo que Sirius tuvo que acercarse a el para escucharlo mejor. 

―¿Que te mando? ―Pregunto el pelinegro, sintiendo su mandíbula tensarse. 

Remus ―consciente de que no podría sacarse a Sirius de encima. ―saco una carta de su baúl y se la paso a su amigo. 

Era el dibujo de un lobo aullándole a la luna, a un costado había una frase escrita: "Remus monstruo Lupin". 

La respiración de Sirius era pesada. Miraba el dibujo una y otra vez, sin creer que habían personas tan crueles como lo era Lucius Malfoy. 

―Lo voy a matar. ―Se levanto rápidamente de la cama y camino a la puerta. Remus se paro igual de rápido, tomándole del brazo y poniéndole seguro a la puerta con un hechizo. 

―¿Estas loco? ¿Qué mierda crees que haces? ―Le pregunto Remus. 

―¿Yo soy el loco? Ese idiota se atreve a insultarte con la única cosa que vives ocultando ¿y yo soy el loco? ―Exclamo Sirius. 

―Sirius... 

―¿Que mierda te pasa a ti, Lupin? ¿Por que no simplemente dejas que te defienda? 

―¡Porque nunca me han defendido! ¿¡Okay!? ―Black lo miro en un pequeño estado de shock. ―Nunca he conocido a nadie como tu, Sirius, nunca he tenido a nadie que quisiera defender mi persona como tu, eso es lo que me pasa. 

Sirius suavizo su mirada, sintiéndose completamente estúpido por haber sido así con su amigo. 

―Lo siento. Lo siento, no quise tratarte así. 

El oji-miel se fue a sentarse a su cama, tomando la barra de chocolate. Se tiro de espaldas a la cama, sintiendo como Sirius se acostaba a su lado y ponía su cabeza en su estomago. 

―Lo siento. 

―No te preocupes Sirius, esta bien. ―Lo tranquilizo. ―Solo...no hagas nada ¿de acuerdo? 

―De acuerdo. 

Sirius no fue a clases ese día, ni al almuerzo ni a la cena. Se quedo en la habitación junto a Remus, charlando, jugando y mirándose. 

Claro, Remus nunca supo que esa misma noche, Sirius no solo golpeo a Malfoy, sino que le gasto una broma a todos los Slytherins. Tuvo detención por dos semanas, pero definitivamente valió la pena.



4to año

Cuando los Merodeadores regresan
para su 4to año en Hogwarts, Sirius
nota el drástico cambio en Remus
Lupin.


Cuando Sirius volvió a la plataforma 9 y 3/4, lo primero que hace es buscar a sus amigos. Lo único que quiere es verlos después de unas desastrosas vacaciones. Tiene nuevas heridas, pero nadie tiene por que saberlo.

El primero al que encuentra es a James, su hermano de otra madre. Después de unos cortos minutos encuentran a Peter. 

Pero Remus no apareció y Sirius temió que tal vez no lo vería ese año escolar. 

Los tres amigos subieron al tren y llegaron hasta el ultimo compartimiento. Peter se había excusado para ir con la señora del carro de dulces y James ―seguramente ―se había ido a molestar a Evans. Sirius se quedo solo en sus pensamientos. 

No recibió cartas de su amigo licántropo y eso lo preocupo, sin duda. No supo nada de sus luna llenas ni nada. 

No lo admitiría nunca, pero tenia muchas ganas de ver esos ojos ámbar. 

Salió de sus pensamientos cuando la puerta del vagón se abrió de golpe, dejando ver a un Remus de ―probablemente ―1.60 metros de altura. De pronto se sintió pequeño. 

El castaño ―ahora casi rubio ―se sentó frente al pelinegro, aparentemente de buen humor y miro a Sirius con serenidad. En ese momento pudo verlo mejor. Su rostro había endurecido, sus pecas ahora eran un poco mas visibles, sus ojos eran casi dorados, tenia una cicatriz a la mitad de su ceja y otra en su cuello, que conducía más abajo, su cabello estaba más largo que el año pasado y algunos mechones caían sobre su frente. Llevaba una camiseta negra manga corta y unos jeans. Su piel seguía igual de pálida, pero algo en su aura había cambiado. No pudo evitar notar sus brazos y lo musculosos que se veían. 

―Hola, Sirius. 

Oh, Merlín, y su voz. Era ronca y hablaba con más claridad, como si quisiera que sus palabras quedaran en la mente de Sirius para siempre. Repaso su mirada por sus cicatrices y sus labios carnosos. 

―Vaya, vaya, miren lo que trajo el viento. 

Remus blanqueo los ojos con una sonrisa y Sirius juro que podría morirse ahí mismo. 

―Lo siento, no tuve tiempo de escribirles. Estaba...ocupado. 

El pelinegro alzo una ceja. ―Fumando, por lo que veo. 

El castaño se alzo de hombros y desvió la mirada. 

―¿Desde cuando? 

―Verano. 

Sirius asintió. 

―¿Como estuvo la ultima luna llena? ―Pregunto. 

―Normal, supongo. 

Antes de que Sirius pudiera decir algo más, James y Peter llegaron al compartimiento. 

(...)

A medida que comenzaron las clases, rápidamente se hizo evidente que Sirius no era el único en notar la metamorfosis de Remus durante el verano. Era casi imposible para los chicos pasar algún tiempo fuera de su dormitorio sin ser abordados por un grupo de chicas risueñas, empeñadas en llamar la atención de Remus. Los Merodeadores con frecuencia se encontraban unidos a la hora de las comidas, para su disgusto, ya que era el mejor momento de planificación de bromas. Remus parecía tolerar la atención al principio, pero cuando se hizo imposible aventurarse en la biblioteca y estudiar sin interrupción, rápidamente se exasperó con la situación.

Una de esas noches, después de huir de la biblioteca solo para ser acorralado en la sala común de Gryffindor, Remus se arrojó sobre su espalda en su cama, escuchando al soplón de Sirius, quien le contaba todo a James como una señora chismosa.

―Sirius. ―se quejó, alargando la ultima consonante.

―No sé de qué te estás quejando Remus, ¿qué tiene de malo ser adorado?

―¡No quiero ser adorado!

―Todos quieren ser adorados, Remus.

El castaño se apoyó en sus codos, frunciendo la frente mientras miraba a su amigo sonriente.

―No, quiero estudiar. Y preferiría hacerlo en un lugar tranquilo donde no haya un soplón volando alrededor de mi cabeza, y la ocurrencia regular de cosas explotando que no tienen por qué hacerlo. ―Para enfatizar, miró a James había intentado encantar para que siguiera a Snape literalmente pateándolo en el trasero.

―¿Por qué no sales con una de ellas, entonces? ―Peter preguntó desde dónde estaba encaramado en el tronco de James, rociando agua de su varita, apagando el fuego del zapato.

―No salgo con ninguno de ellos, ¡quiero que me dejen en paz! ¡No tengo tiempo para una relación, tengo demasiado que hacer entre los deberes de prefecto, estudiar para N.E.W.T. y cuidarlos mucho! ―Al ver a James abrir la boca para responder, Remus agregó apresuradamente. ―Además, sabes que no puedo acercarme demasiado a la gente, qué con mi pequeño problema peludo. Los inteligentes lo resolverán, y ¿por qué querría estar con alguien demasiado tonto para resolverlo?

Ninguno de ellos tuvo una respuesta a eso, el asunto cayó cuando James y Peter discutieron dónde se equivocaron con el encanto. Remus suspira, cierra las cortinas y lanza un hechizo silenciador para evitar que más explosiones interrumpan su trabajo, pensando que solo tendría que contar con uno de los otros para agarrarlo en caso de una evacuación de emergencia.

Remus acababa de sentirse cómodo con su carta estelar y las notas astronómicas dispuestas a su alrededor cuando la cortina se movió hacia un lado y Sirius entró. Remus frunció el ceño ante la interrupción, a lo que el chico de cabello oscuro levantó las manos en un gesto apaciguador.

―No estoy aquí para molestar, lo prometo. Sin embargo, ¿está bien si me quedo aquí contigo?

Remus se suavizó de inmediato, despejando un espacio a su lado para que su amigo se estirara. Cuando no estaba ocupado causando problemas o tramando problemas, Sirius a menudo se abría camino para relajarse cerca del otro chico, lo que sea que esté haciendo, sorprendiendo al hombre lobo con su capacidad de estar callado cuando lo necesitaba. Subiéndose suavemente en la cama para no perturbar la mezcla heterogénea de materiales de estudio o volcar la olla de tinta precariamente equilibrada, se acurrucó en el hombro del castaño, con la cabeza apoyada al lado de Remus.

El rasguño de la pluma en el pergamino creó una suave calma, a la que Sirius se encontró comenzando a quedarse dormido, reconfortado por el olor de Moony que lo rodeaba. Mientras consideraba qué escribir a continuación, los dedos de Remus distraídamente encontraron su camino en largas y sedosas ondas de cabello negro como la tinta. Acariciando suavemente a través de su longitud, el movimiento repetitivo y relajante sirvió como una cereza en la parte superior, y Sirius pronto se encontró deslizándose hacia un abismo pacífico.

―Oye, ¿cuándo dijo el profesor Sinistra que es la mejor época del año para observar a Orión desde nuestra posición ...? ¿Sirius? ―Al no recibir respuesta, se quedó quieto, mirando hacia abajo para encontrar al chico profundamente dormido bajo su mano. Remus sonrió, apartando el cabello de su cara y metiéndolo suavemente detrás de su oreja antes de regresar a su tarea.




7mo año

Sirius esta enamorado de Remus, es todo.

Remus amaba la lluvia. 

Los días lluviosos eran sus favoritos, sobre todo porque podía quedarse leyendo todo el tiempo que quisiera. 

Se encontraba caminando por un pasillo vacío, ―en ese momento ―era sábado y no tenia mucho que hacer. James estaba con Lily y Peter estaba en las cocinas. 

Casi suelta un grito cuando sintió como lo tiraban del brazo hacia un aula vacía. Se encontró con los ojos grises de Sirius, el cual le tapaba la boca y miraba por la ventana del aula. Siguieron en esa posición por unos segundos hasta que Sirius se alejo y le sonrió con diversión. 

―¿Que te pasa? Casi me matas. 

Black rodo los ojos con diversión. ―Minnie iba detrás de ti, y este pasillo esta prohibido, cariño. 

Remus sintió sus mejillas arder y desvió la mirada. 

―Merlín, eres adorable. ―Se acerco al castaño y acaricio su labio inferior. 

Los ojos color ámbar del licántropo se encontraron nuevamente con los del chico Black. Sirius se acerco más a el, rozando sus labios, hasta que simplemente no aguanto y lo atrajo a un beso.

El castaño alzo ambas cejas sorprendido, pero se dejo besar. Sirius bajo sus manos, pasándolas por la cintura del contrario. Remus sentía su estomago caliente y sus mejillas ardían ante la sensación de los labios de Sirius contra los suyos. 

Enredo sus dedos en el cabello del pelinegro, jalando algunos mechones mientras sentía las manos de Sirius en su cintura, atrayéndolo más a el. Se separaron por unos segundos ante la impresión del agarre del pelinegro, pero rápidamente volvieron a unir sus labios. 

―No puedo hacer esto contigo... ―Susurro Remus con la respiración agitada. Sus labios rozaban con los de su amigo, casi sin poder resistirse a la tentación de volver a besarlo. ―Es ridículo, nos conocemos hace años y-

―Shhh. ―Le dijo el pelinegro. ―Cállate, solo...solo, solo cállate. ―Susurro para atraerlo a un beso nuevamente. 

De pronto el ambiente se volvió más tenso. Cuerpos chocando, el calor entre ellos era inmenso y casi se les olvida que tenían que ir a clases. Sirius mordió el labio inferior del contrario suavemente, haciendo que Remus soltara un pequeño gemido. 

―Moony... ―Susurro el pelinegro, juntando sus frentes. ―Creo estoy enamorado de ti...

A Remus casi se le corta la respiración ante aquella confesión. Simplemente no entendía por que. Aun así, con tanta conmoción dentro de el, sonrió con ternura. 

―Yo también estoy enamorado de ti, Sirius. ―Se confeso. 

Dios, se confeso como nunca creyó que lo haría, pero Sirius correspondía su sentir y no podía sentirse más feliz. 

―Pero enserio no podemos estar aquí.

Sirius soltó una risa y se separo. ―Adelántate, voy enseguida. 

―Bien. ―Le sonrió y se fue, sonriendo como un idiota. 

Black soltó un suspiro retenido y se toco los labios, sonriendo como bobo. 


















MATT'S NOTE:

esto fue tan hermoso, dios 

meecantooo

enfin

ojala les guste el cap

nos vemos, besitoss

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