O1 ― tensión.
Omnisciente.
Remus estaba enojado, muy enojado y estaba seguro que el primer tarado que se le atravesara terminaría con un ojo morado.
Okay, tal vez no era la mejor manera de empezar una fiesta en la Sala Común, pero bien poco le importaba, ahora solo quería encontrar al idiota de Sirius.
No sabía si era porque la Luna llena sería en pocos días o porque Sirius siempre lograba sacar lo peor de él cuando quería, pero estaba a punto de estallar.
Camino por toda la Sala común en busca del pelinegro, pero seguía sin encontrarlo. En una esquina de la habitación vio a James y Lily, hablando y sonriendo como dos niños de doce años. Rodo los ojos con irritación mientras se acercaba a ellos.
—James. —Lo llamo. —¿Dónde esta Sirius?
El de lentes lo miro con una pequeña mueca, seguramente ya se había enterado de la disputa entre el castaño y el perro que tenía de amigo.
—La última vez que lo vi fue cerca de las habitaciones. ¿Por que? ¿Paso algo? —Pregunto.
—Nada, es un...problema entre el y yo.
—¿Significa...que el tiene un problema o, él es el problema? —Pregunto nuevamente.
—Significa que él tiene un problema. —Dijo el castaño con firmeza antes de subir las escaleras que daban hacia las habitaciones de chicos.
Soltó un suspiro cansado. Se detuvo a mitad de pasillo y se paso ambas manos por el rostro. Estaba tan cansado, lo único que quería era dormir y no saber nada más del mundo.
Camino un poco más hasta llegar a la puerta de su habitación, donde vio a Sirius saliendo de esta.
Maldito.
Antes de que el pelinegro le pudiera decir algo más, Remus le dio un puñetazo en la cara.
—¿Qué mierda haces tú aquí? —Le preguntó Sirius, sonriendo con amargura.
—¿Que? ¿Te sorprende que haya llegado solo o que? —Remus le devolvió la pregunta.
—¿Quién te trajo?
—Eres una mierda. —Le escupió con frialdad.
—Mira será mejor que te vayas a la cama. —Le dijo con la misma frialdad.
—Me quedaré aquí hasta que me apetezca irme.
—No te lo diré dos veces, Remus. —Sus ojos se conectaron por primera vez en la noche.
—El problema es que no estas en condiciones de pedirme nada. —Murmuro el castaño cerca de su rostro.
—¿Ah no?
—¿Qué pasa si tus primitas se enteran de todo esto? —Pregunto Remus con cierta ironía. Sintió que lo estaba amenazando, pero en el fondo sabia que no era así.
Sirius apretó la mandíbula. Tomó al oji-miel de los brazos y lo dejó contra la pared con cierta brusquedad. No lo suficiente para lastimarlo.
—No serias capaz.
—El chico perfecto ¿no? —Soltó Remus. —Vaya mierda, como has engañado a todo el mundo.
—Soy perfecto en muchos aspectos, cariño. —Lo contradijo mientras se acercaba más a el.
—Por tu modestia no diría lo mismo. —Dice Remus, tratando de zafar el agarre que Sirius tenía en su cintura.
—Eres el único que se preocupa por mi modestia.
—Tal vez será porque no soy como todas las chicas con las que te has acostado. —Escupió.
—No. —Le sonrió. Remus pudo notar que había alcohol recorriendo en las venas de Sirius. —Por supuesto que no. —Se acercó más al castaño, logrando que este se pudiera nervioso. —Labios finos. —Acarició su labio inferior con su pulgar. —Una mirada que no me dice nada. —La mirada gris de Black se dirigió al cuello de Lupin, viendo su pequeño tatuaje. —Un cuello...
Ese no lo había visto.
—¿Qué llevas ahí? —Pregunto con diversión.
—Es un nudo. —Lo empujo lejos de el.
—¿Un nudo? ¿Por lo enrevesado que eres?
—No, es por lo fuerte, pedazo de mierda.
—¿Por lo fuerte? —Sonrió con burla.
—Si, es el nudo del ocho, el más difícil de deshacer.
—No hay nudo que se me resista ¿lo sabias?
Remus trago en seco. Se humedeció los labios inconscientemente, mirando los labios del contrario. La mirada penetrante de Sirius cavaba profundo en todos los deseos de Lupin. Estaba tan nervioso que tuvo miedo de que Sirius escuchará su corazón latir con fuerza.
—Será mejor que te vayas Moony. —Le murmuro.
—Me quedaré todo el tiempo que quiera.
—¿No te das cuenta que este terreno no es tuyo? ¿Qué no aprendes? Llevas toda la noche paseándote por ahí.
—¿Y? ¿Qué pasa? —Le preguntó Remus.
—¿Qué quieres? ¿Desafiarme?
—No, lo siento pero no soy como tu, que llevas compitiendo con James por quien la tiene más grande. —Respondió el castaño con sarcasmo.
Sirius soltó una risa y se alejó por completo. No quería pelear más. —Disfruta la noche, lobito.
(...)
Remus estaba drogado. Mierda.
¿Por qué lo tuve que dejar solo? Pensó Sirius.
—Remus. —Lo tomó con suavidad del brazo.
—Hola Padfoot. —Sonrió de forma risueña, logrando que sus ojos se achinaran.
—Joder. —Maldijo. —Vamos, hay que dormir.
—Nooo. —El chico hizo un puchero.
—Moony, estas drogado, vámonos.
Lo guio hasta las escaleras, mientras Remus intentaba no tambalearse.
—No pasa nada, solo tengo un poco de calor.
La voz del chico era diferente. No era la voz dulce y suave que Sirius amaba escuchar, era rasgosa y muy distinta, demasiado para el disgusto del pelinegro.
Remus se tropezó con sus propios pies, casi cayéndose, de no ser por Black, quien lo tomó de la cintura.
—Ay dejáme. Solo tengo un poco de frío, idiota. —Murmuro, aparentemente mareado.
Al llegar a las escaleras, Sirius tomó a Remus entre sus brazos, haciendo que este soltara un chillido.
—The queens no es una banda de trap, para que sepas, es lo mejor que me pasó en la vida. —Se río en voz baja. —¿Tu mami no te enseño que hay algo que se llama espacio personal? —Pregunto, aunque no obtuvo respuesta. —Ay yo debería hablar con Reggie, para que sepa que no eres tan bien portado eh.
—¿Por que no? —Pregunto el contrario con un poco de diversión.
—Pues porque llevas a un hombre lobo en brazos. —Se quedaron en silencio, aunque no por mucho. —¿Sabes? El cristal es un líquido. Es un líquido que contiene otro líquido. Es bonito, ¿verdad?
Sirius abrió la puerta de su habitación, escuchando las estupideces de su amigo.
—¿Sabias que más de 1000 aves mueren al año por estrellarse contra ventanas?
—¿Ah si?
—Si, ah y una persona puede llegar a tener más de 1.467 sueños al año.
—Que interesante.
El pelinegro acostó a su amigo en su cama y lo arropó. Se sentó al borde de la cama. Remus seguía hablando.
—Si fueras capaz de sentir emociones lo apreciarías. —Dijo en voz baja. —El vidrio fluye tan lentamente que parece sólido, por eso es tan frágil, pero yo no soy frágil, ¿verdad?
—No. Eres la persona más fuerte y valiente que conozco, Moony. —Murmuro Sirius.
El castaño cerro los ojos, sintiendo que el sueño le ganaba. El pelinegro acaricia la zona debajo de su oreja izquierda, en la cual estaba el tatuaje del nudo.
—No me toques. —Remus lo alejo sin abrir los ojos. —Perro de mierda.
Sirius soltó una risita en voz baja.
MATT'S NOTE:
que no se note mi obsesión con Culpa Mia
En fin, ojalá les guste el cap
Nos vemos, besitoss
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro