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Ꜥꜥֶָ֢🪁ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O7

Primera Cita ♡

TaeHyung sintió un dolor punzante en su cabeza, un recordatorio de que, una vez más, se había caído de la cama. El golpe lo había sacado abruptamente de su mundo de sueños, y por un momento, el Omega no pudo evitar querer llorar. Las sábanas enredadas a su alrededor le brindaban la tentadora opción de envolverse en ellas nuevamente, cerrar los ojos y dejar que el cansancio lo venciera otra vez. Sentía la necesidad de buscar su chupón y entregarse por completo a su "little space", un lugar mental que lo reconfortaba, donde podía refugiarse del estrés del mundo adulto. Sin embargo, algo lo detuvo. Hoy no era un día cualquiera; tenía una motivación mucho más fuerte que cualquier deseo de regresar al sueño. Hoy era el día de su primera cita oficial con JungKook, siendo novios.

Con un leve gemido, se sentó en el borde de la cama, frotándose la cabeza y parpadeando contra la luz que se filtraba por las cortinas. La emoción se enroscó en su pecho, un nudo cálido de anticipación que reemplazó rápidamente el dolor de su caída. Aunque ya llevaban dos meses saliendo, gracias a las ocupaciones de la escuela y la universidad, y a los pequeños contratiempos que surgían por el hecho de que TaeHyung aún ocultaba su little space, no habían tenido la oportunidad de disfrutar de una cita formal como pareja. El nerviosismo y la emoción se mezclaban en su estómago, creando un revoltijo de mariposas que lo hicieron sonreír.

Con manos aún temblorosas de emoción, alcanzó su celular en la mesita de noche. La pantalla se iluminó y vio varias notificaciones.

2 mensajes de Sunie 🌼
1 mensaje de Kook 💕

Desbloqueó el teléfono, su pulgar moviéndose rápidamente para leer los mensajes.

TaeHyung rió suavemente ante el mensaje. "Tu novio"... esas palabras le hicieron sentir una calidez peculiar en el pecho, un suave rubor cubrió sus mejillas. Nunca había sido tan feliz de escuchar a alguien referirse a JungKook de esa manera.

Sonrió ampliamente mientras cerraba el chat. El mensaje de su amigo había sido como una pequeña bocanada de energía antes de su día especial, pero ahora su atención se centraba en el siguiente mensaje.

Cinco minutos después, JungKook seguía en línea, pero no llegaban más mensajes. TaeHyung mordisqueó una de sus uñas, un pequeño tic nervioso que tenía cuando algo lo inquietaba.

TaeHyung se llevó una mano a la boca, riendo. Su corazón latía desbocado. La forma en que JungKook se bugueaba cada vez que le decía algo dulce era simplemente adorable.

Sonrió mientras cerraba el chat. Aún quedaban varias horas para su cita, pero el día ya comenzaba de la mejor manera posible. Decidió no perder tiempo y prepararse.

JungKook estaba atrapado en un torbellino de emociones. Se dejó caer de espaldas sobre su cama, sintiendo el acolchado contra su piel, mientras cubría su rostro con las manos. Cada golpe de su corazón resonaba en sus oídos como un tambor ansioso, marcando el ritmo de la expectativa que lo invadía. Había hablado con TaeHyung un par de horas antes, y la conversación había dejado una marca indeleble en su mente. La idea de que pronto vería al Omega lo hacía temblar. Cada vez que pensaba en ello, una oleada de nerviosismo se mezclaba con una emoción abrumadora. Quería que todo fuera perfecto, cada detalle debía ser impecable.

— ¡Joder! — Murmuró, dejando escapar un suspiro tembloroso mientras se sentaba en el borde de la cama. Sus pensamientos eran una maraña; la ansiedad se retorcía en su estómago, como una serpiente inquieta. ¿Qué pasaría si no le gustaba la cita? ¿Y si se daba cuenta de que no era tan interesante como pensaba? Las dudas asaltaban su mente, pero se esforzó por alejarlas.

Se levantó, decidido a no dejar que el nerviosismo lo dominara. Caminó hacia el baño con pasos firmes, su mente funcionando a mil por hora mientras trataba de pensar en cómo podría hacer que ese día fuera especial. Se miró en el espejo, y por un instante se sintió abrumado. Su cabello caía desordenadamente sobre su frente, y sus ojos oscuros reflejaban la confusión que sentía. Pero en medio de todo eso, una chispa de determinación brillaba. Era momento de actuar.

Encendió la ducha y dejó que el agua fría cayera sobre él, el contacto helado fue como un golpe de energía. La frescura lo invadió, ayudando a despejar la niebla de nervios que nublaba su mente. Mientras el agua corría, se concentró en organizar sus pensamientos, intentando dar sentido a la mezcla de emociones que lo dominaban. Habían pasado dos meses desde que comenzaron a salir, pero este día era especial; era la primera vez que se sentía tan nervioso por alguien. Quería que TaeHyung se sintiera amado, protegido y, sobre todo, que nunca tuviera que dudar de cuánto significaba para él.

Al salir de la ducha, se secó con una toalla y miró el reloj. Eran las 11:23 am. La cita era a las 4 pm. Aún tenía tiempo, pero no podía evitar sentir que cada segundo se deslizaba entre sus dedos como arena.

— Tengo tiempo... — Murmuró, pero la sensación de urgencia lo acosaba.

Empezó a vestirse, eligiendo cuidadosamente una camiseta blanca ajustada que resaltaba su figura y unos jeans oscuros que le quedaban perfectamente. Se miró nuevamente en el espejo, tratando de convencerse de que se veía bien. Su corazón latía desbocado, y mientras se pasaba las manos por el cabello, un rayo de confianza surgió en su interior. Se repitió a sí mismo que debía relajarse; TaeHyung ya lo quería tal como era.

Con el tiempo avanzando y la ansiedad acumulándose, decidió distraerse un poco. Se sentó en el sofá y comenzó a navegar por su teléfono, buscando pequeñas ideas para la cita. Cada vez que una notificación sonaba, su corazón se aceleraba, pero no era más que una ilusión. En su mente, solo había espacio para pensar en TaeHyung, en la sonrisa que iluminaba su rostro y en la forma en que sus ojos brillaban cuando estaban juntos.

La tarde finalmente llegó. Con el cielo despejado y el sol brillando, JungKook sintió que su corazón latía aún más rápido. Miró por la ventana y vio cómo los colores del cielo se transformaban en tonos dorados, una hermosa paleta que parecía reflejar su estado de ánimo. A las 3:30 pm, se encontró revisando el reloj una vez más, como si cada segundo que pasaba fuera un pequeño castigo. Con un suspiro profundo, decidió que era hora de salir.

Cuando llegó al lugar de encuentro, vio a TaeHyung esperando con un brillo especial en sus ojos. Estaba de pie frente a su casa, con su cabello enmarcando su rostro de manera encantadora, vestido con una camiseta de un suave tono azul que resaltaba su piel. El Omega lo observó acercarse, y su corazón dio un brinco. JungKook sonrió con la calidez de mil soles, inclinándose para darle un abrazo y un beso suave en la mejilla, un gesto que hizo que la piel de TaeHyung se erizara de emoción.

— ¿Ahora sí me dirás a dónde iremos? — Preguntó el Omega, su curiosidad brillando a través de sus palabras, mientras intentaba no dejar que su impaciencia se hiciera evidente.

JungKook, sintiéndose juguetón, negó con la cabeza, una sonrisa traviesa dibujándose en su rostro.

— No, será una sorpresa.

La pequeña chispa de misterio solo avivó la curiosidad de TaeHyung, quien no pudo evitar sonreír, su corazón latiendo con fuerza al sentir la conexión entre ellos. Mientras caminaban por las calles de la ciudad, el contacto de sus manos provocaba chispas de electricidad que recorrían los cuerpos de ambos. Era un baile silencioso, un intercambio de miradas que hablaban más que las palabras. Con cada paso, la incertidumbre se disipaba y la confianza se fortalecía. Las mariposas en el estómago de TaeHyung revoloteaban en un torbellino de emoción, llenando el aire con una dulce fragancia de romance.

Finalmente, llegaron a un restaurante japonés. La puerta de madera se abrió y el aroma a salsas y especias los envolvió en un cálido abrazo. TaeHyung miró a su alrededor, maravillado. El lugar era acogedor, decorado en tonos de blanco, rojo y negro, con mesas bajas y suaves luces que creaban un ambiente íntimo y perfecto para una cita romántica. JungKook lo miró, complacido al ver la sorpresa en su rostro.

— Joo-Sun me dijo que te gustaba la comida japonesa. ¡A mí también! Soy fanático de los makis — Comentó, guiñándole un ojo, su voz llena de entusiasmo.

TaeHyung sonrió de oreja a oreja, sintiendo que su corazón se hinchaba de alegría. El momento se sentía mágico, como si todo encajara perfectamente.

Después de disfrutar de una deliciosa comida, compartiendo risas e historias, decidieron dar un paseo por el parque cercano.

El aire fresco de la tarde los envolvía mientras caminaban, y JungKook, con un gesto tímido, rodeó los hombros de TaeHyung con su brazo. El Omega se acurrucó contra él, sintiendo la calidez y la seguridad que emanaba de su compañero, y se dio cuenta de que no quería que ese momento terminara nunca.

— ¡Mira! Un carrito de helados — Exclamó JungKook, señalando con entusiasmo hacia un carrito cercano, sus ojos iluminándose con la idea.

— ¡Oh, sí! — Respondió TaeHyung, riendo, dejando que su emoción lo arrastrara. Cada pequeño momento compartido se sentía como una joya, un recuerdo que atesorarían por siempre.

Después de comprar sus helados, continuaron caminando por el parque, disfrutando del sonido de las risas de otros niños que jugaban cerca y el suave murmullo del viento entre los árboles. Al llegar a un árbol enorme, se detuvieron ante un cartel que invitaba a las parejas a tomarse una foto como recuerdo. Las ramas del árbol se alzaban majestuosamente, como si fueran testigos de innumerables historias de amor.

Se miraron, compartiendo una sonrisa cómplice que iluminaba sus rostros. JungKook, sintiéndose audaz, tomó la mano de TaeHyung y lo guió hacia el árbol. Se tomaron de la mano, sus corazones latiendo al unísono, mientras el click de la cámara capturaba el momento, congelando su felicidad en el tiempo.

— Esta es solo una de muchas fotos que tomaremos juntos — Dijo JungKook, su voz llena de confianza y ternura. TaeHyung asintió, sintiendo que la promesa de un futuro compartido brillaba en sus ojos. Era un día que quedaría grabado en sus corazones, un capítulo de su historia que ambos guardarían con cariño.

Esa noche, cuando TaeHyung llegó a casa, su corazón seguía latiendo con fuerza, resonando con la alegría de un día perfecto. No podía quitarse la sonrisa del rostro, cada recuerdo de su cita danzando en su mente. Había sido un día lleno de momentos dulces, desde el primer abrazo hasta la última risa compartida. Sin poder contener su emoción, corrió hacia su habitación, sacó su diario y comenzó a escribir, sintiendo la necesidad de capturar cada detalle de aquella cita inolvidable.

Las palabras fluían de su pluma como un río de emoción, mientras narraba cada instante, cada sonrisa, cada mirada compartida. La tinta se deslizaba sobre el papel, eternizando su felicidad.

Mientras tanto, a unos kilómetros de su casa, el parque donde ambos se habían tomado la foto junto al árbol se erguía en la oscuridad, iluminado solo por la tenue luz de la luna. Un cartel, erguido con orgullo, tenía inscrito en letras doradas:

«Desde que este gran árbol era un pequeño arbolito, las parejas que han guardado un recuerdo de aquí, ya sea una hoja, piedra; y ahora una foto, han tenido mucha suerte y han sido duraderas.

— Cha GiSeok, fundador y cuidador de este parque».


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