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Ꜥꜥֶָ֢🪁ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O1

⠀⠀⠀𐙚 koo top! tete bottom!
⠀⠀⠀𐙚 soft. fluff. romance.
⠀⠀⠀𐙚 etéreo gráfico © sooryux
⠀⠀⠀𐙚 adaptación © hsfwlt

TaeHyung caminaba por los pasillos con pasos ligeros, como si temiera que el sonido de sus pies pudiera atraer la atención no deseada. Cada movimiento estaba cuidadosamente medido, sus hombros ligeramente encorvados, como si intentara hacer su cuerpo aún más pequeño de lo que ya era. Los largos pasillos de la escuela parecían interminables, con ecos lejanos de conversaciones y risas resonando en las paredes. Sus ojos se movían de un lado a otro, evitando el contacto visual con los demás estudiantes, como si las miradas fueran dardos que pudieran atravesarlo.

Llevaba puesto un suéter rosa pastel que le daba un aspecto suave, casi etéreo, contrastando con el blanco impecable del buzo que llevaba debajo. Sus zapatillas blancas eran casi silenciosas contra el suelo de baldosas, pero TaeHyung estaba alerta, tratando de no atraer la atención de nadie. El delicado equilibrio entre su apariencia y su presencia debía mantenerse, pues su condición debía pasar desapercibida a los ojos curiosos que siempre buscaban algo que señalar o comentar.

Su mochila, de un suave celeste pastel, era como una extensión de su personalidad. TaeHyung había dedicado tiempo y cuidado en decorar cada rincón con pequeños detalles que lo hacían sentir cómodo.

Había comprado llaveros adorables que colgaban de cada uno de los cierres exteriores. En uno de los compartimientos, un pequeño gatito de peluche parecía asomarse tímidamente, mientras que en otro, una bola de algodón blanca y esponjosa colgaba como si fuera una nube en miniatura. El tercer cierre estaba adornado con un osito de peluche de ojos brillantes que parecía custodiar sus pertenencias. A pesar de su preocupación por ser notado, TaeHyung nunca había considerado quitar esos peluches. Decía que era por su hermana, pero en el fondo, esos pequeños adornos lo hacían sentir protegido, como si llevara un pedacito de su espacio seguro consigo.

A medida que se acercaba a la cafetería, los sonidos de las charlas y el bullicio crecían, haciéndolo sentir un poco más ansioso. Sin embargo, cuando vio a su pareja y amigos, una sensación de alivio lo invadió. Ahí estaban, esperándolo como siempre. Joo-Sun, con su energía contagiosa, lo vio primero y no dudó en hacerle señas.

— ¡TaeHyung! ¡Ven! — Lo llamó Joo-Sun, agitando su mano con entusiasmo.

TaeHyung sonrió ligeramente y apuró el paso, sintiendo que la calidez de su pareja y amigos lo envolvía, haciendo que el peso en sus hombros se aligerara.

Al llegar a la mesa, se sentó junto a JungKook, quien lo recibió con una sonrisa suave y un beso en la frente. El contacto breve pero afectuoso hizo que se relajara aún más, acurrucándose instintivamente junto a él.

— ¿Por qué tardaste tanto, Omega? — Preguntó JungKook, su voz baja y cálida, mientras pasaba un brazo protector alrededor de los hombros de TaeHyung.

— Fui al baño y había mucha gente — Respondió en un susurro, como si solo quisiera que él lo escuchara.

— Qué mal, te pudiste perder de los sándwiches de pollo — Intervino Joo-Sun, moviendo las cejas de forma exagerada, intentando levantarle el ánimo.

Los ojos de TaeHyung se iluminaron al escuchar esas palabras.

— ¿Sándwiches de pollo? — Preguntó emocionado, como si acabaran de ofrecerle un festín.

— Sí, Kook compró dos — Confirmó Han-Seo, con una sonrisa de complicidad.

TaeHyung se giró hacia JungKook, sus ojos brillando con agradecimiento, y sin pensarlo mucho, se subió al regazo del mayor, abrazándolo con fuerza.

— ¡Gracias, Kook! — Exclamó, su voz llena de alegría infantil.

JungKook lo miró con ternura, pasando una mano por el cabello suave de TaeHyung antes de darle un beso en la mejilla.

— No hay problema, Omega. Apúrate a comer antes de que se enfríen y se hagan feos — Le dijo, riendo suavemente.

TaeHyung no esperó más. Agarró uno de los sándwiches y empezó a comer, moviendo sus piernas de adelante hacia atrás con un entusiasmo que era difícil de contener. Cada bocado lo hacía balancearse con más energía, mientras sus amigos lo observaban con una mezcla de diversión y cariño. Para JungKook, esa escena era simplemente adorable. Mientras lo miraba devorar el sándwich con tanto gusto, una cálida sensación lo invadió.

«Tan tierno», pensó JungKook mientras lo observaba en silencio, sintiendo que su corazón latía un poco más rápido. «Me gustas mucho, TaeHyung», pensó, aunque no lo dijo en voz alta.

En lo profundo de su ser, el lobito interno de TaeHyung gimió con suavidad, compartiendo el mismo sentimiento. «Tú también me gustas mucho, Koo», respondió en silencio, como si sus almas se estuvieran comunicando en un lenguaje que solo ellos entendían.

Más tarde, durante la clase de anatomía, TaeHyung estaba sentado en su pupitre, pero la incomodidad comenzaba a apoderarse de él. Su respiración se hacía más rápida, y su pierna izquierda no dejaba de moverse de arriba a abajo, un reflejo de la ansiedad que se acumulaba en su pecho. Sentía una necesidad urgente de agarrar el chupete que sabía que estaba al fondo de su mochila, pero no podía. No en medio de la clase.

Intentó calmarse, pero su mente seguía repitiendo: «No, TaeHyung, no. Aguanta», mientras miraba el reloj en la pared, desesperado. Faltaba aún una hora y media para que la clase terminara, pero cada segundo que pasaba parecía una eternidad.

Finalmente, no pudo más.

— P-profesor, necesito ir al baño — Dijo en un tono apenas audible, intentando sonar tranquilo.

El profesor, sin embargo, no fue comprensivo.

— Alumno Kim, ¿por qué no fue al baño antes? No. Quédese aquí — Respondió sin levantar la vista de su escritorio.

El rechazo fue un golpe para TaeHyung, pero antes de que pudiera reaccionar, Han-Seo, siempre protector, intervino.

— Profesor, me parece muy injusto. Yo también necesitaba ir al baño y no pude ir antes porque no tenía ganas en ese momento. Como usted explicó clases atrás, el sistema digestivo pasa por un proceso que tarda horas...

— Alumno Jang, no intervenga — Cortó de inmediato.

TaeHyung, sintiéndose más pequeño que nunca, murmuró apenas.

— Lo que dijo Han-Seo... Por favor, déjeme ir al baño.

El profesor suspiró, irritado.

— Lo dejaré ir... al baño y a su casa, con un reporte — Sentenció, y luego añadió — Y a usted también, Jang.

Ambos chicos se miraron, sabiendo que la discusión no tendría un buen final. Mientras el profesor escribía sus reportes, TaeHyung sentía que la presión en su pecho crecía. Cuando finalmente les entregó las boletas, tanto TaeHyung como Han-Seo se levantaron de sus asientos y salieron del aula, dirigiéndose al pasillo.

— Genial... — Murmuró Han-Seo, resignado — Al menos podrás ir al baño. ¿Quieres que te acompañe o me adelanto a casa? — Preguntó atento.

— Ve, Han-Seo. Yo esperaré a JungKook — Respondió TaeHyung, tratando de no mostrar cuán agitado se sentía por dentro.

Han-Seo lo miró con comprensión y asintió.

— Nos vemos mañana, Tae — Se despidió antes de marcharse.

TaeHyung, una vez solo, se dirigió al baño más cercano.

Dentro del pequeño cubículo del baño, se dejó caer sobre la tapa del inodoro, sintiendo cómo la presión acumulada en su pecho comenzaba a disiparse lentamente. El espacio cerrado y silencioso le ofrecía una especie de refugio temporal, lejos de las miradas ajenas y de las expectativas que parecían aplastarlo cada vez más.

Cerró los ojos y respiró hondo, tratando de calmarse, pero era inútil. Los pensamientos seguían girando en su mente, acelerados, caóticos. El ruido de los estudiantes moviéndose fuera del baño llegaba amortiguado, como si el mundo real estuviera demasiado lejos para tocarlo en ese momento.

Se llevó las manos temblorosas a la mochila, buscando en su interior. Necesitaba algo que lo conectara con su lado más vulnerable, ese lado que solo JungKook conocía y protegía. Después de un momento de tantear entre libros, cuadernos y lápices, finalmente lo encontró: el chupete, ese pequeño objeto que significaba mucho más de lo que cualquiera podría imaginar. Su tacto suave y familiar le brindó un consuelo inmediato.

Lo sostuvo con ambas manos por un momento, luchando contra la vergüenza que sentía en lo más profundo de su ser. Sabía que, en muchos sentidos, era diferente de los demás. Su condición, su necesidad de protección y cuidado, a veces lo hacían sentir frágil e indefenso. Pero con JungKook a su lado, todo parecía estar bien.

En ese momento, sin embargo, JungKook no estaba, y él tenía que enfrentarse solo a sus emociones. Lentamente, se llevó el chupete a la boca y lo mordió suavemente, sintiendo cómo su ritmo cardíaco comenzaba a desacelerarse.

No pudo evitar que una lágrima rodara por su mejilla. Se sentía abrumado, atrapado en sus propios pensamientos. Su mente viajaba a recuerdos de momentos difíciles, cuando se sentía incomprendido o juzgado por su sensibilidad, por su necesidad de refugiarse en su little space.

El suave susurro de su lobito interno lo intentaba consolar, pero no era suficiente. Las lágrimas empezaron a brotar sin control, convirtiendo su susurro en sollozos suaves. Se abrazó a sí mismo, acurrucándose en la esquina del cubículo mientras las emociones se apoderaban de él. Los sollozos eran apenas audibles, pero para él, parecían resonar en todo el baño.

— Kookie... — Susurró entre sollozos, su voz quebrada, apenas un lamento. El sentimiento de querer estar en casa, en su little space junto a JungKook, lo golpeó con fuerza. Necesitaba sentir su calidez, su protección, ese abrazo que lo hacía sentir que todo estaba bien.

Con manos torpes, sacó su celular del bolsillo. Su vista estaba borrosa por las lágrimas, pero logró marcar el número de JungKook, quien tenía guardado como "Koo 💕". Mientras esperaba que respondiera, los segundos parecían eternos, y el sonido del timbre en el teléfono solo aumentaba su ansiedad.

— ¿TaeHyung? — La voz de JungKook al otro lado del teléfono fue como un bálsamo instantáneo. A pesar de que estaba llorando, el simple hecho de escuchar a JungKook hizo que su corazón se calmara un poco.

— Kookie... — Balbuceó, su voz temblorosa — Boo quiere irse a casita... — El uso de su apodo, "Boo", un término que solo usaba cuando estaba en su little space, no pasó desapercibido para JungKook.

TaeHyung estaba en su espacio, y necesitaba su ayuda.

— ¿Dulzura, estás en tu espacio? — Preguntó JungKook con suavidad, sin rastro de juicio en su voz. Sabía lo que eso significaba, y sabía exactamente cómo debía actuar. TaeHyung asintió, aunque se dio cuenta de que su pareja no podía verlo, así que simplemente murmuró un "sí" suave.

JungKook suspiró al otro lado de la línea, pero no de frustración, sino de comprensión.

— Está bien, amor. No te preocupes. Dame diez o quince minutos y estaré ahí, ¿de acuerdo? — TaeHyung podía escuchar los sonidos de fondo, como si JungKook ya estuviera preparando sus cosas para salir del aula.

— B-baño — Fue todo lo que TaeHyung pudo decir, su voz apagada y entrecortada.

— Ya voy, amor. Quédate tranquilo, estaré contigo pronto — Aseguró JungKook antes de colgar.

TaeHyung soltó el celular y volvió a abrazarse a sí mismo, esperando. Los minutos que siguieron se sintieron interminables. Aunque sabía que JungKook venía en camino, el vacío dentro de él seguía latente, como un eco que resonaba con cada sollozo silencioso. El frío del baño no ayudaba, y sus manos temblaban más por la tensión emocional que por la temperatura.

Después de lo que parecieron horas, escuchó pasos rápidos acercándose al baño. TaeHyung levantó la cabeza, su corazón latiendo con fuerza, esperando ver la familiar silueta de su pareja. La puerta del baño se abrió con un pequeño chirrido, y ahí estaba JungKook, buscando con los ojos preocupados.

— ¡Koo! — TaeHyung chilló apenas lo vio, lanzándose hacia él sin pensarlo dos veces.

JungKook lo atrapó con facilidad, envolviéndolo en un abrazo fuerte y protector. TaeHyung se aferró a él, enterrando su rostro en el cuello de JungKook, como si el contacto físico fuera lo único que pudiera anclarlo de vuelta a la realidad.

— Shhh, ya estoy aquí, Tae. Vamos a casa — Murmuró, acariciando el cabello de TaeHyung y besando suavemente su cabeza.

TaeHyung asintió débilmente, sin soltarlo. Sentía el latido fuerte y constante del corazón de JungKook contra su pecho, lo que le brindaba un extraño consuelo. Todo el estrés, toda la ansiedad que había sentido parecía desvanecerse con el simple hecho de estar en los brazos de JungKook.

— Le dije al profesor que teníamos una emergencia familiar, así que vámonos rápido antes de que cambie de opinión — Dijo JungKook con una sonrisa ligera, tratando de aliviar el ambiente.

TaeHyung dejó escapar una risa suave entre lágrimas, todavía aferrado a su pareja. JungKook entrelazó sus dedos con los de TaeHyung, sosteniéndolo firmemente, y juntos salieron del baño. Caminaron por los pasillos vacíos, el sonido de sus pasos era lo único que se escuchaba. Para TaeHyung, el mundo exterior ya no importaba. Lo único que importaba en ese momento era que JungKook estaba con él, llevándolo a casa.

No la casa de uno ni del otro. La casa que compartían. Su espacio seguro, su refugio. Ahí donde ambos podían ser ellos mismos, sin necesidad de ocultar nada.


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