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🥀Capítulo 7🥀

🚨Advertencia antes de leer🚨

En este capítulo hay acoso callejero y violencia.

Capítulo dedicado a: coca_martin

Los días pasaron y Tae siempre estuvo muy al pendiente de mí, tal vez demasiado.

Quizá no debí contarle que sentía que me seguían, sin embargo, por alguna razón no pude evitar hacerlo y por alguna otra razón tampoco puedo evitar sentirme feliz por cómo se preocupa tanto por protegerme. Para mi mala suerte, era yo esta vez y no solo mi omega el que se sentía de aquella manera.

Incluso dejó de ir al trabajo por unos días solo para pasar el tiempo a mi lado cuidando conmigo a sus hermanos y a mi pequeña Lisa. Cada vez que ambos teníamos días libres, saliamos todos juntos al parque cerca de la casa, también fuimos a la inauguración de un acuario y de un parque acuático, además de visitar uno que otro museo a pedido de Tae Joo. Durante todo ese tiempo todo lo que me rodeaba eran risas y sonrisas propias o del alfa y todos los más pequeños de la casa. Aquello no desaparecia incluso a pesar de lo que aún hablaban de mí en la universidad.

Todo estaba tan bien hasta que...

A Tae Joo lo reprendieron en el trabajo por faltar varios días sin avisar y no podría recogerme de la universidad. Ahora tendría que regresar caminando o quizá en taxi.

Me la pase pensando en tantas cosas que ni cuenta me di de que ya había terminado las primeras horas de clase y era hora del receso, sin más que hacer suspiré pesadamente y guarde mi cuaderno en mi mochila, mi lapiz, tajador y borrador en mi cartuchera y la dejé sobre mi escritorio para caminar hasta la cafetería y adentrarme en esta misma.

Sin muchas ganas formé la cola para elegir y recibir mi comida mientras aguantaba miradas y susurros de mis compañeros de clase y también de quienes no lo eran.

—¿Que vas a querer?— preguntó la cocinera apenas me acerqué con mi bandeja vacía.

—Kimchi— le respondí y sin decir nada más, colocó un pequeño tazón y lo lleno de lo que le había pedido. Con un simple gracias me retire de allí en busca de un lugar en donde sentarme y cuando lo encontré me dediqué a disfrutar de mi comida.

Y habría sido así sino hubiese sentido a alguien sentarse a mi lado, me tensé a pesar de poder saber por su olor que se trataba de un omega.

—Hola— musitó cabizbajo cuando volteé a verlo con el ceño fruncido.

—¿Hola? ¿Te mandaron a hablar conmigo para decirme algo hiriente o qué?— espeté quizá portándome un poco grosero, pero es que no estaba acostumbrado a que alguien me hablara o se acercara de ese modo, al menos no en la universidad.

—No ¿Por qué harían eso?— preguntó mientras nervioso rascaba su nuca.

—¿Eres nuevo no?— lo deduje, porque si es que no sabía de mí y de cómo todos me trataban, eso solo indicaba que era su primer día aquí.

—Sí ¿Tanto se me nota?— puchereo el pelirrojo jugueteando con sus dedos— Vine de intercambio y estoy cursando mi penúltimo año en la universidad- me explicó para luego decirme el porque había venido hacia mí— te vi muy solo y quise acercarme, dejé de lado mi timidez para poder hacerlo, de verdad quiero hacer amigos ¿Tú tienes amigos?— preguntó y solo negué como respuesta— ¿Por qué?

—Soy un omega con un lazo roto y una hija— me limité a decir como respuesta obvia a su pregunta.

—Tienes una hija ¡Vaya! — exclamó asombrado —Bueno, yo solo soy un omega algo tímido y poco sociable— dijo encogiéndose de hombros y yo lo mire con el ceño fruncido sin lograr entender porque no se había ido después de lo que le había dicho.

—¿No te causa nada saber que tengo un lazo roto o una hija?

—Mi padre pasó por lo mismo, así que entiendo perfectamente lo que has de sentir— contó con una mueca de tristeza y le creí— dijiste eso y lo único que pude sentir hacía ti fue admiración, me encantaría ser tu amigo— admitió con una sonrisa y viéndome directamente a los ojos.

—Me agradas y créeme, eres de las pocas personas que logran eso, sobre todo aquí— admití con una sonrisa. Claro que quería ser su amigo, sabía que me entendía, más siendo omega, y eso me hacía sentir seguro a su lado.

Aquel chico pelirrojo unos centímetros más bajo que yo, se había convertido en mi primer y único amigo de la universidad.

—Ya sabes que aquí estoy para lo que necesites, por cierto me llamo Jeongin y ¿Tú?— habló, por primera vez con mucha seguridad en lo dicho.

—Soy Jungkook— hablé con una pequeña sonrisa en mis labios y él sonrió de vuelta— Me alegra poder llamar amigo a alguien como tú.

—A mi igual— y con aquello dicho nos dedicamos a terminar nuestra comida y conocernos un poco más hasta que el timbre sonó indicando que era hora de volver a clases.

Nos despedimos y ambos nos dirigimos a nuestros respectivos salones, quizá no lo vería hasta mañana a la hora de receso o quizá hoy en la hora de salida, pero aún así eso no me quitaba la felicidad de haber hecho un amigo de verdad.

Las siguientes horas de clase fueron lo mismo de siempre, yo dedicándome a escuchar y apuntar todo lo que los profesores decían sobre el tema a tratar del día. Cuando toco el timbre de la salida, guarde todas mis cosas en mi mochila y la colgué en mi hombro caminando así hasta la salida. Desde lo que pasó entre Tae Joo y Jung shik, el alfa y su grupito no volvieron a meterse conmigo, así que a pesar de que hoy Tae no me vendría recoger, estaba tranquilo y confiado de que nada podría pasarme.

Sentí como mi celular comenzó a vibrar de repente en el bolsillo delantero de mi pantalón, lo saque para comprobar quien me estaba llamando y sonreí al leer en nombre que iluminaba la pantalla.

—Hermanito— exclamó Yoongi apenas contesté la llamada— ¿Cómo te va en el trabajo? Perdón por no haber preguntado antes, tuve que viajar junto a Jimin por negocios— después de haberle contado, todo lo que había pasado en la fiesta y después de ella, por llamada al llegar a mi casa, no habíamos hablado en varios días, así que supuse que estaría muy ocupado o probablemente en un viaje de negocios y acerté.

—Lo imaginé— le respondí poniendo los ojos en blanco y esbozando una pequeña sonrisa— y todo ha ido muy bien hermanito.

—Me alegra que así sea, ya que hoy Tae Joo no podrá recogerte ¿Quieres que vaya Jimin o yo?

—Tae Joo te lo dijo ¿Cierto? — manifesté mi deducción ante lo que había dicho y obtuve como repuesta una pequeña risa que supe al instante le pertenecía a mi pelirosado amigo.

—Sí, parece que está muy preocupado por ti— exclamó Jimin en tono sugerente. Ya podía imaginarlo con aquella sonrisa insinuante que lo caracterizaba.

-Sí Jimin, eso hacen los buenos amigos- le aclaré y él solo susurró «Aja, si claro» en tono sarcástico— y yoongi ¿Porque me tienes en alta voz?

—No tiene nada de malo, además Jimin también quería saber de ti— dijo, seguro encogiéndose de hombros, ese gesto parecía ya ser parte de él.

—Como sea, no se preocupen por mi, estaré bien.

—¿Seguro?— preguntaron Jimin y Yoongi al mismo tiempo y claramente preocupados.

—Claro que sí— les aseguré—. Así que salgan juntos hoy y pásenla bonito, los amo, adiós—. exclamé tan rápido que casi ni yo mismo me entendí y corté la llamada.

Guardé mi celular en el bolsillo en el que estaba y comencé a caminar hasta la mansión de Tae Joo para ver a los niños y a mi pequeña, aparte de almorzar. Hoy todas mis clases habían sido en la mañana, por lo que tendría toda la tarde y noche junto a los pequeños hermanos de Tae y mi pequeña Lisa.

Estaba emocionado por llegar y ver películas, alguna serie juntos, quizá solo jugar un rato en el patio trasero o entrar a la piscina con todos ellos. Opte por correr para llegar lo más rápido posible, pero de pronto un grito frenó mi andar.

—Estás tan bueno, no sé como es que ese alfa de cuarta no te ha tomado aún.

¿Qué mierda? Esa voz le pertenecía al estúpido del parque de diversiones y por la diosa luna, al voltear pude comprobarlo. Y para mi mala suerte no estaba solo, dos alfas más lo acompañaban.

—¿Tú otra vez? ¿Qué quieres de mí? ¿Quién te mando a seguirme?— exclamé entre molesto y preocupado.

Estaba comenzando a entrar en pánico.

—Quiero mucho de ti, pero no me deja— admitió frustrado y solo tuve ganas de vomitar por el asco que me producía el tipo y sus insinuaciones— ¿Y quién me mando? Bueno, eso no se dice pequeño, no seas entrometido— gruñó cruzándose de brazos siendo imitado por sus amigos alfa.

—¿Y no podías solo, alfa idiota?— espeté segundos después de armarme de valor— ¿Tanto necesitabas de otras personas para poder atacarme?

—Me harté— bufó y me empujó en un callejón sin salida, donde solo había un bote de basura y diferentes cosas escritas en las paredes a mis costados— te vamos a enseñar a como tratar a un alfa, omega defectuoso— gruñó con los ojos tornándose amarillos, su alfa dominándolo por completo, me tomó por el cuello de mi camiseta y ahora apenas podía tocar el suelo.

—Aléjense de mí— le rasguñe ambos brazos descubiertos desde debajo de sus hombros hasta sus muñecas, haciendo que toda esa parte sangrara levemente por la intensidad y fuerza que ejercí.

—Arrodillate omega— ordenó uno de sus amigos alfa al ver que quien me sostenía había dejado de hacerlo porque por mi culpa le dolían los brazos.

Obedece omega— gruñó exasperado, quizá cansado de mi comportamiento. El muy maldito uso su voz de alfa y por mucho que me resistí a obedecerle no pude evitarlo.

Arrodillado tomó mis brazos y los llevó hacia atrás. Traté de zafarme de su agarre pero era más fuerte que yo. El que yo había rasguñado se limpiaba la sangre con su camiseta mientras movía su cabeza en mi dirección y miraba a quien había estado sin hacerme nada hasta el momento para indicarle seguro que me golpeara.

Sin previo aviso pateó fuertemente mi estómago y me encogí del dolor. Ahora acostado pero aún sujetado por los brazos lágrimas brotaban de mis ojos y quejidos salían de mi boca.

El dolor del golpe de aquel alfa solo me recordaba a Yugyeom y las miles de veces que me había hecho eso. ¿Por qué me tenía que pasar esto a mi? ¿Por qué la sociedad es tan cruel y despiadada con las personas buenas? ¿Que lección se supone que tengo que aprender? ¿Acaso hice algo demasiado malo en mi vida pasada? ¿Era eso?

Me pateó la espalda, la cara y de nuevo el estómago, haciéndome gritar del dolor, me estaba saliendo sangre de la nariz, tenía un pequeño corte en la boca que también estaba sangrando y seguro ya estaba lleno de moretones en el cuerpo, por los golpes.

—Suéltenme— grité fuertemente sorprendiendo a los tres alfas allí.

—No te dijimos que podías hablar— gruñó quién me había dejado de golpear por el grito que di, sacó un pequeño cuchillo de su pantalón y lo acercó a mi cuello como advertencia de que me quedara callado para que siguieran con su trabajo. Los odiaba y a la vez me lamentaba el no haber aceptado que mi hermano o su esposo me recogieran para llevarme a la casa de Tae Joo.

—Suéltenlo y aléjense de él— gritó una voz totalmente desconocida haciéndome levantar la vista para ver de quien se trataba. Era un chico, un alfa para ser más específico, alto, delgado y musculoso.

Vi como ellos sonrieron con superioridad hasta que este comenzó a golpearlos dándole patadas en el estómago y en la cabeza, cualquiera diría que era experto en algún arte marcial como el karate o el kaichí por cómo se movía y lograba esquivar limpiamente cada golpe que trataban de darle.

Solo bastaron unas cuantos minutos para que los tres alfas que anteriormente estaban atacándome gimieran de dolor en el suelo de aquel callejón. Apenas los vi así, tuve la intención de huir lo más rápido posible, pero el fuerte dolor en diferentes partes de mi cuerpo me impedía siquiera ponerme de pie.

—¿Estas bien? ¿Cómo te llamas?— cuestionó acercándose a mí y agachándose a mi altura para poder hablar correctamente.

—Jungkook— le respondí con simpleza— ¿Tú quién eres?

—Jung hoseok— respondió con una gran sonrisa.

—Gracias, ya hiciste tu buena acción del día, te puedes ir— le dije un tanto hostil, el que me haya salvado no quitaba el hecho de que fuera un alfa desconocido en el que, obviamente, no confiaba. Había sido muy extraña su repentina aparición, al menos a mi parecer.

—No, dame la dirección de tu casa para llevarte— ordenó con voz suave y tranquila, lo cual no me calmaba para nada, porque mi lobo y yo no queríamos que el se hiciera cargo de nosotros. Al fin estábamos de acuerdo en algo, y era que queríamos a Tae con nosotros en este momento, queríamos que el nos cuidara y nos hiciera sentir mejor después de lo sucedido. Se había vuelto un amigo muy importante para mí gracias al tiempo que pasamos juntos. Solo necesitaba uno de sus abrazos y me sentiría mucho mejor y más seguro que con alguien del que apenas sabía su nombre

—Quiero a Tae Joo hyung, llamaré a Tae— le dije intentado sacar mi celular del bolsillo sin éxito por el dolor que aún me envolvía.

—No seas terco— habló aún muy calmado y yo puse los ojos en blanco. Era mi única opción ahora que ni siquiera podía tomar mi celular y llamar a Tae.

—Bien

Apenas accedí pasó su mano derecha por mi espalda y su mano izquierda por mis rodillas levantándome del suelo. Le dije a donde tenía que ir y camino tranquilamente hacia la mansión.

Los minutos pasaban y yo solo podia sentirme avergonzado y adolorido. Cuando estuvimos frente a la gran reja de la mansión, los guardias a cada lado de esta, al verme se preocuparon y abrieron de inmediato dejándonos pasar. Mis ojos estaban comenzando a cerrarse por el cansancio y dolor físico, y quizá me hubiera quedado completamente dormido de no ser porque cuando Hoseok tocó la puerta esta fue abierta bruscamente y una voz gruesa me mantuvo alerta, podía oler su preocupación y furia combinada y no quería verlo de esa forma.

—¿Qué le hiciste? ¿Quién eres tú? ¿Te conozco?— arremetió de un momento a otro con todas esas preguntas, haciendo que Hoseok pusiera los ojos en blanco.

—No tengo tiempo para tus preguntas déjame entrar, necesita descansar y tengo que curar sus heridas— se limitó a responder.

Dámelo— ordenó con voz de alfa soltando un leve gruñido segundos después.

—Bien— accedió temeroso y Tae pasó su mano izquierda por mi espalda y su mano derecha por mis rodillas, yo no pude hacer más que suspirar pasando mis manos por su cuello aferrándome a él, me sentía feliz por sentir como su frustración disminuía al tenerme entre sus brazos, y seguro, por ser cargado por él— pero no me iré de aquí hasta saber que esta bien— decretó el alf de cabellos rojos, más como una afirmación que como una sugerencia o posibilidad.

—Esta es mi casa y si digo que te vas, te vas— gruñó y le cerró de un portazo la puerta en la cara, dejándolo afuera.

—Jungkookie espera tranquilo aquí ¿Sí?— habló casi en un susurro al dejarme sentado en el gran sillón de la sala.

—Esta bien Tae Joo Hyung— le dije viéndolo alejarse escaleras arriba.

Lo más seguro era que buscaría el botiquín de primeros auxilios en el baño de alguno de los cuartos de arriba ya que todos tenían, por si acaso hubiera alguna emergencia.

Cuando bajó las escaleras devuelta, a pesar del dolor sonreí viéndolo sentarse a mi lado.

—Esto quizá duela un poco— musitó haciendo una pequeña mueca al comenzar a limpiar la herida de mis labios con agua y jabón poniendo un pequeño bowl en mi regazo para que allí cayera todo.

Luego, cuando el sangrado se detuvo por completo aplicó una compresa para ayudar a reducir la hinchazón de la zona.

Todo el tiempo que estuvo curando cada una de mis heridas aguante todo el dolor posible, pero alguno que otro quejido no pudo evitar salir de mis labios.

—Eso es todo— suspiró con una mueca triste al recorrer con su mirada cada una de las heridas en mi cuerpo— te llevaré a tu cuarto para que descanses ¿Esta bien?— me preguntó y yo solo asentí como respuesta.

Me cargó con sumo cuidado y caminando se dirigió hasta mi habitación dejándome acostado en mi cama y tapándome con la manta hasta el pecho.

—Descansa ¿Sí?— pidió casi suplicante mientras acariciaba tiernamente mi cabello y yo solo asentí dándole a entender que haría lo que me estaba pidiendo o al menos trataría.

Se marchó de mi habitación y yo de verdad intenté dormirme apenas se fue, pero me sentía muy intranquilo, no solo mi omega lo queria a nuestro lado, sino yo también. Por lo que aún con el dolor, tuvimos la fuerza suficiente como para levantarnos e irnos a la habitación que sabía era de él, por que podía sentir sus feromonas allí.

Tomé alguna de sus ropas como pantalones, abrigos y camisetas y las lleve a mi habitación, las acomodé como más me gusto en mi cama agregándole algunas de mis prendas, y me acosté en el centro de la cama.

¿Se enojaría si se enterara que hice un nido con mi ropa y la suya para sentirme tranquilo y protegido porque no estaba él a mi lado?

Espero que no... Esto lo hacen los amigos también ¿No?

°•°

Espero les esté gustando
Se vienen momentos bonitos :'3
Ah y ya saben quien
sea primero en comentar
Le dedico el siguiente
capítulo uwu

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