—Saldré a tomar aire fresco, quiero distraerme un rato ¿Vienes conmigo?— le pregunté a mi pequeña hija mientras guardaba mi celular en el bolsillo trasero de mis pantalones negros. Supuse que me diría como respuesta lo mismo que los hermanos de Tae, pero valía la pena intentar.

Había almorzado junto a los más pequeños e incluso jugué a las escondidas con ellos. Pero me dije a mismo que debía salir y distraerme, puesto que eso me ayudaría a olvidar; aunque fuese por un momento, que Tae aún no regresaba. Y bueno, mi idea de distracción era tomar fotos a lo que me gustara mientras vagaba por las inmensas calles de Daegu.

—¿Me puedo quedar con los hermanos de Tae?— respondió mi hijita al mismo tiempo que sonreía ilusionada ¿Cómo podría negarme yo a esa linda expresión en su rostro al momento de pedirme algo?

—Claro bebé, no hay problema— le contesté y vi como ella daba pequeños saltitos hasta el patio trasero.

—Adiós Jungkookie— me dijeron después de recibirla y decirle que jugarían con los juguetes del pequeño Seungmin.

—Adiós— me despedí moviendo mi mano de un lado a otro.

Antes de salir de la casa le pedí a Jin que los cuidara ya que había terminado de limpiar la mansión y tenía un tiempo libre, él me dijo que no me preocupara porque se encargaría de todo a lo que solo le agradecí, me despedí y caminé hasta salir del lugar.

El cielo resplandecía en diferentes tonos anaranjados y las hojas de los árboles comenzaban a tornarse del mismo color por la llegada del otoño, lo cual me recordaba que faltaba muy poco para mi cumpleaños.

Tomé cientos de fotos del cielo, otras más de la naturaleza a mi alrededor y unas cuantas de personas conversando y de enamorados tomándose de la mano y abrazándose, haciéndome anhelar el tacto de las grandes manos de mi alfa, su voz grave y profunda, su mirada y palabras dulces que eran sólo para mí.

Cuando me sentí algo cansado de ir de un lado a otro, busqué un banco en el parque al que llegué para sentarme un rato y escribí sobre mi día en la app de notas de mi celular.

—¿Jungkook?— Escuché una voz preguntar a mi lado, por lo que aparte la mirada de mi celular dirigiendo toda mi atención a la persona que me había nombrado.

—¿Hoseok?

—Que coincidencia encontrarte aquí— dijo y sin más se sentó a mi lado en la banca.

—Sí ¿Qué haces por aquí?— cuestioné.

—Nada en especial —se encogió de hombros y continuó diciendo—, solo me aburrí en casa y creí que salir me haría bien— me limite solo a asentir como respuesta.

—¿Qué dices de salir a comer un helado conmigo?— interrumpió el silencio que se había formado solo por unos segundos.

—Sí me compras un banana milk también, hay trato— exclamé.

—Entonces vamos— dijo con una gran sonrisa plasmada en su cara y entrelazó su mano con la mía hasta dirigirnos juntos al centro comercial más cercano para que comprarme mi bebida favorita, y mientras tomaba de esta salimos hasta llegar a la vereda en busca de un taxi que pudiera llevarnos.

Al parecer el lugar a donde me llevaría a comer helados tenía que ser una sorpresa, pues me dijo que me quedara en mi lugar mientras que él se acercaba al taxista y le hablaba en voz baja al taxista a donde nos tenía que llevar.

—Esta es mi heladería favorita— exclamó unos segundos después de que pagara el taxi y ambos bajaramos de el.

—¿Baskin robbins? —pregunté con una gran sonrisa en mi cara al ver, después de acercamos a la entrada de la heladaria, un letrero grande en la parte de arriba del lugar que decía «BaskinsBRrobins» con letras de color azul y rosado —La mía también —exclamé emocionado y boté el plástico ya vacío del banana milk en el tacho de basura que había dentro de la heladeria.

—¿En serio? Genial— di pequeños saltos emocionados, entre y camine hasta el mostrador siendo seguido por el alfa pelirrojo.

—Buenas tardes, quiero un helado de té verde— le pedí al beta frente a mí viendo ansioso como anotaba tranquilamente mi pedido para pasar a preguntarle a Hoseok, quien ya estaba a mi costado, el suyo.

—Yo un shotting stars— le dijo y después de eso pasamos a sentarnos en la única mesa libre que estaba frente al mostrador.

No demoraron demasiado en llegar nuestros pedidos por lo que nos dispusimos a comer en tranquilidad sacando uno que otro tema trivial de conversación.

—Estuvo delicioso, muchas gracias Hobi— le dije apenas terminé de color.

—No hay de que pequeño— respondió al mismo tiempo que desorden o mis cabellos.

Después de pagar y estando ambos completamente llenos, salimos de la heladería y mientras va gamos por las calles acordabamos reunirnos otro día a salir a pasear o comer.

Todo marchaba bien, pero cuando sentí una mano apretar fuertemente mi brazo y hacerme chocar de espaldas contra la pared, supe que algo malo pasaría.

—Pero ¿Qué demonios?— grite enojado apenas el hombre, que no pude saber si era alfa, beta u omega por su aparente falta de feromonas, me soltó —¿Quién eres tú?— cuestioné.

—Te traigo información valiosa— si no fuera por la máscara blanca que llevaba, podría ver de quien se trataba, pues su voz parecía estar siendo distorsionada por algún aparato.

—¿De qué rayos hablas?

—¿Acaso no quieres saber la verdad sobre Tae?

—¿A que te refieres con eso? ¿Qué verdad?— pregunté confundido, sobre todo al saber que conocía a Tae Joo y sabía algo que yo no.

—Tu querido Tae te estuvo mintiendo todo este tiempo— dijo sin más encogiéndose de hombros.

—Jungkook, por favor no lo escuches y solo vámonos— habló Hoseok tratando de tomar mi mano, cosa que no permití.

—No Hobi, quiero saber a que se refiere—le contesté a mi amigo sin quitar la mirada del sujeto de la máscara.

—Tae Joo es en realidad Kim Taehyung.

Me estremecí.

¿Habia escuchado bien? ¿Lo que había dicho era cierto?

—Taehyungie esta muerto— contesté con un nudo en la garganta y aguantando las ganas de llorar.

—No es así —Negó con la cabeza y continuó diciendo—, él y su madre fingieron estar muertos y vinieron a vivir aquí a Daegu.

—¿Por qué harían eso? Estás demente— acusé porque ¿Había siquiera una mínima posibilidad de que hicieran algo como eso?

—Quizá porque no quería verte, pero como volviste a aparecer en su vida no tiene de otra que soportarte —lo dijo en un tono de burla y superioridad que me hizo hervir la sangre. Estaba insinuando algo que no era posible. El amor que me tuvo Taehyung jamás podría ser falso y de eso era de lo único que estaba seguro por completo.

—¡Ya, te estás pasando! —advirtió Hoseok señalando al tipo con su dedo índice y dejando que sus orbes se volvieran completamente amarillos.

—Solo digo la verdad— se justificó—; en fin, está en ti creerme o no, pero puedes hacer algo tan sencillo como preguntarle— me dijo y segundos después se marchó con las manos en los bolsillo delanteros de su pantalón y la cabeza gacha.

—¿Jungkook estás bien? —preguntó hobi poniéndose frente a mí y aunando mi cara entre sus manos.

¿En qué momento de mis ojos comenzaron a brotar lágrimas? ¿Por qué el dolor en mi pecho aumentaba cada vez más?

Si aquello que dijo aquel extraño era cierto, eso significaba que Taehyung me mintió por años. Me sentía un completo idiota, me costó tanto aceptar su muerte que cuando por fin lo logré me traté de convencer a mi mismo que aquellas cosas que hacía Tae Joo que me recordaban a Taehyung eran simples coincidencias.

Sin darme cuenta me enamoré de la misma persona dos veces. Tae Joo siempre fue Taehyung, su forma de ser y de amarme siempre fue la misma, lo único que cambió en el fue su nombre.

—Necesito tiempo para procesar todo esto— admití en un susurro después de algunos minutos.

—¿Le crees? —cuestionó.

—Sí— confesé y relami mis labios sintiendo el sabor salado de mis lágrimas.

—Te llevaré a casa— me dijo y yo solo asentí mientras que limpiaba mi cara con mis manos.

—No sobrepienses las cosas, solo descansa y ya mañana tratas de comprobar si es verdad lo que dijo, no puedes estar seguro si no hay pruebas — me aconsejó.

Y sí, tenía razón. A pesar de no dudar tanto necesitaba algo que lo terminará de confirmar y estaba dispuesto a encontrar aquello.