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🥀Capítulo 21🥀

—¿Otra vez con resaca?— cuestionó Hyunjin apenas me vio acercarme a mi casillero, el cual estaba a su lado.

—Sí— dije sin más y me dediqué a guardar todas mis cosas a excepción del cuaderno del primer curso que me tocaba y un lapicero para anotar todo.

—¿Cuando comenzarás a enfrentar tus problemas?— cuestionó cerrando su casillero y apoyando su espalda en este mismo con los brazos cruzados y mirándome con el ceño fruncido.

—Cuando Nam deje de llevarme a ese bar— me excusé, sabiendo que no era por él, sino por mis miedos.

—¿Amigo, piensas decirle la verdad en algún momento?— me preguntó y dio un pequeño suspiro mientras acomodaba su, ya algo largo, cabello rubio hacia atrás.

Había tomado una decisión al fin, después de analizar demasiado la situación, me di cuenta que debía dejar de pensar en lo malo que podría pasar y solo atreverme y aceptar las consecuencias con total madurez.

—Sí, hablaré con él pronto— respondí con sinceridad.

—Eso espero, porque sino te arrastraré hasta él y te obligaré a que le digas todo y solucionen el problema juntos, si es posible— me amenazó y comenzó a caminar hacia el salón de nuestra primero clase, lo seguí cabizbajo hasta quedar a su lado y entrar juntos al salón.

—Lo prometo, todo se arreglará pronto— le aseguré y con eso en mente pase el resto de las clases en la universidad.

Tenía trabajo en la tarde, por lo que solo me despedí de Hyunjin, quien al parecer iba a salir con su novio, y conduje hasta el gran edificio, guarde mi auto en el estacionamiento del lugar y subí por el ascensor hasta el piso donde tocaba hacer la sesión de fotos.

Cuando entré, Namjoon fue el primero en verme y se acercó rápidamente a mí.

—Tae ¿Cómo estás?— me preguntó notándose algo ansioso.

—Mejor— le contesté y después de saludar a todos me adentré en mi camerino sin notar al principio que me había seguido.

—Tae, he estado pensando mucho— comenzó diciendo y cerró la puerta detrás de él.

—¿Sobre qué?

—Me tope con un amigo y hablamos mucho de diversas cosas. Creo que debemos enfrentar nuestros problemas de una vez por todas.

—¿Piensas hablar con Jin?— pregunté y volteé a verlo. Él simplemente asintió firmemente con un semblante totalmente tranquilo—¿Qué le dirás?— volví a preguntar algo sorprendido por lo decidido que se le veía ahora a comparación de antes, que igual que yo, estaba lleno de miedos y dudas de lo que podría o no pasar.

—Lo que siento— respondió, se encogió de hombros y sonrió haciendo que pequeños hoyuelos se le formarán a cada lado de sus mejillas.

—Pues eso es bueno, espero que todo te salga bien— exclamé contento por él y ahora mas convencido de mi decisión. Me saqué mi chaleco de punto, color mostaza para comenzar a desabotonar mi camisa blanca de mangas largas.

—Y tú ¿Seguirás huyendo de tus problemas como yo lo hice? Ya te digo que no soy el mejor ejemplo a seguir algunas veces— cuestionó de brazos cruzados y yo sonreí ampliamente mientras negaba con la cabeza. No huiría más, sea lo que fuere que pudiera pasar estaba dispuesto a enfrentarlo.

—Le diré la verdad mañana mismo— le contesté y lo eché de mi camerino para poder terminar de cambiarme y salir a que me tomarán algunas fotos para la revista de esta semana.

Salí cerca de las seis de la tarde del trabajo, pero todos los chicos quisieron hacer un reunión ya que la marca cumplía años de trayectoria y no pude negarme antes eso, por lo que acepte cenar con todos ellos y pasamos el rato entre chismes y risas, hasta que llegó la hora de que todos nos despidieramos y nos fuéramos a nuestras respectivas casas.

Entré a mi auto y comencé a conducir hasta la mansión, pero en un semaforo en rojo, un tipo encapuchado con lentes negros y mascarilla del mismo color, me interceptó. Se había puesto frente al auto y había comenzado a golpear el capó y a hacer señas para que salga del vehículo.

—¿Qué mierda? ¿Quién eres tú?le pregunté apenas salí del auto y me quedé cara a cara con el sujeto.

—¿Qué es esto?— cuestioné y tomé entre mis manos el sobre que había extendido hacia mí.

Lo abrí con cuidado y paciencia, y saque un papel no tan grande donde decía:

Hola Tae ¿Cómo has estado? Espero que mal. ¿Cómo es posible que no te hayas alejado de Jungkook a pesar de todas las advertencias? Eres igual de terco que él.

Como sea, te tengo noticias. Secuestré a tus queridas madres, mira con atención el video que te mostrará el alfa a tu lado. Espero que con esto entiendas que cuando digo algo deben obedecerme. Aléjate de Jungkook y las liberaré.

Miré extrañado al alfa frente a mí, del cual no percibía feromonas por lo que en un inicio había creído que era un beta, deseando que todo esto solo fuera una maldita broma de mal gusto, pero temí lo peor cuando vi que sacó su celular y comenzó a reproducirse un video donde pude ver a mi madre y mi madrastra, la primera atada y amordazada y la segunda inconsciente al lado de ella.

—¿Donde están? Dímelo ya— lo tomé bruscamente de los hombros importándome poco si le hacía daño por la fuerza que ejercida.

Ante eso, él sólo me entregó un trozo de papel que decía:

«En Busan»

—¿En qué parte de Busan?— volví a preguntar un poco más calmado al saber donde las tenía.

El simplemente se limitó a darme otro papel con la dirección completa como si ya los tuviera preparados. Lo cual me confundía, pya que pensé que me hablaría al igual que los otros idiotas que nos habían hecho daño a Jungkook y a mí. Quizá era mudo.

Sin más que decir entré en mi auto y me dirigí al aeropuerto con la intención de reservar un vuelo para el día siguiente, por suerte lo logré. Llegadas las once de la noche, conducir hacia un parque cerca de la mansión y me quedé sentado bajo un árbol pensando en lo que estaba pasando, no pude evitar llorar con la esperanza de que llegara mañana pronto y pudiera ver a mis mamás y rescatarla del idiota que hizo esto, que estaba más que seguro que era Kim Yugyeom.

Cuando regresé a casa solo tenía la intención de quedarme el resto de la noche entre los brazos de mi omega y así fue.

Viaje y llegué a Busan a las diez de la mañana, tomé un taxi desde el aeropuerto hasta el lugar indicado, y me dejaron frente a una casa más ancha que alta, ya que era de un piso, pero bastante extendida.

Caminé hasta la puerta y la destruí para poder entrar, y de la nada fuertes aromas llegaron a mi nariz. Si no supiera que Jungkook estaba totalmente seguro en casa, ya que no sabía que yo estaba en Busan, diría que también lo tenían secuestrado a él, puesto que su aroma estaba presente en la casa, claro que en menor medida que el de sus madres y el que supuso era de Yugyeom. En el momento en que comencé a buscar a mis madres entre todas las habitaciones el aroma de Jungkook que aún había en el ambiente lograba calmar mis nervios.

Me deje guiar por mi olfato y camine hacia dónde era más fuertes los aromas de mis madres, llegué a una puerta que al abrirla tenía escaleras hacia un sótano. Sin miedo alguno entre y me encontré con Yugyeom de espaldas y con los brazos cruzados viendo a mis madres atadas.

Comenzó a olfatear y al darse cuenta de mi presencia volteo hacia mi dirección enojado.

—Tae Joo— habló después de mirarme despectivamente de pies a cabeza.

—Yugyeom, déjalas ir ya— exigí imponente.

—Voy a golpear al idiota que te dijo donde estaban, lo juro— exclamó.

—Me da igual.

—¿Y lo harás?— preguntó y no me costó entender que era lo que quería decir con eso.

—No pienso alejarme nunca de Jungkook, pase lo que pase lo enfrentaremos juntos.

—Pues que bueno, porque me parece que pronto se enterará de tu estúpido secretito— gritó hecho una furia, supe de inmediato a lo que se refería pues aquello era el único secreto que tenía, pero ¿Cómo lo supo?

—¿Cómo...?

¿Tienes miedo de que te odie por haberle mentido tanto tiempo? Debiste haberle dicho la verdad cuando tuviste la oportunidad de hacerlo, ahora ya es muy tarde— dijo con su voz de alfa y totalmente dominado por su lobo. De un momento a otro me sentí débil y sin fuerzas, pero me mantuve de pie dispuesto a enfrentarlo.

—Hagas lo que hagas, el no volverá contigo.

Pero sí estará lejos de ti— contraatacó.

—¿Hijo? ¿Qué pasa?— preguntaron mis madres preocupadas al ver que había caído al piso de rodillas.

Aléjate de ellas— ordenó al ver que había gateando hasta ellas para comenzar a desatarlas.

—¿Están bien?— pregunté al observar que la soga con la que las había atado dejó marcas rojas en su cuerpo.

Te lo advertí— exclamó y volteé a verlo para enfrentarlo más apenas lo hice solo pude sentir el impacto de la bala, había sacado una maldita pistola y me había disparado.

—Duele— me quejé y coloqué mi mano derecha en la zona afectada justo debajo de mis pulmones. Mi madre omega se acercó a mi con lágrimas en los ojos, mientras que mi madrastra alfa sacaba su celular del bolsillo de sus pantalones.

—Llamaré a la policía— dijo y comenzó a marcar su número.

—No vendrán a tiempo queridas— sonrió Yugyeom y salió lo más rápido que pudo del lugar.

—Llamaré a la ambulancia— dijo mi madrastra.

Mi mamá me rogaba que resistiera y me mantuviera despierto, además de prometerme una y otra vez que todo estaría bien, pero el dolor se hacía cada vez más intenso y solo podía pensar en Jungkook, en que debí haber sido yo quien le dijera todo, y en lo estúpido que fue dejar pasar el momento por mis miedos. El dejó sus miedos atrás por mí, pero yo no supe hacerlo y ahora ¿Podría perderlo?

—Jungkook— musité con mi último aliento antes de cerrar mis ojos y antes de escuchar a mi madre decir.

«Ese tipo no es un alfa normal»

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