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🌹Capítulo 20🌹

Dedicado a: gabrielaalessan

La primera vez que Tae Joo llegó tarde a su casa se me hizo muy raro, puesto que él no es alguien que llegue a altas horas de la noche, de hecho todo lo contrario, es alguien que hace lo posible por llegar temprano para pasar el mayor tiempo posible conmigo, mi hija y sus hermanos.

Creí que quizá solo había venido tarde porque había salido una vez más con Nam a tomar, ya que ambos al llegar olían a alcohol, y que sólo había sido ese día, pero me equivoqué.

Los días que vinieron fueron igual. Yo iba a la universidad y regresaba a su casa, cuidaba a los más pequeños mientras esperaba su llegada y él venía a la medianoche junto a Namjoon, mayormente siendo Nam el ebrio y Tae el sobrio, y otras veces ambos en el mismo estado.

Supe por Seokjin que él y Nam estaban teniendo problemas. Se habían vuelto novios, pero Jin tenía demasiadas inseguridades con lo que respecta a una relación entre un beta y un alfa, por lo que había decidido terminarle. Supuse que por eso el alfa estaba actuando de esa forma, pero no entendía porque Tae también si no teníamos ningún problema ¿O sí?

Sea lo que fuere estaba dispuesto a averiguarlo.

El sonido de la alarma de mi celular me despertó a mí y a mi pequeña que había querido dormir conmigo porque no quería verme solo ni triste. Con algo de pereza estiré mis extremidades hasta alejar la flojera.

Vi el techo con la habitación aún a oscuras, ya que el sol no había salido ese día. A mi costado, mi pequeña niña me estaba observando con un puchero, quizá por mis feromonas que aún eran de tristeza por la ausencia de mi alfa, porque aun cuando venía tan tarde no dormía con nosotros si no que prefería dormir en su habitación.

Me tallé los ojos con mis manos en forma de puño, deposité un pequeño beso en la frente de mi hija y me puse de pie para caminar hacia el interruptor y prender la luz.

Junto a mi pequeña hicimos lo habitual por las mañanas listos para irnos a nuestros respectivos centros de estudio.

Desde que Tae ya no me llevaba y recogía de la universidad, el chófer de la mansión era el que se encargaba de hacerlo.

—Papi— me llamó justo cuando me detuve para abrir la puerta del carro en el que ya me estaba acostumbrando a ir.

—¿Sí bebé?

—¿Cuando dejarán de estar peleados tú y papá Tae?— me preguntó. Aquello hizo que mi corazón se estrujara. Ella lo quiere mucho y lo ve como su padre también, era claro que lo que está pasando le afectaría de una u otra forma.

—Hoy hablaré con él ¿De acuerdo?— le sonreí y deposité un corto beso en su frente.

—Está bien, espero se amisten después de eso— exclamó esperanzada.

—Yo igual— admití en un suspiro y junto a mi pequeña nos adentrarnos en el carro.

Mientras yo observaba el exterior a través de la ventana, mi pequeña cantaba la música que habían puesto en la radio.

Los minutos transcurrieron y llegamos a su escuela, me despedí de ella y el chófer continuó con el camino hacia mi universidad. No tardamos mucho en llegar y le agradecí, como siempre, por hacernos el favor de llevarnos. Salí del carro y caminé hasta la entrada de mi centro de estudio.

Las horas en la universidad transcurrieron con normalidad. Yo apenas sí prestaba atención a lo que me enseñaban, además de eso, no pude comer cuando llegó la hora del almuerzo, porque no podía evitar pensar sólo en cómo la actitud de Tae Joo me afectaba a mí y a mi lobo, que parecía preferir esconderse y dejarme solo en momentos como este.

—Jungkook ¿Te encuentras bien? Hace días te veo con los mismos ánimos y sigues sin querer decirme que te pasa— dijo Jeongin detrás de mí haciéndome sobresaltar por el susto que me pegó al estar en mi propio mundo.

—Me asustaste— exclamé al momento en que voltee a verlo y terminé de guardar mis cosas en mi mochila. Había llegado al fin la hora de regresar a casa.

—Lo siento.

—Y es porque estoy seguro que sí te lo cuento, terminaré llorando.

—Esta bien si te desahogas llorando, has pasado por tantas cosas que me sorprende que no lo hayas hecho aún, eres demasiado fuerte Jungkook y estoy seguro que sea lo que fuere seguirás adelante— me alentó a hablar y con una suave caricia a mis hombros y una pequeña pero cálida sonrisa me reconfortó.

—Tiene que ver con Tae.

—¿Le pasó algo malo a Tae?

—Felizmente no.

—¿Entonces?

—Creo que él ya no me quiere o quizás consiguió a alguien mejor, no estoy seguro— admití mis dudas e inseguridades con confianza de que el comprendería y me daría su opinión o consejo.

—Eso no puede ser ¿Por qué lo dices?

—Bueno últimamente él ha estado distante conmigo, casi siempre llega a medianoche junto a Namjoon, un alfa y amigo del trabajo, ah y tampoco duerme conmigo como lo hacía antes— le conté mientras enumeraba con mis dedos cada cosa.

—¿Cada vez que te mira está triste o pensativo?

—No suele mirarme, aunque una vez lo atrape haciéndolo cuando estábamos almorzando todos juntos y si note en su mirada tristeza, pero supuse que solo era mi idea.

—Estoy seguro de que te oculta algo importante— dijo y yo fruncí el ceño ante su afirmación. ¿Qué podría estar ocultándome?

—¿Crees que me esté engañando?

—No, claro que no. Es otra cosa— dijo muy confiado en sí mismo y su afirmación.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Bueno, sólo confío en mi instinto— declaró y se encogió de hombros.

—Quiero hablar con él al respecto, mas no se bien que decirle- le dije mientras salíamos del salón de clases y caminábamos por los pasillos hacia la puerta de salida de la universidad.

—Pregúntale, apenas llegué y pasé por la puerta de su casa, el porque está actuando de esa forma o que es lo que le pasa para actuar de esa forma- me aconsejo.

—Eso haré.

Cuando estuvimos a punto de despedirnos para dirigirnos a nuestras respectivas casas, sin querer alguien chocó con Jeongin. Supe de inmediato que se trataba de Hoseok por las feromonas que percibí.

—Ay, eres tú— exclamó Jeongin en voz baja.

—¿Se conocen?— les pregunté.

—Es mi ex— respondió Jeongin inmediatamente, yo solo asentí como respuesta mientras analizaba la situación —. ¿Ahora andas detrás de Jungkook?

—Esto no te incumbe— espetó cruzándose de brazos.

—Como sea, ya me iba— puso los ojos en blanco y dejó escapar un pequeño suspiro—. Cuidate kookie—volteo hacia mí y me abrazó como forma de despedida —. Tú no, por mi que te atropeye un auto— le dijo a Hoseok, quien lo miró indignado, y se fue. Yo no pude evitar reírme de la situación.

—Hola kook— exclamó con una sonrisa que hacía que pequeños hoyuelos se formarán en sus mejillas.

—Hola Hoseok ¿Pasó algo?

—No, solo me preguntaba si querrías ir a un parque acuático conmigo— comentó entusiasmado— ¿No tienes mucho que hacer hoy o sí?

—No, ya fueron a recoger a mi hija y la llevaron a la casa, ya que sale antes que yo, solo volveré y pasaré el rato con ella y los hermanos de Tae, en la mansión.

—Podemos salir todos —Propuso—. solo si quieres.

—Esta bien, vamos.

Juntos cruzamos la calle hasta llegar al auto negro estacionado en la otra vereda, frente a la universidad. Le indiqué a Eunwoo que nos llevara a ambos a la mansión, y él no tuvo ningún problema en hacerlo, después de que le aclaré que era un buen amigo. Tan solo unos minutos pasaron y llegamos a la casa de Tae.

Abrí la puerta principal y entramos a la sala, le pedí que se sentará en el sofá y me esperara allí mientras iba en busca de los más pequeños.

Los tres estaban jugando a las atrapadas en el patio trasero y cuando me vieron corrieron hacia mí provocando que cayera al piso. Los cuatro nos reímos de la situación y nos pusimos de pie.

—¿Él no es el alfa que no le cae bien a Tae Joo?— cuestionó Seungmin señalando a Hoseok quien se encontraba sentado y observando minuciosamente, cada rincón del lugar a su alcance.

Al parecer escucho lo que él pequeño hermanito de Tae había dicho pues volteo de inmediato en nuestra dirección.

—Me imaginaba que no le caería bien a tu hermano, pero soy buena onda— dijo Hoseok y después de soltar una leve risa se acercó a nosotros.

—No lo sé porque no te conozco— le respondió el pequeño de seis años mientras se cruzaba de brazos.

—Él nos llevara a un parque acuático ¿No quieren ir?— exclamé con la intención de disminuir la incomodidad de la situación.

—Bueno, por nosotros esta bien— dijo Jisung mientras le tapaba la boca a su hermano sabiendo que este se negaría o diría algo que podría hacer la situación más incomoda de lo que ya era.

—Si mi papá es feliz, yo soy feliz— exclamó mi pequeña hija alzando los brazos a mi dirección para que la cargara y así lo hice.

—Bien, estoy seguro de que se divertirán mucho allí.

—Vayan a buscar su ropa de baño— les ordené a los más pequeños.

Después de unos minutos en los que Hoseok, siendo demasiado curioso, husmeaba entre las cosas que encontraba en la sala, y yo esperaba pacientemente sentado en el sofá, la primera en bajar fue mi hija quien se acercó a mí con un bolso y sus cosas en la mano para dármelas para que las guarde en orden.

—Papi, traje tu ropa de baño también— dijo y me la entregó.

—Mi niña, no voy a entrar— le expliqué esbozando una pequeña sonrisa.

—Bueno, por si acaso— dijo entre dientes mientras metía el short en su bolso. Yo reí ante lo muy insistente y precavida que puede ser.

Seungmin y Jisung bajaron juntos con pequeñas mochilas en sus hombros. Y estando todos listos salimos de la mansión y tomamos un taxi que nos hizo llegar al parque acuático a las cinco de la tarde en punto.

Los más pequeños fueron a los baños a cambiarse dejándonos solos a Hoseok y a mí.

—¿Estas bien?— me preguntó después de unos minutos en silencio.

—¿Por qué lo dices?

—Te veo un poco triste— dijo mientras revolvía mis cabellos. Seguía igual que en la universidad, mi humor no había cambiado supongo que mis feromonas me delataron o quizá no era necesario eso y solo con verme pudo deducirlo.

—No quiero hablar de mis problemas, ya los solucionaré pronto— le dije mientras observaba como uno por uno salían de los baños y subían a los toboganes para bajar por ahí y entrar a la piscina.

—Entiendo, pero quiero verte sonreír ¿Sí?— hizo un puchero y luego de verme encoger los hombros sonrió ampliamente.

—No ¿Qué haces?— exclamé cuando lo vi acercarse a mí con las manos alzadas a la altura de su pecho.

Acercó sus manos a mi cuerpo y las colocó debajo de mis brazos y me hizo cosquillas, logrando sacarme una risa y cambiando mi humor en el momento.

—Funcionó— dije entre risas.

—Gracias— susurré después de que las risas entre ambos cesaron y articuló un «No hay de que».

El resto de la tarde nos la pasamos conversando sobre nosotros y nuestras vidas mientras que los más pequeños jugaban entre ellos hasta que llegó la hora de irse.

—Ya es hora de regresar a casa, salgan rápido y cambiense. Se bañaran en la mansión- les ordené a los menores y me obedecieron sin rechistar, y cuando estuvieron listos, junto a Hoseok tomamos un taxi de regreso a casa.

—Gracias por todo hoseok— me despedí del alfa apenas estuvimos frente a la puerta de entrada de la mansión.

—No hay de que, somos amigos así que si necesitas ayuda, quieres que alguien te escuche o un hombro para llorar aquí me tienes- exclamó, se colocó la capucha de su abrigo y con las manos dentro de los bolsillos de este mismo, caminó hasta desaparecer de nuestro campo visual.

Cuando estuvimos dentro de la sala, Jisung y Seungmin subieron escaleras arriba y gritaron desde el segundo piso «Nos bañaremos y luego bajaremos a cenar» yo solo les conteste con un «Esta bien» y tomando la mano de mi pequeña subimos y nos dirigimos a mi habitación. La dejé sentada en la cama mientras yo le traía de su cuarto algo que ponerse.

Al final decidí que le pondría un lindo vestido celeste con puntos blancos y unos zapatillas blancas también. Cuando regresé con la ropa lista, ella me miró contenta y yo sin entender el porqué de su reacción, supuse que era porque se había divertido mucho pero entendí que no era por eso cuando habló.

—Papi, me alegra que estés sonriendo de nuevo. Si tú eres feliz yo también.

Y sí, estaba feliz de haber salido y pasado un momento hermoso con los pequeños de la casa y con Hoseok. Era un buen amigo y me animo mucho, así que se lo agradecía de corazón.

—Digo lo mismo— le respondí y la cargue para llevarla al baño y ayudarla a bañarse.

Cuando estuvo lista juntos bajamos al comedor donde ya se encontraban Jisung y Seungmin, además de Yerim que les estaba sirviendo ya la comida, la cual consistía en una taza de manzanilla y ramen hecho en casa.

Ambos comimos en total tranquilidad, y tampoco esperamos a Tae Joo porque sabíamos que no llegaría, uno que otro tema de conversación salía de vez en cuando, pero nada más que eso. Los minutos transcurrieron y ya todos habíamos terminado de comer, por lo que fuimos a dejar todos vasos, platos y cubiertos en el lavador, decidimos ver una película y cuando llegaron las once de la noche lleve a todos a sus habitaciones incluida mi pequeña hija, estaba dispuesto a esperar una hora por Tae Joo para hablar y arreglar las cosas.

—¿No te acostaras a dormir conmigo?— cuestionó mi pequeña cuando vio que le di un beso de buenas noches en la frente y me encaminé hacia la puerta.

—Claro que sí— mentí. O bueno en parte, no dormiría con ella ahorita sino más tarde, apenas terminará de hablar con Tae cuando este llegara.

Caminé de vuelta a la cama y me acosté a su lado, le canté una canción para dormir mientras acariciaba sus oscuros cabellos, estaba arrullándola para que se quedara dormida y aunque demoré más de media hora, al final lo logré, y baje las escaleras dirigiéndome hacia la sala y sentando me en el sofá frente al televisor.

Al faltar tan solo algunos minutos para las doce y con los nervios recorriéndome por completo, decidí distraer mi mente viendo que había de nuevo en mis redes sociales.

Vi que uno de los integrantes de mi banda favorita había actualizado después de muchísimo tiempo, por lo que me emocione mucho, le di me gusta y comenté muchas cosas bonitas que esperaba pudiera leer si es que eso era posible.

El sonido de una puerta abriéndose me sacó de mi ensoñación, me puse de pie y dirigí toda mi atención a quien había entrado: Han Tae Joo.

No se dio cuenta de mi presencia en ningún momento. Sacó su celular y prendió su linterna, al parecer esto lo hacía siempre porque no quería encender las luces para no incomodar a los que ya estaban durmiendo o que se dieran cuenta de su llegada. Tuvo la intención de iluminar el camino frente a él pero terminó iluminando mis pies, subió lentamente su celular hasta que la luz llegó a mi cara, la acción me hizo entrecerrar los ojos y fruncir el ceño.

—¿Jungkook?— cuestionó sorprendido de que estuviera frente a él.

—Tenemos que hablar— exclamé mientras alzaba mi mano hacia su celular y apagaba la linterna.

—¿Estoy soñando otra vez o es mi imaginación?— preguntó en un susurro en el momento que lo llevé a una de las habitaciones, para las visitas, en el primer piso. Encendí la luz de allí y cerré la puerta para tener un poco de privacidad y tampoco molestar en el caso de que alguien se haya levantado por culpa de nosotros.

—¿Jungkook te he dicho lo hermoso que eres?— cuestionó mientras le ordenada que se sentará frente a mí en la cama.

—Si lo dices para salvarte de conversar seriamente conmigo, no te va a funcionar— dije con intención de sonar lo más duro posible, pero cuando mis ojos cayeron en los suyos pude notar que tenía rastros de lágrimas y estaban rojos al igual que su nariz. Había estado llorando y yo no sabía porqué.

—Lo digo en serio, eres precioso Jungkook— exclamó mientras acariciaba con sus pulgares el dorso de mi mano derecha.

—Dejate de tonterías y escúchame— espeté tratando de no prestar atención al sonrojo de mis mejillas. Necesitaba saber lo que estaba pasando, el porqué se había alejado de mí, y si era posible también el porqué había llorado.

Tae Joo comenzó a olfatearme y supe de inmediato, por su ceño fruncido y sus feromonas que expresaban lo celoso que estaba, que había olido otro aroma en mí, el de Hoseok.

—¿Por qué hueles a alfa?— me preguntó con el ceño fruncido y olfateo un poco más— ¿Jung Hoseok?

—Deja de cambiar de tema, tengo que decirte algo importante— contesté, esperando que dejara ese tema de lado.

—No, dejame impregnar mi aroma en ti, por favor— pidió con un puchero en sus labios y pasó sus manos por mi cintura para apegarme a él.

—No, primero tenemos que hablar— le dije con la intención de separarme, pero no me dejó.

—No quiero— negó con la cabeza y escondió su cara en mi cuello, en aquel punto donde se concentraba más mi aroma.

—¿Sí te dejo hacerlo, hablaremos?— pregunté y él asintió lentamente— Bien.

Me alzó en brazos y me sentó de costado en su regazo, pasó mi mano izquierda sobre sus hombros y escondió su cara en mi cuello mientras delineaba con su mano derecha mi pecho, dejó salir sus feromonas con aroma a chocolate amargo, café y menta, y suspiró completamente relajado. No pude evitar sonreír al sentirlo de nuevo cerca de mí, pero sabía que teníamos que hablar, así que después de unos minutos en aquella posición decidí que era hora de actuar.

—Quiero saber que te pasa últimamente ¿Por qué estas actuando tan extraño? Tú no eres así.

—Perdóname— musitó cerca de mi oído abrazándome fuertemente, como si tuviera miedo a algo que yo no entendía ni sabía.

—¿Por qué me pides perdón? No entiendo— pregunté mientras alzaba con mis manos su rostro y fruncí el ceño al ver sus ojos cristalizados y como lágrimas hacían un recorrido por sus mejillas. Estaba llorando de nuevo—. ¿Porque estás llorando?

—Apenas solucione algo que ha pasado te contaré todo, lo prometo— susurró mientras dejaba un corto beso en mis labios.

—¿Qué ha pasado?

—Tengo que viajar por un asunto familiar, pero todo va a estar bien- me explicó y continuó llorando en silencio escondido en mi cuello mientras yo acaricia sus cabellos azules.

—¿Dormirías a mi lado esta vez?- le pregunté cuando lo noté más calmado.

—Hoy y por el resto de mis días, no quiero volver a alejarme de ti- me dijo y me cargo en brazos para salir de esa habitación e ir hacia la habitación de mi pequeña, que quería dormir junto a mí. Volvíamos a ser los tres.

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