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🌹Capítulo 18🌹

Capítulo dedicado a: DanuuTHJK

—Jungkook ¿Qué haces aquí? Tienes que irte— exclamé al verlo entrar por la puerta de la habitación donde me estaba quedando durante lo que sabía que duraría mi celo.

¿En verdad estaba aquí o ya estaba alucinando?

—¿Por qué no me lo dijiste?— cuestionó y supe de inmediato que se refería a mi celo. Sin embargo, no podía formular una respuesta concreta cuando sólo podía concentrarme en su hipnotizante y atrayente aroma a rosas, canela y vainilla.

—Por favor vete, no quiero hacerte daño— supliqué suspirando y alzando la mirada al techo para no verlo.

—Sé que no lo harías— exclamó tratando de llamar mi atención.

—Nunca he estado con nadie en mi celo— admití.

—¿De verdad?— cuestionó, era comprensible que dudara, él no tenía idea de lo mucho que lo estuve esperando, y eso era porque me conocía como Han Tae Joo y no me reconocía como Kim Taehyung.

—Te lo juro y por eso no sé como podría reaccionar mi lobo— expliqué la razón del porque había llegado al extremo de atarme a la cama para no ir en su búsqueda.

—Nuestros lobos se quieren al igual que nosotros, estoy seguro que nada malo pasará ¿Me dejarías ayudarte?

—¿Estás seguro de que quieres ayudarme?— pregunté sólo para confirmar que no había escuchado mal.

—Por supuesto que sí— asintió lentamente y trago saliva.

¿Cuál fue mi error en todo esto?

Sencillo, mi único error fue no haber cerrado la puerta con seguro o candado para que ni yo saliera a buscarlo ni el pudiera entrar si llegaba a venir a buscarme, sin embargo, ya era demasiado tarde. Sabía que cuando Jungkook tomaba una decisión era definitiva y no me opondria aunque quisiera, un ejemplo perfecto sería lo sucedido en la fiesta de Namjoon.

Se acercó lentamente y con paso inseguro a mí, con el objetivo de desatar el nudo que yo mismo había armado hace tan solo unos minutos antes de su llegada y después de destruir cada cosa a mi alrededor en la gran habitación.

Tener su cuello muy cerca de mi cara, no me estaba ayudando mucho con el autocontrol que digamos. Mi lobo y yo, pero sobre todo mi lobo, queríamos dejarle una linda marca de mordida en la tersa y blanquecina piel de su cuello, sin embargo, sabía que no debía pues no estaba seguro de si el estaba de acuerdo y no pensaba hacer algo que él no quisiera.

Cuando finalmente logró desatar el complicado y muy bien hecho nudo, acarició y beso tiernamente mis muñecas al verlas con dos marcas grandes y notablemente rojas. Se me hizo demasiado tierno, pero a la vez sexy. Pude verlo tragar saliva cuando escrudiñé con la mirada todo su cuerpo.

Me puse de pie lentamente y me acerqué a él solo con el fin de decirle una cosa.

—Sé la teoría, pero no la práctica, sólo espero que sea lo suficiente como para hacerte sentir extremadamente bien— susurré cerca a su oído y con una sonrisa lo vi estremecerse cuando mordí ligeramente el lóbulo de su oreja.

—Hazme tuyo— dijo dejando su timidez de lado y rodeando con sus brazos mi cuello.

Lo tomé de la cintura y lo dirigí hacia la pared más cercana haciendo que apoyará su espalda y cabeza contra esta. Me tomó de la nuca y con un solo movimiento unió nuestros labios en un intenso beso, donde nos demostramos el deseo que sentíamos el uno por el otro.

Mordió delicadamente mi labio inferior y yo sonreí y di una pequeña lamida al suyo. Jungkook abrió ligeramente la boca por lo hecho para soltar un pequeño jadeo y yo aproveche el momento para profundizar el beso.

Adentré un poco mi lengua en su cavidad bucal realizando movimientos sutiles, similares a las caricias y el imitó mi accionar. Masajeé su cintura y sus caderas mientras presionaba nuestras erecciones juntas, oyéndolo soltar gemidos en mi boca, podía saborear las vibraciones del sonido y eso solo me excitaba aún más.

Sin antes darle un aviso lo cargué aún apoyándolo contra la pared, el jadeó por la sorpresa, pero sin decir nada continuó besándome y rodeo mi cintura con sus piernas, sin querer pude darme cuenta por el roce de su entrada con mi palpitante erección, que estaba mojado levemente por el lubricante. A mi lobo y a mí nos hacía inmensamente felices tenerlo de esa forma, sabía que estaba listo, pero aún no entraría en él, quería que disfrutara mucho antes de eso.

Cuando nos separamos lentamente del beso pude ver un ligero rubor adornando sus mejillas, nariz y la punta superior de sus orejas, deducí que era por la vergüenza y la excitación que estaba sintiendo. Solo le mostré aquella sonrisa cuadrada que sabía que él amaba y besé cada zona roja en su delicada y hermosa carita.

Lo contemplé reír por mi acción y volví a besarlo de la misma forma e incluso más intenso que antes.

Aún besándonos comencé a dar falsas estocadas en su entrada, aún cubierta por la ropa. Descendí mis besos por su barbilla hasta llegar a su cuello, justo en donde debía ir mi marca.

Lamí y succioné la piel de su cuello hasta dejar una bonita marca que quiza duraría algunas días e hice lo mismo con su hombro y clavícula del lado derecho, para luego pasar a hacer lo mismo con el lado izquierdo. Quizá no tendría la marca de mis dientes al entrar en la piel de su cuello para formar el lazo, pero si me era posible dejar más de estas marcas en el resto de su cuerpo.

Sí, tal vez estaba dejando que el lado posesivo de mi lobo me controlase, solo un poco.

Me dirigí, con mi omega aún en mis brazos, hacia la cama de dos plazas con sábanas y almohadas blancas y una colcha negra. Lo senté en el centro y comenzó a quitar lenta y tortuosamente su camiseta negra de mangas largas dejando al desnudo su torso ligeramente marcado.

Deposité varios besos húmedos desde sus clavículas hasta llegar a su vientre deleitándome con sus jadeos y pequeños gemidos que eran, para mí, lo mejor que habia escuchado en mi vida.

—Quítame toda la ropa por favor, no lo soporto— susurró con su voz algo entrecortada.

—Esta bien— dije entre risas juguetonas viendo como de nuevo el rojo se apoderaba de su carita.

Le quité las zapatillas blancas con pequeños detalles negros para luego desabrochar su cinturón y quitarle los pantalones azules que se había puesto dejándolo en un lindo bóxer blanco.

En un rápido movimiento que me tomó desprevenido, Jungkook hizo que me acostara en el colchón y él terminara sentado en mi regazo. Pude sentir por sobre la ropa, su húmeda y caliente entrada arriba de mi prominente erección que ya comenzaba a doler dentro de mi ropa interior. Gemí roncamente ante la sensación y seguido de eso sonreí al ver como Jungkook movía su cabeza hacia atrás y se mordía los labios por sentirme también.

Con manos temblorosas comenzó a desabotonar la camisa blanca que traía puesta. Cuando finalmente terminó con su trabajo descubrió mi torso y comenzó a dejar suaves caricias en toda la zona. Cuando lo ayude a quitarme la camisa hizo lo mismo que segundos antes había hecho con él.

Estaba tratando de contener a mi lobo en todo momento preguntándome a la vez que pasaría si lo dejara salir.

—Quítame el pantalón, mi amor— le pedí y él obedeció. Apoyé las palmas de mis manos en el colchón para poder verlo agacharse, quitarme los zapatos de vestir y desabrochar el cinturón que sujetaba mis pantalones negros.

No pensé que terminaría quitandome las dos prendas restantes de una sola, pero así fue. Ahora yo estaba desnudo y él aún tenía una prenda que cubría la parte baja de su cuerpo.

Sin ningún aviso comenzó a lamer el glande de mi pene, el cual había expulsado pre semen.

Con una mano jugó con mis testículos y con la ayuda de la otra comenzó a meter lentamente mi pene aún más dentro de su boca. Sentí su lengua acariciar toda mi extensión y disfruté de cómo chupaba esta misma mientras veía mi reacción.

Se veía tan jodidamente sexy estando de rodillas con mi pene en su boca, los ojos cristalizados por el placer y la respiración entrecortada.

Gemía, con voz más ronca de lo normal, cada vez que metía y sacaba mi miembro de su boca, además de lamerlo y chuparlo.

A pesar de que intente apartarlo cuando sentí que estaba por venirme, solo con soltar sus feromonas pude entender lo que quería y lo acepté.

Dejé que continuará con su trabajo hasta venirme dentro de su boca, soltando segundos después un largo y ronco gemido. Tragó y sonrió al verme ruborizado. Porque sí, lo que hizo me avergonzó un poco. La primera vez que sucedió solo lo manche ligeramente, pero esta vez había sido totalmente diferente a lo de aquel día.

Carraspeé y con mis manos lo ayude a enderezarse. Deposité un corto beso en cada uno de sus manos y Jungkook me miró algo extrañado por mi acción, lo cual era entendible ya que no sabía lo que haría.

Agarré del piso aquella corbata roja con líneas diagonales negras con la que, momentos antes, me había atado a mi mismo y lo até del mismo modo, al respaldo de la cama.

—¿Y esto?— cuestionó escudriñando con la mirada el nudo que había hecho.

—Quiero que no hagas más que disfrutar de lo que yo haga contigo— le expliqué.

—Bien, si me prometes que luego me tocará a mí— me propuso.

—Lo que tú quieras bebé— accedí y dejé un corto beso en sus labios.

Bajé hasta llegar a esos pezones rosados que me abstuve de probar antes. Di un pequeño beso en ambos y mientras amasaba el trasero de mi omega con mi mano derecha, con mi boca comencé a chupar uno de ellos y con mi mano izquierda jugueteé con el otro.

Grande fue su sorpresa en el momento que introduje lentamente el dedo índice de mi mano derecha en su húmeda y apretada entrada. Cerró los ojos rápidamente y se mordió el labio inferior.

—Me gusta escucharte, gime en mi oído mi amor— le susurré sintiendo su cuerpo estremecerse debajo del mío.

Acerqué mis labios a su cuello dejando intencionalmente mi oído cerca de su boca para que hiciera lo que le había pedido.

—Tae, duele— gimió y de inmediato supe lo que tenía que hacer, dejé de lado sus botones rosados que había estado torturando segundos antes, para agarrar con mi mano izquierda su erección e introducir dos dedos más en su entrada, siendo en total tres dentro de él.

Con mis manos comencé un vaivén de arriba a abajo en el pene de mi omega, mientras que a la vez entraba y sacaba mis dedos de su entrada deleitándome con los bellos y diversos sonidos, entre gruñidos, jadeos y gemidos, que salían de los labios de Jungkook.

—Entra ya, por favor— exclamó con dificultad y se corrió en mi mano manchado su torso y el mío.

Lo desate y lancé la corbata dejándola caer de nuevo al piso. El pasó sus manos alrededor de mi cuello y yo saqué mis dedos de su entrada y lo penetré lentamente.

Incrustó sus pequeñas uñas en la piel de mis hombros y arqueo su espalda. Sabía que eso dejaría marcas y me encantaba la idea.

Cuando se acostumbró a tenerme dentro de él colocó las palmas de sus manos en mi nuca acercándome hacia el para iniciar un beso. Comencé a moverme dentro de él mientras el jalaba de mis cabellos azules y abría un poco la boca dándole paso a mi lengua para que hiciera el beso más intenso.

Cuando mordió de forma juguetona mi labio inferior, como su modo de dar por terminado aquel beso, y sonrió, me sentí perdido en su mirada y empecé a entrar y salir más rápido de él escuchando los ruidos que mi acción provocaba y los gemidos que mi omega dejaba escapar de su boca. Amando con todo mi corazón cada expresión de mi lindo pelinegro, el como se mordía o fruncia los labios, como ponía su boca en forma de "o" y achicaba sus ojos antes de gemir mi actual nombre.

No pasó mucho cuando sentí hincharse el nudo de mi miembro...

Tendremos muchos cachorros con nuestro omega.

Con aquello dicho por mi lobo caí en cuenta de que había cometido otro error. No usar un condón. Sabía que Namjoon me había mandado algunos cuando le dije la razón por la que faltaría al trabajo, pero no planeaba utilizarlos porque estaba casi seguro que Jungkook no aparecería y tampoco querría hacerlo conmigo.

Ambos nos habíamos dejado llevar por el calor del momento, que aún seguía presente, y ahora había una posibilidad de que pudiera quedar embarazado. Lo miré preocupado y arrepentido, al parecer él pudo leer mi expresión y acarició mis mejillas tratando de calmarme.

—No te preocupes ni te sientas mal por eso, puedo tomar unos supresores mañana temprano— me explicó dejando un corto beso en mis labios.

Mientras el nudo terminaba de desincharse, Jungkook se dedicó a besar varias veces toda mi cara haciéndome sentir mucho mejor con respecto a lo ocurrido momentos antes.

Supe que quería que volviera a entrar en él cuando me dedicó una tierna y juguetona mirada que hizo a mi corazón latir desenfrenado.

Pero antes de poder hacer algo, sus ojos se volvieron azules por completo y supe que su lobo omega se había apoderado de él.

Déjame hablar con mi omega

Con aquello dicho por mi lobo, entendí que los lobos de ambos querían comunicarse entre sí, así que lo dejé ser y poco a poco mis ojos se volvieron amarillos indicando que mi lobo era quien tenía el mando.

—Te extrañe demasiado— habló su lobo abrazando al mío.

—Y yo a ti, valió la espera ¿No lo crees?— le contestó mi lobo.

—Sí, y sé que nos faltan muchas cosas por resolver, pero lo importante es el ahora— dijo su lobo dándole un beso en los labios al mío

—Y ahora por fin estamos juntos— y dicho eso, nuestros ojos volvieron a la normalidad al mismo tiempo e ignorando lo sucedido continuamos con lo que estábamos haciendo.

Posicioné sus largas y suaves piernas sobre mis hombros, dejando un recorrido de besos húmedos por toda la parte interna de sus muslos hasta llegar a su entrada, la cual lamí varias veces provocando uno que otro estremecimiento en todo su cuerpo.

Alineé mi miembro en su entrada y entre en él de una sola estocada haciendo que apretara las sábanas bajo sus manos y gimiera de puro placer.

Mientras él unía ligeramente las punta de los dedos de sus pies para mantenerse firme en el lugar que lo había puesto, me puse de rodillas y comencé a dar uno que otra estocada en su entrada tocando aquel punto que sabía lo hacía delirar y con mi mano derecha comenzaba a masturbarlo turnándome entre movimientos rápidos y movimientos lentos.

Su frente perlaba en sudor, las sábanas estaban arrugadas de tanto que las apretaba y sus gemidos y los míos inundaban la habitación. Estaba yendo más rápido que la primera vez así que bastaron solo unos minutos para que su torso de nuevo se manchara de su propio semen y yo llenará del mismo líquido el condón.

—¿Quieres hacer algo mejor?— le pregunté con una sonrisa ladina, una ceja enarcada y una mirada coqueta.

—Sí— musitó soltando una dulce risilla que me llenó el corazón de alegría.

—Esta vez tú mandaras— exclamé dispuesto a darle las riendas de la situación a mi adorado omega. Estaba seguro que era lo que él quería y por su inmensa sonrisa pude comprobar que estaba en lo cierto, el también quería satisfacerme como yo lo había hecho con él, sin saber que lo hacía solo con ser el la primera y única persona con la que haría el amor en esta vida y en las que quedarán.

—Apoya tu espalda en el respaldo de la cama— me ordenó y yo, como todo un chico bueno, le obedecí.

Lo note algo nervioso, supuse que era por lo que habría pensado hacer, y tenía razón. Coloco sus piernas a cada lado de de las mías y comenzó a retrodecer de esa forma. El libido aumentó en mí.

—Agarra mis tobillos— volvió a ordenar y le obedecí.

—¿Qué piensas hacer?— le pregunté al no entender muy bien sus acciones

—No preguntes— dijo aún sin voltear a verme, palpó la zona bajo mi vientre hasta que encontró lo que estaba buscando. Alineó mi pene en su entrada y comenzó a meterlo lentamente en él.

Cuando estuvo todo dentro de él, tardó tan sólo unos segundos en adaptarse. Lo único que podía ver era sus cabellos negros algo alborotados, su espalda levemente curvada y su trasero redondo y firme sobre mi vientre mientras su interior apretaba mi miembro y con sus manos arañaba un poco mis muslos.

Entonces fue que entendí lo que estaba haciendo.

Con mi dedo índice delineé una línea recta desde su nuca hasta unos centímetros antes de su trasero. Lo vi estremecerse por mi acción y sonreí. Antes de que Jungkook comenzará con lo que sabía que haría, me acerqué hasta pegar mi pecho con su espalda y mi boca a su oído.

—Yo quería verte— le susurré y dejé un beso en el hombro.

—No quería que me miraras hacer esto— admitió y reí por lo tierno que se veía cuando se ponía algo tímido.

Observé su perfil y me di cuenta que estaba mordiéndose los labios y tenía las mejillas tenuemente ruborizadas, le di un beso en su mejilla izquierda sintiendo el calor en mis labios y acaricie con ambas manos su cintura. Llevando mi mano derecha a su botón rosado para apretujarlo un poco con mis dedos haciéndolo gemir. Y con mi otra mano en su pene comencé un vaivén de arriba a abajo provocando que llevara su cabeza hacia atrás quedando justo sobre mi hombro, dejando su cuello más cerca de mis labios.

Déjame morderlo

No, aún no es el momento

Oh vamos, Yo sé que mi omega quiere

Ya dije que aún no

Espero que al menos sea pronto

Y dicho esto mi lobo dejó de intentar apoderarse de mí y morderlo como tanto quería hacerlo.

Deje un húmedo beso en su cuello antes de que alzara su cabeza y comenzará a dar pequeños saltos provocando que mi miembro saliera y entrara en el una y otra vez, haciéndonos gemir a ambos por la sensación.

Tomé con algo de fuerza sus caderas y lo ayude a ir más rápido, podía ver como mi pene entraba y salía de él y disfrutaba de escuchar los chasquidos que se resonaban en la habitación cuando nuestra piel chocaba, era extremadamente excitante.

—Más rápido— me pidió. Toco mis manos para que me detuviera y él también dejó de moverse— Así.

Al principio no entendí, si quería que fuera más rápido ¿Por qué me detenía? Sin embargo, no tarde muchos segundos en captar lo que mi omega deseaba cuando salió de mí, apoyo el peso en sus brazos y alzó su trasero.

Con aquella acción de su parte, de inmediato me puse de rodillas y entre de nuevo en él de una sola estocada.

—Tae— gimió y se mordió el labio inferior mientras apretaba fuertemente entre sus manos, las sabanas.

—¿Así te gusta, mi amor?— le pregunté en un susurro mientras dejaba una marca en el centro de su espalda.

—Sí— exclamó con voz entrecortada.

Sonreí y continúe entrando y saliendo de él. Tocando ese punto, que lo hacía delirar, una y otra vez, mientras que al mismo tiempo lo masturbaba fervientemente.

Cerré los ojos para concentrarme sólo en los sonidos llenos de libido que inundaban toda la habitación.

De un momento a otro, nos corrimos al mismo tiempo, Jungkook en mi mano y las sábanas debajo de él y yo en el condón y gemimos el nombre del contrario.

No estaba seguro si mi celo duraría dos días como habitualmente suele pasar, pero ya me sentía más calmado que antes por lo que decidí descansar junto a mi omega. Lo tomé en brazos para que se acostara en la almohada a mi lado quedando así cara a cara.

Ambos estábamos intentado clamar nuestras respiraciones y estaba seguro que también podíamos oír el corazón del otro palpitar intensamente por todo lo que habíamos hecho juntos.

—¿Te gustó?— preguntó en tono inseguro y evitando mirarme a los ojos.

—Mírame— musité acariciando su bien formada cintura— por favor— pedí y me obedeció.

—Me fascinó como cada cosa que haces— dije acariciando sus mejillas sonrojadas— nunca lo dudes ¿Sí?— deposité un corto beso en sus labios haciendo que él sonría inmensamente por mi acción y mi respuesta.

Toque con mi nariz la suya y la moví de un lado a otro mientras que con mi brazo lo acercaba más y más a mi hasta que no quedara ni un centímetro de distancia entre nosotros, apoyó su cabeza en mi pecho, una de sus manos descanso en mi cintura y la otra en mi pecho cerca a su cara. Yo besé sus negros cabellos y acaricié sus caderas con mis manos hasta quedarnos dormidos.

Ya mañana si mi celo celo continuaba terminaríamos con lo que habíamos empezado.

:'3

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