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⛓️Capítulo 12⛓️

Dedicado a KimHoseok830

La luz se colaba por la cortina de mi habitación provocando que el sueño abandonará mi cuerpo. No quería despertarme aún, pero sabía que tenía que hacerlo.

Después de aquel beso que tuve con Tae Joo en su trabajo, había estado planeando visitar junto a mi hija a mi querido hermanito y su esposo en busca de un consejo, en busca de saber si mi decisión era la correcta o no. Al fin había llegado el domingo, día en el que no tenía clases ni trabajo y podía ir a visitarlos porque prácticamente Tae podía cuidar a sus hermanitos ese día. Le hablé de ello con anticipación y el estuvo  completamente deacuerdo.

Cuando por fin abrí mis ojos por completo, estiré mis extremidades para alejar la flojera y segundos después tomé mi celular, el cual había comenzado a emitir una canción que había puesto como alarma para despertarme a una hora determinada.  Por lo que supe de inmediato que ya eran las ocho y media de la mañana, hora de levantar a mi hija que está vez había dormido en el cuarto de al lado, ya que solo dormía conmigo cuando sabía que me sentía mal o por que algo me había pasado.

Me coloqué mis pantuflas y guardando mi celular en el bolsillo delantero de mis pantalones de dormir, salí de mi habitación para dirigirme a la de mi hija.

Cuando estuve frente la puerta, abrí y camine hacia la cama donde se encontraba mi pequeña aun dormida mientras abrazaba fuertemente a su peluche favorito. Acaricie sus negros y ahora largos cabellos, deposité un corto beso en la coronilla para después susurrarle que era hora de levantarse para ir a desayunar.

Ella se removió fastidiada volteandose para seguir disfrutando de su sueño. Definitivamente había salido dormilona a mi hermano.

—Lisa, tienes que levantarte ya— exclamé viendo como refunfuñaba y se tapaba todo su cuerpo con la manta.

—Cinco minutos más papi— me suplicó y yo negué con la cabeza. Sabía que no me veía pero seguro podía oler mis feromonas de enojo.

—Esta bien, perdón no quería hacerte enojar— musitó quitándose la manta de encima, se sentó y apoyó la espalda en el respaldo de la cama.

—No estaré más molesto si bajamos juntos a desyunar— dije y ella asintió estando de acuerdo, bajó de la cama y se puso sus sandalias para dirigirse conmigo escaleras abajo hacia el comedor. Cuando llegamos nos topamos con Yerim, la cocinera. Al vernos nos sonrió e hizo una reverencia.

—Joven Jungkook, pequeña Lisa— exclamó cordialmente como forma de saludo— que bueno que ya bajaron, esperen un rato sentados, ya está lista la comida, pero ya saben que tenemos que levantar a los demás para que coman todos juntos como siempre— comunicó e hizo que Seokjin fuera a levantar a los demás para que de paso hiciera la limpieza en los cuartos como todos los días a esa hora.

—Lo sé Yerim, esperaremos— le dije y ella asintió complacida por mí respuesta y regreso a la cocina.

Junto a mi pequeña nos sentamos uno al lado del otro en la sillas del comedor y mientras esperamos que los demás llegarán nos pusimos a conversar de cosas triviales.

Unos minutos después ya estaban Tae y sus hermanos bajando para desayunar, como siempre Tae se sentó a mi lado, el contrario a mi pequeña hija y sus hermanitos se sentaron frente a nosotros. Entre sonrisas y conversaciones de diferentes temas, desayunamos y cuando terminamos, mi hija y yo avisamos que nos iríamos a cambiar de ropa.

Subimos escaleras arriba hacia la habitación de Lisa para cambiarla, le coloqué uno de los vestidos que tanto amaba utilizar, uno blanco con flores de diversos y brillantes colores y cuando estuvo lista me esperó afuera de mi cuarto mientras me cambiaba.

Busqué entre las prendas de mi ropero que ponerme y finalmente me decidí por una camiseta negra, unos bluyin holgados, una de mis tantas botas negras y un abrigo de cuadros de rojo, blanco, verde y azul. Salí de mi habitación y junto a mi hija volvimos a bajar para despedirnos de todos y tomar un taxi hacia la casa de mi hermano.

El taxi estacionó frente a la casa de dos pisos de un tono de amarillo suave con balcón y un patio trasero muy bien cuidado, la casa de mi querido hermano y su esposo. Le pague al taxista y bajé junto a mi hija encaminándonos hacia la entrada. Toqué el timbre y espere unos minutos a que uno de los dos me abriera.

—Jungkookie, Lisa— exclamó Yoongi apenas me vio después de abrir la puerta— ¿Cómo han estado hermanito?— me preguntó luego de hacerme pasar a la sala de estar.

—Yo bien supongo— musite acomodándome en el sofá más grande dejando que Lisa fuera al patio trasero a jugar con el perrito que la pareja había encontrado en la calle y ofrecido los cuidados necesarios para que este completamente sano y a salvo.

—¿Cómo que supones?— inquirió de brazos cruzados frente a mí.

—Bueno— comencé a hablar pero la puerta abriéndose de repente me interrumpió.

—¿Jungkook? Amigo sí viniste— exclamó con una inmensa sonrisa en su rostro contagiándome la alegría y abrazándome fuertemente.

—Jiminie— lo llamó Yoongi haciendo así que dejara de abrazarme y dirigiera toda su atención a su alfa.

—¿Sí mi amor?— le preguntó Jimin a Yoongi.

—Ven, hay que sentarnos los tres ahí— dijo señalando el sofá en el que ya estaba sentado— para conversar un rato— y con eso mi querido amigo entendió todo.

—¿Qué pasó kookie?— fue lo primero que me preguntó sentándose a mí costado contrario al de su esposo dejándome a mí en el centro.

—No se que hacer— musite cabizbajo encogiéndome de hombros.

—¿Respecto a qué?— inquirió Yoongi.

—Besé a Tae Joo— solté de manera abrupta.

—¿Cómo dices que dijiste?— cuestionó Jimin sin poder creer lo que había dicho.

—Fue porque me gusta— continúe con el tema del que estaba hablando antes de que mi querido amigo me interrumpiera.

—No quiero decir que te lo dije—mintió claramente, porque le encantaba presumir cuando tenía la razon— pero te lo dije— exclamó señalándome con el dedo índice y una sonrisa victoriosa plasmada en su cara.

—Bien sí, tenías razón— exclamé cruzándome de brazos y encogiéndome en mi sitio. Tenía tantas ganas de que la tierra me tragara en esos momentos por la vergüenza que sentía.

—No entiendo ¿Cuál es el problema? ¿Te rechazó? ¿Te trató mal?— arremetió con varias preguntas Jimin, y Yoongi interrumpió mi respuesta para hablar también.

—Ya te advierto que se va a meter conmigo si te hace daño— exclamó siendo secundado por su esposo.

—No, nada de eso más bien todo lo contrario— opté por decir para que no se crearán más ideas en su cabeza.

—¿Osea que te correspondió?— preguntó Jimin aplaudiendo emocionado haciéndome sonreír levemente al recordarlo.

—Sí, me correspondió el beso— le dije quitándole la duda— yo le dije lo que sentía por él y él me dijo que también sentía lo mismo.

—Pero no están juntos ¿No es así?—  acertó Yoongi.

—Exacto— le di la razón y comencé a explicar lo que hice y por qué— No quise que me cortejara para luego ser pareja porque estoy confundido.

—Ya entiendo ¿Es por Taehyung y Yugyeom, no?— dijo esta vez Jimin.

—Ambos saben que aquello no funcionó, Taehyung ahora está muerto— musite entre lágrimas. No me di cuenta de cuando comencé a llorar, pero ya estaba hecho— y Yugyeom en la cárcel por lo que me hizo, lo de Tae Joo y yo no funcionará porque estoy seguro que se repetirá la historia, quizá estoy destinado a estar solo y no me di cuenta antes— concluí.

—No es así, no tienes que cerrarte al amor por cosas que pasaron hace años— habló yoongi limpiando mis lágrimas con gran ímpetu.

—No es solo eso, yo aún amo mucho a Taehyung y lo extraño— admití— así que no entiendo porque tambien estoy comenzando a sentir lo mismo con Tae Joo. No tiene sentido.

—¿Solo tú o tu lobo también?— inquirió Jimin pensativo.

—Ambos y eso es lo que más me confunde— exclamé frustrado abrazándome a mi mismo tratando de ordenar mis pensamientos.

—A nosotros igual— habló Yoongi por ambos— no estoy seguro de porque sucede lo que me cuentas, pero sí estoy seguro de una cosa.

—¿Qué cosa?

—Qué deberías darle otra oportunidad al amor— exclamó acunando mi rostro. Sorbi mi nariz levemente y talle un poco mis ojos con mis manos en puño.

—¿En serio lo crees?— pregunté.

—Cuando tú eras pequeño— dijo Yoongi. Estaba seguro que quizá me contrario alguna anécdota— la mayoría del tiempo la pasabas junto a Taehyung, en cambio yo era más de quedarme en casa estudiando, así que solo pasábamos tiempo juntos cuando por las noches te contaba cuentos que sabía te ayudarían a dormir, tiempo después en el momento en que te quedaste solo con mamá y papá, y yo viaje hasta aquí para terminar mis estudios— exclamó refiriéndose a venir a Daegu, donde ahora estábamos viviendo juntos—, nunca pude contarte sobre mi vida amorosa para darte consejos, pero ahora puedo— sonrió emocionado y yo reí ante aquello.

—Soy todo oidos.

—Cuando aún no viajaba hasta donde estamos ahora, me enamoré de un beta— comenzó a contarme— nos queríamos mucho y habíamos planeado muchas cosas juntos, pero nunca se pudo concretar porque tuvo que irse lejos por el trabajo de sus padres, sentíamos ambos que una relación a larga distancia no sería buena para nuestra relación así que decidimos terminar.

—Debió ser duro para ti— musité acariciando su brazo como mi forma de hacerle saber que entendía lo que había sentido.

—Lo fue y por consiguiente decidí estar solo porque quería esperar a volvernos a encontrar, pero nunca sucedió, en vez de eso me enamoré de una omega con la que tampoco funcionó la relación porque la mataron, sus padres estaban metidos en la mafia y su hija terminó pagando los platos rotos— dijo lamentando aquel hecho tanto o incluso más que yo al escucharlo— yo estaba decidido a darme por vencido en el amor...

—Hasta que llegué yo— exclamó Jimin señalándose así mismo contento.

—Recuerdo que me contaste sobre él e hicimos muchas videollamadas los tres juntos, así fue como me di cuenta que era perfecto para ser tu novio y mi mejor amigo— exclamé abrazándolo a ambos.

—Así fue y seguro te preguntaras como lo conocí— asentí confirmando que tenía razón.

Eran las siete de la noche, una noche en la que había decidido salir a caminar por los alrededores de donde vivía, porque estar solo en la gran casa que había comprado no era algo que me hiciera sentir totalmente satisfecho.

El frío que envolvía la ciudad era arrasador y todo a mi alrededor estaba envuelto en una gruesa y espesa capa de nieve. Había llegado el invierno hace un par de días y aún no me acostumbraba del todo a este.

Caminé sin parar y sin rumbo alguno por la vereda mientras observaba las grandes casas de dos a tres pisos a mi alrededor, cuando de repente un hermoso omega de cabellos rosados y baja estatura se cruzó por mi camino.

No fue un encuentro hermoso como en algunos doramas, más bien fue todo lo contrario. El pelirosa había salido apresuradamente de su casa con una maqueta que al parecer era un trabajo que tenía que terminar en grupo y por esa razón, terminamos tropezando y sin darme cuenta, cuando se cayó al piso la aplasté con mi pie por accidente.

—¿Por qué mierda no te fijas por donde vas?— me gritó completamente rojo de la furia. Tenía el ceño fruncido y apretaba en puño sus manos a sus costados viéndome con ganas de asesinarme.

—¿Crees que me importa?— cuestioné sin inmutarme. Y es que la verdad no me sentía con ganas de soportar a un omega haciendo un berrinche por algo que no fue intencional, ademas de no ser mi trabajo— no fue mi culpa, en todo caso fue tuya por salir tan apresurado sin siquiera fijarte quien pasaba frente a ti— hablé con total tranquilidad encogiendome de hombros. No me importaba si me odiaba por eso, después de todo no lo volvería a ver luego de ese momento.

—Tú tampoco te fijaste— se cruzó de brazos con un puchero en los labios que me pareció algo tierno.

—Culpa de ambos entonces— me encogí de hombros dispuesto a seguir mi camino, pero él me tomó de mi antebrazo antes de que pudiera dar un paso más.

Con aquel simple tacto sentí a mi lobo aullar de felicidad lo cual me confundió en demasía. Nunca antes había sentido a mi lobo tan presente como aquel día. Nos vimos directo a los ojos por varios segundos, hasta que carraspeo algo nervioso y dejó de tocarme.

—Tienes que ayudarme rey del hielo—  espetó colocando una mano a cada lado de su cintura.

—¿Porque rey del hielo?— pregunté sin entender porque me había nombrado de esa forma.

—Eres frío igual que un témpano de hielo— exclamó señalandome de pies a cabeza y yo hice una expresión de indignación ante su afirmación. Quizá sí estaba siendo duro e injusto con él, pero tampoco tenía porque decirme así por que no lo era en realidad— y seguro aunque te suplique que me ayudes no lo harás— musito soltando feromonas de tristeza haciendo que mi lobo se sumiese en una profunda tristeza también.

—¿Quién dice que no?— cuestioné haciéndome el desinteresado e intentando ignorar a mi lobo —Sí te ayudaré, pero llámame Min Yoongi— dije extiendo mi mano levemente esperando a que hiciera lo mismi

—Park Jimin— exclamó sonriente estrechando mi mano con la suya—  Juntos podremos arreglar lo que pisaste y lo que se malogró cuando lo dejé caer al suelo— aplaudió emocionado— luego iré a dejarlo donde mi amigo para que haga lo que le falta.

—Esta bien— concordé con él y continúe diciéndole algo preocupado— pero no te dejaré ir solo a la casa de tu amigo tan tarde.

—No te preocupes, sé cuidarme solo— exclamó restándole importancia al asunto con un simple gesto.

—Estoy seguro que sí, pero no quiero que vayas solo— dije serio y decidido.

—Esta bien— asintió con la cabeza y nos adentramos a su casa para arreglar lo que ambos habíamos arruinado.

—Después de aquel día intercambiamos números y pasamos mucho tiempo juntos— contó Jimin dándole así fin al relato de mi hermano sobre su primer encuentro — ¿Puedes creer que estuve mucho tiempo intentado sacarle una sonrisa?— cuestionó riéndose quizá por los recuerdos de aquellos momentos.

—Y ahora me haces sonreír y reír todo el tiempo— exclamó Yoongi sonriendo ampliamente y abrazando tiernamente por la cintura a su omega.

—Cuando nos conocimos mejor para mí dejo de ser el rey del hielo y pasó a ser alguien tan tierno y detallista que me ama y a quien amo mucho— volvió a hablar Jimin refiriéndose a su esposo depositando un corto beso en su mejilla algo sonrojada— Además de eso, estamos casados, viviendo en una hermosa casa y con trabajos estables.

—En resumidas cuentas— comenzó Yoongi a explicar el punto de relatarme su historia— nuestro consejo es que intentes algo con Tae Joo, si funciona será genial y si no tienen la opción de quedar como buenos amigos, porque antes que nada, eso es lo que son.

—Quizá tengas razón— musité jugueteando con mis dedos.

—Puedes seguir pensándolo si quieres, pero al menos ya sabes que opinamos nosotros al respecto— comentó jimin abrazándome cómo su forma de decirme que pasará lo que pasará estaría para apoyarme, uniendose segundos después mi hermanito haciéndome sentir, como siempre, feliz de tenerlos.

Con aquello que me contaron pude pensar mejor sobre mi respuesta de aquella vez, ahora estaba dispuesto a cambiarla, solo necesitaba encontrar el momento adecuado para hablar con Tae.

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