Rumores
Hubo un tiempo en que Genos pensó que todo lo aprendido de su sensei no le serviría para nada en el futuro. Después de todo, había convivido con él durante cinco largos meses, observando a detalle su régimen de entrenamiento y sus actividades como héroe. Se dio cuenta de que, a ese ritmo, no podría progresar. Reflexionar sobre su situación le pareció una buena idea.
Saitama, por su parte, notó este cambio desde un principio, pero en lugar de alarmarse, decidió no decir nada hasta que llegara el momento adecuado en que el cyborg tomara una decisión: quedarse con él o seguir con su vida, como antes de conocerlo.
Fue un periodo incómodo, lidiar con esas inseguridades y, además, la aparición de nuevos Kaijins no le daba a Saitama tiempo para reorganizar sus ideas y hablar personalmente con Genos. Sin embargo, al ver cómo su discípulo ya no mostraba la misma emoción al enfrentarse a un enemigo, y en su lugar, daba señales de desorientación, decidió acercarse más a él e intentar comprenderlo, como Genos lo había hecho con él en el pasado.
Tomó tiempo, pero logró hacerle entender a Genos que no siempre en la vida se necesita una fuerza externa para ser más fuerte. Aunque Saitama sabía que Genos no lograría comprenderlo por completo, decidió quedarse a su lado de todas formas.
—¿Realmente te importa ser más fuerte que yo, Genos? —preguntó Saitama con un toque de sarcasmo al ver que su autoproclamado discípulo no se atrevía a mirarlo a los ojos.
—Lo siento, maestro... —Genos se sentía mal por haber hecho pensar a Saitama que estaba a punto de autodestruirse en aquel combate.
Saitama, sin darle más importancia al asunto, simplemente se preocupaba por la salud de su discípulo. No quería que Genos estuviera mal.
Dejaron el tema de lado, olvidando cómo minutos antes Genos estuvo a punto de autodestruirse. La ignorancia los envolvió mientras el silencio los cubría como si el frío les recordara que no estaban completamente solos.
Ambos decidieron guardar silencio, dejando que el viento fluyera con normalidad, permaneciendo uno al lado del otro, mostrando esa pequeña calidez y simpatía que sentían mutuamente.
La culpabilidad empezó a pesar en Saitama, al pensar que alguien como Genos había puesto su mirada en él. Entendía que era extremadamente fuerte en comparación con Genos, quien solo seguía buscando una fuente de poder externa para volverse como él o mejor que él.
No pudo evitar agacharse y colocar su cabeza en el hombro del cyborg, quien no se molestó y decidió dejarlo así. Saitama realmente necesitaba un poco de consuelo; después de todo, él también era un ser humano.
Meses pasaron desde lo ocurrido. Tanto Saitama como Genos acordaron olvidar aquel episodio, dejando de lado sus inquietudes e inseguridades.
Después de todo, eran discípulo y maestro, y no había nada de malo en compartir los problemas que enfrentaban el uno con el otro.
Pero sucedió algo que ni el propio Saitama pudo asimilar con claridad. ¿Cómo era posible que él, siendo un hombre solitario que vivía con el simple afán de ser un héroe por diversión, y su autoproclamado discípulo, que solo buscaba venganza por sus seres queridos, se hubieran envuelto en una situación tan embarazosa?
Fue una sorpresa cuando descubrió que tanto él como su discípulo eran emparejados en rumores que circulaban por Internet. ¿Quién diría que incluso alguien como él se volvería famoso de la nada, solo por un simple rumor?
Ya ni podía salir tranquilo a hacer las compras o cumplir con su trabajo como héroe porque a veces era acosado por individuos, o peor, seguido por paparazzis o personas desconocidas que solo querían preguntarle por su relación con Genos o si realmente eran pareja.
Esto llegó a tal punto que incluso la propia Asociación de Héroes no dudó en apoyar la idea a cambio de mejorar su figura pública.
Últimamente, había pocos héroes en la Asociación, y la confianza del público en ellos había disminuido considerablemente. Ante la posibilidad de una crisis, decidieron buscar la mejor opción para satisfacer al público.
Definitivamente necesitaban una figura pública, y qué mejor que Genos para asumir ese rol, fingiendo ser la pareja de Saitama.
La imagen de una pareja homosexual, sumada a la fama de Genos, sería lo suficientemente atractiva para captar la atención del público juvenil. Pero había un pequeño problema.
No sabían si ambos héroes aceptarían la propuesta.
Como dicen algunos, el dinero es lo que mantiene viva a una persona, y Saitama lo sabía casi a la perfección. Por eso no le importó aceptar la oferta. Solo quedaba consultarlo con Genos para ver si lo aprobaba.
Y si no fuera el caso, entonces Saitama se vería en la obligación de respetar su decisión.
Después de todo, ¿qué tan malo podría estar? Solo fingirían ante las cámaras ser una pareja homosexual, y luego cobrarían su parte del pago.
Sin embargo, Genos pensaba que era una completa idiotez. ¿Cómo iban a usar la figura de su sensei para algo tan bizarro, solo para satisfacer a un público curioso?
—No, y mil veces no! —prefería ser enviado a una misión de alta magnitud que ser usado de esa manera con su sensei.
Estupidez era la palabra correcta que Genos tenía en mente. No, no iba a aceptar.
Pero al ver la emoción en los ojos de Saitama, solo hizo que Genos pensara que su preciado sensei se estaba cegando por aquella absurda cantidad de dinero.
—¿De cuánto estamos hablando? —preguntó Genos con seriedad.
—Son 20,000 weones por día, genos.—respondió Saitama con simpleza mientras esperaba pacientemente el veredicto final de Genos.
Si ya era una cantidad absurda para Genos, para Saitama significaba estar con todo ese dinero por las nubes.
Sin embargo, conforme el silencio volvía a instalarse entre ambos, Saitama comenzó a sentirse incómodo con la situación. ¿Había tomado la decisión correcta? Fingir ser alguien que no era, solo por dinero, ¿realmente valía la pena? Aunque había aceptado la propuesta sin pensarlo mucho, ahora comenzaba a dudar.
Los ojos de Genos, que antes habían sido solo una fuente de alivio y compañerismo, ahora reflejaban una decepción que Saitama no podía ignorar. ¿Qué tipo de maestro era él, dispuesto a vender una imagen falsa para obtener algo de dinero?
La duda se instaló en su mente, y aunque no lo mostraba, comenzó a sentirse intranquilo, preguntándose si la fama y el dinero realmente podían justificar esa decisión.
¿Había cruzado una línea que no debería haber cruzado?
Saitama no podía evitar pensar que, al final, tal vez había traicionado algo más importante que el dinero o la fama; el respeto y la confianza de su discípulo..
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro