Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Antes de Todo

Dudar de sí mismo no era propio de él, mucho menos dudar de su criterio como héroe de clase S dentro de la Asociación de Héroes. Sin embargo, Genos no podía evitar preguntarse en qué momento se había dejado persuadir por su maestro para algo tan absurdo. Ni siquiera sabía con exactitud cuándo había firmado su propia renuncia a la dignidad.

Las ganas de querer renunciar ahí mismo eran fuertes, pero sus alternativas eran pocas. Solo le quedaba esperar a lo que sucedería a continuación. Las palabras que intentaban salir de su boca eran escasas, pero los nervios que lo embargaban eran muchos. En cuestión de minutos, estaría al aire junto a su "pareja."

—No puedo hacerlo —dijo con exasperación, mientras se removía de su asiento, inquieto, decidido a salir del camerino para tomar un poco de aire.

Ante la acción del rubio, tanto el personal como las asistentes presentes intentaron detenerlo con todas sus fuerzas, pero no lograron hacerlo entrar en razón. Convencerlo de quedarse tranquilo en su sitio era complicado, especialmente si se trataba de algo que iba en contra de su voluntad.

Saitama no dudó en frenarlo. No quería que se armara un escándalo.

—Lo siento, Genos, pero ya se acordó todo. Tenemos que quedarnos —explicó con seriedad, colocándose frente a él, con una expresión decidida.

Genos no tenía más opción que acatar la orden. Si se iba, todo el acuerdo con la Asociación de Héroes perdería sentido. Volvió a su asiento en silencio, dejando que las trabajadoras hicieran su trabajo.

Por su parte, Saitama dejó el asunto de lado y se entretuvo examinando un viejo ropero que estaba en una esquina del camerino.

—¿Qué es esto? —preguntó con cierta curiosidad, señalando el ropero que parecía bastante desgastado.

—Oh, eso es solo un ropero viejo. Guardamos cosas que ya no son útiles o que pasaron de moda —respondió una de las asistentes con naturalidad.

—¿Puedo llevármelo después del show? —preguntó Saitama, emocionado.

—Si usted lo quiere, está bien —respondió la asistente.

—Entonces está decidido. ¿Qué te parece, Genos?

No hubo respuesta. Genos parecía sumido en sus propios pensamientos, ignorando lo que ocurría a su alrededor.

—¿Genos? —insistió Saitama, preocupado por la falta de respuesta.

Al ver que su discípulo seguía perdido en sus pensamientos, Saitama decidió no darle más importancia y continuó conversando con uno de los encargados del show.

—¿Cuándo comenzará el show? —preguntó con interés, mientras regresaba a su asiento.

—En unos minutos se les informará por altavoz cuando comience —respondió el encargado, un hombre mayor, con voz calmada.

—Entiendo, gracias —agradeció Saitama, dejando que el hombre se retirara mientras las costureras terminaban sus preparativos.

Mientras tanto, Genos recibía numerosos halagos por parte de las trabajadoras, pero en lugar de sentirse halagado, parecía completamente indiferente. Simplemente dejaba que hicieran su trabajo, ajeno a todo.

Pasaron unos 15 minutos, y el ambiente en el camerino seguía siendo un caos. Las trabajadoras no se ponían de acuerdo sobre si ambos debían vestir de manera similar o diferente. La situación se volvió un completo lío.

—¿Ya terminaron? Me estoy aburriendo —comentó Saitama, cansado de la espera.

Finalmente, las trabajadoras decidieron vestir a ambos con conjuntos separados. Aunque al principio Saitama estaba molesto, su humor cambió cuando se vio en el espejo.

—¿En serio este soy yo? —se preguntó, impresionado por su apariencia.

Al voltear para ver a Genos, quedó aún más asombrado. Su discípulo lucía impresionante, con un peinado de estilo francés que acentuaba su elegancia y seriedad.

—Dios mío, Genos, con esa mirada podrías enamorar a cualquiera —comentó Saitama, riendo con picardía.

Genos, por su parte, solo asintió, sin mucho ánimo.

—Gracias... supongo —respondió con poca convicción.

—No te desanimes, hombre. Solo será por esta noche, ¿qué tan malo podría ser? —intentó animarlo Saitama.

—Mucho, Sensei... No sabe el problema en el que nos metimos —respondió Genos con seriedad, consciente del lío en el que estaban. Aunque Saitama intentaba quitarle importancia, Genos sabía que enfrentar lo que venía no sería sencillo.

Saitama, notando la tensión en Genos, le puso una mano en el hombro.

—Tranquilo, Genos. Esto no define quiénes somos. Solo es un show. Pase lo que pase, lo haremos juntos, como siempre.

Genos suspiró, sabiendo que, a pesar de todo, tendría que enfrentar lo que viniera con su maestro a su lado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro