Capítulo 51 (Final alternativo)
Han pasado tres meses desde que Alejandro nos dijo que mi esposa había quedado en coma. Han sido unos meses muy duros. Mi mamá y mi suegra me han estado ayudando con mis hijos, que ya tienen tres meses y extrañan a su mamá. Ha sido difícil sacarlos adelante estos tres meses y peor fueron los primeros días, porque Romina se negaba a alimentarse por medio del tetero. Lo rechazaba.
Me levanto por el llanto de uno de mis hijos. Voy hacía su cuarto y veo a mi niña llorando. La tomo en brazos y comienzo a arrullarla, se calma un poco.
— ¿Extrañas a mami cariño? — ella me mira, hace pucheros y vuelve a llorar — Ya mi amor, no llores por favor que me partes el alma — la dejo en el tocador de bebés y le preparo el tetero.
Hago suficiente alimento para cuando Jake despierte. Vuelvo al cuarto y la tomo en brazos, miro sus cunas y Jacob está despertando. Lo mezo y vuelve a quedarse dormido. Me siento en la mecedora y le doy el tetero a mi princesa. Succiona la leche y cierra los ojos. Termina de comer y le saco los gases, la dejo en la cuna y se queda tranquila, Suspiro de alivio.
Mi tranquilidad no dura mucho porque a los minutos despierta Jake y Romina vuelve hacer pucheros.
¡Claire te necesito!
***
Mi madre llega y se queda con mis hijos, mientras que, yo voy al hospital a ver a Claire. Llego, busco a Alejandro, me deja verla y voy a su habitación. Ya tienes menos cables que antes, me siento a su lado.
— Cariño despierta. Los niños te necesitan, en especial Romina, ella te extraña mucho — me aprieta la mano — Vuelve a hacer eso — sonrío.
Sus ojos se abren poco a poco y siento que el corazón se me va a salir de la alegría que tengo en estos momentos. Volver a ver esos ojos violetas es lo mejor que me ha pasado en estos días luego del nacimiento de mis bebés.
Llamo a Alejandro y comienza a revisarla.
Claire Walker
Abro los ojos y siento un dolor de cabeza leve. Veo a Ezequiel a mi lado y Alejandro comienza a revisarme.
— ¿Claire me oyes? — asiento — ¿Cómo te sientes? — suspiro y hago una mueca.
—Me duele la cabeza —mi voz sale ronca.
—Es normal, luego de que parieras te hicimos una cirugía y les tengo buenas noticias —lo mira, al igual que Ezequiel —Pudimos eliminar el tumor Claire, ya estás completamente sana —escuchar eso de sus labios hace que derrame una lágrima de felicidad.
—Cariño, felicidades —Ezequiel me abraza y yo sonrío.
Lo beso desesperadamente y mis bebés llegan a mi cabeza. Nos separamos.
—¿Nuestros hijos? —Eze me mira y sonríe.
—Te extrañan mucho, no sabes cuanto me alegra que hayas despertado. Ellos te necesitan mucho — lloro de la felicidad.
Alejandro nos da unas indicaciones y me dice que podré salir dentro de dos días.
Días después...
Hace unos días salí del hospital con ciertos cuidados que debo tener en cuenta.
Mis hijos son hermosos y están muy grandes. Me duele haber perdido tres meses de su vida. Pero gracias a Dios ya estoy sana y nunca me voy a separar de ellos. Los primeros días en casa fueron algo difíciles, al parecer Jake se acostumbró al tetero y fue un reto que aceptara mi leche, pero poco a poco lo hizo; Romina la aceptó sin complicaciones. Mis hijos se acostumbraron a mí rápidamente. Puedo decir que me reconocieron.
Hoy se celebrará en mi casa el hecho de que estoy completamente sana.
Ezequiel despierta y me mira.
—Buenos días cariño —le digo y éste me sonríe.
—Buenos días, extrañaba despertar así —suelto una leve carcajada y beso sus labios.
Escucho un llanto y nos separamos.
—Yo voy —digo y me pongo en pies.
Al entrar a la habitación de mis niños veo a Jake llorar y lo tomo en brazos. Romina nos mira atenta.
—¿Que pasó mi amor? Ya estoy aquí mi rey. No llores, te amo mucho corazón —le digo mimosa y él deja de llorar para mirarme fijamente.
Sus manitos llegan a mi rostro y yo las beso. Mi bebé sonríe y yo también. Derramo una lágrima de felicidad.
Ezequiel entra al cuarto.
—Es increíble que me hagan esto, no sabes cuánto me costaba calmarlos y tú solo los cargas y les hablas y se quedan tranquilos —dice indignado.
No puedo evitar reír. Romina empieza a llorar y le doy a Jake para cargar a mi niña. Beso su frente y la arrullo en mis brazos. Toma mi dedo y se queda tranquilita mirándome.
—Eres hermosa princesa. Te amo mucho, mi cielo —sonrío.
Alzo la mirada y me pillo a Ezequiel viéndome.
—¿Qué? —le pregunto.
Su mirada me expresa el inmenso amor que tiene hacia mí.
—Te ves hermosa con nuestra hija en brazos. No sabes cuanto te amo y cuán agradecido estoy de que estés con nosotros —beso sus labios.
—Yo te doy gracias a ti por esto. Por mi familia. Cuando Alejandro me dijo que solo tenía dos años de vida pensaba que no iba a poder realizar mis sueños. Pero mira, aquí estoy, tengo un esposo que me ama y dos hijos hermosos. No sabes la felicidad que eso me genera. Le agradezco a Dios el haberte puesto en mi camino. Te amo mi amor —derramo lágrimas y él me sonríe secándolas.
—Y yo a ti cariño, ¿siempre juntos? —pregunta y sonrío.
—Siempre juntos —respondo y lo beso.
Debemos tener fe en Dios y nunca darnos por vencidos. Yo no me di por vencida y aquí estoy, un tumor cerebral no me impidió lograr mis sueños. Ya estoy sana y tengo la familia que siempre soñé. Sólo les digo una cosa; nunca se rindan, porque el que persevera y cree alcanza lo que en realidad anhela.
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