Capítulo 4
Llegamos al antro y está lleno, mostramos nuestras identificaciones y entramos. Nos sentamos en una mesa alejada de la pista. Ahora mismo está sonando una electrónica, Marina e Issac no pierden el tiempo y se van a bailar juntos, yo por mi parte me voy a la barra y pido un tequila. Necesito algo fuerte.
—¿Ahogando penas en el alcohol? —escucho decir a mi lado.
No me tomo el tiempo de mirar al hombre dueño de esa voz, porque estoy ocupada tomando mi tequila. Así que, sin más le respondo:
—Algo así, y tú ¿pasando el rato? —El barman me da otro tequila y me lo tomo de un solo trago haciendo que el líquido queme mi garganta.
—Celebro el cumpleaños de un amigo —me extiende un vaso con liquido trasparente y lo tomo.
Digamos que no estoy pensando claramente en este momento. En mi sano juicio no lo hubiera aceptao. Este trago se siente más suave que el tequila.
—Oh —ahora me da un líquido azul, lo tomo y me siento mareada.
El alcohol, parece haber surgido efecto. Miro al muchacho a mi lado y al parecer es mayor que yo.
—¿Bailas? —pregunta mientras me ofrece su mano y yo asiento mientras acepto su mano.
Nos vamos a la pista de baile y suena una canción movida, comienzo a moverme de acuerdo al ritmo de la música y este me sigue; así bailamos como dos canciones más, es muy chistoso o no sé si son los efectos del alcohol, pero me hace reír mucho. Ponen una canción lenta y antes de seguir bailando tomo una copa de vodka, luego vuelvo a la pista y él me pega a su cuerpo. Quedamos
cerca el uno del otro, puedo sentir su aliento a menta con alcohol y me da un escalofrió.
—Soy Ezequiel, mis amigos me dicen Eze —dice y nos miramos a los ojos.
—Claire —respondo y lo veo claramente por primera vez en la noche.
Es hermoso. Tiene unos ojos de color turquesa, se puede apreciar un amague de barba, su cabello es corto y castaño-rojizo, tiene una sonrisa perfecta, con unos hoyuelos adornando sus mejillas, se percata que lo estoy mirando detalladamente y él hace lo mismo, yo me sonrojo.
—Eres hermosa Claire, incluso más que eso. Me encanta el color de tus ojos, es como algo único, una belleza rara y eso me gusta —dice y siento un cosquilleo en mi estómago.
Poco a poco nuestros labios se juntan y siento una corriente por todo mi cuerpo, es el mejor beso que he recibido en mis 19 años de vida. Su lengua roza con la mía y el beso se profundiza, nos separamos por falta de aire y sonrío. Volvemos a la barra y seguimos tomando, me siento muy mareada y veo todo borroso. Me ofrece ir a bailar de nuevo y yo acepto, llegamos a la pista otra vez y siento que no puedo con mi cuerpo.
—Creo que las copas te afectaron preciosa, ¿estás bien? —es lo último que escucho antes que todo se vuelva negro.
***
Abro los ojos pero la luz me ciega, vuelvo a cerrarlos por unos segundos. El dolor de cabeza de los mil demonios ataca de nuevo, todo me duele y necesito agua. Mucha agua y que esté fría. Abro los ojos nuevamente y todo me da vueltas, me siento en la cama y me doy cuenta que no estoy en mi cuarto, al lado mío hay un hombre acostado y pienso lo peor, pego un grito y este se cae al suelo por el susto.
—¿Qué pasó? —pregunta alarmado mientras se levanta rápidamente un poco asustado.
Yo lo miro con incredulidad y con algo de miedo.
—Eso mismo me pregunto yo, ¿quién eres tú? —pregunto y miro la cama, más bien mi cuerpo.
Al percatarme que tengo la ropa de anoche me tranquilizo un poco.
—¿No recuerdas nada? —pregunta curioso y yo niego.
—Explícame, no es muy bonito despertarme en una cama que no es la mía, en una casa extraña y con un completo desconocido. ¿Cómo voy a saber que no me secuestraste? ¿Quién eres? —me levanto de la cama y entro en pánico.
De pronto recuerdo que tengo familia y deben estar buscándome. Maldición.
—Tranquila—-intenta tranquilizarme.
Al girarme mis pies se enredan con unas sabanas tiradas en el piso de la habitación y me caigo llevándome al chico conmigo.
Que torpe eres Claire.
Caemos al piso, yo encima de él. Tenerlo cerca me gusta, me produce seguridad y un cosquilleo en mi estómago, pero no lo conozco así que me pongo en pies rápidamente.
Que vergüenza.
—Habla o llamo a la policía —digo y éste rueda los ojos.
¿Cómo se atreve?, que grosero.
Siento que las punzadas de mi cabeza, se vuelven cada vez más fuertes.
—Te explicaré todo, pero cálmate, ¿sí? —asiento y se sienta en la cama, yo por mi parte me siento en una silla de escritorio frente a él.
Comienza a contarme todo lo que pasó anoche y no lo puedo creer, mientras me va contando pequeños recuerdos llegan a mi mente.
Besé a un completo extraño. Oh Claire, ¿qué rayos te sucede?
Apuntaré en mi lista mental no volver a pasarme con el alcohol. Es mas, mejor lo cambio a no beber más alcohol en mi vida.
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