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Capitulo [2]

(...)

Después de experimentar un inesperado reencuentro con su padre antes de su fallecimiento en sus brazos, Izuku regresó a su departamento con un cúmulo de emociones encontradas. Su única carga era la verdad que su padre le había revelado: el poder de viajar a otros mundos.

Tras intentar en vano dormir para despejar su mente, la mañana siguiente resultó igualmente agobiante. El silenciar las notificaciones de su teléfono tampoco ayudó a mitigar la preocupación de Mitsuha y de su propia madre no contestar sus mensajes. Así como la sensación de inquietud persistía y lo carcomía por dentro.

Finalmente, decidió que sería una excelente idea visitar Feast y saludar a su jefe, aunque ahora él mismo era un invitado al evento que iban a tener. En su camino hacia el edificio, observó distraídamente a la gente común que transitaba a su lado, preguntándose cómo sería su vida en circunstancias diferentes.

Desafortunadamente, cuando estaba a punto de llegar al edificio, se encontró con un numeroso grupo de matones de instituto esperándolo cerca de la entrada principal.

—¿Qué desean? —inquirió Izuku a aquellos que bloqueaban su paso hacia el edificio.

Inesperadamente, el líder, un hombre de imponencia física y portando un bate de béisbol, se adelantó del grupo para dirigirse directamente a Izuku.

—¡Tú! ¿Eres un simple empleado de Feast? —interrogó en tono serio el líder, acercándose cada vez más al peliverde.

—Así es, ¿qué están haciendo aquí? Esto es propiedad privada —preguntó Izuku, sorprendido de encontrarse con matones tan cerca de Feast.

Con una sonrisa petulante, el líder prosiguió.

—Ustedes, los "Quirkless", son la escoria de la sociedad. Dependientes de la ayuda gubernamental y del dinero que los políticos les otorgan por lástima y votos. Dinero que pertenece al pueblo, arrebatado mediante impuestos absurdos.

Izuku reaccionó defensivamente, intuyendo que este grupo tenía claras intenciones en contra del lugar.

—¡Váyanse! De lo contrario, llamaré a la policía —amenazó Izuku.

Como era de esperar, el grupo y su líder tomaron la amenaza de Izuku como una broma, riendo despectivamente.

—Mi padre es el comisionado. Puedo hacer lo que quiera aquí si así lo deseo. Es una lástima que no podramos sorprenderte si entráramos por la puerta de enfrente para divertirnos. Pero seguramente tú tienes las llaves de la parte trasera.

—¡No lo haré! —respondió Izuku con determinación.

Ante la respuesta de Izuku, el líder habló con seriedad.

—Entonces, tendremos que quitarte las llaves de tu cuerpo.

Luego, el líder se dirigió a su grupo.

—¡Chicos! Tráiganme sus llaves.

—¡Mierda!—dijo Izuku viendo a lo que se enfrentaba.

La tensión en el aire era palpable cuando Izuku se encontró rodeado por el grupo de matones, su corazón latiendo con fuerza. Pero en lugar de retroceder, su semblante se transformó en determinación.

—¡Bien! ¡Estoy consciente de mi debilidad, bastardos! ¡No voy a caer tan fácil hijos de perra!

A medida que los matones se acercaban, Izuku adoptó una postura defensiva, listo para contraatacar.

—¡Ja! Cómo si un Quirkless pudiera luchar contra todos aquí presentes—exclamó con una sonrisa confiada uno de los matones presentes.

La mente de Izuku estaba consciente de las habilidades de combate que había adquirido a través del padre adoptivo de su amiga de la infancia. Preparado para enfrentar la tormenta que se avecinaba, observó atentamente a sus oponentes mientras analizaba de forma ágil sus movimientos y Quirks. Su mente se puso en marcha a toda velocidad, buscando incansablemente la estrategia óptima para enfrentarlos y salir victorioso de dicho enfrentamiento.

—¡Muere calcinado!

Uno de los matones se abalanzó hacia Izuku, desplegando un Quirk de fuego. Con una gracia felina, esquivó las llamas, desarmó a su atacante aplicando una serie de movimientos rápidos de karate. Sin perder tiempo, ejecutó una impecable patada giratoria en el aire, enviando al matón al suelo con fuerza y determinación.

—¡Hijo de puta!

En medio de la acción, otro matón se lanzó hacia él, imbuido de un Quirk de súper fuerza. Sin embargo, Izuku, prestando atención a su entorno, logró anticipar cada movimiento del atacante. Aprovechando la fuerza bruta de su oponente, efectuó una acrobática voltereta hacia atrás con maestría, evadiendo el golpe con precisión y aterrizando con elegancia detrás suyo. Sin titubear, lanzó un rápido gancho a la espalda del matón, dejándolo derrotado en el suelo.

Mientras tanto, un tercer matón se acercaba sigilosamente, cargando consigo un Quirk de electricidad. Con la experiencia adquirida durante su entrenamiento junto a su amiga de la infancia, Izuku se movió con agilidad y astucia, esquivando las descargas eléctricas con destreza. Detectando una oportunidad, dio un salto certero hacia adelante, desplegando una serie de golpes precisos que enviaron a su oponente directamente hacia sus compañeros, causando un efecto dominó en la caída de todos ellos.

A medida que los matones se acercaban uno por uno, Izuku demostraba una destreza impresionante en cada uno de sus movimientos. Sus habilidades de combate, combinadas con su aguda capacidad analítica, le permitían anticipar los golpes y reacciones de sus oponentes, brindándole una ventaja significativa.

A pesar de estar rodeado, Izuku no permitía que la intimidación se apoderara de él. Sin embargo, los matones, hambrientos de poder y sedientos de violencia, se mostraron fieros y despiadados. Luego de la victoria momentánea, Izuku no esperaba lo que vendría a continuación. Los matones, furiosos y humillados por su derrota ante alguien sin Quirk, rápidamente comenzaron a improvisar para lograr someter a Izuku utilizando métodos sucios.

—¡Morirás, hijo de perra!

Uno de ellos, un matón corpulento con un Quirk de aumento de fuerza, se abalanzó hacia Izuku por la espalda, golpeándolo con un brutal puñetazo en el estómago. El aire se escapó de los pulmones de Izuku mientras caía al suelo, con un dolor punzante invadiendo su cuerpo.

—¡No vales nada, Quirklelss!—exclamó un matón.

Sin embargo, antes de que pudiera recuperarse, otro matón, rápido y ágil, lo golpeó en la mandíbula con una patada certera. Izuku sintió el impacto vibrar en su rostro, haciendo que una oleada de dolor se extendiera por todo su ser. Su visión se nubló por un momento, y su cuerpo parecía pesado y adolorido.

—¡Diste una buena pelea, lo admito! ¡Pero alguien con poder siempre se va a alzar sobre los débiles!—declaró el líder con una sonrisa sadica.

Los matones aprovecharon su momento de debilidad y comenzaron a golpearlo sin piedad. Puñetazos y patadas impactaron contra su cuerpo indefenso, como una tormenta violenta que no encontraba su fin. Cada golpe se sentía como una descarga de dolor implacable, y su mente se nublaba de confusión y desesperación.

La superioridad numérica y la violencia despiadada de los matones parecían haber acabado con el resistente espíritu de Izuku. El joven luchador intentaba defenderse con todas sus fuerzas, pero sus movimientos estaban restringidos por el dolor y la falta de energía. Cada golpe que recibía era una nueva descarga de agonía, su cuerpo temblaba bajo los implacables ataques. Sus músculos, exhaustos, amenazaban con ceder ante la implacable paliza.

La escena se volvía cada vez más siniestra, un sombrío telón de fondo de risas crueles y burlas despiadadas. Parecía que ya no había esperanza para Izuku, que el abismo de la derrota lo engulliría por completo. Sin embargo, justo cuando la oscuridad amenazaba con envolverlo por completo, un estallido ensordecedor llenó el aire.

Una explosión repentina hizo que los matones se detuvieran en seco, sus rostros se transformaron en una mezcla de sorpresa y terror. El estruendo se originaba a unos cuantos metros de su posición, rompiendo el silencio opresivo y siniestro que se había instalado previamente. Los matones se apartaron bruscamente, temerosos de la fuente de perturbación que ahora se hacía viva.

La figura de un hombre apareció entre las sombras, sosteniendo una escopeta humeante en sus manos. Era Martin Li, el jefe de Izuku y fundador de Feast. A medida que se acercaba, los matones retrocedían con miedo y desesperación, sus rostros pálidos y sus corazones llenos de remordimiento por sus acciones impías. Después de todo, a pesar del desarrollo de los Quirks, un arma aún sigue siendo peligrosa.

—¡Deténganse ahora mismo, miserables escorias!—gritó Martin con una voz que resonaba con autoridad.

Su presencia imponente y el aura oscura que emanaba de su poder eran suficientes para ponerles miedo en el cuerpo a esos cobardes sin escrúpulos.

—¡Oficiales! ¡Agarren a esta basura inútil!—ordeno Martin Li.

La escena se transformó rápidamente en un mar de caos y frenesí. Martin Li, respaldado por varios guardias de seguridad del edificio de Feast que habían escuchado los estallidos y acudieron en su ayuda, avanzó decidido hacia los matones que intentaban huir, sin darles ninguna oportunidad de escape. Las sirenas de la policía resonaron en la distancia.

—¡Huyan!—declaro el líder.

Entre tanto, Izuku permanecía tendido en el suelo, en un estado de dolor agudo y debilidad extrema. Miraba a Martin Li y a los guardias, con gratitud al salvar su vida.

—¡Izuku! ¡Demonios! ¡Debo llamar a emergencias!—dijo Martin acercándose a Izuku para luego ponerse de rodillas al contemplar lo que habían hecho.

Mientras Martin Li llamaba a emergencias para que atendieran a Izuku, el joven héroe contemplaba el cielo despejado sobre él, sintiendo nada más que alivio. Aunque ya había terminado la pesadilla que había vivido, los golpes y heridas que había sufrido no solo eran físicas, sino que habían dejado una huella en su alma. Después de todo, sabía muy bien la gente como el no tenían finales felices en esta sociedad que dominaba el mundo.

—¡Vamos, Izuku! ¡Resiste!—exclamó preocupado Martin Li.

Inesperadamente, antes que las sirenas de ambulancia hicieran eco a la distancia donde se encontraba, una parte de el decidió algo de manera drástica.

"Estoy harto de este mundo. Necesito un descanso" Pensó Izuku.

Cómo si las piezas del destino se acomodaran a su favor, la enorme responsabilidad que su padre le acaba de dar era la excusa perfecta para escapar de la sociedad que lo ha despreciado desde que tiene memoria.

(...)

Izuku despertó lentamente, su cuerpo adolorido y sus párpados pesados. La blancura de la habitación del hospital lo envolvía, y por un momento, no recordaba cómo había llegado allí. Sin embargo, una suave presencia sobre su regazo lo hizo girar la cabeza.

Allí, dormida pacíficamente, se encontraba Mitsuha Yamano. Su cabello oscuro se derramaba suavemente sobre su hombro, y su rostro mostraba la preocupación que había vivido a lo largo de la noche. Izuku observó con cariño cómo su pecho subía y bajaba con cada respiración tranquila.

Un torbellino de emociones, desde gratitud hasta preocupación, llenó el corazón de Izuku. Sabía que ponerse en peligro para enfrentar a los matones había sido un acto impulsivo, pero su determinación a veces le llevaba a actuar de forma temeraria. No podía evitar sentirse culpable y agradecido a partes iguales.

Con un suspiro, Mitsuha finalmente abrió los ojos y se encontró con la mirada de Izuku. La sorpresa fue reemplazada rápidamente por una mezcla de alivio y enfado. Sin embargo, a pesar de su enojo, la preocupación era palpable en su voz mientras lo regañaba.

—¡Izuku Midoriya! ¿Qué te pasó por la cabeza? ¿Por qué te metiste en una pelea tan peligrosa? ¡Podrías haber muerto, idiota!

Las palabras resonaron en la habitación, cargadas de un regaño afectuoso pero lleno de seriedad. Con lágrimas en los ojos, Mitsuha se movió rápidamente hacia él, abrazándolo con fuerza. El dolor que atravesaba su cuerpo era insignificante en comparación con el inmenso cariño que sentía irradiando de Mitsuha en ese momento.

Izuku devolvió el abrazo con la misma intensidad, sintiendo el calor de su cuerpo y el latir apresurado de su corazón. En medio de aquel abrazo protector, él susurró disculpas sinceras, admitiendo su error y prometiéndole a Mitsuha que haría todo lo posible para no ponerse en peligro de aquella manera nuevamente.

En respuesta, Mitsuha acarició suavemente su cabello y le susurró al oído con voz suave pero llena de resolución.

—De ahora en adelante, Izuku, prometo cuidar de ti y asegurarme de que no te expongas a situaciones tan peligrosas. Pero también debes prometerme que te cuidarás y pensarás antes de actuar impulsivamente. No puedo soportar verte herido de esta manera.

La escena concluyó con un silencio sereno, roto solo por el sonido distante de las voces apresuradas y los pasos apresurados al otro lado de la puerta. Era Martin Li, el jefe de Izuku en Feast y quien lo salvó de esos matones.

—¿Interrumpó algo?—pregunto Martin Li.

—No, ¡pasa Li-san!—dijo Izuku feliz de ver qué su jefe lo estaba visitando

—Li-san! Gracias por venir—dijo Mitsuha contenta de ver también al jefe de Feast en el hospital.

Martin Li entró con una expresión de preocupación en su rostro. Se acercó a Izuku y le dio una palmada amistosa en el hombro.

—Izuku, vine a visitarte para asegurarme de que estés bien. Estaba devastado cuando fui testigo de lo que te había sucedido. Prometo que utilizaré mis influencias para presionar a la policía a atrapar a los matones responsables.

Izuku miró agradecido a Martin y asintió.

—Gracias, Li-san. Significa mucho para mí. Tu ayuda ha sido invaluable.

Mitsuha se unió a la conversación, agradecida también.

—Sí, Li-san. No sabes cuánto apreciamos tu intervención y tu apoyo a Izuku.

Martin le sonrió cálidamente a Mitsuha.

—Solo estoy cumpliendo mi deber como jefe de Izuku, Mitsuha. Ambos son personas valiosas para mí y haré lo que sea necesario para protegerlos.

Martin se despidió amablemente y se marchó de la habitación, dejando a Izuku y Mitsuha a solas.

Una vez que Martin se fue, Izuku tomó la mano de Mitsuha con ternura y suspiró.

—Mitsuha, necesito tomarme un tiempo para mí solo. Todo esto me ha hecho darme cuenta de lo importante que es darse tiempo a uno mismo. Necesito simplemente estar solo.

Mitsuha frunció el ceño, preocupada.

—Pero Izuku, ¿a dónde piensas ir? No puedo soportar la idea de que estés solo y vulnerable en algún lugar desconocido.

Izuku acarició suavemente su mejilla y la miró fijamente a los ojos.

—No te preocupes, Mitsuha. No iré lejos y tomaré las precauciones necesarias. Solo necesito tiempo para reflexionar y recuperarme. Y te prometo que no se trata de la lotería ni de nada irresponsable. Es simplemente una necesidad personal.

Mitsuha suspiró y finalmente asintió.

—Entiendo, Izuku. Como siempre, confío en ti y en tus decisiones. Solo asegúrate de que te cuides y no dudes en pedir ayuda si la necesitas.

Izuku le sonrió con gratitud y emoción. Luego, Mitsuha se inclinó hacia él y le dio un suave beso en la mejilla, un gesto de despedida.

—Cuídate, Izuku. Estaré aquí cuando vuelvas.

Izuku sintió un cálido cosquilleo en su mejilla mientras Mitsuha se alejaba. Aunque antes que ella llegara hacia la puerta, le dijo a Mitsuha con una sonrisa sincera:

—Gracias por estar a mi lado, Mitsuha. Tu cariño y apoyo significan el mundo para mí.

Con esas palabras en su corazón, ella salió de la habitación, sabiendo que esperara hasta que Izuku este listo para estar a su lado.

Mientras tanto Izuku, está determinado a explorar un mundo nuevo con el poder que su padre le dió.

Continuara.....

Que opinan? Espero que les haya gustado.

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