Killer se apresuraba por las noches y días hacer todo de aquella casa vieja, que poco a poco se desmoronaba en Dusttale. No era un bonito Au como los demás, aun así no se quejaba de este ambiente que tenía un ambiente familiar para él

Y claro, no olvidemos al señor, Dust, quien debe de ser atendido cuando él quiera, primeramente él.

Ahí estaba él, viendo la televisión mientras killer estaba de rodillas entre las piernas de Dust haciéndole una felación, porque digamos que no es fácil complacerlo si la tiene muy grande y el una boca muy pequeña.

—Killer... —desvio la mirada a la de killer quien paro por un momento para atender su  llamado—Para de una buena vez

—¿No te gusto?—preguntó

—Quiero meterla—posó una mano en su cráneo blanquesino

—¿M-meterla?—

—¿Acaso eres un estúpido retrasado?, Quiero metertela por la cuenca—

—El otra vez me dolió mucho cuando lo hiciste— dijo apartando la cabeza del erecto miembro de su esposo, que solo tuvo un gruñido como respuesta y un killer tomando su cuenca—

—¿Acaso no me escuchaste?—

—P-pero...—

—Escuchame perra inútil, si yo te digo que te quiero follar por tu puta cuenca lo haces, me vale una mierda si te duele ¿Entendiste?—A lo que Killee asintió lentamente—

Dust tomó su miembro y lo posicionó cerca de la cuenca de Killer, quien, aterrado por lo que continuaba trataba de contener las ganas de llorar, no era una opción enfadarlo

—Acercate más —

Ni pudo acercarse lo suficiente ya que la intromisión de dichoso miembro lo interrumpió antes de hacerlo, dolía a horrores, como pudo puso sus manos en la cadera de dust

—¡Santa mierda!~— gruñía del placer que le causaba estar en la cuenca ajena, lastima que su placer acabo en menos de un minuto, las lágrimas mojaban su placer—

—¡Por favor D-dust! ¡Me duele! ¡Sacalo!—

No fue buena idea implorar por piedad, su piedad yace muerta así como su mentalidad cuerda.

Dust aparto de un manotazo las manos de killer y con furia comenzó a embestir la pobre cuenca.

En su vida había sido embestido tal dureza y brusquedad, lloró, sollozo, chillo, por más que sus acciones hablaran de lo que sentía en esos momentos, en ninguno de ellos Dust paró

La vista comenzaba a fallarle, veía borroso y no podía ya distinguir lo que apenas podía ver.

Y sucedió

Se desmayó

Otra vez

Se desplomó

Y sólo en él suelo quedo

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Firma: Anónimo