💛Capítulo 52
Jimin acababa de dejar un beso en la frente a Kai y lo arropó.
El pequeño no se durmió hasta que le hubo contado una historia.
—¿Ya cayó rendido? —Susurró Yoongi a su lado.
Jimin asintió con una sonrisa.
—¿Entonces será que ya puedo tener un poco de atención de usted bello joven?
Jimin rodó los ojos y asintió, salió en silencio de la habitación de su pequeño.
—No me gusta la idea de compartirte Jiminie. —Dijo Yoongi cuando ya habían salido de la habitación.
Inmediatamente había pegado su nariz al cuello del peli-rosa y también lo había tomado de la cintura por detrás.
—Kai es mi hijo. —Defendió Jimin con una sonrisa.
—Y yo tu novio y prometido. —Añadió Yoongi haciando un leve puchero. —También necesito atención.
Jimin se dio la vuelta y quedaron de frente, unió sus labios en un beso lento y cálido. El menor abrió la boca y la lengua de Yoongi se abrió paso dentro de ella.
El beso se tornó un poco más necesitado.
—¿Seokjin no está? —Preguntó Jimin a lo que Yoongi negó.
—Entonces necesito que me lleves a esa habitación y me hagas gritar... ¿eh? —Jimin alzo una ceja mientras esbozaba una sonrisa coqueta.
Yoongi mordió su labio inferior.
—Sus deseos son órdenes su alteza.
Tomó a Jimin en sus brazos haciéndolo dar un gritito y lo llevó consigo a su habitación.
Cuando la puerta se cerró tras ellos el beso ansiado y lleno de fogosa pasión que empezaron afuera volvió a reanudarse.
Yoongi tenía a Jimin de la cintura y poco a poco lo empujaba hacia la cama. Sus manos subieron y acariciaron su estilizada figura hasta los hombros y sus brazos, también su cuello y luego volvió a bajar hasta la cintura y luego a los glúteos para finalizar en su trasero.
Jimin Gimió bajito al sentir las manos de Yoongi por todo su cuerpo.
Haciendo uso de su fuerza Yoongi lo levantó y lo dejó caer con suavidad a la cama y después se colocó sobre el cuerpo del menor para seguir besando con vehemencia sus labios y su cuello.
Las manos de Jimin también se paseaban por toda la espalda ancha y los brazos de Yoongi, después pasaron a quitar botón por botón la camisa blanca de Yoongi.
El pelinegro dio una falsa estocada entre las piernas abiertas de Jimin para que lograra sentir su erección.
—¿Sientes eso cariño? Así me pones solo con tus besos amor.
Jimin jadeó, deseaba más contacto.
—¡Mmmg Yoonie!
Arrancó el resto de los botones sólo así y estos saltaron por la cama.
—Ya con esta serian como cuarenta camisas que me has arruinado. —Sonrió Yoongi también ansioso dando una falsa estocada más.
Su pene palpitaba por salir de sus pantalones.
—Te comparé la fábrica completa no hay problema. —Susurró Jimin ahora mordiendo el lóbulo de su oreja.
Las manos de Jimin terminaron de arrancar la prenda ya inservible y la arrojó al piso, después sus manos comenzaron a recorrer el torso bien trabajado y tonificado de Yoongi, sus brazos, su abdomen levemente marcado.
Enrrolló sus piernas en la cadera del mayor y con una agilidad le dio vuelta. Ahora él estaba sobre Yoongi y llevaba el control.
Comenzó a besar su cuello, su pecho y no se olvidó de las claviculas donde pasó su lengua con hambre.
Yoongi jadeaba de gusto al sentir la lengua mojada de Jimin por su cuerpo.
Jimin también tomó las manos de Yoongi y besó con amor desde la palma hasta aquellas cicatrices en sus muñecas.
Después volvió a bajar a su vientre.
—Supongo que no es el único lugar donde quisieras sentir ni lengua o mis labios ¿Cierto? —Preguntó deteniéndose un momento para mirarlo.
Yoongi ladeó una sonrisa y negó. Tenia un suave y perlado sudor en su frente y sus ojos estaban inyectados en la lujuria que Jimin desprendía.
—No cariño ya sabes que no. —Su voz ronca resonó por toda la habitación. —Vamos hazlo para Daddy Yoongi. —Apremió.
Jimin sonrió mordiendo su labio y bajando hasta estar frente al pene duro de Yoongi. Bajó su ropa y comenzó a tocar con sus manos.
Pasó la nariz por las piernas y por la entrepierna y luego por el endurecido miembro, el olor a almizcle y jabón corporal le hizo jadear.
—¿Quieres esto Daddy Yoonie? —Preguntó travieso pasando a penas la punta de su lengua por el glande.
Yoongi jadeo reteniendo el aire.
—¡Joder si amor si!
Jimin asintió satisfecho y entonces bajo para engullirse todo su miembro entero hasta tocar con el su campanilla en la garganta.
—¡oh Fukc! —Gruñó Yoongi sujetando los cabellos rosas de Jimin.
El más pequeño sonrió sin despegar los ojos del pelinegro.
—¿Se te salió lo bilingüe? —Dijo soltando un momento el pene del mayor.
—¿Se te olvidó que viví en Norte América my sweet dirty perverted boy?—Respondió Yoongi con dificultad porque Jimin volvía a meterse todo su pene a la boca y succionaba.
—Oh Cállate Yoonie. —Murmuró con su boca llena.
El mayor comenzaba a mover sus caderas para ir más profundo en la boca de Jimin quien se engullia todo lo que podía.
—Oh si cariño si bebé... —Gruñó sin dejar de empujarse en la boca de Jimin quien lo recibía gustoso.
De pronto detuvo sus movimientos y Jimin le miró confuso pero sonrió cuando Yoongi se incorporó y lo derribó sobre la cama. Le arrancó el pantalón con su ropa interior y Jimin se ocupaba de su camisa.
—Oh si bebé así te ves más precioso, hermoso dispuesto para mi.
Yoongi atacó la boca de Jimin con ahínco introduciendo su lengua en un beso feroz y húmedo, después en su cuello hasta llegar a sus pezones los cuales mordió uno por uno.
Jimin arqueó su espalda del placer que Yoongi le provocaba.
—Yoonie
Yoongi succionaba los dos botones erguidos en aquel cuerpo caliente que se retorcia debajo de él.
—¡Ahh Yoongi!
—¿Qué quieres bebé? —Preguntó sin despegar sus labios de los pezones del peli-rosa.
Los sopló provocando un jadeo ahogado de Jimin.
—¡A ti, joder te quiero a ti ahora! Oh mierda...
Yoongi sonrió ladino viendo la desesperación en la que su chico estaba.
Con cuidado llevó sus dedos hacia la rosada y palpitante entrada de Jimin e introdujo un dedo hasta el fondo provocando gemidos más fuertes en el menor.
—¡Oh cielos YOONGI YA!
—Mi chico está tan caliente y necesitado. —Jugueteó con él sonriendo burlón.
Jimin le dió una mala mirada y le goleo el hombro.
Yoongi se alineó en su eje y se introdujo con fuerza.
Jimin jadeó del ardor pero poco le importó, él necesitaba sentirse lleno de Yoongi ahora mismo.
—¡Oh si Yoongi! Muévete, si así Oh joder.
Yoongi había dejado de jugar con él y se movía enterrandose duro y con violencia en Jimin quien jadeaba arqueando su espalda.
Se sentía tan llenó, Yoongi lo hacía volar.
—Dios, Jimin tan bueno...bebé.
El sonido acuoso y chocante de sus cuerpos hacia eco en la habitación.
—Yoongi m-mas más.
El pelinegro había encontrado su punto p, su zona sensible y arremetió duro contra ella.
Jimin ya no contenía sus pequeños gritos de placer mientras Yoongi lo partía delicioso.
—Ji-Jimin...
El peli-rosa sentía la gloria sus paredes se apretaron cuando se corrió y Yoongi tambien derramándose adentro de él.
Luego de eso se fundieron en otro beso ahora más suave y delicado.
—Esto fue genial amor, te amo tanto Yoon.
—Y me vas a amar más cuando te de un regalo mi vida. —Respondió el pelinegro sentándose en la cama y estirando un brazo para sacar algo de su cómoda.
Le entregó a Jimin un hermoso y reluciente collar de diamantes y Jimin sonrió complacido.
Se tiró a los brazos de Yoongi y lo besó.
—¡Oh Agust D! Esto es perfecto te amo te amo cariño. Mañana mismo comenzará la guerra. Ese viejo se arrepentirá de lo que le hizo a Kookie y a Tae y de haber amenazado a mi bebé.
Yoongi sonrió feliz de complacer a su chico.
—¿Kitty está feliz? —Preguntó arqueando una ceja.
—Oh cielo, Kitty está más que feliz. —Repuso sentándose sobre Yoongi y moviendo su trasero sobre el pene nuevamente erguido de Yoongi.
Yoongi sonrió tomándolo de cintura y ayudándolo a enterrarse en él.
•┈┈·┈•••┈┈┈••✦ ✿
—¿Cuanto falta para que acabe la reunión? —Preguntó Kun-Hee a su asistente personal.
—Una hora señor Lee.
Lee soltó un gruñido, estaba ya aburrido de oír y oír parloteo sobre las naciones únidad y esas estupideces.
Pero debía aparentar que todo eso le interesaba. Aunque la verdad lo único que ahora tenía en su cabeza era, número uno asegurar la adquisición de los recursos en un territorio de las Islas del norte con la explotación minera... si, iba a dejar a muchas personas sin donde vivir pero a él eso no le importaba. Y dos, ese chico peli-rosado que se había metido en su camino y le fastidiaba la existencia.
Él sólo quería sacar del camino a Min Yoongi y si era posible a Min Seokjin también pero ese chico tenía que meterse.
Además él tenía algo que le interesaba, aquellos documentos por los cuales todo el mundo pagaría millones.
Esos documentos contenían algo que era muy importante e interesante, le pertenecían al alguien desconocido, nadie sabía la identidad del verdadero dueño de aquellos documentos pero todo mundo los quería.
Nunca se imaginó que a quien había enviado a robar esos documentos a un tal Abogado Jackson Wang había sido a su propio hijo bastardo, Yoongi y menos que el mismo bastardo días más tarde volvería a robarselos de su despacho presidencial.
Debía admitir que era hábil porque nadie lo notó jamás.
Si no lo odiara tanto y el orgullo no fuera su peor cualidad no dudaría en unirlo a su familia y a su equipo. Un ladrón tan hábil e indetectable como Yoongi hasta era digno de servirle a él.
Pero como no, nadie tendría el privilegio de trabajar con él y dejarlo vivo significaba que sería su peor enemigo así que de todos modos lo quería muerto.
—¿Señor?
El asistente llevaba tiempo tratando de hablar con Lee. Estaba tan absorto en sus pensamientos destructivos.
—¿Qué?
—Su señora.
Lee tomó el teléfono y habló.
—Cariño.
—Oh, Kun-Hee ¿Ya vendrás? Iré al cine con unas amigas y estaré de regreso a la cena. Te haré preparar pastel de carne tu favorito.
—Llegaré en una hora, estoy saliendo de la reunión querida.
—Bien nos vemos.
—Divierte en el cine.
Colgó la llamada y se metió a su camioneta.
El chófer comenzó a manejar despacio.
Luego de casi una hora como había dicho llegó a la casa azul.
—¿Dónde está Rae? —Preguntó a sus sirvientes.
—Salió Señor. —Respondió una con la cabeza agachada.
—Llama a Kuon a mi despacho. —Ordenó.
—Señor Lee, el señor Kuon salió.
Lee Kun-Hee asintió y se dirigió a su despacho de todos modos.
Pasó ahí el resto de la tarde hasta que oyó llegar a su esposa y Kuon iba con ella.
Una pizca de desconfianza comenzó a nacer dentro de él. Pero eso no podía pasar ya que él confiaba ciegamente en Kuon. Nunca le había faltado a su persona. Kuon según él era el hombre más fiel a su servicio.
—¿Cómo estuvo el cine querida? —Preguntó caminando hacia ella y dándole un beso en su frente.
—Oh, Kun-Hee estuvo bien lo pasé bien y ¿Qué crees? Después pasé al hotel por unos papeles y ahí me encontré a Kuon. Nos venimos juntos.
La señora Lee Rae era dueña de varios hoteles en Seúl como regalo de cumpleaños de su Esposo Lee.
Lee observó a Kuon quien le hizo una leve reverencia.
—Ya veo. ¿Saliste también Kuon?
—Si señor, a donde usted me dijo.
Lee Alzó una ceja, era verdad. Había ordenado a Kuon seguir al chico peli-rosa y a su pequeño hijo rubio.
Después del fallido atentado contra unos de sus hombres había ordenado seguirlos con más presión.
—Oh excelente. —Respondió dejando atrás aquella tela de duda que tenía.
No tenía por qué desconfiar.
La cena transcurrió rápida y silenciosa para la familia Lee como era costumbre.
Pero Lee no sabía de la nube negra que se le avecinaba.
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