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💛Capítulo 43

Estacionó directamente frente a la entrada de la Mansión y se bajó tan rápido como pudo.

No quería perder tiempo en nada que no sea en lo que se había propuesto, además si se tardaba más entonces posiblemente se iba a arrepentir y el valor se le esfumaría así de repente como le había llegado.

Entró sin tener el mínimo cuidado de no hacer ruido, la sala de estar estaba a oscuras solo penetrada tenuemente por unos débiles rayos del sol de la mañana. Quizá su padre y los demás aún dormían.

O quizá no.

Al pasar por el pasillo que daba al área de Gimnasio vio una luz salir por abajo de la puerta y el sonido metálico de algún aparato para hacer ejercicio alertó de que alguien estaba ahí.

Giró la perilla de la puerta de vidrio lentamente y pudo distinguir la gran estancia llena de maquinaria y piso de madera. Los instrumentos favoritos de sus hermanos para ejercitarse estaban distribuidos por áreas.

En la entrada ocupando la zona principal del gimnasio estaba la Zona de entrenamiento cardiovascular, después atrás en la siguiente sección estaba la Zona de musculación y mas allá  la de Peso Libre. Este último el favorito de Jungkook.

Jimin sonrió feliz pues efectivamente su hermano mayor estaba ahí trabajando su resistencia muscular en la Máquina de Poleas. Con cada movimiento Jimin podía distinguir como se tensaba y se marcaba el área de los bíceps y los pectorales del joven Kim.

Sonrió por lo bajo, él no entendía la necesidad de ellos de estar bien marcados.

Recordaba que cuando era joven también quería tener su cuerpo marcado en esas áreas porque lo veía como un requisito para ser aceptado por el estereotipo masculino. Se preocupaba mucho  por ello, por verse así de  masculino para no recibir miradas de desdén por ser finito y un poco más... femenino.

No obstante cuando supo que era un doncél, —Su padre se tomó el tiempo de explicarle sobre eso, un día que el  enfermero del instituto le dijo que el dolor de abdomen que tenía no era más que inflamación en sus ovarios, cosa que lo dejó sorprendido— dejó de preocuparle eso ya que entendió el por qué se sentía mal al ver su cuerpo marcado, tenia a penas 14 pero siempre le gustó más cuando su cuerpo comenzó a cambiar, su cintura a reducirse y su vientre a volverse plano, su trasero se agrandó más y sus hombros se volvieron más pequeños y femeninos y ni hablar de sus rasgos faciales androginos.

Se sintió totalmente libre de estereotipos. Pero siempre fue de rostro redondito y mejillas abultadas por lo cual en el instituto le llamaban gordo y le hacían bulliyng.

Justo ahí conoció a Yoongi y el rubio en ese entonces, se habia quedado completamente loco por el chico piel clara,  castaño, de cintura pequeña,  trasero grande,  mejillas gorditas y labios gruesos.

Yoongi le mostró la manera de amarse así mismo tal y como era y le ayudó a superar sus miedos y complejos.

Suspiró saliendo de sus recuerdos aquellos que a veces eran crueles pero donde siempre estaba Yoongi con él cuidándolo. Por ello eran recuerdos de añoranza a pesar de ser difíciles.

Caminó despacio hasta colocarse detrás de la máquina de Estepper y carraspeó haciendo que Jungkook levantara la vista de ojos negros y se posaran en él.

     —Minnie. 

Jimin se sentó a la orilla de la máquina que tenía enfrente suyo y cruzó de manera elegante y sensual una pierna sobre la otra sin dejar de ver a Jungkook.

     —Hola Kookie.

El nombrado sonrió sin dejar de levantar las Poleas tenía su cuerpo muy caliente por el ejercicio y su camiseta sin mangas mojada por el sudor. Hacia tiempo que Jimin no le llamaba por aquel apodo cariñoso. 

     —¿A que se debe eso? ¿Estás temprano aquí?

     —Si, quería hablar contigo de un asunto serio.

Jungkook soltó las Poleas y se enderezó bien para prestar total atención a Jimin.  Luego Alzó una ceja para indicarle  que podía continuar que le estaba escuchando.

     —Jungkook he tomado una decisión que respecta a ti, a mi y... a Min Yoongi. 

En ese momento el rostro apacible de Jungkook  cambió por completo a uno de total molestia combinada con inevitable fastidio al escuchar el nombre del susodicho.

     —Si tiene que ver con Min entonces no es de importancia para mi. —Volvió a tomar las Poleas.

Jimin se levantó bruscamente y con una mano sujetó con fuerza a Jungkook de su mandíbula para hacerlo verle a los ojos.

     —Para mí es importante,  si no lo es para ti es tu maldito problema pero eso no significa que no vas a escuchar lo que tengo que decir.

El azabache entonces volvió a soltar las Poleas, se levantó y se sacó la camiseta mojada y tomó una toalla que había dejado sobre la Prensa de Piernas con la cual se secó el sudor.

     —Habla. —Apremió. —Tengo prisa.

     —He decidido que voy a darle una oportunidad a Yoongi. —Soltó Jimin sin anestesia. 

Con aquella revelación Jungkook quedó de piedra, tenía la boca abierta por la sorpresa pero no tardó en recomponerse.

    —¿Hablas en serio? Porque hasta hace unos días tú le rogaste a papá que quitara a Min de la misión. ¿Qué te hizo cambiar? ¿Él te forzó? ¿Lo haces por que te Amenazó para que estés con él?

Jungkook puso sus manos sobre los hombros de Jimin mirando profundamente a sus ojos para tratar de encontrar en ellos rastro de miedo o temor pero lo único que veía era la seguridad de las palabras del peli-rosa.

     —No digas estupideces Jungkook, no me obligó,  sabes que si lo hiciera menos querría estar con él. Yo lo...decidí porque quiero dejar de fingir que no siento nada por él, quiero dejar de engañarme a mí mismo y tratar de convencerme que me es indiferente su presencia. Porque no lo es, es todo lo contrario.  Mi corazón late tan rápido cuando está cerca, mi cuerpo lo llama a gritos. Eso no es normal en mi Kookie. Yo aún siento infinidad de cosas por Yoongiy estoy cansado de decir que no solo por mis estúpidos miedos de que me hagan daño de nuevo.

Jungkook tenía la mandíbula tensa y sus manos apretadas en puños.

      —¿Por qué me dices todo esto Jimin? ¿Me quieres atormentar? ¿Quieres verme miserable?

     —Por supuesto que no Kookie te lo estoy diciendo porque quiero dejarte claro que me volveré a dar una oportunidad con él, para que tú dejes de luchar por algo que nunca va a ser, me cansé Kookie, realmente me cansé de repetirte una y otra vez que no siento nada más que un cariño de hermandad para contigo.  No te voy a corresponder ni hoy ni mañana ni nunca porque no te puedo ver de otra manera. Por favor quiero que lo entiendas y lo comprendas porque, si  yo me voy con Yoongi estaremos juntos trabajando en la misión de padre Nam y no quiero que por cosas personales entre nosotros todo se vaya a la mierda y fracasemos. ¿Comprendes?  Quiero que me dejes tranquilo para darme esa nueva oportunidad con él. Que cuandoe veas con él no te sientas mal.

Jungkook bajó sus hombros pero Alzó su vista un poco cristalizada por las lágrimas que le causaban el dolor del rechazo definitivo de Jimin. Su última oportunidad se estaba muriendo.

     —¿Por qué me lo dices antes de la misión? Si no querías que esto complicara el trabajo no me lo hubieras dicho antes. Si hubieras esperado...

     —lo hago ahora porque no puedo esperar un día más o será tarde para mi.

Jungkook arrugó el ceño sin comprender.

     —¿Por qué?

     —Se casa hoy...  y debo evitar eso me veo en la necesidad de hacerlo porque no quiero arrepentirme después,  no quiero que teniendo la oportunidad de actuar lo arruine otra vez. Jungkook te quiero, pero no puedo corresponderte como se debe porque amó a otro, amo a Min Yoongi y si me costó aceptarlo no quiero que me cueste más sacarlo de mi corazón si llego a perderlo por mis temores.

Las palabras de Jimin sonaban tan convincentes y seguras, sin titubear sin temblor. Eran tan sinceras y elocuentes que Jungkook supo que no había más que hacer.

Se acercó a Jimin quien por inercia retrocedió un paso con lo cual se sintió mal porque no importaba si el peli-rosa sentía lastima por él, lo último que quería que Jimin sintiera era miedo hacia él. Porque jamás dañaría a la persona que quiso por mucho tiempo.  Pero entendía que había llegado la hora de soltarlo.

     —Jimin...

Simplemente ahora no sabía que decir, las palabras no fluían.

Jungkook tenía tan solo 20 años pero sabía  entender   que amar significaba estar preparado para dejar ir en cualquier momento. Cuando conoció a Jimin tan frágil y lastimado solo quiso cuidarlo para siempre y supo que podía llegar a sentir cosas fuertes por él pero no se imaginó que sus sentimientos por Jimin se iban a convertir en su enemigo más cercano, no sabía que después de aprender a amarlo debía  aprender a dejarlo  marchar porque él se había aferrado al peli-rosa de una manera tan insana.

     —Jungkook por favor, no me gusta rogar lo sabes pero necesito que comprendas...

Jungkook negó y volvió a querer acercarse, y ahora si logro tomarlo de los hombros.

Sin duda lo que Jimin le acababa de confesar era algo para lo que no estaba  preparado. De pronto se veía  ante una situación que no sabía como controlar porque él se había convertido en un dependiente de lo lo sentía por Jimin; había  ido alimentando sin darse  apenas cuenta un sentimiento para nada correspondido y que lo iba a destruir.

Luego de que Jimin se relajó cuando Jungkook tocó sus hombros suspiró un poco más tranquilo.

El peli-rosa  abrió sus ojos con enorme sorpresa cuando el azabache lo envolvió en un abrazo tan fuerte que lo hizo jadear.

     —Entiendo Jimin, esto no será fácil para mi porque te quiero de verdad pero no te puedo obligar a quererme como yo lo deseo. Además... yo no podía esperarte tanto tiempo a que llegaras a sentir algo por mi sabes, aunque te lo prometí se que el corazón se cansa de esperar una oportunidad y tú más que nadie sabe, y sé que lo mismo ocurriría con Min si tu no tomabas una decisión pronto. Así que... —El abrazo de Jungkook se volvió aún más fuerte.  —ve por el amor de tu vida y yo me encargaré de buscar el mío. 

Los ojos de Jimin picaron un poco pero no se permitió llorar, eso no iba con él.

Correspondió el abrazo de Jungkook.

     —Gracias Kookie te deseo lo mejor.

Jungkook sonrió un poco y asintió.

     —Lo mismo deseo para ti Minnie.  Suerte con Min y si te hace llorar lo golpearé.

Jimin se soltó de los brazos de su hermano y negó poniendo sus ojos en blanco.

     —Sabes que si me hace llorar yo le puedo patear el trasero.  —Farbulló divertido.

     —Lo sé pero quiero quitarme esas ganas de golpearlo que tengo desde que lo conocí. Es una buena excusa no me la quites.

Ambos sonrieron y después de despedirse Jimin subió a su habitación.  Según la invitación que le había llegado hacía unas dos semanas la boda era ese día a las 6 de la tarde. Quería dormir una larga siesta antes de alistarse para ir a interrumpir una estúpida boda.

Quizá llevara un par de granadas.

...

Ahora estaba ahí, entre los brazos de aquel hombre. Ese que lo había esperado por tanto tiempo y no se había rendido tal y como se lo había prometido y advertido muchas veces.

¿Cómo era posible que aún estuviera ahí? ¿Cómo había resistido Yoongi tanto para esperarlo? ¿Era tan fuerte el amor que el pelinegro tenía por él?

Quizá no sabía la respuesta a eso pero si sabía la respuesta a lo que su alocado corazón le repetía una y otra vez. "No lo dejes"

Y no lo haría, al menos no porque lo quiera hacer. Pero se aseguraría de tenerlo siempre a su lado.

El abrazo tan reconfortante y dulce casi ¡sabía a miel! Era lo mejor que había sentido dese hacia mucho muchísimo tiempo.

Yoongi parecía no querer soltarlo aunque ya estaba muy oscuro solo iluminado por las farolas y el viento les revolvía el cabello a los dos, no parecía tener prisa de nada porque quería que ese reencuentro fuera eterno, un abrazo prolongado y perdurable que les quedase marcado tanto en la piel como en el alma.

El golpeteo incesante de ambos corazones hasta se sentía cincronizado, ambos latían con la misma fuerza, intensidad y ritmo  acallando todo lo demás, nada más importaba, el mundo mismo se había vuelto una miniedad.

Después de eso Jimin fue quien tomó la iniciativa para unir sus labios en otro beso dulce, lento y cuidadoso. Las manos de Yoongi lo tenían sostenido por la cintura pegandolo contra su cuerpo, y eso no era suficiente para ambos.

El beso se hizo más rápido, más duro y demandante, ni si quiera les importaba morir sin aire, esa sería la mejor muerte de todas.

Pero debían detenerse porque podrían acabar comiéndose vivos según la necesidad de ambos.

Los labios de Jimin estaban rojos y no se sabía si era por el frío de la noche —Porque ya llevaban horas ahí— o por los besos intensos que se estaban regalando.

     —Te extrañé tanto Yoongi, he sido un necio, mi corazón te llamaba a gritos pero yo me negaba, estaba ciego por el dolor uno que tú no me causaste. Lo lamento.

Un dedo de Yoongi se posó sobre los labios del peli-rosa callandolo.

     —Shhh Amor no vuelvas a decir lo siento porque no has tenido la culpa de nada. Los dos fuimos víctimas pero eso ya no importa, yo te puedo ayudar a cerrar todas esas heridas y borrar las cicatrices. Ahora que me lo permites por fin, déjame encargarme de eso.

Jimin asintió, Yoongi podía hacerlo confiaba en él.

     —Yoongi, liberame por favor de todo lo que vengo arrastrando, ayúdame a cortar esas cadenas que me retienen. Por favor. El miedo más grande que tengo y por el cual me negaba a  darte otra oportunidad es que vuelvan a alejarme  de tu lado.

Su voz acabó por quebrarse.

     —Lo haré no tienes que pedirlo. De eso me encargaré, Kai y Yo lo haremos. Tendremos la familia que siempre merecimos tener desde un principio,  se que por dentro estas roto amor pero yo me encargaré de curarte y me aseguraré de que nada me aleje de ti de nuevo.

Volvió a besar sus labios de manera lenta y delicada.

Asi como Jungkook comprendió al final,  Jimin sabía a la perfección que para vivir de nuevo ese sentimiento de amor  con plenitud era necesario aprender a soltar, dejar ir, liberarse  de aquello que lo estaba matando, ese dolor que no le correspondía porque le fue  infligido brutalmente.

Estaba aliviado, feliz por que finalmente perdió el miedo y el orgullo lo mandó por un tubo porque a tiempo se dio cuenta de que todo  lo que le pertenecía de Yoongi era su amor y el amor   siempre tenía la cualidad de ser libre y por lo tanto efímero y variable. Y por más  que Yoongi le dijera que no se iba a rendir en algún momento lo inevitable iba a terminar ocurriendo y ahí si Jimin podía arrepentirse.

Suspiró lleno de alivio enredando sus manos en el largo cabello de Yoongi.

     —Te amo Agustín, te amo tanto.

Yoongi sonrió, Jimin pudo sentir el movimiento y la vibracion del pecho del mayor al reír.

     —Ya hasta estoy adorando que me llames Agustín, Kitty... eres mío por y para siempre.  Te amo.

El peli‐rosa al final supo como debía actuar, y también que tenía que prepararse para los cambios, que debía  ser más consciente  de que todo momento era  único e irrepetible. Que debía dejar de  engañarse  con la creencia de que habian personas  que siempre estarían ahí, personas que nunca cambiarían, y situaciones que permanecerían tal y como él quería y el tiempo que él quería. Porque no era así, y no podía estar más equivocado.

Finalmente supo como darse cuenta de que debía dejar esa ilusión de que las cosas eran  permanentes. Porque no...  no lo eran, ni si quiera el dolor lo era. Porque ya ni si quiera lo estaba sintiendo.


•┈┈·┈•••┈┈┈••✦ ✿

Fin...


Ahh mentira mandarinas jeje, aún falta mucho.  Sólo quería pregúntales, como ustedes son las que leen y todo es para ustedes.

¿Es demasiado pronto para que haya intimidad entre ellos?

¿Es necesario que la haya?

¿Quieren que haya?

Díganme que opinan.

Las amo 💖 💕

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