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💛Capítulo 31

La mujer veía a Lee Kun-Hee con sus pupilas dilatadas por la furia que sentía. Sabía que su esposo solía enrollarse con alguna mujer espororádicamente pero esto era diferente.

     —¡Eres un descuidado Kun-Hee! ¿Cómo con la sirvienta?

El hombre supuso que su esposa había escuchado algo de la conversación que había tenido con Seokjin hacia semanas y por ello había estado distanciada de él.

     —Cállate mujer, ya fue eso no tiene importancia.

     —¿Que  no tiene importancia? Por favor, dijo que ese bastardo es tuyo. ¿Sabes el escándalo que eso implicaría? Además no pienso dejar que luego venga a reclamar algún puesto o herencia, Todo es mío y de mis hijos.

Kun-Hee asintió bebiendo su vaso de Whisky.

     —Claro que lo sé  por eso tengo todo bajo control,  Ese niño no va a vivir.

Soltó una sonrisa muy siniestra que a cualquiera podría estremecer más a la mujer le encantó.

     —No sólo al niño Kun-Hee,  también a ella. ¡Matala también!

El hombre levantó su vaso hacia ella.

     —¿Eso quieres?

     —Eso deseo.

Entonces él asintió, su esposa era algo importante para él como un trofeo inalcanzable, hija de un noble y él había tenido el honor de casarse con ella. Podía tener amoríos pero jamás dejaría de lado a su esposa, ella era intocable como una presea y la protegía con su vida, y si ella decía que quería que enviara a drenar el Océano lo haría.

     —Ya oíste Kuon   haz lo que mi esposa ordena.

El hombre asintió saliendo de la oficina dejando privacidad a la pareja que ahora comenzaba a tener sexo sobre el escritorio.

Media  hora después la esposa abandonaba la oficina y otra mujer se escurría dentro.

      —Kun-Hee... ¿Acaso tienes un bastardo? —Se mofó la mujer.

     —¿Qué quieres Solar? ¿No te dije ya que te largaras  de mi Casa? No te soporto. Y menos viéndote así, gorda de un don nadie.

     —¿Te gustaría que fuera tuyo a caso?

El hombre soltó una carcajada mientras se acomodaba de nuevo su camisa y su corbata.

     —Yo solo tengo hijos nobles Solar.

     —Me rechazas por este niño...cuando este estorbo  nazca Volverás a caer por mi. —Añadió acercándose a él pero fue rechazada.

     —Tú hermana puede enterarse y sabes que te irá mal, peor que conmigo. 

     —Sabes que solo somos medias hermanas, por ello no me importa lo que ella piense si nos descubre.

Solar insistió y ahora se colgó en el cuello del hombre y beso su piel.

     —¡Te dije que te largues estúpida! Fuera de mi vista, me cansé de ti, largo  ve a buscar a otro que te quite tus calenturas. Te doy dos horas para que salgas de mi casa o yo mismo te desaparezco y no te volverá a ver nadie.

Aquella amenaza la hizo parpadear y retroceder.

Ella odiaba a Hong Raa-Hee, su media hermana. Ella era perfecta, lo tenía todo, millones, un matrimonio impecable, era bien vista en la sociedad alta, en cambio ella tenía sobras. Al principio pensó que podía quitarle a Kun-Hee pero él parecía no querer dejarla nunca.

Su estúpido esposo se había ido a la guerra y había muerto junto a toda su tropa.  Estaba sola. Y además ese maldito bebe que portaba en su vientre le impedía muchas cosas, sobre todo obtener la atención de Kun-Hee.  Desde ya le tenía resentimiento a ese niño.

     —¿Y si por casualidad alguien se entera que tuviste un bastardo con una sirvienta?

El hombre la tomó por el cuello y la apretó con fuerza dejándole sus dedos marcados ahí en la piel.

     —Ese niño no vivirá para saber que es mi hijo y tu tampoco vivirás si sueltas la lengua.

La soltó y la empujó contra la pared de madera de su oficina, varios adornos y trofeos cayeron estrepitosamente al piso y ella soltó un quejido al dar duro contra su espalda.

Mientras tanto en la habitación donde Ha Neul permanecía encerrada,  Seokjin le cuidaba  estaba a poco para dar a Luz y en cuanto eso pasara pediría al señor Lee que le dejara renunciar y se iría con su hermana lejos por la seguridad de su pequeño sobrino.

     —¡Jin! ¡YA no aguanto!

La mujer apretaba un trapo mojado que Seokjin y una de las amas de llave le habían puesto en la boca.

     —Dios ya va a nacer el bebe, solo debes dilatar más. —Hablo la vieja mucama.

     —¿Necesitas algo más Lita? —Preguntó Jin.

Estaba más pálido que nunca y temblaba de los nervios. Tenía que sacarlos de ahí pronto sin que nadie se enterara.

     —Si, ve por más toallas, muchas toallas.

Seokjin asintió y salió de su habitación, debía bajar hasta el pasillo de habitaciones de servicio.

En el pasillo se detuvo en seco al ver a esa mujer, estaba sosteniendo su estómago mientras largas hileras de sangre salían bajo su fino vestido.

     —¡A-Ayudame!

Seokjin se paralizó un momento antes lo que veían sus ojos.

     —Debería ir a un hospital.  Venga conmigo.

     —¡No hay tiempo Jin! El niño ya viene.

Ella podía sentir la cabeza del bebe asomando y se sentía mareada y con nauceas, sudaba frío y temblaba.

     —¡Dios! ¿Qué hago?

Jin la sujetó de los brazos y la ayudó a llegar hasta la habitación de Namjoon donde rápido la acostó en la cama.

     —Espere aquí, llamare al doctor de la familia.

Ella asintió mientras tomaba una almohada y soltaba gritos desgarradores ahogados por la prenda de cama.

Ella no estaba ansiosa por tener a ese bebé pero definitivamente no podía librarse de él. Sin ese bebe no recibiría la gran cantidad de dinero que el Estado debía pagarle por la muerte de su esposo al  servicio del país.

Por eso debía asegurarse de que naciera sano, además al cumplir la mayoría de edad ese niño recibiría toda la herencia de su padre, y los abuelos, que no era una pequeña cantidad precisamente.  Ellos poseian bastante dinero y varias empresas que al cumplir los 22 años el joven heredará. Pero no la querían a ella, siempre vieron lo interesada que era.

Ese niño era su boleto a las riquezas que ella creía merecer, aún así le tenía resentimiento, lo culpaba una y otra vez por el desinterés del marido de su hermana.

Seokjin después de dejar a Solar fue por las toallas que Lita le había pedido. Al entrar a la habitación de nuevo  no pudo con la angustia que le martillaba en el pecho porque debía asegurarse que no los descubrieran.

Su hermana estaba sudorosa y pálida y lloraba en silencio tragando sus lágrimas mientras daba a luz a ese pequeño bebé de ojos grises rasgados idénticos a los de ella, parecía que todo lo había sacado de ella hasta la piel blanquecina como la leche.

El bebé lloró al nada más salir y Jin tembloroso ayudó a Lita a limpiarlo lo más rápido posible y para que dejase de llorar se lo colocaron a Han en sus brazos para que le diera de comer de su pecho y el bebé rápido se prendió en él.

     —Jin, debes sacar a Ha Neul ya de aquí. Es peligroso que pasen más tiempo aquí, llévalos a esta dirección es la casa de mi hija ella verá por los dos hasta que hayas renunciado al trabajo.

Seokjin asintió con lágrimas en sus ojos, Lita era como la madre que les hizo falta. Era buena y noble.

     —¡Oh Dios Lita! ¡La señorita Hong Solar esta ahora dando a luz también.  Debes ayudarla no hay tiempo para llamar al doctor.  Esta en la habitación de Namjoon.

La mujer salió corriendo de la habitación de Jin para ir a ver a la otra mujer que aunque solía tratarla mal ella no tenía por qué guardarle rencor y negarle ayuda menos si se trataba de un bebé.

La puerta se cerró tras Lita y Jin pudo acercarse a su hermana.

Sonrió al verla totalmente relajada sobre su cama con el bebé en su pecho cubierto por una simple mantita.

     —¿No es hermoso Jin? ¡Mi Yoongi,  Min Yoongi! Hará honor a nuestro apellido,  el apellido de sus padres  y sus abuelos. —Murmuró orgullosa.

     —Es muy bonito, tiene tus ojos y ti nariz. —Respondió Jin, con sus ojos llorosos porque había sentido bonito que Han le dejara a él como su padre.

     —Y salió guapo como su papá  Jin. —Añadió ella soltando una risita.

     —Min Yoongi,  suena poderoso. —Dijo Seokjin acariciando los cabellos de se hermana y dando un beso a su sobrino.

La puerta de su habitación fue tocada y él corrió las cortinas de los dinteles de su cama para que nadie viera, aunque seguramente era Lita.

Salió con una gran sonrisa instalada en su rostro que se borró de inmediato al ver a Kuon parado frente a él. El perro faldero de Lee Kun-Hee.

     —¿Kuon que...

     —El jefe quiere verte.

     —Voy en un momento Kuon. —Estaba a punto de cerrar la puerta pero la mano de Kuon se lo impidió.

     —Quiere verte ahora.

Dicho eso Kuon se retiró entonces Jin suspiró agotado. ¿Cuánto más viviría bajo esa presión y ese temor?

Entro de nuevo para hablar con su hermana.

     —Dame al bebé, lo llevare a la habitación de Namjoon con Lita estará seguro allá. Luego  te sacaré de aquí.

La mujer asintió y besó al pequeño.

     —Te amo Yoongi precioso te veré después.

Jin lo tomó entre sus brazos y lo envolvió bien, en lo que parecía ser una canasta de ropa sucia.

Salió de ahí y entró en la habitación de Namjoon, donde vio como Solar yacía desmayada mientras Lita hacia de todo por traer a ese bebé al mundo.

     —Ya vuelvo Lita. —Avisó mientras dejaba la canasta a un lado de la cama. Yoongi permanecía totalmente dormido.

Salió de la habitación y se dirigió a la oficina de su jefe pero después de tocar por varias veces y ver que nadie abría supo que lo habían engañado.

Su corazón casi se le salió del pecho y  presintiendo lo peor.

Corrió por todo el pasillo que daba a las habitaciones de los guardaespaldas e irrumpió en su habitación, de inmediato su mundo oscureció cuando la vio, tendida en aquella cama con un disparo en la frente.

     —¿Han?

Obviamente no obtuvo ninguna respuesta.

La habían ejecutado, a su hermana.

     —Han...

Su voz salía temblorosa y con dolor desde el fondo de su corazón,  la ira y el odio le envolvió.

Lloro junto a su cadáver todo lo que podía sin hacer ningún escándalo.

De pronto unos brazos lo envolvieron.

     —¿Jin? ¿Qué... ¿Han? ¡Dios mio!

Escuchaba la voz de Namjoon algo lejana porque sus sentidos se habían entumecido.

Namjoon tapó el cadáver de Han y volvió a abrazar a Jin quien temblaba de pies a cabeza debido al llanto.

     —Namjoon, mi hermana mi Ha Neul.  —Lloró en sus hombros.

     —Ese hombre es un monstruo, no te preocupes Jin  yo te voy a ayudar lo prometo. Vendrás a casa conmigo y ese bebé.

Jin asintió sin aliento ni vida en su interior, estaba vacío. Ahora solo le quedaba el valioso recuerdo de Han, su pequeño Yoongi.

Se levantó rápido al recordar, debía actuar rápido y sacarlo de ahí.

     —¿A donde vas Jin?

     —Voy por Yoongi y saldré de aquí ahora mismo.

Namjoon no le pudo detener, y tampoco pudo hacer nada cuando Kuon y Miok llegaron por él.

Arrastrado casi sin vida se dejó conducir hasta el sótano, donde estaba el señor Lee Kun-Hee castigando a otro candidato al poder que acababa de secuestrar.

     —Ah, Seokjin mi hombre predilecto. ¿Cómo has estado?

Jin se levantó y con el valor que le quedaba se acercó al hombre y le Escupió en el rostro.

Lee Kun-Hee solamente sonrió.

     —¿No te agrado lo que Kuon le hizo a esa mujer no?

     —¡Hijo de puta! —Gritó.

     —Lo siento mucho, fue el deseo de mi querida esposa. No tuve nada que ver ahí. Lamento tu perdida.

Jin apretó los puños, quería matarlo con sus manos y a ella también pero sabía que si hacía algo él niño quedaría desamparado porque él seguramente moriría.

     —¡Déjeme libre! ¡Quiero ir lejos! Le aseguro que nadie sabrá nada de lo que pasó aquí. Su imagen pública no será dañada.

El hombre se llevó una mano a la barbilla fingiendo pensar.

     —Te cambio tu libertad.  Entregame a ese bastardo y tendrás tu libertad.

Seokjin se hundió más en ese abismo oscuro y sin salida.

     —Es la muestra más perfecta de saber lo leal que serás para poder dejarte vivo a ti también. Tráeme a ese niño y mátalo con tus propias manos y serás libre. Te iras lejos y te podrás llevar el cuerpo de esa mujer.

Jin negó, no podía. Eso significaba quedarse para siempre con Lee y perder también a su sobrino.

     —D-dejeme ir a buscarlo.  —Soltó.

El hombre se acercó y le tomó del mentón.

     —Su huyes te daré caza hasta debajo de las piedras. Sabes que no bromeo.

Jin asintió y salió del sótano, iba desorientado y perdido.  ¿Qué mierda iba a hacer ahora?

Cuando llego al pasillo pudo ver a Namjoon fuera de su habitación indeciso de entrar.

     —¿Qué pasó Jin? ¿Qué te dijo? ¡Dios estaba tan asustado!

     —Quiere al bebé a cambio de dejarme libre.

Namjoon se acercó para abrazarlo y poder consolarlo.

     —Vamonos huyamos Jin.

     —No—Negó el castaño.  —No quiero ponerte en riesgo a ti y a tu familia.  Ese hombre no me dejará en paz si escapo.

Se limpió las lágrimas y entró en la habitación de Namjoon.

     —¿Qué hago con la señorita Solar? —Preguntó Lita al verle entrar. —Se desmayo y no reacciona y el bebé aún no nace.

     —Llama al doctor.  —Murmuró.

     —¡Jin por favor huye conmigo! ¡No pudes entregarle al bebé,  sabes que lo matará.

     —No Namjoon,  no lo quiere matar, quiere que yo lo mate con mis propias manos para firmar mi lealtad hacia él.

Namjoon apretó los puños porque sabían que Jin estaba en un callejón sin salida.

De pronto el bebé de Solar comenzó a llorar, ahora parecía que si iba a nacer porque traía ya medio cuerpo afuera.

Lita ayudó a sacarlo de ahí pero estaba costando mucho, podía morir Solar o el bebé.

Entonces el bebé dejó de llorar, se había quedado a medias, porque Solar no pujaba al estar desmayada y Lita no tenía como abrir le vientre.

El bebé terminó por asfixiarse.

Entonces parecía que los Dioses enviaban a Jin la solución a sus problemas al menos por el momento.

Lita vio que el bebé estaba muerto y lo jaló con algo de fuerza temiendo lastimar a la mujer, una vez afuera  intentó reanimarlo pero el pequeño no reaccionó.

Lita y Namjoon observaron como Jin tomaba a Yoongi dormido de la canasta y lo colocaba al lado de la desmayada  Hong Solar y tomaba al bebé fallecido entre sus temblorosas manos y salía de la habitación. 

    

     

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