Mirio Togata
Pedido por: @Karlit19
¡Espero te guste! ♥
...
Miraba fijamente al chico de cabellera rubia desde una mesa alejada de la cafetería. Aquella actividad se volvió rutina desde hace unos 5 meses cuando finalmente aceptó lo que comenzaba a sentir por el joven.
Eso fue como un gran golpe para su orgullo. ¿El por qué?
Normalmente, ella era la que se sabía mantener, muy pocas personas conformaban su grupo de amigos ya que era muy selectiva. Prefería ahorrarse dramas y a estar al tanto de quién congeniaría con su -más que todo por opinión de otros- no tan agradable personalidad. Insistía, ella misma se aceptaba tal cual y como era. Aprendió a darse cuenta de que la opinión de los demás, significaban simplemente aquello. Opiniones. No tenía por qué cambiar sólo por comentarios, que en vez de ser por el bien de la persona, eran críticas.
Aquello le irritaba a montones.
De verdad, no tenía de qué quejarse. Tenía una vida que supo mantener al margen, su madre le enseñó a siempre mantener la cabeza en alto y no dejarse derrumbar por tonterías. Y todo se lo debía a ella. Su madre, siempre le reprochaba por cualquier cosa que sabía que estaba mal, demostrándole montones de lecciones que le hicieron la persona que es ahora. Y más satisfecha no podía estar.
Lo único que aceptaba de sí misma que estaba consciente de que estaba mal, era su orgullo. Cabe destacar que no era ese orgullo de saber que superaba a todos, o que era algo único, no. Era ese orgullo de no querer recibir ayuda de ningún tipo, de siempre hacer todo por sí sola. Porque, para su mala suerte, no se ha encontrado con alguien que de verdad merezca su confianza, y además, así estaba feliz. Volvía a recalcar de que tenía un reducido grupo de amigos, y como antes había sido mencionada, su querida madre.
Sin embargo, su orgullo había sido reducido cuando ese chico rubio, de personalidad totalmente diferente a la suya, Mirio Togata, llegó a su vida, dándole un giro de 360 grados.
Para ser objetivos, todo fue por una actividad en la que ellos dos quedaron para realizar. Actividad en la que se les daba una simulación en un campo bastante amplio, y a ellos les tocó en una urbanización en la que tenían que rescatar a una niña en una casa incendiada. Para lograr éxito en el trabajo, buscaron la forma de hacer que sus quirks pudieran funcionar juntos. No obstante, en un momento dado, la chica entró en un estado desesperación al no saber qué hacer. Tanto así que llegó al caso de necesitar ayuda del chico, logrando que aquella simulación resultara exitosa.
Y algo tan sencillo como eso, fue lo que dio a base a sus sentimientos.
Luego de ese encuentro, el chico comenzó a buscarla. Ella, por otro lado, no le apartó, pues realmente le había ayudado y agradado de igual forma. Durante todos las conversaciones, en una de ellas, Mirio le confesó que no era lo que algunas personas comentaron sobre ella.
"Eres bastante diferente al pensamiento que tenía sobre ti. Al parecer las personas se equivocaron" recordó sus palabras.
Le alegraba saber el hecho de que al menos se había dado el tiempo de conocerla antes de juzgarla como habían hecho otras personas. Eso le hacía diferente con respecto hacia a los demás.
Decidió unirse a la conversación que mantenían sus dos más cercanos compañeros, una chica extremadamente agradable y expresiva y otro chico serio pero con buenos sentimientos.
Todo iba normal hasta que, el que anteriormente ocupaba sus pensamientos, llegó hasta donde se encontraba.
-¡_________!-le llamó-¿Podemos hablar un momento?
Torció los labios confundida, ahora que sabía que le gustaba, le costaba mantenerse ante su presencia.
Su amiga le sonrió de forma pícara cuando la miró en espera de saber si podía ir con él y no dejarlos, mientras que por otro lado, su amigo asentía.
-Seguro.
Faltaban apenas unos cuantos minutos para que el almuerzo acabara, por lo que se encontraban caminando en los pasillos para ir directo a sus salones correspondientes.
-Ya que llevamos un tiempo de conocernos-comenzó luego de un pequeño silencio-, me preguntaba si te gustaría salir conmigo ésta tarde.
-¿Salir...?-murmuró para sí misma pero con un tono audible, incrédula ante aquellas palabras y con el corazón latiendo de forma desbocada en su pecho.
-Sí, tenía pensado ir al parque y caminar, o ir al centro comercial y comer algo.-propuso sonriendo.
Pasó saliva ruidosamente, tratando de calmar sus nervios. Mirio, quien había detenido el paso luego de comenzar a hablar, rogaba mentalmente porque la respuesta fuera positiva.
-No veo por qué no-respondió finalmente-. Me gustaría ir al parque, a comer helado-le sonrió levemente.
Sonrisa que amplió cuando un rubor se apoderó de las mejillas del rubio, y con ello, una impecable sonrisa.
...
Observaba dudosa la ropa que había elegido para vestir esa tarde en la salida con Mirio. Había optado por un pantalón oscuro y una camisa color blanco con un extravagante dibujo en el centro en compañía de unas botas color negro de planta baja. No quería estar cargada o tan sencilla, por lo que para complementar su vestimenta, dejó su cabello suelto, recogiendo un mechón con una hebilla de fantasía dorada y dos pulseras para adornar su muñeca. Se maquilló de forma sencilla, tomó su cartera color crema en la que guardaba su teléfono junto con otras cosas y salió de su habitación.
-¿Será que al fin encontraste a alguien?
La voz de su madre hizo que volteara levemente asustada. Estaba en el sofá de la sala, pintando sus uñas, mientras una sonrisa juguetona adornaba su rostro. Su progenitora siempre fue alguien elegante y con clase, transmitiendo seguridad y respeto donde quiera que pisara.
Suspiró, no le podía mentir. De todas maneras siempre terminaba sabiendo lo que tramaba.
-Tal vez...-respondió.
-¿Tal vez?-levantó la mirada-Eso no es mucha información.
-Se llama Mirio. Es un buen chico.
-¿Lo suficiente como para que sea de mi agrado?
Siempre su madre estaba al tanto de cualquier chico que pretendía a su hija, con el objetivo de no hacer pasarle malos ratos.
-Así es.
Y la seguridad con la que lo dijo, fue lo que hizo que cediera ante sus palabras.
-Vuelve temprano.
...
Miró la pantalla de su celular. 6:00 pm. Estaba justo a la hora.
El parque estaba algo lleno, con locales abiertos cerca y niños correteando por ahí. Sus manos sudaban y temblaban de vez en cuando. Aquellas sensaciones nuevas que experimentaba, le hacían sentir rara e insegura, cosa que no le agradaba bastante. Pero en el fondo, muy en el fondo, le agradaba saber que el que causaba aquello, era ese chico de linda sonrisa.
-¿Llegué tarde?
Dio un salto ante la nueva voz, aun sabiendo a quién pertenecía.
-No. Acabo de llegar.
-Te ves bien-sonrió sin quitarle la mirada.
-Gracias, no sabía qué ponerme realmente-respondió de forma sincera.-Tú también luces bien.
Y no era falso, aunque simplemente vistiera una camisa azul un poco ajustada, pantalones holgados y zapatos negros, se veía muy bien.
-No tienes que preocuparte sobre qué vas ponerte cuando estés conmigo-habló-. Siempre te verás bien para mí.
-¿Hasta en una caja de cartón?-bromeó.
-¿Arruinarás mi alago?-sonó indignado, aunque su sonrisa le delataba-Hasta en una caja de cartón te verás bien ante mis ojos.
Un revoltijo se hizo presente en su estómago, acompañado de un rubor en sus mejillas.
-¿Vamos por un helado?-preguntó, dando la vuelta para comenzar a caminar.
-Vamos.
...
Mantenía la mirada fija al frente, sosteniendo con su mano derecha una bolsa con dulces para su madre y en la otra, la mano de Mirio. Eso explica el por qué de la boba sonrisa que adornaba su rostro.
Profundamente, sentía vergüenza porque su mano estaba sudorosa a causa de los nervios. Mirio, en la caminata para volver a casa, tomó -con inseguridad de por medio- su mano, para entrelazarla y continuar caminando.
Aquella tarde, había sido bastante entretenida pero incómoda de igual forma. Miradas esquivadas de vez en cuando, tartamudeos y palabras lindas fueron protagonista de esos momentos. A la fémina le confundían demasiado en lo que cabe, mientras que al chico le desanimaba cuando era ignorado.
Reforzó su agarre, deteniendo su paso repentinamente, reuniendo el valor suficiente y preparándose para hablar.
-Mirio.-le llamó, aún sin soltar su mano.
-¿Qué pasa? ¿Por qué paraste?
La adrenalina estaba apoderándose de su cuerpo junto con los nervios, la necesidad de saber si era correspondida estaba siendo reclamada desde lo más profundo de su corazón. No era ese tipo de personas que actuaban sin pensar en las consecuencias, pero, para aquel momento, su mente estaba centrada en exponer sus sentimientos.
-Hay algo que tengo que decirte-tomó aire-. Yo... He llegado a la conclusión de que después de todo lo que hemos pasado y... lo que ha pasado hoy, es decir, no mal entiendas, la pasé muy bien y eso, pero, hay un pensamiento que está inquietándome desde hace un tiempo.
-¿Y ese algo es....?
-Acaso... ¿Te gusto?-se atrevió a preguntar.
Un largo e incómodo silencio se adueñó del momento, confundiendo más a _________ que estaba entrando en desesperación.
-No quería que lo supieras de esta manera-habló finalmente-. Me interesabas desde hace tiempo, pero no me había acercado por los comentarios de los demás que hacían que dudara. Y cuando pude hablar contigo, me di cuenta de que no me interesabas, me gustabas. Por eso fue que comencé a estar contigo.
Estaba bastante ocupada tratando de procesar la información, reteniendo las ganas de sonreír tontamente, de abrazarlo, de enredar sus brazos en su cuello y besarle como hace tiempo anhelaba, pero Mirio le sacó de su mundo de fantasía.
-Lamento si en algún momento te incomodé, realmente no era mi intención-intentó soltar su mano, aunque, de forma rápida, en un segundo, ________ jaló de él, sintiendo algo suave, esponjoso y húmedo impactar en sus labios.
-En ningún momento dije que no me gustaras-susurró manteniendo la distancia entre ellos luego del beso.
Mirio, aún intentaba asimilar la situación, con un rubor en las mejillas y la mente en otro mundo, hasta que volvió cuando nuevamente, sintió los labios de _________ en los suyos en busca de otro beso.
Enredó sus brazos en su cuello, elevándose levemente para estar más cómoda, jugando con el cabello rubio de Mirio, mientras que él, tomaba su cintura, apegando más su cuerpo al suyo en busca de más contacto, disfrutando de la sensación.
Un beso que, ansiaba contacto, satisfacer los tantos sueños en los que imaginaba ésta y muchas situaciones más. Marcando y recordando cada espacio de la boca del otro, sabiendo que después de eso, más momentos como aquellos llegarían.
Se separaron ante la falta de aire, sonriendo de forma sincera uno al otro, comunicándose a través de la mirada, felices de ser correspondidos.
-Muy lindo todo, pero, ¿Me devuelves a mi hija?
Voltearon alarmados para encontrarse con la madre de _________ que miraba la escena desde la ventana de la casa.
¿Desde cuándo los estaba viendo?
-¿Es tu madre?-preguntó susurrando.
-A-ah sí. Tengo que irme. Gracias por lo de hoy-soltó su mano, sintiendo frío luego de eso.
-Cuando quieras-aprovechó el momento para despedirse con un beso en la mejilla antes de dar la vuelta sobre sus talones para marcharse mientras agitaba su mano, despidiéndose de la madre también.
Ambos sonriendo bobamente.
Fin.
Admito que me ha encantado escribir ésto, más que todo por la protagonista. Adoro ese tipo de personas que son tipo: "Dime tu opinión y espera a que me importe". O que siempre viven bañadas en aceite porque todo le resbala. xD
Realmente no sé cómo quedó ésto ya que no conozco mucho a Mirio, así que estaba tipo: ¿¡Qué hago ahora!?
-Explota-
Aun así espero que les haya gustado.
Disculpen cualquier error ortográfico y/o algo fuera de contexto.
¡Nos leemos pronto! ♥
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