💥Bakugō Katsuki💥
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Como de costumbre, me levanté de la cama con los peores ánimos del mundo.
Bueno, así suele ser al principio, hasta que recuerdo que si no lo hago, recibiré un hermoso regaño por parte de mamá. Y esa no es una buena manera de empezar la mañana.
Me aliste y bajé para tomar mi desayuno mientras saludo a mi progenitora. Luego de terminar, me despido y salgo directo al curso de criminalística al que voy.
Porque sí, eso es lo que seré luego de alcanzar la mayoría de edad.
Después de todo, no poseo un quirk para ser un héroe prodigio. Siempre que recuerdo mi pasado, realmente es impresionante la diferencia. Al principio, el no poseer un Quirk hacía que me sintiera excluida y poco servible, hasta llegar al caso de odiarme luego de un tiempo.
Lo sé, patético.
Sin embargo, luego de pensar y centrarme en mí felicidad, me di cuenta de que mucho antes de que lo quirks aparecieran, cualquier persona que realizara una buena acción podía considerarse héroe.
Un Doctor, un Bombero, un Salvavidas y un policía pueden considerarse héroes.
Porque, de eso se trata ser héroe, de hacer justicia. Y sobre todo, proteger y salvar vidas.
Por supuesto, estoy consiente de que la aparición de los quirks incrementó la seguridad para cualquier ciudadano, pues, técnicamente no sólo se puede utilizar en defensa propia, sino también para protección de otros, sin embargo, sé que también implica todo lo opuesto.
Y por esa razón, ese es mí pensamiento para todo aquel que tuvo la misma suerte que yo.
Además, siempre me planteé el hecho de que si estoy aquí, ha de ser por algo. Y esa es mí misión.
Yo marcaré la diferencia y ayudaré a mí modo.
🍃
—Bien mocosos, el día de hoy harán una actividad diferente a lo que suelen hacer todos los días—empezó nuestro jefe al tiempo que se escuchaban murmullos—, irán a revisar una escena de un ataque de delincuentes.
Los gritos de alegría no se hicieron esperar en la sala en la que nos encontrábamos, púes es una excelente noticia ya que normalmente no solemos pasar de simulaciones o aprender a utilizar distintos materiales.
Y por otro lado, nuestro jefe sabe de lo que somos capaz, púes cada uno tiene su manera de deducción y un quirk que lo fortalece y juntos formamos un grupo excepcional y no duda de nosotros.
Por mí parte, estaba más que emocionada, por primera vez participaría en una escena real y podía acotar todos mis conocimientos, pese a que no poseyera un quirk.
🍃
Sí bien los delincuentes suelen ser cautelosos, la mayoría sólo ataca por bienes materiales y no suelen ser cuidadosos.
Y en éste caso, no fue la excepción.
Por lo que ahora todo nuestro grupo se encontraba frente una joyería bastante exótica que había sido atacada hace poco por unos delincuentes según nos informó nuestro jefe. A cada uno se le dieron distintas tareas, a un grupo pequeño y a mí nos dieron la tarea de preguntarles a los testigos lo que sucedió.
Cuando iba camino hacia el grupo de personas, fruncí levemente el ceño a ver a Bakugō Katsuki. A él lo conocía por el ya famoso festival deportivo de la U.A cuando lo vi por la TV.
Parecía estresado y de malhumor junto con su ceño profundamente fruncido.
—Hey, Olivia—mi compañera volteó al escuchar su nombre—. Yo iré por el grupo de allá—señalé el grupo donde se encontraba Bakugō—, ustedes encárguense de los otros.
Ella me dio un asentimiento mientras se dirigía hacia los otros grupos y yo hacía lo mismo.
—Bakugō Katsuki—le llamé mientras él me miró y frunció aún más el ceño—. Necesito hablar con usted—dije con un tono fuerte por el ruido de los alrededores.
Él sólo se acercó mientras yo caminaba aún lugar más apartado.
—Necesito que me digas todo lo recuerdas que pasó, así sea el más mínimo detalle—fui directo al grano.
El sólo soltó una risa sarcástica como respuesta.
—¿Y tú quién eres?—preguntó con burla—. No pareces ser un oficial con esa cara de niñata.
Suspiré. Suele pasar eso.
—_____ _______, gusto en conocerte, Bakugō—me presenté formalmente y él se mostró confundido—. Formo parte de la compañía de criminalística y criminología juvenil. Y, justo ahora nos han asignado la tarea de ayudar a resolver éste robo.
Sí bien era un robo que seguramente sólo pasarían tres días para que todo nuestro grupo lo resolviera, cada dato hará todo más sencillo.
—¿Ah? O sea, ¿que son un grupos de idiotas cuyo único fin es jugar a los policías?—dijo mientras una sonrisa de superioridad se asomaba en su rostro.
—No, lamento decirte que estás equivocado, Bakugō. Somos un grupo de jóvenes con quirks poco resaltantes que nos ayudan a la resolución de problemas delictivos, o como sucede en mí caso, jóvenes sin quirks que sólo quieren hacer un aporte para los ciudadanos a través de sus conocimientos—le expliqué tranquilamente, púes sabía como es su actitud hacia los demás.
—¿No tienes un quirk?—preguntó con una pizca de incredulidad pero aún con tono áspero.
—No, lastimosamente no poseo un quirk—le respondí con fastidio—. Ahora, ¿me puedes decir lo que recuerdas que sucedió?
Él suspiró antes de volver a hablar.
—No lo sé. Simplemente estaba pasando por aquí para ir camino a casa—empezó mientras yo iba anotando todo en una pequeña libreta—, de la nada, tres tipos desgraciados salieron por la ventana de la joyería, los tres tenían pasamontañas. Uno de ellos tenía un arma en su mano, apuntando a todo aquel que se le acercara. Iba a intervenir cuando el segundo sacó una bomba diciendo que si alguien se movía, explotaría todo el lugar. ¡Y no sólo les bastó con eso!—tomó un suspiro antes de continuar—. El tercero creó en su mano una bola de fuego al ver que se acercaban los policías, la lanzó hacia la bomba y los tres desaparecieron.
—Entonces era una bomba de humo activada por altas temperaturas—solté en un susurro—. Menuda manera de escapar. ¿Recuerdas con qué mano lanzó la bola de fuego?
—La derecha.
—¿Cómo estaban vestidos?
—Todos estaban de negros.
—Típico. ¿Lograste ver algo más?
—Además de lo que te dije, no. Sólo eso.
—Perfecto, gracias por tu aporte Bakugō, ha sido de mucha ayuda—le agradecí mientras le extendía un papel—. Aquí tienes mí número por si recuerdas algo. Nos vemos.
Me despedí para luego darme la vuelta y seguir con mí trabajo de preguntar a los testigos.
Por otro lado, miré como Katsuki miraba ese papel rayado como si fuese la cosa más interesante del mundo.
🍃
—Entonces, ¿qué tenemos de forma general?—pregunté al mismo tiempo que sacaba mi preciada libreta.
—Los chicos y yo recolectamos algunas muestras de lo que parece ser fibras de ropa o cabello—dijo Ricardo mientras sacaba una bolsa plástica sellada con las fibras—. Las encontramos en la ventana de la joyería.
Ricardo tenía el quirk de ver cosas pequeñas, es decir, cualquier mínimo detalle siempre lograba verlo. Nada se le escapa. Tal cual microscopio. Un Quirk excelente para la parte de campo de la criminalística.
—En todo caso, tendríamos que dárselos a Rebecca para que nos diga qué es—intervino Olivia desde el otro lado de la mesa.
Mí grupo, después de algún simulacro, nos sentábamos en una gran mesa para charlar y pasar el rato, en éste caso la utilizamos para dar un resumen de lo que logramos obtener hoy.
Como todos unos profesionales.
—¿Me llamaron?—entró Rebecca a la sala junto con una taza de té y tomaba asiento.
—Así es, necesitamos que tomes éstas muestras para saber de qué están hechas o si es ADN—le respondió Ricardo mientras le daba la bolsa sellada.
—Entiendo, sólo necesito unos momentos—dijo antes de irse a una pequeña mesa a seguir con lo suyo.
Rebecca tenía el Quirk de saber de qué estaban hechos distintos materiales y su composición química sólo con tocarlos. Sólo había que pasar unos 10 minutos antes de obtener los resultados definitivos.
—Perfecto. En todo caso, todos los testigos dijeron la misma historia. Así que sí podemos estar seguros de lo que realmente pasó—dije mientras seguía anotando lo antes dicho en mí libreta.
—¿El lugar no tiene cámaras? —preguntó Lila.
—Sí tiene, justo ahora Michelle las está revisando—respondió Samuel.
—De acuerdo. Tal vez podemos sacar información relevante de ahí—dije mientras levantaba mi cabeza y miraba a todos—. ¿Algo más?
—Creo que no—respondió Olivia.
Suspiré mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro.
—Hicimos un excelente trabajo hoy, no cabe duda de que seremos grandes personas en un futuro—finalice dándoles a todos una de mis mejores sonrisa y ellos respondían de la misma manera.
En el grupo, yo era la que estaba al mando por decirlo así, me gané el respeto de cada uno así como todos ellos se ganaron el mío, sin embargo todos trabajamos por igual. Mí tarea es mantener el orden y arreglar una que otra cosa.
—¡Chicos!—exclamó Rebecca—. Ya tengo los resultados. Es cabello—mostró una gran sonrisa al tiempo que sus ojos brillaban.
—¡Sí!—miré a los demás—. ¿Escucharon eso chicos? ¡Seguramente tengamos a uno de los delincuentes!
Las risas de alegría se escucharon en toda la sala.
—¡Y aún faltan las pruebas de la cámara de la joyería!—dijo Lila.
Sentí mi corazón lleno de felicidad. Estábamos logrando un montón de cosas en tan poco tiempo.
Como si Lila la hubiese invocado, Michelle entró a la habitación con su computadora.
—¿Qué conseguiste?—preguntó Samuel con desesperación.
—Nada. Sólo se grabó el asalto y cuando se llevan las joyas. Nada resaltante.—habló desanimada al tiempo que nos mostraba a todos la cinta.
Era cierto, sólo mostraba eso, nada más.
Todos nos desanimamos, púes, sólo tenemos cabello, y hacían faltan más pruebas en dado caso de que necesitáramos de una orden de restricción o arresto si encontramos a uno de ellos.
Eso no es suficiente.
—¿Y ahora?—preguntó preocupada Olivia.
No. Eso no podía quedarse así. Íbamos tan bien. No podemos caernos de tal manera.
—Michelle, dame la computadora.—le pedí al tiempo que ella me la entregaba.
Miré el vídeo unas tres veces. Cada detalle. Cada movimiento. Todo.
Bingo.
—Puede que ya tengamos a uno—dije con una sonrisa orgullosa, e inmediatamente todos se acercaron a la pantalla.
—¿El qué?—preguntó Ricardo preocupado.
—Ahí—señalé la pantalla, justo cuando uno de los delincuentes se paraba al lado de un estante—. Si sabemos cuánto mide el estante, sabremos cuánto mide el delincuente.
—¡Es cierto!—intervino Michelle—. Mañana iré a ver cuánto mide y traeré la información temprano.
—Excelente. Lila, lleva la muestra de cabello a la policía y mañana tendremos los resultados y con ello, uno de los delincuentes. Los demás, mañana nos encargaremos de los trámites. Pueden irse.—concluí.
🍃
Cuando llegué a casa, le conté a mí mamá con lujo y detalle todo lo que hice y pasó hoy durante la cena. Siempre fuimos mamá y yo, papá murió cuando tenía apenas unos cincos años en un accidente, sin embargo aunque nos hiciera falta, ambas supimos salir adelante. Actualmente mamá trabaja como Doctora en el hospital y con eso nos hemos mantenido.
Subí a mí habitación luego de terminar, y fui directo a darme una ducha de agua caliente.
Cuando acabé, salí con un paño alrededor del cuerpo para ponerme mí pijama color _______. En eso, mí teléfono sonó, lo tomé en mis manos para ver quién era.
Número desconocido.
—¿Diga?
—¿_____?
—¿De parte?
—Tsk. Soy Bakugō Katsuki. ¿Se encuentra ______ ahí o qué?
Sonreí.
—Con ella hablas, ¿se te ofrece algo, Bakugō?
—Ah, hola fea. Acabo de recordar algo respecto al robo. Hablamos mañana en el parque a las 2:00.
—¿Qué? ¿No puedes decírmelo por aquí?
—No.
Y cortó.
El muy desgraciado me acaba de cortar la llamada. Qué grosero.
Coloqué la alarma, me vestí y fui directo a mí cama. Estoy agotada.
Y mañana tengo que levantarme temprano. Excelente.
(Nótese el sarcasmo).
🍃
Como se planeó, a primera hora estábamos en la sala de reuniones, Michelle ya había ido a la joyería y midió el estante.
1.87.
Según calculamos, el hombre es un poco más bajo que el estante. Y el estante mide 2 metros.
Los resultados del cabello indican a un tal Edgard de unos 38 años con un historial no tan limpio. También es alto, pero no sabemos con exactitud la estatura.
Conseguimos la ubicación gracias a que el departamento de policías nos brindó esa ayuda.
Edgard, vivía en una calle poco concurrida cerca de la joyería, cosa que nos dio más certeza de que podríamos tener a unos de los delincuentes. Sin embargo, no podíamos participar en el arresto al ser menores de edad y podríamos salir heridos si en algún momento sucede algo.
Y como era de esperarse, todo coincidió. Edgard participó en el robo junto con otros dos cómplices: Richard, el de quirk de fuego. Y Roberto, el que medía 1.90.
Cada uno con una desventaja.
Además, encontraron las joyas y los pasamontañas dentro de su casa.
Estaba aliviada y feliz. Habíamos resuelto un robo en una de las joyerías más costosas y conocidas de la ciudad. En dos días.
Y sólo unos jóvenes de 16 y 17 años.
Tal vez sea poco pero, para nuestro grupo y para mí, era uno de los muchos logros que lograríamos con el tiempo.
🍃
2:00 pm.
Estaba en el parque esperando a Bakugō, justo como me había dicho.
Y ahí venía él, con las manos dentro de sus bolsillos mientras que, como siempre, mantenía su característico ceño fruncido.
Algún día le aparecerán arrugas.
—Hey—saludé con una leve sonrisa.
—Hey—repitió el saludo.
—Para ahorrarte el trabajo, te aviso que ya resolvimos el caso—como siempre, fui directo al grano—, sin embargo, he venido para darte las gracias por tu valioso aporte. Fuiste el que más información dio, a tú modo, pero lo hiciste. Sin ti, no hubiese logrado bien mi trabajo.
Él sólo volteó la mirada.
Silencio.
—Ah, por cierto. No te sorprendas si mañana en la noticias escuches tú nombre—confesé con inocencia.
—¿¡Ah!?—se exaltó al oír eso—. ¿Qué hiciste?.
—Nada. Sólo dije que fuiste de gran ayuda. Es todo, lo juro.—le dije riendo—. Tenía que darte crédito, ¿no?—continué divertida.
—Tsk. Como sea.
Silencio otra vez.
—Hey... ¿Sabes?—soltó él en un susurro.
—Sé muchas cosas, Bakugō—lo interrumpí divertida.
—¡Déjame hablar, mujer!
Solté una carcajada.
—De acuerdo, de acuerdo.
—Yo... No sólo quería venir para hablar del robo.
—¿Ah no?, ¿de qué entonces?—pregunté curiosa.
—Yo... Amm... Yo...
—¿Tú, qué?—insistí.
—¡Argh! ¡Quería saber si querías salir conmigo el fin de semana!
Sentí el calor acumularse en mis mejillas de forma amenazante.
—¿Una cita?—pregunté aún incrédula.
Ésta vez, me miró a los ojos.
—Escucha bien, fea, porque no lo repetiré otra vez.—empezó con una voz fuerte—. Eres diferente a todas las que he visto. Eres fuerte e inteligente. Y bastante madura. Desde que te vi ayer, no te he sacado de mi puta mente. Ni All Might sabrá el por qué. Y... Siento que la única forma de que me quite ésta sensación, es que salgas conmigo.
Sonreí ampliamente. Jamás me habían dicho tal cosa, y viniendo de parte de él, lo hacía aún más especial.
—Oh, vaya. Eso es muy amable de tu parte, Bakugō. Qué bueno que lo pediste tú, porque si no lo hacías, seguramente lo haría yo. Después de todo, no es muy normal que la chica invite al chico,¿sabes?—solté con un rubor esparcido en mis mejillas.
—¿En serio?
—Así es.
—¿Entonces eso es un sí?
—Creo que sí—finalicé con una sonrisa divertida en el rostro. Se le veía nervioso. Definitivamente eso no era lo suyo.—. Bien, me tengo que ir. Aún tengo cosas que hacer con los demás. Hablamos luego, Bakugō.
Me despedí con un movimiento de mano antes darme la vuelta e irme, al tiempo que escuchaba un: "Te escribo más tarde, fea."
🍃
Al terminar de cambiarme y meterme en la cama para ver CSI: Miami, mí teléfono sonó.
Un mensaje:
Número desconocido: Buenas noches, fea.
Una sonrisa se plasmó en mi rostro junto con un ardor en mis mejillas.
_______: Buenas noches, Bakugō.
Fin.
¡Hola!
¿Les gustó?
Si es así, no olviden dejar su hermosa ⭐ y comentar para motivarme a continuar y complacerlas.
En éste caso, me decidí por una protagonista madura, centrada y trabajadora, pero optimista a la vez. Espero les haya gustado.
¡Nos leemos pronto!💞
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