Había pasado una semana y el Alfa no había vuelto al hospital.

Y Jimin sentía que se moría por dentro.

Su alma gemela está con alguien más y tiene una familia con esa persona. Lo ha esperado toda su vida, pensando que él también lo había hecho.

Está destrozado.

Daba la casualidad de que debía permanecer en el hospital hasta horas de la noche porque el día había sido agitado, las semanas pasadas no habían tantas personas siendo atendidas por él, pero al parecer el universo había escuchado sus plegarias. La mayoría tenían leves gripas y uno que otro problemas con sus celos, pero nada más que eso. Las personas resultaron ser amables, tuvo el placer de atender a la señora que le había atendido en la panadería la vez en que llegó al pueblo. De hecho, fue la última persona que atendió antes de salir del hospital.

Sale del hospital despidiéndose de Marie y mira la hora del reloj en su muñeca.

El trabajo le ayudaba a mantener la mente ocupada de lo que era su situación.

El Alfa que había esperado toda su vida estaba casado y tenía una hija. Se siente egoísta al pensar que el hombre no lo había esperado así como él lo hizo, pero le duele. Esperaba conocer a su alfa y pasar una vida a su lado, ser amado por alguien como veía que todos lo hacían con sus parejas destinadas, pero ahora resultaba imposible, no podía hacer nada por ello, más que aceptarlo en silencio, ya que al parecer Jeongguk había decidido siquiera asomarse.

Tal vez el universo quería que pagara por algún tipo de karma al enviarle un alfa que no podía tener como pareja destinada.

Al menos se alegra que uno de los dos encontrara a alguien. Espera encontrar a alguien pronto para apaciguar la angustia que le genera haber conocido a su pareja destinada.

Vuelve a la realidad, dejando de soñar con el Alfa a su lado.

Está haciendo frío y es tarde, no ha llevado su chaqueta, así que se apresura por la tienda a comprar lo necesario para la cena. Decide comprar unas tabletas de chocolate y leche.

El recorrido de la tienda hasta su casa resulta ser más lento de lo normal.

Cree que es porque los días resultan tediosos para él desde que conoció al alfa.

Al menos puede decir que tuvo la suerte de tener una pareja destinada realmente atractiva.

La luna resulta ser la única que alumbra cerca a su casa, así que su vista es limitada.

Termina por llegar a la casa y se topa con un alfa en la puerta. Está temblando del frío.

Jimin reconoce el aroma de inmediato.

"¿Estás bien?" Le pregunta y se agacha para mirar al alfa que está sentado en el suelo.

"¿Estoy en el cielo, ángel?" Dice admirando los ojos del Omega, lleva horas en la misma posición y se siente débil. Se enoja consigo mismo por no haber llevado un abrigo.

Jimin ríe y toca la fría nariz del alfa.

"No, estás frente a mi casa."

Jeongguk cae en cuenta e intenta levantarse, pero siente un espasmo en las piernas. Se queja.

"Está haciendo frío, deberías volver a tu casa, no sé que haces aquí, pero no es seguro estar a estas horas, puedes coger un resfriado." Estira sus manos para levantar al alfa, que se estremece con el tacto del Omega.

Ambos sienten una corriente extraña por todo su cuerpo.

"Te estaba esperando, no sabía cuánto tardarías y..."

"Puedes entrar si deseas."

Jeongguk niega aturdido por la presencia de Jimin. "No debería estar aquí...Debería irme." Intenta alejarse y Jimin toma su brazo preocupado.

Gira su rostro y se encuentra con una expresión imposible de rechazar. "Deberías quedarte hasta tener algo de calor."

Es una excusa.

Jimin desea conocerlo un poco más.

Antes de que se escape de sus manos por completo.

Aunque tal parece, nunca estuvo entre ellas.

Jeongguk acepta, ignorando el deseo de besar al Omega en ese preciso momento.

Ambos entran al hogar del Omega. El alfa se había ofrecido a llevar la bolsa que contenía la cena del joven médico, al inicio se había negado porque no era más que dar unos pasos para llegar a la cocina.

"Es acogedor, todo lleva tu aroma." Le dice tomando asiento en el sofá. Todo huele a su omega, desearía poder hundir la nariz en todo el lugar para captar el aroma lo más que pueda. Se oscurecen sus ojos.

"¿Gracias?"

"Es un cumplido, hueles exquisito." Deja que las palabras de su boca, de lo contrario está seguro que su garganta se quemará.

Jimin pone a hacer el chocolate y se dirige a la sala, sentándose frente al imponente alfa, que parece lo contrario ahora que lo ve.

Puede admirar las facciones del hombre frente suyo a la perfección y eso le hace sentir mejor. Al parecer todo lo que tenga que ver con el alfa le hace sentir atraído.

"¿Por qué me estabas esperando?" Decide preguntar, ya que el hombre parece no estar dispuesto a iniciar una conversación.

"Necesito saber qué está pasando conmigo. Desde que te vi, no he podido dormir. Mi celo se ha adelantado y siento que si no te toco en este momento, voy a morir. Llevo días pensando en tocarte de mil maneras distintas." Gira su rostro avergonzado. "No sé más que tu nombre y mi imaginación sigue cruzando límites inexplicables donde estás involucrado en todo."

Estar frente al Omega le hace sentir como si tuviera veinte años de nuevo y acabara de enamorarse por primera vez.

Jimin intenta mantener la compostura antes de dejarse llevar y lanzarse al Alfa.

"Está claro que somos pareja destinada, es normal. No vas a morir."

¿Para eso había venido...?, ¿Necesitaba saber qué lo que ocurría con él?

El alfa asiente, hay un silencio incómodo.

"¿Por qué me estabas esperando?" Decide preguntar y el alfa se tensa en el sofá. Jimin lo nota.

"Pensaba que confesando todo, el sentimiento se iría, pero parece que no da solución. Resulta ser más doloroso no tocarte." Parpadea lento, con la mirada fija en el cuello del Omega. No puede dejarse llevar. Jimin intenta mantener la compostura. "Necesito que sepas que no estoy dispuesto a dejar a mi familia, a pesar de ser pareja destinada. No puedo darte un vínculo más allá de la amistad."

¿De qué estaba hablando?

El rostro de Jimin se torna rojo de cólera. Jeongguk parecía estar faltandole al respeto. Estaba claro que el alfa no conocía más que su nombre, porque en primer lugar no estaría dispuesto a pedirle a un alfa que rompa su lazo familiar.

Gruñe un poco.

"Terminarás el chocolate, te daré un abrigo, te irás de aquí y no pensarás en volver a dirigirme la palabra. No te he pedido absolutamente nada. De hecho—" Toma una bocanada de aire. "Es la primera conversación que tenemos. No haré nada en tu contra o tu familia, no soy un villano. No estoy en el lugar de pedirte nada porque aunque tengamos un vínculo especial, nuestra parte humana no siente nada. Si me disculpas—" Camina en dirección a la cocina.

Jeongguk asiente, siente haber hecho lo correcto, aunque le duela en el alma hacerlo. Las palabras de Jimin golpean duro su corazón.

Sabe que el Omega no le ha propuesto nada, pero debe controlarse antes de dejarse llevar por un arrebato que probablemente termine en su familia rota.

En el primer encuentro no logró controlar sus palabras por dejarse controlar por su instinto. No puede permitirlo de nuevo.

Jimin le sirve el chocolate en silencio, sintiendo un fuerte dolor en el pecho. Necesita acurrucarse en su nido, necesita más del aroma reconfortante que el alfa puede ofrecerle.

Algo más.

El pelirubio sube las escaleras apresurado, en busca de un posible abrigo para el alfa. Jeongguk no puede evitar mirar el cuerpo del Omega que se aleja de a poco.

Cuando regresa, le dice en voz baja. "Es posible que te resulte incómodo, pero debe abrigar bien. No debes entregarmelo, te lo puedes quedar. Espero no sonar irrespetuoso, pero tienes que saber que no puedes volver a cruzar por aquí." Le abre la puerta de la casa y la cierra antes de que el alfa logre despedirse.

Se sienta en el suelo, recostado sobre la puerta. "Mierda."

Lo había esperado toda su vida y cuando lo encuentra resulta ser un hombre casado.

a partir de este capítulo, subiré uno semanalmente, habrá actualización cada sábado