Capítulo 9
Caminé decidida a la entrada de mi casa, con la mochila en la espalda y todos los buenos pensamientos que hacían que mi mala actitud frente a mis padres se fueran al instante, de esa forma no pensarían en llevarme a San Diego, aunque legalmente ya no podrían, pero más valía prevenir eventos que no queríamos que ocurrieran.
Me quedé parada frente a la puerta de mi casa, donde logré escuchar las risas de todos mis familiares que vivían en esa casa, incluyendo las de A.J e Ian, y porque no, las de mis dos padres; me asomé sobre la pequeña ventana que había al costado derecho de la puerta, para en efecto encontrar a todos en la sala principal, comiendo Frittles de un plato que había en medio de la mesa, riendo, haciendo bromas y casi todos los asuntos con una copa de vino tinto en la mano.
Con todos los adultos me refería a mi madre, mi padre, mi abuela, abuelo e Ian, mientras que los otros tres solo tenían sus miradas enojadas, y lo imaginaba porqué.
Estuve ahí en la puerta admirando todo por unos cinco minutos, viéndolos reír, hacer bromas, como era que se veían tan felices sin si quiera hacerse notar de mi presencia en la pequeña ventana, lo cual agradecía, ya que por alguna razón no quería entrar a la casa. Sabía que mi abuela se molestaría conmigo por no haber contestado todo el día, por haberla ignorado más que nada, y en segunda, se molestaría aún más por no haber llegado a la hora que me pidió.
Eso significaría que estaría demasiado molesta estos últimos días de verano, y eso conllevaba a pasar más tiempo en la Capi Cueva o en casa de los Hart para evitarla, no sería para nada un problema, además solo sería una semana, ya que la siguiente comenzaba la escuela... yay, nótese mi sarcasmo.
De un momento a otro, en mi intento de no hacer algún ruido que indicara mi presencia, porque para ser sinceros estaba demasiado bien aquí, e inconscientemente hacía tiempo para que Henry llegara, sentí como una mirada de adentro se posaba sobre mí, mirándonos directamente a los ojos, A.J abrió estos de par en par al momento en el que hicimos contacto visual.
Negué rápidamente con la cabeza en señal de que no mencionara nada sobre mi presencia, cosa que fue en vano, pues al darse cuenta de la reacción de A.J, Max miró a la dirección a la que veía, corrió lo más rápido que pudo a la puerta y la abrió de golpe, viéndome con una sonrisa triunfante en mi contra.
–Hola, hermanita– saludó cínicamente –¿qué haces aquí afuera tan sola?–.
Sonreí falsamente –hola, Max–.
–¿____?– oh no –¡____! ¡No puede ser! ¡Creímos que jamás llegarías!–.
Mi madre se levantó del sofá dirigiéndose a donde yo estaba, me abrazó por la cabeza hundiendo esta en su pecho, y apretó lo más fuerte que sus brazos pudieron darle.
–No... res...piro...– dije con trabajo.
–Lo siento– sonrió para soltarme y tomar mi cara por mis mejillas –solo mírate, eres más hermosa cada día–.
–Gracias, mamá–.
–Y cada día seguirá siéndolo más–.
Volví a sonreír –hola, papá–.
–Que bueno que ya llegaste, ____–.
Me solté del agarre de mi madre para acercarme a mi papá y abrazarlo, no de la forma en la que lo hizo mi mamá casi matándome, dejándome sin aire, y para decir verdad mi papá siempre fue más relajado que mi madre, esa era una de las razones por las que prefería estar con él.
–Creímos que no llegarías– habló alguien detrás de mí.
–Hola, Ian– solté a mi padre y lo abracé –¿cómo te trata Nueva York?–.
–El otro día Josh retó a uno de mis amigos a besar a una desconocida en el metro por 20 dólares, yo iba a aceptarlo, pero no puedo caer tan bajo, así que solo lamí un tubo–.
Lo miré no muy convincente –¿okay? Supongo que eso es un si–.
–Supones bien, y Josh te manda saludos– subió y bajó las cejas pícaramente, fingiendo que golpeaba mis costillas.
Josh, él chico de mi primer beso, mejor amigo de Ian, él que vivió con nosotros un tiempo en San Diego, la primera persona que me gustó en un sentido romántico, claro Henry fue él primero en ser algo sentimental romántico formal, mi primer amor, pero Josh fue... Josh fue... la persona que hizo mi puberto corazón de 12 años latir.
No sabía nada de él desde que regresó a Nueva York tras haber resuelto sus problemas familiares, quiero decir, no lo había visto, Ian lo mencionaba de vez en cuando aún estando él en Swellview, sin embargo la última vez que lo vi físicamente fue hace ya muchos años, y recuerdo que para mí era el chico más guapo que pudiera pisar la Tierra, eso antes de conocer a Henry claro.
Relamí mis labios nerviosa y cerré los ojos exhalando una buena cantidad de aire. Abrí un poco mi boca para poder articular una palabra y responderle, pero fui interrumpida por mi hermano favorito, que pasó un brazo por mis hombros parándose a un lado de mí.
–¿A qué quieres llegar con eso?–.
Encogió los hombros –nada más, es solo que, bueno, con su pasado y él por haber sido tú...–.
–¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah! ¡Shut it! – exclamé haciendo que dejara de hablar –eso fue algo que pasó hace muchos años y la verdad me sorprende que se siga acordando de mí, no fue nada increíble–.
–Eso es lo que tú piensas– espera ¿qué? –Josh en San Diego solo quería estar contigo–.
–¿Qué?–.
–Lo que escuchaste–.
Sacudí mi cabeza de lado a lado –no, no, no, espera ¿qué?–.
Ian siguió mirándome pícaramente sin responder a mi pregunta, debo admitir que me había dejado demasiado confundida con sus declaraciones que no esperaba por nada en el mundo, y es que para mí Josh siempre fue como una persona inalcanzable, que jamás se fijaría en mí por la diferencia de edad y que solo me dio el beso por el reto.
Posiblemente si haya sido de esa manera, pero cuando el mejor amigo de tu hermano hablaba de esa manera con él sobre ti, era algo de lo que debía "preocuparse".
"Llega ya Henry, por favor" me decía a mí misma.
Cuando creí que llegaría el momento en el que Ian contestaría todas mis dudas, mi hermano favorito llegó posicionándose a un costado mío, pasando un brazo por mis hombros mientras hacía su pose de tener la razón, parecida a la que Charlotte hacía.
–Lamento informarte que Josh perdió su oportunidad– decía A.J –nuestra linda hermana menor... ya sale con alguien–.
Hice un palm face con una de mis manos directo a mi frente, la bajé con cuidado sin despegarla por completo de mi rostro y abrí con cuidado una mini rendija entre mis dedos que me permitían ver a mi familia. Oh jeez.
–¿____ sale con alguien?– preguntó sorprendida mi mamá.
–¿Qué ____ qué?– siguió mi papá.
Jack se río –no puedo creerlo–.
–¿En serio? ¿Es quien creo que es?– mi abuela.
–Eso no me lo esperaba– abuelo.
–¿Cuál es su nombre?–.
–¿Vive en Swellview?–.
–Dinos por favor que es quien creemos que es–.
–¿Alguien quiere a ____ de novia?– ese último fue Max.
En tan sólo segundos, las miradas de toda mi familia estaban posadas sobre mí, algunas pícaras, solo una en desaprobación, y otras más confundidas, conmigo sonriendo inocentemente.
Sin saber que responder, me quedé en medio de los demás pensando sobre qué decir acerca de mi situación amorosa, ya que con el problema de no saber que tenía con Henry, precisamente era lo que quería evitar desde un principio para no crear confusión, pero ya que todo cambio por caer en quererlo presentar a mi familia, esto pasaba, ahora gracias a A.J no podía dar explicaciones.
Para mi genial buena suerte, sarcasmo... otra vez, la puerta principal se abrió causando que todos volteáramos a ver en sincronía. Solo recuerdo como mi corazón se detuvo y un gran balde de agua helada me cayera en la cabeza.
–Heyy, familia Martin...– miró la escena desconcertado –¿me perdí de algo?–.
Mi mamá volteó a ver –es él ¿no es así?–.
Alcé mis brazos de forma inocente a la vez que sonreía. Giró su cabeza de nuevo a Henry y luego a mí, copiando todos sus acciones, él chico rubio y yo nos quedamos en un bucle de preguntas y miradas extrañadas, sabiendo que nos esperaba una noche no muy tranquila.
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