Capítulo 78
Una llamada de Nueva York, qué cosa tan más extraña. Por un momento creí que se trataba de Josh, pero era imposible, su teléfono lo tenía ya guardado en mis contactos y no conocía a nadie de Nueva York aparte de los Game Shakers que estaba casi segura no querían saber nada de mí, más cuando se enteraron de que Henry y yo éramos más que amigos.
Tomé mi teléfono desconcertada y caminé hasta el elevador, donde presioné el botón para abrirlo y así tener un poco más de privacidad ya dentro. No pensaba subir, menos ahora porque Ray y Henry estaban arriba con las noticias, pero al menos un poco de silencio si podía tener, y más ahora que no existía mucha privacidad en este lugar.
Mejor dicho, no existía, jamás existió.
―¿Hola?― contesté la llamada, una vez que las puertas del elevador se cerraron detrás de mí.
―Buen día, ¿Con ____ Martin?―.
―Ella habla―.
―Buen día, Srita. Martin, mi nombre es Sasha Reiner, llamo de la oficina de admisión de la Universidad de Nueva York, con el gusto de saludarla y esperando a que tenga un buen día...― odiaba las formalidades de esta forma ―... le llamo el día de hoy para confirmar su asistencia en la universidad para la fecha 15 de Agosto de este año, ¿confirmo?―.
Tragué en seco al escuchar esas palabras salir de la boca de la tal "Sasha". Esto era real, se estaba volviendo real; había hablado con mi familia hace ya una semana cuando aceptaron que podía ser buena idea irme a vivir a Nueva York con Ian y compartir escuela, a lo que A.J se indignó y rápidamente comenzó su transferencia de UCLA a NYU para:
"Pasar tiempo con mi hermana favorita". Sus palabras, no las mías.
Así que ya con eso aceptado, y yo haber tomado mi decisión, no debía de haber nada que me dijera que no confirmara, se trataba más del miedo y la incertidumbre que tenía de no haberle dicho a Henry todavía, más cuando esto era sumamente más que real ahora que recibía la llamada para confirmar.
Es solo que todavía había un ligero detalle que había olvidado por completo y que ahora me arrepiento de no haber llamado a la escuela yo misma.
―Um...―.
―De igual forma aprovecho esta llamada Srita. Martin, para informarle que el comité del curso al que fue admitida, ha pasado por sus notas en la preparatoria y los resultados de su examen, al igual que su promedio― decía la señorita del otro lado, JA, gracias Charlotte ―. La Academia del curso ha decidido otorgarle una beca del 80% por el resto de sus años en la universidad, con los méritos de ser parte de unos cuantos clubes que ofrece...―.
Abrí mis ojos de par en par al escuchar las palabras de la Srita. Sasha, anonadada por las recientes noticias, pues me habían caído tan repentinamente que no lo esperaba. No estaba para nada en mis planes conseguir una beca para la escuela, y mucho menos haberla aplicado, pero si eso mejoraba cualquier cosa a reducir y ocupar ese dinero para algo más, la tomaría.
―¿Srita. Martin? ¿Desea confirmar su asistencia?―.
Mi cabeza se movió de un lado a otro volviendo a la realidad.
―No― respondí ―, quisiera aplazar mi admisión para entrar en la primavera y no en el otoño―.
Silencio, hubo silencio del otro lado, silencio extremadamente incómodo pero sumamente importante y lleno de suspenso, me estaba matando la intriga y más la forma en la que el silencio perduraba fuerte en el elevador.
―Desafortunadamente...― la ola de malas noticias ―... si desea aceptar la beca, solo se le es válida si comienza en el otoño, no en la primavera, si esa es su decisión, perderá las oportunidades que le otorga la beca, así como ésta completa―.
¡Rayos! Pasé una mano por mi rostro frotándola de un lado a otro por la desesperación y la presión que tenía al tomar una gran decisión, ahora todos los planes que tenía habían cambiado gracias a eso, y peor aún, el tener que decirle a Henry ya de la situación, era en serio estresante, ¿Cómo las personas lidian con esto?
La respuesta era demasiado sencilla, aunque me costara demasiado admitirlo. Mi futuro contra lo otro... si le contara a Charlotte me diría que ni siquiera debía pensarlo y así lo sería.
Había aceptado la idea de ir a Dystopia con Charlotte para ser voluntarios ahí, al igual que Jasper, al graduarnos y después del verano, nos íbamos a ir a Dystopia para ser voluntarios, una decisión repentina pero que valía mucho la pena y de hecho le íbamos a proponer la idea a Henry por si quisiera ir, pero tampoco sabía de ese plan. Nunca nos escuchaba.
Sin embargo, ahora con esto de la beca, ni siquiera sabía si podía ir tanto tiempo a Dystopia o si podía ir en realidad.
Solté un suspiro pesado y asentí después de viajar la idea mil veces en mi cabeza, era obvio, y bastante seguro.
―Confirmo mi asistencia para iniciar en agosto― acepté.
―¡Perfecto!― exclamó Sasha del otro lado ―Deberá venir a Nueva York en un lapso de uno a dos días para que firme algunos documentos que son parte de la beca―.
―¿Uno a dos días?― pregunté exaltada ―¿Quieres decir que mañana tengo que estar ahí?―.
―Así es, la esperamos en el campus central en Manhattan a las 12PM, le enviaremos un correo con los detalles―.
―Muchas gracias―.
―A usted por su tiempo, Srita. Martin, y la esperamos mañana―.
La llamada colgó, guardé mi teléfono y maldije por mis adentros en mil idiomas que no podáis decir en voz alta. Sentí todo lo malo venir a mí, pero por otra parte una buena calma y alivio de todo, y es que si soy sincera, creo que tomé una buena decisión al haber aceptado la beca si me traía beneficios.
Salí del elevador corriendo al sillón giratorio para tomar mi abrigo e irme a casa para así poder comprar el siguiente vuelo a Nueva York, recibiendo la mirada confusa por parte de mi mejor amiga y de mi mejor amigo.
―¿Estás bien?― me preguntó éste.
―Me voy a Nueva York― respondí mientras me ponía mi abrigo.
―¿Ahora?―.
―Sí, Char, ahora, me llamaron para decirme que tenía una beca―.
―¿¡En serio?! Oh por Dios, en serio hice bien mi trabajo― dijo mi amiga emocionada.
Le sonreí sarcástica ―Sí, bastante, en fin, me quieren mañana en Nueva York, tengo que irme para comprar el boleto de avión y salir en algunas horas―.
―¿Qué le vas a decir a Henry?― habló Jasper entrando a la conversación ―Quiero decir, ese tipo no puede estar más de un día sin ti, ahora que te vas dos―.
―Sólo son dos días, incluso menos, estará bien― caminé a los tubos ―, hablaré con él antes de irme―.
―¿Dónde te quedarás?―.
―Con Ian― contesté mientras golpeaba el costado de mi pantalón ―, nos vemos mañana, se cuidan, ¡Por el tubo!―.
El tubo me llevó por el camino directo a mi casa, no más de dos minutos al igual que siempre, recuerdo la primera vez que me fui por ahí terminé demasiado mareada y vomité en los zapatos de Jasper, ahora, después de tantos años esto era demasiado normal, que ya ni siquiera lo sentía.
Tenía un plan, al llegar a mi casa compraría el boleto para irme a Nueva York esta misma tarde, le diría a mis abuelos que sin problema aceptaran a que me fuera, siempre y cuando me quedara con mi hermano y en este caso... con Josh, pero no debía ser un problema la verdad. Al día siguiente, después de haber firmado y haber hecho todas las cosas de adulto, regresaría a Swellview, fácil y sencillo.
Abrí la puerta de la parte trasera para correr a mi habitación ignorando los gritos de mis hermanos jugando videojuegos, corrí a mi habitación y saqué la mochila con solo un cambio de ropa y la pijama para la noche.
―¿Qué estás haciendo?―.
Volteé mi cabeza rápidamente a la puerta de mi habitación, dónde se encontraba Max con los brazos cruzados y mirándome como si fuera la persona más loca del planeta.
―Tengo que ir a Nueva York― respondí.
―¿La universidad?― asentí a su pregunta ―¿Por qué?―.
―Me dieron una beca, y tengo que ir a firmar unas cosas mañana en la mañana, tengo que irme ahora―.
―¿Ya te dieron permiso?―.
Rodeé los ojos al instante en el que supe que era un interrogatorio de esos molestos que hacía, y sabía yo perfectamente que no tenía tiempo para esto.
―Sí― mentí ―, así que si solo vienes a molestarme por eso y a cuestionarme, puedes irte―.
―No vine a molestarte nada más― dijo con fastidio ―. Vine a decirte que Kid Danger está en la puerta de la casa buscándote.
Dejé las cosas que estaba haciendo de golpe cuando sentía ese frío recorrer todo mi cuerpo, desde mis adentros hasta lo físico, y esa falta de aire cuando llega el miedo de algo que ocurrió no tardó en invadirme, más rápido de lo que creía pasó y eso me asustaba todavía mucho más, terror de hecho.
Y de un momento a otro, Max empezó a reírse como desquiciado sacando todas las preguntas que pude haber tenido, honestamente no entendía nada.
―¡DEBISTE VER TU CARA!― lo odio ―Sabía que te ibas a asustar después de que volviste a salir en las noticias como novia de Kid Danger―.
―No es mi novio, es Henry, bueno...― me detuve al momento en el que entendí que no iba a perder mi tiempo explicando lo que tenía con Henry a este tonto ―... no te incumbe―.
―Me incumbe mucho, porque eres mi hermana, pero al mismo tiempo me da igual― sentenció con seguridad ―, pero no, en serio, Henry está afuera de casa―.
―¿Por qué no lo dejaste entrar igual que siempre?―.
―Dijo que tenía prisa, una cosa así, y quiere hablar contigo, así que baja―.
Sin más que decir, Max salió de mi habitación dejándome con la incertidumbre del porqué Henry había llegado a mi casa sin decirme nada, o porqué tenía tanta prisa que no podía pasar como siempre solía hacerlo, ¿Se habrá enterado de lo de Nueva York? ¿Lo de las noticias? ¿Tendría que volver a disculparme en un video? ¿Piensa que salgo con Josh?
Varias preguntas pasaron por mi cabeza sin entender con exactitud la verdadera razón, pero que solamente podían resolverse si iba a ver qué quería y así lo hice.
Bajé las escaleras directo a la puerta principal, ignorando de nuevo a los tontos de mis hermanos que eran regañados por mi abuela, y salí al pórtico, donde me encontré con esa cabellera rubia que adoraba más que mi vida.
―Hola― anuncié mi llegada.
Henry se giró a mí y me sonrió ―Lamento que haya pasado lo de las noticias― soltó de repente ―, no quería que te metieras en problemas―.
―Tranquilo, no estoy en problemas―.
―Oh― rascó su nuca ―, entonces, ¿Por qué te fuiste tan rápido de la Capi Cueva?―.
Abrí mi boca para poder responder a su pregunta, y articular al menos algunas palabras, pero lo único que salió fueron expresiones sin aire y el inapetente modo de no poder decir la verdad que me molestaba.
Lo venía venir, debía de venir, si no se lo decía ahora no podría nunca jamás decírselo de nuevo, este era el momento perfecto y el adecuado. Así que decidida a hacerlo, caminé para acercarme más al chico, rodeé su cuello con mis brazos y lo hice mirarme directamente a los ojos; prono percibí su incertidumbre de mis acciones.
―Henry― pasé saliva y suspiré ―, voy a ir a Nueva York... a firmar cosas de la universidad―.
Frunció el ceño confundido ―¿La universidad?―.
―Sí― suspiré de nuevo ―, la universidad, la Universidad de Nueva York―.
―NYU― afirmó ―, pero falta mucho para que entremos a la universidad, de hecho un año―.
―¿Ves? Ese es el problema, realmente no falta mucho, porque nosotros nos...―.
―Nunca creí que te fueras a preocupar tanto por la universidad― me interrumpió ―, pasas demasiado tiempo con Charlotte―.
Negué ―No, no, Henry, no me estás entendiendo, nosotros ya nos...―.
―Aunque es entendible, siempre dijiste que querías ir a una buena escuela― volvió a interrumpirme.
―Henry...―.
―Y es por eso que vas a ir a Nueva York a conocer el campus porque es una de tus opciones― me miró con ternura ―Aw, mi chica se preocupa por su futuro, ¿Cuándo regresas?―.
―Mañana― sacudí mi cabeza de un lado a otro ―, pero ese no es el punto Henry, el punto es que no me estás entendiendo cuando te digo que...―.
―¡Mañana!― exclamó ignorando todo lo que le dije ―Perfecto, sólo será un día, no creo poder soportar estar más lejos de ti pero lo tomo, si es para tu futuro, ojalá vean que eres genial y te acepten y luego yo poder aplicar para ir juntos―.
Sin previo aviso, Henry me dio un largo beso en los labios, para después zafarse y abrazarme.
―Que tengas mucha suerte, vida mía― me volvió a dar otro beso ―, te veo mañana―.
―Pero... ¡HENRY!―.
Era en vano, demasiado en vano, Henry se fue corriendo después de una inesperada despedida. Desamparándome demasiado confundida y con todas las palabras en la boca pues ni siquiera me dejó hablar o por lo menos decirle algo, simplemente se fue, corriendo por la acera con la prisa que tenía.
Y en mi defensa, traté de decirle, en serio lo intenté, por más que estuviera nerviosa por hacerlo, en verdad traté, no era mi culpa que no me escuchara y que pusiera palabras en mi boca al igual que siempre y como lo hacía con todos.
Debía de empezar a trabajar en eso.
(...)
Mi día en Nueva York fue de maravilla, mi hermano fue por mi al aeropuerto junto con Josh, conocí a la supuesta chica con la que Josh tenía algo, a su mejor amiga, a sus padres y su grupo de amigos, que eran bastante graciosos y veían una forma curiosa de ver la vida. Como si estuvieran aprendiendo a vivir entre todos en el mundo de la chica.
Henryway, al día siguiente me dirigí a la universidad para poder firmar los documentos de la beca así como mi asistencia y cuando terminé de hacer eso, volví al aeropuerto para tomar mi vuelo de regreso a Swellview. Henry insistió que quería ir por mí, pero le dije que no preocupara y que llegaría a la Capi Cueva, después de varios intentos aceptó.
Y ahí me encontraba, llegando a Junk N' Stuff, bajándome del taxi, entrando a la tienda falsa y yendo a la Capi Cueva para encontrarme con mis amigos; fue sólo un día y ya los extrañaba.
―Yoooo, yo, yoggity, yooooo― exclamé cuando entraba a la Capi Cueva.
"¡Hey!", "¡Bienvenida!", "¡Qué hay!", "¡Hola!".
Henry se levantó de su asiento al verme entrar por el elevador, me sonrió con esa alegría y chispa con la que siempre lo hacía, a lo que le respondí de la misma manera, y sin pensarlo dos segundos o más, corrió hasta mí para abrazarme por la cintura y abrazarme como si no hubiera un mañana.
―También te extrañé―.
―____, fue una eternidad sin ti, te extrañé demasiado en la noche, hoy en la mañana, no me vuelvas a dejar tanto tiempo― decía con su cabeza escondida en mi cuello.
―Ya volví, y créeme que yo también te extrañé demasiado, no estoy acostumbrada a estar sin ti― lo tomé por las mejillas haciéndolo mirarme a los ojos ―. Eres lo mejor de mí―.
Sus mejillas se sonrojaron ―Bueno... tu eres lo mejor de mi vida y lo que me ha pasado, no hagamos de esto una competencia―.
―Okay― reí divertida ―, aunque, en serio te extrañé, demasiado―.
Henry plantó un beso en mis labios respondiendo a todo lo que le dije antes, como una muestra de amor que expresaba más de lo que las propias palabras decían, este chico me volvía loca en todos los sentidos, y ahora que estuve lejos de él no quería imaginarme lo que sería después. No podría soportarlo tanto.
Sus labios se movían al son de los míos, encajando perfectamente así como la primera vez que se tocaron y se volvieron adictos a los otros. Generando esa magia que sólo con besarlo existía y que no creía encontrar nunca más pues sabía que era él la única persona que me causaba esas sensaciones.
Nos separamos después de unos segundos, recordando que no estábamos solos.
―¿Quieres dormir hoy en mi casa?― me preguntó en un susurro al oído.
Sentí como mi cuello se estremeció, al igual que el resto de mi cuerpo al sentir el tacto de sus labios rozando mi lóbulo.
Lo único que pude hacer fue asentir, colorada y llena de calor repentino, pues sabía que al decirme eso significaban mil otras cosas que no iba a mencionar, pero que debían ser sumamente buenas.
―Genial― dijo en un tono normal.
―No puedo esperar―.
Tomados de la mano fuimos al sillón giratorio, donde nos sentamos a un costado de Schwoz, que tenía una lupa en la mano mientras leía una especie de planos en la mesa azules; tales que me hicieron juntar mis cejas confundida y extrañada por la situación.
Cosa que fue aún más, al momento en el que alcé mi cabeza y vi a Jasper encadenado a la puerta del engrane, sonriéndome y moviendo una mano de un lado a otro tratando de saludar; no pienso preguntar.
―¿Qué es esto?― pregunté mientras veía los planos ―¿Una tostadora?―.
―Es una larga historia― contestó Henry.
―Henry y Ray lo trajeron de los villanos que encontraron en Tierra de Nadie cuando fueron a buscar al ladrón del teléfono― siguió Schwoz ―, se supone que esto puede destruir a Ray―.
―¿En serio?― volví a preguntar.
―Se supone―.
―Okay― asentí e hice una mueca ―¿Y por qué Jasper está encadenado a la puerta?―.
―No voy a salir de aquí hasta que Ray escuche mis demandas― respondió mi amigo desde el engrane ―. Tengo muchas cosas que pedir y no me escucha―.
Lo miré extrañada ―¿Estás aplicando lo que la niña del teléfono perdido hizo?―.
―Así es, y creo que está funcionando, porque Ray ya casi... ¡WOW, WOW, WOW, WOW!―.
En ese momento, la puerta del engrane se levantó con Jasper aún atado a ella, y por el agujero salió Ray con una cara de preocupado y temeroso que no era común ver en él.
―¿Cómo van esos planos, Schwoz?― preguntó a la vez que se sentaba en el sillón ―Oh, ____ volvió―.
Chasqueé los dedos ―Volví―.
―¡Genial! Ahora puedes ayudarle a Schwoz para descubrir que son esos planos de la máquina que puede destruirme, ¿En serio puede destruirme?―.
Schwoz encogió sus hombros ―Honestamente no sé si sea cierto, no son planos para una Arma omega, estos son planos para una tostadora―.
―Viejo― habló Henry consternado ―¿Una tostadora puede destruirte?―.
―No lo sé― Ray hizo una pausa ―, pero mañana, vamos a destruir todas las tostadoras de la ciudad por si acaso―.
Una mueca salió en mi boca para después dirigir mi vista de nuevo a los planos sobre la mesa y así poder analizarlos un poco mejor. No entendía con exactitud que era lo que pasaba, pero definitivamente estaba segura que una tostadora no podía destruir a Ray, no era posible en todos los sentidos.
Miraba con lentitud y precisión cada una una de las líneas, encontrando una pista o algo así, cuando de repente, mis ojos se detuvieron en una extraña marca amarilla en medio de los planos que no iban con el diseño.
―Hay una mancha, ahí― dije mientras movía mi mano para tratar de quitarla ―, no se puede quitar―.
―Es cierto― completó Schwoz.
―¡Entonces, mis demandas!― exclamó Jasper desde la puerta del engrane ―Demando que pueda terminar cada una de las oraciones que empie...―.
―Hey, ¿Cómo te fue en la cita con Kim Danvers anoche?― interrumpió Henry a Jasper, preguntándole a Ray.
Alcé mis cejas sorprendida ―¿Saliste con Kim Danvers? ¿Que ya no querías saber nada de ella?―.
―Ugh― soltó Ray con desprecio ―, y así quería que fuera, estuvo horrible la cita, de hecho, voy a borrar su número ahora, porque no hay forma en la que pueda llamar de nuevo a Kim Danvers―.
"Llamando a Kim Danvers... otra vez..." dijo el teléfono de Ray.
―No, no, no, no, no... Hola, Kim... otra vez...― éste respondió con falsa alegría.
No pude evitar soltar una risa burlona al ver como Ray hablaba forzado con Kim, y es que si yo estuviera en su lugar haría lo mismo sin pensarlo. Kim Danvers era una... mujer... muy rara, se parecía a la Maestra Shappen pero era peor, acosó a Ray por muchos días y apareció en casa de Henry en la noche.
Daba en serio miedo, aunque haya sido hace mucho tiempo le seguíamos haciendo burla con eso.
Rodeé mis ojos divertida, para volver mi atención a la mancha de los planos y tratar de quitarla. La rasqué varias veces pero no salía nada, y ni siquiera se sentía como si estuviera sucia, sin embargo, de la nada, al momento de rasparlo por tercera vez, un enorme destello de luz salió por parte de los planos, haciendo que todos nos sobresaltáramos en nuestro propio lugar.
Mirando la situación confundida, agarré la mano de mi chico con confusión y por la repentina sorpresa de la cosa que estaba frente a nosotros.
Se trataba de un holograma color azul, lleno de pasos, herramientas e instrucciones con un título hasta arriba que decía: "ARMA OMEGA". La misma que podía destruir a Ray si era construida.
―Te llamaré luego― dijo Ray, colgó el teléfono.
No podía verlo, pero podía sentirlo, nuestras bocas se encontraban abiertas por lo que teníamos frente a nuestros, que era demasiado curioso como una simple cosa de papel escondía todo en una mancha.
―El Arma Omega― hablé en un murmullo.
Henry asintió lentamente ―el Arma Omega―.
(...)
Ladies and gentlemen...
Comenzamos con el final...
NOOOOO :(
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