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Capítulo 73

Henry y yo estábamos acostados sobre su cama, con el Pera Pad a nuestros pies, viendo el primer capítulo de la nueva temporada de Dog Judge, con el sonido de los ladridos de nuestro perro favorito y el de todo el país. Los dos no nos habíamos molestado en cambiarnos a ropa menos elegante, y es que no sabía si era la tensión que se sentía en la habitación o mera flojera.

Las cosas se sentían fuera de lugar, en el sentido donde esta era la primera vez con Henry... segunda vez, corrijo, en la que las cosas con él se sentían incómodas y ninguno de los dos sabía qué decir o peor aún: cómo sentirse.

Primera vez que pasó esto fue en el verano pasado hace casi un año, cuando íbamos a buscar a Ray fuera de Swellview y en la Capi Camioneta cantamos Rewrite the Stars. Creo que ese es el nombre de la canción.

―Es un buen capítulo― dijo Henry rompiendo el silencio.

―Sip, es muy divertido―.

―Sí―.

―Sí―.

―Ya sabes, el Dog―.

―Amamos al perro―.

―Es un gran perro―.

―Sí―.

―Sí―.

―Sí―.

Anyray, la tensión entre los dos era grande, que los dos parecíamos un par de niños de 12 años en la primera cita con su primer noviazgo. Ya sea Henry o yo nos alejábamos del otro a propósito para evitar que nuestros cuerpos se tocaran, y si lo hacían movíamos inmediatamente para dejar ese choque y ligero cosquilleo.

Cosquilleo en la parte de nuestra mano que se tocaba con la del otro y cosquilleo en el estómago, peor todavía, estómago bajo.

Maldigo el momento en el que acepté venir con Henry a su casa, sabía perfectamente que algo como esto pasaría, porque si fuera una situación normal y yo estuviera "normal", ahora estaría abrazada a su cuerpo, besándolo de vez en cuando y haciendo chistes sin cesar.

Pero mi naturaleza de adolescente casi adulta no me permitía concentrarme en lo importante, y mucho menos a Henry. Pfff, no sé que haría para calmar esta sensación cuando me vaya a la universidad.

"¡LA UNIVERSIDAD!" grité por mis adentros "¡DECIRLE A HENRY DE LA UNIVERSIDAD!".

Genial, doble problema ahora.

1. Querer besar a Henry como si no hubiera un mañana y no separarme de su cuerpo jamás y... otras cosas que no mencionaré.

2. No poder decirle que me voy a la universidad por ese mismo problema pero tener que decirle ya.

―¿Estás bien?―.

Salté un poco en mi propio lugar por el momento en el que Henry habló sacándome de mis pensamientos.

―Ajá― respondí nerviosa por su cercanía ―, mejor que nunca―.

Jamás había estado tan nerviosa en mi vida como ahora, mucho menos si se trataba de Henry. Por si fuera poco, y porque odiaba a mi cuerpo y a mi mente con mi vida en estos momentos, mis ojos bajaron lentamente a los labios de Henry y las ganas de lanzarme sobre él aumentaron indebidamente.

―Gracias por ver mis labios―.

Lo odio a él también.

―¿Qué?― alargué la "e".

―Estabas viendo mis labios―.

Solté un bufido ―No―.

―Sé que soy irresistible y me halaga que veas mis labios―.

―No estaba viendo tus labios, Henry―.

―Oh vamos, ____― se acercó más a mí ―, si quieres besarme no tienes que pedirlo de esa manera, sólo tienes que besarme y ya―.

―¿Quién dice que quería besarte?―.

―¿Por qué no querrías?―.

Touché.

Y era todo my cierto, en realidad sí quería besar a Henry, demasiado, justo ahora, sus padres no estaban, tampoco Piper y no habría nada que nos interrumpiera por ahora. El detalle era que no podía confiar en mí en estos momentos, si empezaba a besarlo me temía a ya no poder separarme de él.

O terminar en algo que quería hacer y sabía que él también. Me lo dejó muy claro en su cumpleaños y me sorprende que no hubiera vuelto a tocar el tema.

¿¡POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL?!

―Entonces― siguió hablando llamando mi atención ―¿Si quieres besarme?―.

Repito: lo odio.

Me quedé callada durante varios segundos viendo a Henry directamente a los ojos. Él tenía esa mirada llena de alegría pero ahora estaba combinada con otra emoción que no lograba descifrar, no obstante, si logró que el cosquilleo por mi abdomen bajo regresara y mi corazón no dejara de acelerar.

Ahora tenía más ganas de besarlo que antes, muchas más y la tentación de hacer aumentaba al segundo si seguía mirándolo a los ojos, esos ojos que me mataban.

Suspiré ―Qué más da―.

―Espera, ¿Qué-...?―.

Pero antes de que Henry pudiera decir algo más lo jalé de la corbata que llevaba todavía puesta y lo atraje hasta mi rostro para plantar mis labios sobre los suyos sin pensarlo realmente.

Henry me aceptó el beso como lo esperaba, un beso que no fue de inicio nueva como de costumbre, este llevaba ya la intensidad del que fue ocultado desde el momento en el que nos conocimos, y ahora aquí estaba haciéndose presente dándonos a entender que estuvo esperando a salir.

Él chico me abrazó por la espalda con sus brazos atrayéndome más a él, mientras que yo lo tomaba por la nuca y hacía que nuestros labios se juntaran más, si es que eso podía ser posible. Henry movía sus manos de arriba a abajo sobre mi espalda, acariciando cada parte que nunca había hecho en todo el tiempo de conocernos, y aumentó el cosquilleo en mi abdomen con tan solo eso.

―Te amo― dijo separándose de mí.

―Yo te amo a ti―.

Sin decir más, porque no hubo necesidad, Henry sonrió para volver a juntar nuestros labios y atraerme más a él todavía. Regresó sus manos ahora a mi cintura bajándolas del lugar lentamente, lo que me causó a mí abrir mis ojos de par en par por eso, y simplemente dejarme llevar por el momento.

...

Abrí mis ojos con cuidado, encontrándome con el techo de la habitación que conocía hasta en otra vida. Tallé con cuidado mis párpados y solté un suspiro de la mañana, pasé mi vista a un lado de mí e inevitablemente sonreí, sonreí al ver esa cabellera rubia a lado de mí con los ojos cerrados durmiendo, parte de saliva corriendo por su mejilla y los ojos llenos de lagañas alrededor, se veía tan tierno así.

No era la primera vez que dormía con Henry en una misma habitación y misma cama, desde antes que que nos convertimos en más que mejores amigos ya lo hacíamos, sólo que esta vez era un tanto ¿Diferente?

Digo, los dos cumplíamos 19 este año, no había nada de malo con eso, ¿o sí?

―Si sigues viéndome voy a volver a molestarte con besarme― dijo entre murmullos, con los ojos todavía cerrados.

―Veo como cae la saliva de tu boca―.

―Lindo― sonrió.

―Tierno, muy tierno―.

Bajé mi cabeza para tomar a Henry por la mejilla con delicadeza y darle un pequeño beso en los labios.

―¿Ves? Sí querías besarme― dijo cuando terminó el beso.

―Buenos días a ti también―.

―Los mejores buenos días de mi vida― abrió los ojos ―¡Hey! Mi playera de MayKew luce genial en ti!―.

―¡Oh, sí!― vi la playera que traía puesta ―Y es muy cómoda en realidad―.

―La verdad no vi que playera te di anoche para dormir, y ahora quiero que te la quedes―.

―No pensaba en preguntarte si me la podía quedar o no―.

―Bueno después de anoche te puedes quedar todo, ¡Quédate a vivir conmigo! Yo hablo con tus hermanos, con tu familia―.

―Ahora estás comportándote como un loco―.

―Siempre he estado loco― hizo una pausa ―por ti―.

Arrugué mis labios ―Muy cursi, Henry, muy cursi―.

―¡Oye!― rió divertido ―¡Me pongo romántico y así sales―.

―El romántico te sale natural―.

―Y aún así me amas―.

―De eso no te equivocas jamás―.

Como no llevaba pijama y la que tenía en casa de Henry me la había llevado para lavarla, Henry optó por prestarme una de sus playeras y un par de sus shorts para dormir, porque definitivamente iba a ser demasiado incómodo dormir en... usé la ropa de Henry para dormir, he ahí la cuestión.

En ese momento, mi teléfono en la mesa de noche se encendió y sonó indicando que me acababa de llegar un mensaje de texto. Pasé por encima de Henry recibiendo un "¡Hey!" de su parte, al que no le tomé importancia por agarrar mi teléfono.

Char. ¿Dónde están? Desde anoche Henry y tu no contestan.

Char. Es la 1 de la tarde.

Char. Deben venir a la Capi Cueva, hay un evento importante.

Char. Tengo que contarte lo que pasó con Jack después.

Char. Pero primero vengan a la Capi Cueva.

Char. Ray está volviéndome loca.

Char. Ayuda.

Alcé mis cejas en cuanto leí el último mensaje de mi mejor amiga. No significaba nada bueno en realidad.

―Tenemos que irnos― le di un pequeño golpe a Henry en la espalda.

―¡Auch, ____!― se quejó ―¿Por qué?―.

―Nos necesitan en la Capi Cueva, ya, ahora―.

―Llevo trabajando ahí 5 años o tal vez más, no lo sé― volvió a acostarse en la cama dejando a la vista su torso ―, estoy seguro que pueden salir de esto sin nosotros―.

―Y yo llevo trabajando ahí hace 3 años, tal vez más, no lo sé― dije levantándome de la cama ―, pero si nos necesitan es porque es importante, además, quiero estar ahí antes de que...―.

Paré mis palabras en seco al momento en el que me di cuenta que iba a hablar de más, lo que causó que lo único que recibiera fuera la mirada de confusión de Henry, a la vez que esperara a que completara mi frase. Hizo ademanes con las manos para que siguiera hablando.

―Sigue...―.

Chasqueé la lengua ―sí...― y los dedos ―... no... um... me refería a... a... este... a los... los... de antes...―.

―¿Antes?―.

Asentí ―Antes de que...― duh ―... antes de que Ray vuelva a explotar la Capi Cueva―.

No tuve necesidad de decir más, pues al momento en el que terminé de decir esa frase, Henry abrió los ojos tragándose toda esa mentira que estaba segura no había necesidad de explicar más porque además no era muy inteligente.

—Sí, tienes razón— dijo Henry sin quitar su expresión de miedo —, no podemos arriesgarnos a perder otra Capi Cueva—.

—Eso mismo pensé, bien, vámonos—.

—¿Piensas irte así?—.

Miré mi ropa por unos segundos y luego comprendí lo que decía, yo tampoco era demasiado inteligente y creo que por un momento planeé irme a la escuela con solo dos prendas de ropa y nada por debajo.

—Tengo ropa en tu clóset, ¿No?— le pregunté.

—De un tipo de ropa sí, del otro no sé, y no creo que quieras pedirle a Piper—.

—No, no quiero hacer eso— confirmé segura —, se me ocurrirá algo, pero ahora tenemos que irnos—.

—Cómo digas—.

Caminé hacia clóset de Henry para ir a buscar mi ropa que no fuera el vestido verde de anoche, cuando de la nada, sentí como Henry me tomó de la mano, y me jaló a él tan abruptamente, quedando cara a cara y rompiendo la distancia entre ambos.

Pegó sus labios a los míos en un beso de muchas emociones, parecido a lo de anoche, pero sin tanta lujuria, en cambio este era dulce y seguro, sin mayor intenciones.

—Por lo de anoche— dijo terminando el beso.

Y me guiñó un ojo, para después desaparecer por la puerta de su habitación y ahora el provocándome a mí.

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