Capítulo 68
#8M
(2022)
No les deseo un "Feliz Día", les deseo una donde siempre sean tratadas con respeto, dónde cada vez que salgamos a la calle nos sintamos seguras y protegidas. Dónde las noches de fiesta terminen siendo las mejores. Deseo tus días llenos de aprendizaje y amor propio.
Les deseo vida, porque eso es lo que todas merecemos <3
...
Habían pasado dos semanas desde que me llegó la hermosa, increíble, impresionante, fabulosa, asombrosa... ¿Ya dije preciosa? ¿No? Bueno, preciosa noticia, las dos hermosas, increíbles... sí, bueno, lo entienden, esas dos noticias que cambiaron mi vida por completo. Las grandiosas noticias de que había sido aceptada a las dos universidades que quería:
NYU y UC Berkeley.
Suena como de un sueño, ¿No es así? O como de la clásica película cliché de preparatoria. De todas formas lo amaba.
Charlotte había sido aceptada en Harvard, sí, Harvard. Era de esperarse la verdad, no conocía a alguien tan listo como ella, ni siquiera Schwoz. Y así como ella entró a Harvard, Piper entró a la Estatal de Florida.
"Pero, ____, Piper es mejor que ustedes, ¿Cómo ya va a entrar a la universidad?".
El sistema educativo en el país era tan extraño que te dejaban graduarte antes si lograbas conseguir todos los créditos necesarios. Piper pasó demasiado tiempo en escuela de verano y horas extras, ahora ya podía graduarse.
Llegué a la Capi Cueva bajando por el tubo con el poco aire que me quedaba, después de huir literalmente de mis hermanos, bajé las escaleras y fui directo al sillón giratorio.
―¿Están aquí?― pregunté mientras me sentaba.
―Nope― respondió Charlotte, que estaba sentada leyendo un libro en la silla de la Capi Computadora.
―Sólo Charlotte y yo― siguió Schwoz, jugando ajedrez en el sillón ―¡Eso es!―.
Alcé mis cejas de forma sarcástica y miré a Charlotte, luego a Schwoz, de nuevo a Charlotte y otra vez a Schwoz, Charlotte, Schwoz, Charlotte, Schwoz y por último Charlotte. Mis cejas se arrugaron por dicha escena que presenciaba, y es que el ambiente en la Capi Cueva no era como el de todos los días.
Había música clásica en todo el lugar. Raro. Postres elegantes a lado de Charlotte. Olor agradable, como a rosas. Raro de nuevo. Tazas de té en la mesa del sillón giratorio, ¿Hace falta decirlo? Raro. Charlotte leyendo Física Nuclear para Inteligentes y Schwoz jugando ajedrez con él mismo, sólo podía significar una cosa... oh jeez.
―Esperen― hablé y tragué en seco ―¿Acaso están en su hora para inteligentes?―.
"Sí", "Así es" respondieron al mismo tiempo.
―Jasper, Henry y Ray no están, qué mejor momento para tener una hora de inteligencia―.
Hice una mueca de asco ―Me voy de aquí―.
―No, no te vayas― dijo Charlotte ―, te vendría bien alguna de inteligencia compartida, algo que te ayude para que le digas a Henry la verdad―.
Rodeé los ojos ―¡Le he dicho toda la verdad!―.
Levantó la vista de su libro ―¿Ah en serio?― sarcasmo ―Porque a lo que me parece han pasado dos semanas, y Henry todavía no se entera que su novia se va a ir a la universidad, mejor dicho de él―.
―Argh― hice que mi cabeza se golpeara con la mesa ―bien, de acuerdo, sé que ya pasó mucho tiempo, pero todavía no encuentro la forma de decirle sin lastimarlo―.
―¿Por qué no le dices algo para que lo entienda?― intervino Schwoz ―Algo como: "Hola, Henry, me voy a la universidad, te veo en Día de Gracias... ¡BYE!"―.
Ladeé mi cabeza a un costado al escuchar la dichosa propuesta de Schwoz, tonta propuesta en realidad. Esperaba que dijera que era una broma y diera su verdadera idea, sin embargo, Schwoz lo único que hizo fue tomar más de su té y seguir jugando con él mismo.
Es Schwoz, ¿Qué esperaba?
―Sí, con eso no va a hacer nada más que lastimarlo―.
Chasqueé los dedos ―Y eso es exactamente lo que no quiero―.
―Uhh, ustedes las chicas en serio piensan que van a lastimar a las personas―.
―Es porque todo el mundo siempre sale lastimado de algo, Schwoz― dije ―, bueno o malo, chicas, chicos, todas las personas―.
―¿Ves?― Char sonrió orgullosa ―Te dije que estar con nosotros te iba a ayudar bastante a contagiarte de inteligencia―.
Sonreí sarcástica ―Sí, no lo creo. Yo sólo quiero encontrar una forma de no lastimar más a Henry, irme y ver qué hago después―.
―Tuviste demasiados meses, ____, ahora el tiempo es corto―.
―Gracias por el voto de confianza, Char―.
―De nada, por cierto ¿Pensaste en lo que te dije?―.
―¿Lo de ir a Dystopia a ser voluntarios?― Char asintió ―Sí, lo he pensado, todavía tengo que pensarlo más, me encantaría de hecho―.
Días después de que nos hubieran aceptado en la universidad, a Charlotte se le ocurrió la idea de ir como voluntarios a la ciudad más peligrosa y loca del planeta Tierra. Dystopia, cuna del crimen y que sinceramente ocupan bastante ayuda en el sentido educativo, de salud, recreativo, animal, etc.
Es un país que en serio necesita ayuda de personas, así que sería una buena idea antes de entrar a la universidad. La cuestión no es que no quiera ir, es que al menos me dejen aplazar la solicitud un año a la escuela que elija. Sería genial.
―Piénsalo― dijo mi mejor amiga regresando a su libro.
―Lo haré, todos los días― bufé ―. Después de que le diga a Henry―.
―Y es por eso que yo le digo todo a mi novio―.
La miré confundida ―Hablando de novio, tú novio ¿Qué no iba a venir?―.
―Viene hoy, ____, viene hoy―.
Di un grito ahogado cuando Charlotte soltó lo que dijo. Su novio, la súper estrella. La persona más joven en ganar un Grammy venía hoy, a Swellview, hoy ¡HOY!
No sé si ya lo había mencionado pero me considero una gran fan de Jack Swagger, quiero decir, su música es la mejor, y es de mis cantantes favoritos con Taylor Swift.
―¿Es en serio?― pregunté incrédula.
Ella asintió ―Ahora viene volando―.
―¡CHARLOTTE!― exclamé.
―¿¡Qué?!― rió ―No creas que no se va a ir de aquí sin conocer a mi mejor amiga―.
―¡AAAAAAAAAHHHHHHH!― cerré mi boca ―Digo, wu, sí, sí, genial, conoceré a Jack Swagger, él novio de mi mejor amiga, es todo lo importante, no... no importa que sea mi cantante favorito... pfff... para nada―.
Sé que no se disimular, lo sé, lo tengo demasiado en claro, Charlotte también sabía que era un juego de mi siendo fangirl por el momento, y ya estaba acostumbrada a que actuara así con respecto a su novio. Incluso le causaba gracias y hasta ella me molestaba siempre haciendo que me volviera loca.
De las mejores amistades en el amor al molestarse.
Estuvimos haciendo exactamente lo mismo durante varios minutos. Schwoz seguía jugando con él mismo al ajedrez; Charlotte leía su libro de Física Nuclear y yo, a ser la menos lista de la habitación, pasaba mi dedo por la pantalla en Envygram.
Perdida en las fotos de todos los muchos Envygramers, mi vista pasó a la notificación de un mensaje de Henry.
―Oigan, me acaba de escribir Henry― hablé ―, dice que ya vienen para acá―.
―¡ARGHHH!― gruñó Charlotte.
Mi amiga rápidamente se levantó de la silla de la computadora, y lanzó su libro en una trituradora que por alguna razón estaba en medio de la Capi Cueva... no, no voy a preguntar más. La trituradora obviamente destrozó el libro en mil pedazos.
―¿Por qué hiciste eso?― le preguntó Schwoz.
―Ray se enoja cuando las personas hacen cosas inteligentes frente a él― respondió ella.
Reí ―Sí, eso es cierto―.
―Dame el tablero de ajedrez― Char extendió su mano para que Schwoz le diera el tablero.
―¡Pero acabo de ganarme justo como quería ganarme!―.
―¡Te ganarás la próxima vez!―.
―Ven, dame eso― comencé a tomar todas las piezas para llevarlas a la trituradora ―, te ayudaré, porque están cerca―.
Schwoz frunció el ceño ―¿Qué estaban haciendo de todas formas?―.
Solté un gruñido ―Fueron a lazar sandías a esa casa abandonada a la que todo mundo lanza sandías―.
―¿Sin mi?― Schwoz hizo un gesto triste ―Pero he guardado sandías por meses―.
Nuestro querido amigo científico señaló a una caja de sandías con el letrero "Sandías para Lanzar de Schwoz". Sin embargo, la caja además de sandías ya tenía muchas, muchas moscas alrededor, y las sandías ya estaban más que pasadas. No entiendo cómo no me había dado cuenta del olor.
―Dijeron que ya venían― hice una mueca.
―Tal vez tarden un poco― siguió Char ―. Les pedí que pasaran a mi casa por el cargador de mi teléfono―.
Abrí mis ojos incrédula ―¿Que hiciste qué?―.
―Los mandé a mi casa― dijo tranquila.
―¿Mandaste a Ray, Jasper y Henry a tu casa?― le preguntó Schwoz con mi mismo tono de sorpresa.
Charlotte volvió a asentir despreocupada.
―¿Sin supervisión de un adulto?― puse mis manos sobre mis mejillas.
―Sí― mi amiga encogió los hombros ―¿Cuál es el problema?―.
Negué lentamente con mi cabeza ―Creí que eras lista, Charlotte―.
Pasé mis manos sobre mi cara frotándola varias veces, para después tocar el puente de mi nariz y cruzar un brazo.
Parecía como si ésta chica no conociera de lo que esos tres eran capaces de hacer. Quiero decir, eran prácticamente un trío de problemas y destrucción cuando no había nadie con cerebro alrededor supervisándolos; eran un peligro para la ciudad y para todo lo que tocaran, y si estaban solos en casa de Charlotte... le estaba mandando buena suerte desde ahora.
De un momento a otro la puerta del elevador se abrió, de ahí salieron los tres chicos platicando animadamente, todo podía verse normal, quitando el hecho de que venían cubiertos por cenizas, que pareció que pasaron por las mismas llamas del infierno mismo.
Suspiré ―Te lo dije―.
No podías ser buena señal. Pobre Charlotte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro