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Capítulo 5

Estaba comenzando a creer que eran los menos preocupados por resolver esto, aunque no me sorprendería, Ray solo lo hizo porque involucró a la madre de Henry, si no fuera por ella, los paquetes seguían siendo robados y robados, hasta que ya no existieran más en la ciudad.

–Huh... yo no autoricé eso– afirmó "él jefe" –así que lo descontaré de tu cheque de pago–.

Lo miré mal –ni siquiera nos pagas con cheques–.

–Con más razón– Ray hizo una cara de lástima –descontado–.

–Aw, mal por ti, Char– soltó Henry de la misma forma.

–Pero yo creí que sería buena idea...–.

–Vamos Kid, quitemos este glitter con una toalla– habló Ray dejando de lado las palabras de mi amiga –tomemos rápido una siesta y robemos la maceta de oro de Schwoz–.

–Buena idea, estoy demasiado cansado–.

–Lo sé, no entiendo porque tengo tanto sueño–.

Rendida, completamente rendida, caminé al mostrador y me recargué sobre mis codos en este, admirando a los dos tipos como se limpiaban el glitter de la cabeza con unas toallas que encontraron en la tienda, mientras que Char y yo... bueno, ya no sabíamos que pensar.

–¿Puedes creerlo?–.

–Extrañamente si– contesté –en mi opinión, era una genial idea–.

–Gracias– me sonrió –y gracias por gritarles–.

Reí –es lo que hace mi día, y más cuando se trata de Henry convertido en Ray por el día–.

–Así es cuando los dos son más insoportables–.

–Mucho más insoportables–.

–Hey– golpeó mi hombro –tus papás llegan en unas horas ¿no?–.

Puse los ojos en blanco –ni me lo recuerdes–.

–¿No piensas llevar a Henry?–.

Fruncí el ceño confundida ante las palabras que habían salido de su boca, giré mi cabeza hacia ella, y levanté un brazo para recargar mi barbilla sobre mi mano, donde moví mis dedos golpeándola. Entrecerré los ojos y relamí mis labios.

–¿A dónde debería llevar a Henry?– pregunté extrañada.

–Hoy, a tu casa– respondió.

–¿Por qué debería llevar a Henry a mi casa?–.

–Porque él es tu...– señaló al chico rubio –... es más que tu amigo–.

Ladeé un poco mi cabeza –sigo sin entender tu punto–.

–____, él es más que solo tu amigo, a pesar de lo que haya pasado, y si, ahorita están como dos niños de secundaria enamorados, pero creo que tu familia debe saber lo que tienes con él y que mejor forma de hacerlo ahora que está toda–.

No respondí. Me quedé unos segundos analizando pro segunda vez lo que ella había dicho, y como era de costumbre en nuestro grupo de amigos, Charlotte tenía razón.

Puede que ahora Henry y yo actuáramos como dos niños que se gustan, sin embargo, todo lo que ella dijo era completamente cierto, el único problema era que no era nada formal todavía con él, lo cual lo haría un poco complicado responder las preguntas de toda mi familia, pero conociéndola, y por todos los comentarios que solíamos recibir, no cabía duda que lo recibirían con los brazos abiertos.

Sin importar lo que fuéramos, para ellos ya éramos algo más.

–¿Crees que acepte si se lo pido?–.

–Solo hay una forma de averiguarlo–.

Mordí mi labio inferior y volteé a ver a Henry que tenía la cabeza metida en una toalla, quitando todo el glitter de su cabeza. No era una pregunta difícil, en realidad era algo más simple que invitar a alguien a salir por primera vez, lo malo es que así me sentía.

No obstante, no dejaría que los nervios y la timidez se apoderan de mí, así que decidida a preguntarle, apreté mis puños y dirigí mi curso a donde estaba, cosa que hubiera sido así, si no hubiera sido por Schwoz que se atravesó en mi camino, corriendo con su maceta de oro en brazos, gritando que nunca la tendrían.

De igual manera, cuando estaba a punto de realizar mi acto, fui interrumpida por la puerta de la tienda que se abrió, y un tipo con aspecto siniestro, que tenía una caja llena de cosas, bajó las escaleras directo al mostrador.

–Hola– saludó Char –¿puedo ayudarlo?–.

–Si, vi su anuncio en línea– contestó él tipo.

Di un grito ahogado falso –wow ¿en serio?– sarcasmo.

Asintió –decía que compraban cosas ahora y que no preguntarían de donde venían–.

–Eso era lo que decía el anuncio–.

–¿Qué planeas vendernos?– le pregunté.

–Tengo un par de corbatas, con la cara del Vice Alcade en ellas– respondió sacando unas corbatas de la caja –¿están interesados?–.

Lo teníamos, después de dos días, lo teníamos, había sido más fácil de lo que lucía, pero él ladrón cayó directo a nuestra trampa.

–Yo estoy muy interesada en ellas– dije disimulada.

–¿Tienes algo más?– ahora preguntó Charlotte.

–Tengo la temporada dos de Will & Grace en Blu-Ray...–.

–Esa es una buena temporada...–.

–Es una excelente temporada– no estaba en lo incorrecto, cuando creímos que era lo único que él ladrón podía tener dentro de la caja, sacó otra caja con la imagen de una secadora –oh, también tengo una secadora echa para mamás lindas–.

Lo que hizo que Ray se interesara en el caso.

–Son cosas fantásticas– exclamó Charlotte –¿dónde las conseguiste?–.

Entrecerró los ojos –el anuncio decía que no preguntarían... pero como sea lo robé–.

–Wow– tragué en seco –¿y nadie trató de detenerte?–.

–Bueno...– él ladrón se río divertido –había un tipo viejo con su hijo en una camioneta tratando de atraparme–.

Solté una risa involuntaria, que para detenerla, porque no era el momento, puse una mano en mi boca haciéndome callar. No era mi culpa que él ladrón dijera cosas tan graciosas como decir que Ray y Henry eran padre e hijo, y la mejor parte, le dijo viejo a Ray.

–¿"Tipo viejo"?– preguntó Ray indignado.

–Oh, si, ahí están– volvió a reírse mientras señalaba a los dos chicos –¿qué les pareció esa bomba de glitter, eh? ¡BOOM!–.

Todos los presentes nos comenzamos a reír de la mala broma que este había dicho, solo que a comparación de ladrón, nuestras risas eran más falsas que cuando yo decía que no me gustaba Henry.

–¿Qué está pasando?– preguntó él ladrón entre risas.

Ignorando su pregunta, seguimos riéndonos a la vez que preparábamos las cosas para que le dieran su merecido. Charlotte y yo caminábamos lentamente a la parte de atrás, Henry fue hasta la puerta para cerrarla con seguro y voltear el letrero de "ABIERTO" a "CERRADO", y Ray tronaba sus nudillos con la toalla.

Todo ocurrió en segundos, cuando menos lo esperábamos, Ray y Henry estaban pellizcándolo o al menos eso parecía pues era solo lo que se escuchaba pues nos encontrábamos del otro lado, además de gritos por parte del ladrón como: "¡¿por qué estás recolectado mis lágrimas?!" o "¿¡de dónde salieron esas hormigas?!".

Dando fin a otro día de verano en la Capi Cueva, con un trabajo que no era de vida o muerte, salvando los paquetes de las personas.

Que bien se sentía decir eso.

...

Al final todo había resultado de maravilla, él ladrón se fue, no había nada más que hacer, solo esperar a que dieran las 8PM para poder irme a mi casa y terminar con esto de una vez por todas, frase que me hizo recordar, que debía preguntarle a Henry si podía y quería ir a cenar a mi casa... con toda mi familia.

Estábamos ya en la Capi Cueva, Henry y Ray se encontraban sentados en el sillón giratorio, mientras que Charlotte y yo, con la secadora de Kris y otra de Ray, tratábamos de quitar el glitter de todo su cuerpo.

–¡Oye!– gritó Ray –¡qué loco que él ladrón haya aparecido en Junk N' Stuff!–.

–Huh... ¡apareció porque puse un anuncio en línea!– se defendió Charlotte.

–¡Lo he dicho antes y lo digo ahora!– habló Henry –¡la suerte es una habilidad!–.

Solté un bufido –¡nunca lo habías dicho!–.

–¡Si, bueno! ¡Buena suerte para nosotros, tenemos esa habilidad!–.

–¡Entiendo a lo que te refieres, viejo!–.

No bastaban más palabras para saber que eso había hecho enojar a Charlotte, ya que de la nada, ella tomó mi secadora y la apagó junto con la suya, dejándolas en un estante que estaba por ahí.

–Pues buena suerte quitando el glitter de sus propios cabellos– dijo enojada.

Charlotte se fue, caminando a paso firme por la puerta secreta desapareciendo por completo de nuestra vista, algo que estaba en todo su derecho de hacer, y es que si no hubiera sido por ella y sus planes, el atrapar al ladrón hubiera tomado días, incluso semanas. Ahora no le daban crédito, no era para nada justo.

–¿Qué le pasa a ella?– preguntó Henry.

–Ah, se pone así cada Día del Aguacate– contestó Ray.

Rodeé los ojos –su problema es más grande que nunca podrían comprender–.

–¿Chicas?–.

–Sip, chicas–.

No quise mover más ese asunto, porque sabía que si lo hacía, se formaría un debate de preguntas que no acabaría de responder ni en un millón de años, así que para ahorrarme todo eso, me dispuse a simplemente quedarme callada.

–Henry– al menos así fue hasta que decidí soltar la pregunta –¿tienes algo que hacer a las 8PM hoy?–.

–No ¿por qué?–.

Cerré los ojos inhalé una gran cantidad de aire, se que parecía que no era la gran cosa pero para mí si lo era. Además de que se trataba de Henry, ignorando eso, era la primera vez que invitada a un chico con mi familia para presentarlo como algo más, él ya había ido como mi amigo, como mi mejor amigo casi hermano, si, era divertido porque nos hacían burla, pero esta vez no habría nada de bromas en la situación.

–Solo si tu quieres... mis padres vienen de San Diego y... bueno... como somos... pensé que... podías... ya sabes–.

–Um... si– contestó nervioso –si quiero...–.

Sentí un alivio en mi pecho al momento de escuchar su respuesta.

–Muy bien– sonreí –a las 8 entonces–.

–A las 8–.

–De acuerdo– suspiré –okay, iré a ver a Charlotte–.

–¿Qué haremos con el glitter?–.

Encogí mis hombros –no lo sé, averígüenlo ustedes mismos–.

Henry's P.O.V

El que ____ me haya pedido ir a su casa con sus padres lo consideraba como un paso más a nuestra relación desde lo sucedido a inicios de verano, además porque quería pasar más tiempo con ella no estando en un lugar donde nos molestaran todo el tiempo.

Solo tenía el problema que mi cuerpo se encontraba lleno de glitter, Charlotte se había ido, ____ se había ido tras ella, no teníamos como.

–¿Cómo quitaremos esto?– le pregunté a Ray.

–Tengo una idea fantástica– respondió.

Asentí –muy bien, iré a calentar un poco de leche– me levanté del sillón.

–No, no, no, no, amigo– Ray copió mi acción –esto no es algo que podamos hacer calentando solo leche, escucha esto: soplamos una burbuja– sacó su tubo –nos transformamos en Capitán Man y Kid Danger– chasqueó los dedos –¡poof! Todo el glitter se va–.

–Una pregunta– comencé a decir mientras sacaba mi tubo –¿alguna vez te cansas de ser tan asombroso?–.

–Nunca me canso... excepto por los últimos dos días que me quedaba dormido una y otra vez–.

–Okay, okay, okay, okay, soplemos una burbuja y quitemos este glitter ya–.

–Soplando–.

Ray y yo caminamos al lugar vació que existía entre el sillón giratorio y los tubos, masticando nuestras gomas para realizar el fantástico plan de Ray, y tenía razón, cuando nos tranformáramos todo el glitter se nuestro cuerpo se iría, algo que me era urgente pues comenzaba creer que tenía glitter en partes del cuerpo donde no debería.

Estando a punto de terminar de masticar la goma, sentí como mi teléfono vibró dentro de mi pantalón a la vez que mi tono de llamada inundaba la habitación. Saqué este tratando de no llenarlo del material brillante y miré la pantalla para poder ver de quien se trataba.

–Es mi papá– solté –pausa–.

–Pausando–.

–¿Qué pasa papá?– contesté la llamada.

¡Hey! ¡Feliz Día del Aguacate!– así que si era una verdadera festividad –estoy buscando a Piper–.

Arqueé las cejas –huh... ¿cuándo fue la última vez que la viste?–.

Hace un par de días– respondió a mi pregunta –y de acuerdo con este libro de paternidad debería estar preocupado–.

¿Qué no estaría recogiendo basura para el servicio comunitario?–.

¡Ah! ¡Iremos con eso!–.

–Si ¿algo más? Me tengo que ir–.

Si, hay un enorme paquete en el pórtico ¿ordenaste algo?–.

–Um... no lo creo...– apreté mi mandíbula tras haber escuchado la frase de mi padre –oh no, nos olvidamos de Jasper, sigue en la caja en mi pórtico– le dije a Ray susurrando, tapando el micrófono de mi teléfono.

Ray rodó los ojos –argh–.

Meh, lo voy a abrir...–.

–No, no, no, no, no lo abras, no lo abras–.

"¡Toma eso ladrón de paquetes!".

La voz de mi papá se cortó cuando se escuchó del otro lado de la línea como era electrocutado por Jasper; despegué el teléfono de mi oreja y sintiendo lástima por mi papá, terminé la llamada.

–¿Qué dijo tu papá? ¿Algo importante?– preguntó Ray.

Negué con mi cabeza –nah, no realmente. Jasper lo electrocutó. Piper se perdió. Quitemos este glitter, play–.

–Play–.

Las burbujas estaban listas para ser sopladas, Ray y yo nos paramos en la posición que solíamos hacer cuando nos transformábamos, y sin pensarlo dos veces comenzamos a soplar la burbuja para transformarnos en Capitán Man y Kid Danger.

Sin embargo, mientras soplábamos la burbuja, un grito agudo que provenía de los tubos, nos hizo voltear por inercia solo para ver de quien se traba, ya que las únicas chicas aquí eran Charlotte y ____, y ambas no se encontraban en la escena.

Fue como si me golpearan en la cabeza con un bate de baseball, puedo jurar que mi corazón se detuvo al momento en el que divisé a la persona, y una ola de escalofríos recorrió todo mi cuerpo dejándome sin aire; la burbuja iba por la mitad, aún traía mi ropa normal, mi máscara no había aparecido, todo era como si fuera en cámara lenta, que incluso sentía que mi sudor se hacía frío.

–¿Henry?–.

Se rompió, la burbuja se rompió en un terrible momento. Miré a mi alrededor tratando de buscar la cámara escondida pero aunque quisiera que lo fuera, sabía que no era una broma.

–¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!–.

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