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Capítulo 46

Jamás se había sentido tanta tensión dentro de la Capi Cueva, era una de esas veces donde de cierta forma una celebridad termina humillándose en redes sociales o en este caso la televisión, la peor parte, era que esa celebridad en específico estaba mostrando el más mínimo interés por lo que estaba pasando, y así como era, podía jurar que a Ray se le había ya olvidado lo que pasó.

Mientras que Charlotte y Jasper estaban en la Capi Computadora leyendo todo lo que se decía al respecto, como buena polémica que era, Henry y yo mirábamos con atención lo que Ray hacía, al menos por mi parte, intrigada por cómo podía actuar una persona así.

Ray decoraba el único árbol saludable de la ciudad, con ornamentos que sacaba de una caja que tenía el letrero enorme:

"Decoraciones Navideñas profundamente personales de Ray. NO TOCAR".

–Hey, ____, Henry– nos llamó sosteniendo un ornamento en las manos –¿quieren ayudarme a poner el Rayngel en la punta del árbol?–.

Un ángel Navideño, de aquellos clásicos de la Navidad que se ponían en la punta del árbol, solamente que éste era mitad ángel y mitad Capitán Man. Henry y yo nos quedamos callados, mirándolo con una expresión nula.

–¿Lo entienden? Lo llamo Rayngel– mostró el ángel –¿Henry? ¿____? Lo llamo Rayngel–.

–¡Lo entendí!– le grité.

–¡También yo!– siguió Henry.

Ray sonrió para después mirar el ángel –sí lo entienden–.

–¿Cómo puedes estar tan feliz?– le preguntó Henry desconcertado.

–Es por mi asombroso árbol– respondió desde las escaleras tras haber puesto el "Rayngel" –¿no fui claro?–.

–Tú asombroso árbol hizo que todos en Swellview estuvieran enojados con ustedes, porque son los únicos que tienen uno y nadie más– dije tratando de que entendiera la situación.

–¡Ohhhhh!– exclamó él como si nada sin borrar su sonrisa –nadie en la ciudad está enojado con Henry y conmigo–.

–Bueno, en internet está enojados– habló Char.

Arrugué mi nariz –¿comentarios malos?–.

–Peor– contestó Jasper –memes malos–.

–¡No!– gritó Henry abrumado.

–Y son buenos también–.

–Muéstrenlos–.

Caminé junto a Henry en dirección a la Capi Computadora donde nuestros dos amigos ya tenían los memes abiertos, y es que si había una regla importante en el internet, de acuerdo con Piper, los comentarios enojados en Twitflash o en Envygram jamás serían tan importantes, se podían olvidar, en cuestión de los memes, esos eran de los que uno debía preocuparse.

Jasper presionó el botón principal para agrandar uno de los... cientos de memes que había, y debo admitir, al momento de verlo tuve que tapas mi boca para que mi risa no se viera tan notoria.

Era bastante divertido. Además porque eso fue exactamente lo que pasó.

Henry tocó su pecho indignado –owwww, eso es tan bueno que duele–.

–Por favor Kid, es el internet– soltó Ray desde el árbol decorado –tienes que tener la piel más gruesa–.

Arqueé mis cejas divertida –no puede ser, aquí hay uno de Capitán Man–.

–¿¡Qué?!–.

Menos tardé en terminar mi frase, cuando de repente, observé como Ray saltó desde lo alto de la escalera pequeña donde se había subido para decorar el árbol y en menos de medio segundo ya estaba a lado de mí y me empujó a un lado para quedar al frente de la pantalla.

–"TCC: toda la ciudad está a punto de odiarte"– leyó Ray.

–Es demasiado bueno– dijo Henry.

Henry, Jasper y yo comenzamos a reírnos, en realidad ese también era muy bueno. Otra cuestión de los memes, no importa cuánto "lastime", si daban por lo menos risa sería bueno, además, había sido demasiado verídico.

–¿Qué es TCC?– cuestionó él niño adulto.

–Tú Cara Cuando– contestó mi mejor amiga.

Ray nos miró confundido –pero esa es mi cara–.

Asentí –exacto–.

Sin decir nada más, y borrando la sonrisa de sin preocupación que haba tenido todo este tiempo.

Encogió sus hombros, mirándose intrigado –bueno... nadie le está poniendo atención a esos ¿verdad?–.

En ese preciso momento, las puertas del elevador se abrieron junto con el sonido que hacían cuando indicaba que alguien había llegado, dejando ver a Piper y Schwoz volviendo del bosque, riéndose a la vez que veían una imagen en el teléfono de la hermana menor de Henry.

Schwoz rió aún más –esa exactamente fue la cara de Ray cuando toda la ciudad lo está odiando–.

–¡Hey, dejen de reírse de memes de mí!–.

–¿Cómo no podríamos?– Piper lo miró divertida –estos memes son buenos–.

–Muy buenos– completó Jasper.

Henry volvió a tocar su pecho indignado al mismo tiempo que daba un gruñido indicando que fingía que le dolía. Volví a reírme junto con mi amigo para después chocar los puños, si haba algo mejor que los memes era un compañero de memes con el mismo humor que tú, claro que Jasper a veces tenía un humor por completo diferente... pero de eso no estamos hablando.

–Tenemos que arreglar esto– pidió Ray, ahora sí desesperado.

–Okay, uh... déjame pensar– mi novio tomó mi mano –¿dónde conseguiste ese árbol?–.

–Encontré varios en Neighborville con varios árboles saludables– respondió.

Relamí mis labios –entonces ¿por qué no van a Neighborville? Compran un par de árboles y luego regresan a Swellview–.

–¿Huh?–.

–Dije... ¿por qué no van a Neighborville? Compran un par de árboles...–.

–¡Escuché lo que dijiste, ____!– gritó interrumpiéndome, le di una cara sorprendida –es solo que...– se movió de un lado a otro como niño pequeño –¡ÑAAAAAAA! No quiero gastar dinero comprando árboles de Navidad para otras personas–.

–Bueno– habló Piper entrando en la conversación –¿cuánto estás dispuesto a gastar para te amen y empiecen a haber buenos memes sobre ti?–.

–Todo, todo el dinero, literalmente cualquier cantidad de dinero–.

–¡Genial!– Henry soltó mi mano y me dio un beso en la mejilla –te veo luego, hay que irnos–.

–Suerte–.

Dispuestos a irse a la ciudad vecina para llevar a cabo su plan y hacer que el internet dejara de odiar a Ray, los que hacían de Capitán Man y Kid Danger comenzaron a avanzar a los tubos, a punto de salir, cosa que hubiera sucedido si no hubiera sido por...

–¿Puedo apuntar a un problema con su plan?– Charlotte.

Piper dio un gruñido exagerado –¡AAAAHHHHH! ¡NO PUEDE SER, CHARLOTTE! ¿¡CUÁL?!–.

Ray asintió con la cabeza, señaló a Piper –ella está empezando a encajar por aquí–.

–Solo iba a mencionarles que si regresaban con unos cuantos árboles, simplemente van a ser comidos por polillas de Yerba otra vez–.

Chasqueé los dedos –ese es un buen punto–.

–De hecho, Piper y yo recolectamos polillas de Yerba del bosque.– habló Schwoz sacando un frasco lleno de polillas –Mientras ustedes están consiguiendo los árboles, nosotros trabajaremos en algo para deshacernos de las polillas–.

–Sí, Charlotte– dijo Ray con un tono de obviedad.

–Sí, Charlotte– y Piper copió su acción.

–Muy bien– siguió Henry sacando su tubo de transformación –masquemos chicles y traigamos árboles–.

–¡OH!– Ray aplaudió captando la atención de todos –¡esperen, esperen! No pude enseñarles mis luces Navideñas–.

–¿Qué?–.

Dejándonos a todos con más preguntas de las que ya teníamos, Ray fue directo a donde estaba su casa de decoraciones Navideñas que teníamos prohibido tocar, seguido por todos, y sin previo aviso, empezó a sacar una larga, larga, larga, en serio, larga serie de luces de Navidad que podía jurar tenían más años que juntando todas nuestras edades.

–Viejo, esas luces son anticuadas– dijo Piper burlona.

–¿Qué?– preguntó Ray sin quitar su sonrisa –¿Old Blinky?– quería suponer era su nombre –esta serie de luces perteneció a mi abuelo, Pappy Manchester–.

–Sí, no creo que esas cosas funcionen– soltó Jasper.

–Pfff– Ray dio un bufido –claro que lo harán–.

Ignorando nuestras palabras, Ray conectó la serie de luces a la electricidad, las cuales por razones bastantes lógicas, comenzaron a explotar, cada bombilla soltaba chispas como fuegos artificiales.

Tuve que dar un paso hacia atrás y cubrir mis ojos para evitar que algo malo sucediera o una parte de mí se incendiara; acción que todos mis amigos hicieron de igual manera. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando las bombillas de la caja empezaron a explotar más que las que estaban fuera.

"¡AH!", "¡Woah!", "¡Hey!", "¡Oh!".

Y las de la caja se incendiaron.

–¡WOAH!– exclamé haciendo un lado.

–Viejo, eso es fuego–.

Charlotte movió sus manos en el aire –¡Ray, apágalo!–.

–¡Se incendia!–.

–¡FUEGO!–.

–Relájense– respondió este como si nada sucediera –esto siempre pasa, es parte del encanto. Y por eso tenemos el viejo Extinguishy–.

Y por si fuera poco, de la misma caja que ya estaba en llamas, contando que Ray es indestructible, este sacó un extintor viejo, que incluso podía tener hasta más años que las luces, cubierto por una funda roja con dibujos navideños.

Así que para encenderlo y que funcionara, si es que todavía lo hacía, Ray comenzó a girar una de las llaves que tenía a lado, seguido de apretar el gatillo de una manguera, de esa manera, espuma que era más que nada agua salió del extintor directo a las flamas.

Como era de esperarse, los seis presentes que quedábamos mostramos una expresión de desagrado, confusión y gritando dentro de nosotros "¿es en serio?".

Ray nos volteó a ver con una enorme sonrisa –ah, esto me lleva de vuelta a las antiguas Navidades–.

No había comentarios sobre eso, nadie decía nada, aunque si los hubiera, ya nada era nuevo en este lugar y menos si provenía de Ray.

Anyray, al terminar de ver el espectáculo bastante... ¿anticuado? de Ray, con todas sus luces Navideñas y el extintor, nuestro árbol de Navidad en la Capi Cueva haba quedado perfecto, siendo el único árbol saludable dentro de la ciudad, al final, las Man decoraciones de Ray no habían sido tan malas, las nuevas, las antiguas no dejaban de prenderse en fuego.

Henry y Ray se habían llevado el Capi Trailer a Neighborville para ir por los árboles de Navidad que pagarían con la Capi Tarjeta de Crédito, así que mientras, tal y como lo había dicho Schwoz, nosotros nos habíamos quedado para buscar una sustancia o lo que sea para alejar a las polillas de Yerba.

–Entonces...– le pasé un ingrediente a Char que mezclaba químicos –¿cuándo es que vendrá... él?– subí y bajé mis cejas pícaramente.

–No ahora, ____– respondió mientras sustancia vertía en un matraz.

–Oh, vamos Char– extendí un poco de polilla –dijiste que vendría pronto para que lo pudiera conocer–.

Mi amiga me volteó a ver con los ojos entrecerrados –lo quieres conocer porque sale conmigo ¿cierto? No porque es famoso–.

Encogí mis hombros –um... sí... porque sale contigo...– reí nerviosa –... no porque definitivamente he escuchado todas sus canciones y y tenga todos su álbums... eso sería ridículo–.

Rodó los ojos divertida –viene en unos meses– volvió a lo suyo –antes de que nos graduemos–.

–¡SÍ!– festejé –quiero decir... ah sí, sí, sí, como sea, da igual–.

Charlotte tenía un novio, uno que nos había mencionado varias veces, uno que para ser sinceros no podía creer que fuera su novio, vivía en Nueva York, era él cantante joven más famoso del mundo, Jack Swagger, bastante lindo, traía a todo mundo loco, pero él solo tenía ojos para mi mejor amiga, y más le vale que así lo fuera.

Hace varios meses, cuando fue lo de Joss Moss, ella había ido a visitarlo a Nueva York, desde entonces no se han visto, pero ahora el vendría, a Swellview... yay.

–Y dime– habló mi amiga –¿cuándo se van a conocer Henry y tu primer beso?–.

Hice una mueca –arruinas la diversión– me dio una sonrisa inocente –de acuerdo, bien, supongo que mañana, es Navidad, nadie es más feliz como en Navidad–.

–¿____, te das cuenta que Josh ya estuvo un mes aquí?– asentí –es raro que no haya conocido a tu novio–.

–No se ha dado la oportunidad...– mordí el interior de mi mejilla –y... de cierta forma he evitado que se conozcan–.

–¿Por qué? Quiero decir, no estaría tan mal–.

–Sí, bueno, sabes como es Henry y Josh se enoja cuando lo menciono, no creo que sea buena idea–.

–Puede que sí o puede que no, solamente hay una forma de averiguarlo... pásame más solución y viértelo aquí–.

Tomé un frasco con la dichosa solución y acoté a sus órdenes.

No quería que los dos chicos se conocieran, quiero decir, son los únicos que me han hecho sentir eso del amor, uno más que él otro, pero quitando eso, Henry es demasiado celoso en cuestión de... todo, mientras que Josh finge no hacerlo pero se molesta cuando menciono a mi novio.

Pero ya saben lo que dicen por ahí: "si Charlotte lo dice, es porque tiene razón".

Quizás que Henry cómo Henry conociera a Josh después de un mes no era tan mala idea.

Esta noche la pasaría en casa de mi novio porque así era nuestra tradición, la noche de Nochebuena en casa de él viendo como la nieve cae por la ventana, muy romántico ahora por ser nuestra primera Navidad como novios, al día siguiente, después de juntar regalos con los Hart, íbamos a mi casa a tomar el desayuno y hacer lo mismo.

Así que, oh jeez, era oficial.

–¡Listo!– exclamó Charlotte lanzando sus lentes de científico a otro lado.

–¿No más polillas de Yerba come árboles?– le pregunté.

–No más– contestó –de acuerdo, Schwoz, combínalo con el tuyo–.

Schwoz tomó el frasco de mi amiga –bien, mezclando– juntó ambos ingredientes –ya está, ahora tenemos que probarlo... necesitamos un conejillo de indias–.

–No me mires a mí, hermano– dijo Piper.

–Wow– di un paso hacia atrás –ni si te ocurra–.

Los cuatro nos volteamos a ver repetidas veces, con miradas cómplices que indicaban que estábamos pensando en lo mismo; si ninguno de nosotros lo haría, no estaba dispuesto, solo quedaba una persona más que siempre funcionaba para esta clase de cosas, y estaba limpiando en la tienda de arriba.

...

Música de rock Navideña sonaba en todo Junk N' Stuff, proveniente desde una grabadora antigua, y en medio de todo, con un plumero, nuestro sujeto de prueba bailando al son de la música a la vez que "limpiaba", porque en realidad no lo estaba haciendo como debía.

–Hey, Jasper, Jasper, Jasper, Jasper–.

Schwoz, Charlotte y yo aparecimos por la puerta de atrás, observando la extraña escena que por cierta razón ahora quería eliminar de mi cabeza.

–Necesitamos tú ayuda–.

–¿Qué necesitan?– cuestionó él.

–Bueno– empezó a hablar mi amiga –creo que encontramos la solución a nuestro problema de polillas–.

Asentí sonriente –así es, solo necesitamos a un conejillo de indias para probarlo–.

–Sí, ordeñé cientos de polillas para crear un spray de feromonas que es tan poderoso gracias a mezcla de Charlotte, que va a atraer cada polilla de Swellview hasta ti...– explicó Schwoz –y lejos de los árboles–.

–Woah, woah, woah ¿Quieres rociar algo en mí que va a hacer cientos de polillas pululen por todo mi cuerpo?– asentimos a su pregunta –ni siquiera lo piensen–.

Los tres nos volteamos a ver con una expresión de decepción en nuestro rostro, encogiendo nuestros hombros, a la vez que asentíamos a la decisión de Jasper, quiero decir, no se puede obligar a una persona hacer algo que no quiere, y menos cuando se trata de ser parte de un experimento.

–No hay problema– dijo Schwoz –respetamos eso–.

–Solo creímos que sería bueno preguntar– completé.

–Sí, ya sabes...– habló Char –... como una distracción–.

Confundido por nuestras palabras, Jasper frunció el ceño desconcertado, sin imaginar que detrás de él, apareciera la hermana menor de Henry soltando toda la substancia sobre su cabeza.

–¡OH! ¡HEY, HEY, HEY!– se quejó él.

–Está listo– informó Piper.

–¡¿Para qué?!–.

Tomé sus hombros –lo siento, mucho– lo arrastré hasta la puerta –afuera a observar–.

–¡Deténganse!–.

–Nope, nope, ve afuera–.

–No te puedes quejar–.

–¡No dejaré que...!–.

Y de esa manera, logramos que Jasper saliera por completo de Junk N' Stuff hasta la banqueta de la entrada. Algo cruel debo admitir, bastante de nuestra parte, sin embargo, era mejor esto a que todas las personas en Swellview comenzaran a volverse locos porque no tenían un árbol de Navidad en sus hogares.

–¡Esto no es cool, chicos!– gritó Jasper desde afuera –... ¡Ahhh! ¡AAAHHHH!–.

Pronto, miles de polillas llegaron desde el aire hasta él, rodeándolo casi por completo, mientras que él brincaba y las golpeaba con sus brazos tratando de alejarlas.

–Oh, miren eso– habló Charlotte –funciona–.

"¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!".

Jasper comenzó a correr por la calle sin tener ni idea a donde ir, revoloteando sus brazos en el aire, en el intento de quitar las polillas. 

–Oigan– llamé la atención de los demás –¿no creen que sea peligroso que vaya corriendo sin rumbo? Con el piso lleno de nieve, congelado...–. 

Piper, Charlotte y Schwoz asintieron al mismo tiempo que se volteaban a ver 

–Sí, es un buen punto– concordó Char. 

–Algo le puede pasar– Piper. 

–Gracias–. 

–Es por eso que tú debes ir corriendo tras él– terminó Schwoz. 

–Espera ¿Qué?–. 

Justo como hace unos momentos hicieron con Jasper, los tres me tomaron por los hombros y me arrastraron hasta la parte de afuera de Junk N' Stuff, la peor parte, fue que cerraron la puerta con seguro y hacía frío, sin embargo, prefería sufrir un poco de frío en lugar de pensar una excusa para la madre de Jasper cuando su hijo le hubiera pasado algo. 

–¡JASPER, VEN ACÁ!–. 

... 

Corrimos por lo menos toda la ciudad, el centro, los parques, en un momento tuve que rentar un scooter eléctrico por mi muy mala falta de condición física, corrimos hasta las afueras del bosque, la fábrica de miel de Swellview, y en todo ese momento no dejé de preguntarme como era que Jasper no se había cansado. 

Al terminarse mi hora por 5 dólares en el scooter, volví a correr detrás de mi amigo, que ahora era más un panal de polillas de Yerba que un chico común. Llegamos a una granja de árboles de Navidad cerca del bosque. 

Donde me detuve un momento para tomar un poco de aire, me agaché hasta quedar por completo doblada, y al momento en el que me levanté, encontré a Ray y Henry como Capitán Man y Kid Danger terminando de decorar un árbol en medio de toda la granja. 

–¡AAAAHHHHH!– gritaba Jasper –¡FELIZ NAVIDAD, CHICOS!– y siguió corriendo. 

"Feliz Navidad", "¡HEY! ¿Qué hay amigo?" dijeron Ray y Henry. 

Capitán Man y Kid Danger estaban cubiertos de aceite para autos, hojas de pino, sus cabellos despeinados, y tierra por todos lados como si hubieran sido arrollados por algo en la carretera, que no me sorprendería que hubiera pasado. 

–Supongo que el problema de las polillas está resuelto– habló Henry. 

Asentí –¿Qué rayos les pasó... a ustedes dos? ¿Dónde está el Capi Trailer?–. 

–Meh, larga historia– contestó Ray.

–¿Qué hacías tú afuera persiguiendo a Jasper?–. 

–No te molestes, larga historia– hice un ademán con la mano –al menos ahora ya hay dos árboles saludables en la ciudad–. 

–¡Sí!– Henry aplaudió –vamos a encenderlo antes de que todos en Swellview despierten–. 

–¡Oh, sí, sí, sí!–. 

Así que sin decir nada más, no creo que le pase algo a Jasper solo ver el encendido de un árbol de Navidad, nos acercamos del lado donde estaba Ray a punto de conectar las luces. Girando mi cuerpo completamente hacia el árbol, abracé el brazo de Henry recargándome en él, y él haciendo lo mismo sobre mi cabeza. 

Suerte de que no había nadie más alrededor más que Ray, porque Henry seguía como Kid Danger. 

–¿Qué pasa, viejo?–. 

Ray negó lentamente –nada, es solo que, me gustaría que mi Pappy Manchester estuviera aquí para ver esto–. 

Henry le sonrió –estoy seguro que está allá arriba, en algún lugar–. 

Ray, Henry y yo levantamos nuestra cabeza mirando directamente hacia el cielo, donde todas las estrellas se podían ver gracias al frío viento de invierno que quitó las nubes. Sabía que este era un tema delicado para Ray, nunca mencionaba a su abuelo a menos que fuera en estas épocas. 

Todos habíamos perdido a un ser querido, sea cuando sea, recordarlo era la mejor forma de mantenerlo vivo, el recuerdo, y pensar en todas las cosas buenas que nos había traído. 

–Sí, sí, probablemente lo está– regresó su cabeza a las luces –es un piloto de aerolínea, así que probablemente esté trabajando esta noche–. 

Bajé mi mirada –¿en serio?–. 

–Oh, sí, me da boletos de avión gratis cuando...–. 

–Enciende las luces– interrumpí. 

–Sí–. 

Dicho esto, y dejando a un lado la mala melancolía falsa que Ray nos había hecho pensar, este mismo conectó las luces del árbol de Navidad, logrando que las pocas que tenía se encendieran, dando una buena energía navideña que me hizo sentir un calor lindo en el pecho. 

No pude evitar sonreír. Pues no importaba que fueran solamente 10 bombillas, la magia se percibía por completo. 

–Wow– exclamé. 

–Sí, es hermoso– soltó Henry. 

–Claro que lo es, Kid–. 

Pero antes de que el árbol pudiera apreciarse más, las bombillas que tenía empezaron a prenderse en fuego, segundos después, todo el árbol estaba por completo en llamas, sin embargo, nadie dijo nada, dimos un paso hacia atrás para alejarnos, pero nuestras expresiones podían decir todo lo que pensábamos. 

Di un suspiro –no es su día–. 

–Nope– respondió Henry. 

–No, no lo es–.

Y si las cosas no pudiera ponerse peores, que claramente ya no se podía, a lo lejos por la carretera frente a la granja de árboles, el Capi Trailer pasó a toda velocidad a lo que podía asumir sin conductor. 

–Viejo, ese era nuestro trailer– habló mi novio. 

–Yo sé ¿Verdad?– dijo Ray, se veía contento.  

–Um... está yendo solo... sin control–. 

Capitán Man asintió orgulloso –es un milagro de Navidad–. 

–Definitivamente no es un milagro, Ray, puede causar algo más al solo conducirse... solo–. 

–____ tiene razón, tenemos que detenerlo–. 

Soltó un gruñido –ah bien, Henry encárgate de eso, yo me quedaré con ____ viendo el árbol–. 

–¡Viejo!–. 

–¡Ray!–. 

–¡¿Qué?! ¡¿Qué?!–. 

–Tú eres indestructible– comenté. 

–¿Y eso que tiene que ver con la Navidad?– no respondimos –¡ARGHHHHH! Bien, bien, bien, de acuerdo... arruinaron mi momento, jeez–. 

Sin más que decir, Ray se fue corriendo tras el Capi Trailer para poder detenerlo, mientras que Henry y yo mirábamos como se perdía en la obscuridad, momentos después, volvimos a la magia que este árbol envuelto en llamas estaba causando. 

Mi novio rubio pasó uno de sustratos por mis hombros atrayéndome hacia él, a la vez que yo volvía a recargar mi cabeza, solo que ahora en su pecho. 

–Feliz Navidad, Hen–. 

–Feliz Navidad, ____–. 

Era mágico, simplemente el encanto de la Navidad en una sola escena, la primera Navidad con Henry como más que amigos, la primera donde sabía que estaba completamente bien, no había nada que pudiera destruir este momento, mi corazón tenía entendido que este era su lugar, a lado de él, y eso se sentía mejor que miles de Navidades juntas. A lado de Henry Hart. 

–Ven–. 

Henry se separó del abrazo, tomó mi mano, y me llevó hasta un cobertizo de ahí mismo en la granja, se detuvo justo en el marco de la puerta, me hizo pararme frente a él y tomó mis dos manos, mirándome directamente a los ojos. 

–¿Qué pasa?– pregunté confundida. 

–Mira arriba–. 

Alcé mi mirada a lo que había justo en nuestras cabezas, muérdago. La clásica tradición Navideña. 

Le dediqué una sonrisa –qué conveniente, Henry Prudence Hart–. 

Me devolvió el gesto –____ Martin, desde que te conocí, todos los años he querido besarte bajo el muérdago, en la víspera de Navidad, porque eras mi mejor amiga solamente no podía hacerlo, pero ahora que eres igual mi novia, te quiero... ____ ¿te puedo besar bajo el muérdago?–. 

–Henry– di un paso para quedar a centímetros de su rostro –solo hazlo–. 

No tuve que decir más, no hubo necesidad de decir más, pues en menos tiempo cuando terminé mi oración, los labios de Henry ya estaban sobre los míos, tenía un ligero sabor a pino... y a bosque, no obstante, dejando eso de lado pues era lo que menos importaba ahora, mi corazón explotó en miles de estrellas cuando mis labios tocaron los suyos.

Un beso lindo, seguro, sincero, un beso de aquellos que te podían matar internamente por lo que causaba dentro de la persona, un beso que solo podía existir con la persona correcta, un beso que causaba la magia de la tradición del muérdago. 

Un beso que yo estaba dando con mi persona, mi novio, mi mejor amigo. 







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