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Capítulo 32

Después del pequeño rendezvous que tuve con Henry en la parte de detrás de la puerta secreta de la Capi Cueva, donde hace algunos meses en la otra Capi Cueva se encontraban los antiguos cuartos secretos, claro antes de que la explotáramos, regresamos a donde estaban todos los demás, todo para encontrarnos con la escena menos placentera desde que la familia de Schwoz estaba aquí.

Ray estaba sobre Brad Invisible en el suelo, haciéndole un tipo de amarre de lucha, mientras que él otro se quejaba constantemente sobre el peso de Ray, gritaba, y así como buenos ciudadanos de Swellview, tenían una pelea de palabras sin sentido que causaba que los presentes nos incomodáramos por lo que decían.

Henryway, al final de esa escena bastante peculiar, Ray nos llevó al lugar donde nos daría los disfraces para poder pasar desapercibidos en el Salón de los Magos, el lugar donde casualmente Schwoz tenía su bote de 20 piernas reales, al igual que su maleta con brazos falsos que le prestó a Henry la vez que se rompió el brazo.

–No estoy amando el disfraz, Ray–.

Asentí –sí yo tampoco, Ray–.

Habíamos llegado al Palacio Mágico, ya usando los disfraces más ridículos que podían existir, y de acuerdo con Capitán Man, eran trajes que se asemejaban a magos de famosos de películas o de la vida real... y sinceramente no puedo creer que los hayan dejado usar este tipo de cosas.

El disfraz que yo usaba era demasiado simple, traía una varita mágica en la mano, una capa gigante color negro con el interior del gorro de un color guinda obscuro, traía el escudo en la parte de enfrente color rojo y amarillo, y un león en medio con una palabra que comenzaba con "G", mientras que a la vez usaba una falda color negro, junto con un suéter del mismo color, una playera blanca y una corbata de los colores del escudo.

–Tú eres una bruja famosa– Ray me señaló –y tú eres Criss Angel–.

–¿Quién es Criss Angel, viejo?–.

–¿No sabes quién es Criss Angel?–.

Crucé mis brazos –nadie sabe quien es Criss Angel, Ray–.

–¡No uses mi nombre real!– gritó este –ahora soy "El Asombroso Ray"–.

–¿Okay?– fruncí el ceño.

–Genial– contestó Henry –entonces ¿cuál es nuestro nombre?–.

–Mágica ____ y tengo uno genial para ti, espera aquí...– hizo una pausa para comenzar a adentrarse dentro de donde estaba Tatiana.

–¿Por qué no me dices ahora?–.

Pero al igual que siempre, Ray nos dejó con la palabra en la boca haciendo de esto más irritante de lo que ya era.

Mi novio y yo nos miramos preocupados por su comportamiento, del mismo modo en el que siempre lo hacíamos cuando se trataba de una situación como estas con respecto a nuestro jefe, sin embargo, lo único que ocurrió: Henry puso su mano sobre mi espalda, y juntos caminamos dentro del lugar siguiendo a Ray.

–¿Brad está aquí?– pregunté mirando alrededor.

–No lo sé– respondió él chico rubio –¿Brad?–.

"Aquí tortolitos" Brad Invisible revolvió nuestro cabello.

Moví mis manos entre mi cabello para hacer que se quitara, al igual que mi novio, al final, Brad contestó con una carcajada para después adentrarnos en el lugar.

–¡Tatiana!– gritó este causando que la bruja rompiera un globo que tenía en las manos –yo soy el Asombroso Ray– dijo en tono de misterio –esta es mi colega, Mágica ____ y mi asistente ¡Niño Truco!–.

Solté una ligera carcajada.

–Nope– contestó Henry a punto de irse.

Sabía que no le gustaría el nombre, y para ser sinceros, era un poco vergonzoso.

–Alto ahí, Niño Truco– le dije evitando que se fuera.

–Gracias Mágica ____– agradeció Ray –ahora, Tatiana, somos magos reales y nos gustaría entrar al Salón de los Magos–.

–Solamente necesito ver un truco primero–.

–¡Sí! ¡Sí! ¡Un truco en efecto!– exclamó Ray mientras nos miraba con complicidad –pero mira que hermoso pódium tienes, no te gustaría que estuviera ¡un poco más alto!–.

Tatiana sonrió –no–.

Ray hizo una mueca –¡pues no se diga más!–.

–Dijo que no lo deseaba...– susurré.

–¡MAGIA!–.

Cuando perfectamente Tatiana dijo que no lo deseaba, Ray comenzó a hacer ademanes con las manos fingiendo que hacía elevar el podium que estaba frente a nosotros, no obstante, esperando a que Brad lo levantara por los aires, lo único que pasó fue que este se levantó 5 centímetros del suelo.

"Está... muy... pesado..." se escuchó decir a Brad.

–¿Qué?– preguntó Tatiana confundida al aire.

–Uh... dije que está muy pesado... para tu magia– habló Henry salvando la situación –supongo que tu magia está fuera de forma–.

–¡Calla tu boca, Niño Truco!–.

Henry sacudió su cabeza de un lado a otro –um... ¿por qué no mejor hago levitar un libro?–.

Hizo ademanes hacia el librero que estaba en la habitación fingiendo de igual manera que hacia magia.

"De bolsillo".

–¿Es una broma? Okay–.

De un momento a otro, uno de los libros empezó a volar por los aires, indicando que Brad lo tenía en las manos.

–Miren, aquí estoy, haciendo levitar un libro de bolsillo que no pesa nada– sarcasmo por parte de mi chico.

Chasqueé los dedos –ahí está–.

–Magia– Ray.

–Magia– repetí.

–Buen truco– dijo Tatiana sorprendida –supongo que por eso te llaman Niño Truco–.

Por segunda vez, di una carcajada al escuchar el nombre.

Henry bajó la mirada –sí, así es–.

–Disfruten el Salón de los Magos–.

Tatiana movió su mano en dirección a la puerta para entrar al Salón de los Magos, la cual se abrió por si sola en cuanto la recepcionista la señaló, dejándonos el camino libre dentro de aquel lugar.

–¿Estás lista?– preguntó Henry tomando mis hombros –¡una misión juntos!–.

Rodeé los ojos divertida –no puedo creer que estoy a punto de hacer esto–.

–Ya estás más involucrada de lo que esperas, ____– me dio un beso en la cabeza –estoy tan feliz–.

Y no era ninguna mentira cuando decía que yo me encontraba más nerviosa en esos momentos que antes cuando llegamos a este lugar por primera vez, el hecho de que habíamos logrado entrar al Salón, hacía más real la situación.

Había estado años en Swellview, al llegar nunca esperé hacerme amiga de un grupo de superhéroes y mucho menos la novia de uno de ellos, estaba bien estando detrás de todo, ayudando desde la Capi Cueva, con Schwoz en sus cosas extrañas, a Charlotte, incluso Jasper en Junk N' Stuff, pero ahora mi cerebro estaba entendiéndolo todo.

Ponía mi vida en riesgo, aún enfrentándonos a magos, era ponerme en riesgo esto era lo que Ray y Henry hacían siempre, más Henry por obvias razones, poner la vida en riesgo para salvar personas, cosas que son importantes para las personas, era algo de admirarse, y debo admitir que me gustaba.

Sin embargo, así como estaba segura de que esto me gustaba, estaba segura por completo de que esta sería la última vez que acompañaba a mi novio y a Ray a una misión, no era para mí.

Al cruzar la puerta para entrar al Salón de los Magos, una manta invisible llena de ilusión y misterio nos recubrió, dejándonos ver más allá de lo que nuestros ojos podían apreciar. El lugar tenía un estilo antiguo al decir por sus paredes y muebles, no había más que una ventana con un ventanal decorado, un mini bar, y a lo lejos una sección donde al parecer tenían varios artefactos usados por magos famosos o que causaron un impacto en la sociedad mágica.

–¡Saludos! ¡Compañero practicante de las artes mágicas!– exclamó Ray al ver a un hombre frente a él.

–Hey– saludó él.

–¡Yo soy él Asombroso Ray!–.

Él mago extendió su brazo –Alan–.

–¿Alan él...?–.

–Oh, no, solo Alan– completó él mago –lo sé, es el peor nombre artístico del mundo–.

Reí un poco ante su chiste para disimular.

–Bueno, ella es ¡Mágica ____!– alcé una mano –y mi asistente ¡Niño Truco!–.

Alan soltó una carcajada –bueno tal vez mi nombre es el segundo peor–.

Ray y yo comenzamos a reírnos ante aquel chiste que sí fue gracioso, mientras que Henry simplemente asentía con una sonrisa falsa que podía decir a kilómetros que estaba molesto por aquello.

–Eso debió arder, buena esa Alan– hablé aún entre risas.

Henry me miró mal.

–¿Saben que necesita Niño Truco para esa quemadura?–.

Alan pasó su manó detrás de la cabeza de Henry captando la atención de todos, para después sacar de detrás de esta una crema para las quemaduras.

–¡Wow!– aplaudí sorprendida.

–¡Oh crema!– exclamó Ray.

–Para eso que ardió– dijo Henry.

–¡Eso que ardió!–.

–Así es–.

–Porque se burló de tu nombre–.

–Sí lo sé...–.

–Debió de arder–.

De esa manera, Ray no dejó de hacer chistes sobre el truco de magia que Alan había realizado en Henry, mientras que él le trataba de seguir el juego a Ray en un tono molesto y fastidiado, llamando la atención de todos los magos presentes. Situación que sabía que si alguien no le ponía un fin, jamás terminaría, había una Declaración que encontrar, no podíamos perder más tiempo.

–¡SUFICIENTE!– grité, logrando que todos callaran, rodeé los ojos y di un paso al frente –Alan, nos dijeron que un compañero mago robó la Declaración de Independencia de Swellview...–.

Ray me tomó del brazo para jalarme hacia él –¡____! No puedes venir así de la nada a preguntar eso–.

–Sí, tienes que establecer confianza– siguió Henry –construir una relación...–.

–Oh si, Stu la tiene– soltó Alan de un momento a otro –y él está justo por ahí–.

Sonreí orgullosa a Henry y Ray, a lo que con él que tenía una relación amorosa me devolvió la sonrisa, mientras que él otro rodaba los ojos como acostumbraba hacerlo cuando alguien tenía la razón y él no.

Al lugar donde había señalado Alan, se encontraba un hombre no más alto que yo hablando con Mysterio, el mago que habíamos conocido hace algunas horas, mostrándole un cuadro enorme que tenía un papel adentro que decía: "Declaración de Indepencia".

–Ve esto– dijo Stu a Mysterio –robé la Declaración de Independencia, solamente entré al museo, la tomé y me fui–.

–¿Hiciste lo de la paloma?– preguntó Mysterio.

–Claro que lo hice, soy Stu, esa es mi cosa–.

–Amo robar cosas–.

–¿Verdad? Es fácil cuando eres un mago–.

–Por eso me convertí en un mago... ¡para robar!–.

Volteé a ver a Henry y Ray, fue en ese momento en el que me di cuenta que ambos tenían "la mirada". Una mirada que ambos habían desarrollado a lo largo de los años como Capitán Man y Kid Danger, la hacían cuando habían encontrado a su objetivo, lo penetraban con esta, llena de venganza y con ganas de imponer justicia. Una mirada de superhéroe.

Henry se veía tan lindo cuando la hacía.

Caminamos hasta el lugar donde estaban Stu y Mysterio, yo dejando que Ray y Henry se quedaran al frente por el simple hecho de que sabía que ellos sabían lo que hacían.

Ray dio un paso al frente –¡Hey, Stu!– se acercó más a ellos –yo soy el Asombroso Ray y yo me convertí en un mago para ir encubierto y arrestar a ladrones–.

–Yo también hice eso para hacer eso– dijo Henry mientras sacaba unas esposas de su pantalón.

Me asomé en medio de ambos –yo solamente vengo a hacer compañía– volví a mi lugar.

De un momento a otro, los magos que se encontraban dentro del Salón, comenzaron a salir corriendo como si estuvieran huyendo de lo que sea que estuviera a punto de suceder, al igual que Mysterio, él cual simplemente mostró una sonrisa y se fue caminando como si nada.

Eso debía ser preocupante.

–Diles tú nombre– Ray golpeó a Henry en el hombro divertido.

–No quiero decir mi nombre–.

–Anda dilo, dilo– insistí.

–Bueno no quiero–.

–Sabes que él quiere escucharlo–.

–Es Niño Truco– dijo Ray resaltando esas últimas dos palabras.

Asentí divertida –Niño Truco–.

Conocía a mis amigos más que nada, y cuando se trataba de molestar a alguien sobre alguna situación que ocurrió que sabíamos era vergonzosa, se quedaría por lo menos ciertos meses hasta que pasara algo más vergonzoso que rebasara el nivel de vergüenza, así que esto de Niño Truco al momento en que llegara a oídos de Schwoz, Charlotte y Jasper, se quedaría como burla a mi novio.

–Bueno, Niño Truco– empezó a decir Stu –¿cómo me vas a esposar? Sí las esposas ya están en tus manos–.

–Una terrible disculpa no te estoy siguiendo...–.

Negué confundida mientras me asomaba de nuevo –yo tampoco...–.

–¡Wow!– exclamó Henry.

De la nada, las manos de Henry estaban atadas por las esposas que en efecto tenía en las manos. Los tres gritamos sorprendidos, para después comenzar a aplaudir por el increíble truco que habíamos presenciado, que a pesar de ser "malo", en ningún momento Stu tocó las manos de Henry.

–Impresionante–.

–Pero en serio Stu– dijo Henry –tú juego acabó–.

–Sí, vendrás con nosotros– siguió Ray.

–¿Lo haré?–.

Ray, Henry y yo nos volteamos a ver tratando de comprender si era broma lo que Stu había dicho o si no era más que alguna forma de sarcasmo, sin embargo, conociendo un poco la situación me temía pensar que no era así.

Y tenía razón, en cuestión de segundos, mis manos se quedaron inmóviles mientras que un aro de metal rodeaban mis muñecas quedando unidas con las de mi novio, incluyendo las de mi jefe... oh no.

"Justo dije que lo harías", "No sé porque no harías caso a la situación" hablaron Ray y Henry al unísono.

–Um... oigan– traté de decir.

En ese momento, Ray y Henry alzaron nuestras manos en las esposas cuando se dieron cuenta de eso.

–Oh, okay–.

–¿Crees que es gracioso?–.

–¿Por qué no nos dijiste, ____?–.

Rodeé los ojos –¿acaso me ves cara de Charlotte?–.

–Solamente danos un segundo––.

–Un segundo, y desenredamos esto–.

Abrí mis ojos –¡no! ¿¡Qué hacen?!–.

De la nada, Ray y Henry comenzaron a mover nuestros cuerpos por el grupo de esposas que nos mantenían unidos, haciendo que todo cada vez que hacían un movimiento en el intento de desenredarlas, quedaba incluso peor de como habíamos empezado, y es que por más que se existía una forma de deshacerlas, las esposas estaban cruzadas, no existía la forma.

Fueron varios segundos los cuales estuvo esa posición, Stu riéndose de nosotros, lastimando nuestros cuerpos, quedando increíblemente incómodos, hasta que llegó un momento en el que Ray quedó en medio de Henry y de mí, yo con las manos cruzadas detrás de mi espalda, y por cierta razón la cabeza de mi novio sobre mi hombro.

–¡Deja de reírte de nosotros– gritó Henry.

–Les dije que no se movieran– hablé casi sin aire.

–¡No uses tu voz de Charlotte conmigo, ____!– me reclamó Ray.

–¡No peleen!– se entrometió Henry –esperen, esperen, esperen, esperen, tenemos a Brad–.

–¡Oh si! ¡Tenemos un truco bajo la manga!...– Ray tomó una gran cantidad de aire –... ¡ve por él Brad!–.

Y cuando esperábamos a que Brad se lanzara sobre Stu para poder ayudarnos a salir sobre esto, toda la esperanza de salir de esta sin ningún rasguño o por lo menos no tan lastimados de lo que ya estábamos, nuestro famoso truco bajo la manga no apareció.

–Dije... ¡ve por él Brad!– repitió Ray.

Pero nada pasó de nuevo. Miré a mi alrededor tratando de buscar alguna cosa que se moviera por si sola indicando que Brad estuviera por ahí, no obstante, nada pasaba. Estábamos perdidos, era más que obvio.

–¡Brad!– grité.

–¡Brad!– siguió Ray.

–¡Brad!– Henry.

"¡BRAD!" gritamos al mismo tiempo "¡BRAD!".

Ni una respuesta, ni un movimiento, absolutamente nada. Mis nervios comenzaban a subir cada vez más, más de lo que ya estaban, hasta que de un momento a otro, sentí una de las manos enredadas en este lío tomar la mía y apretarla tratando de mantenerme en calma. Henry.

–Y para mi siguiente truco– habló Stu –voy a hacer que los tres de ustedes se vayan a dormir–.

–En realidad no estoy cansado– respondió Ray.

–Estoy bien, antes de venir me tomé un vaso de leche caliente y...–.

Todo pasó demasiado rápido que ahora que trato de recordarlo aparecen como momentos vagos y dispersos, que aún estoy tratando de captar lo sucedido.

Stu nos lanzó polvos brillantes de un tubo a la cara, causando que todo se volviera brillante, literalmente, sentí un ligero mareo en mi cabeza, todo comenzaba a darme vueltas, hasta que de repente, mi visión se tornó obscura.

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