Capítulo 21
Capítulo para:
Ya que ganó un concurso en mi Instagram:
...
Habían pasado solo tres semanas desde el nacimiento de la hija de Ray, que si por si se lo preguntan, si, si resultó siendo niña, genial ¿no es así? Pero así como había pasado solo un par de días dentro del estómago de Ray, y creció más de lo esperado que un bebé normal, la niña creció en estas tres semanas para convertirse en una adolescente... caprichosa.
Para nuestra muy mala suerte, la niña alien nació con la personalidad egocéntrica de Ray. No dejaba de hablar sobre lo increíble que eran sus 12 tentáculos, sus ojos rojos y de como sería de gran utilidad en el equipo Danger, algo en lo que Ray, Schwoz, Charlotte e incluso yo estuvimos en completo desacuerdo.
Henry y Jasper opinaban lo contrario.
Sacar a la pequeña Eve, porque así fue como la llamó Ray, implicaría revelar el secreto de que había Aliens en la tierra, situación que de cierta forma ya no es tanto un secreto, mas sin embargo, si el gobierno del país se enteraba de que teníamos a una alien adolescente escondida ahí si podían haber problemas. De acuerdo con Schwoz, no podía volver a meterse con el FBI el siendo un extranjero... aún sigo procesando eso.
Henryway, así como Eve crecía, su instinto de alienígena le impedía crecer como "persona" dentro de la Capi Cueva, y es que como mencioné antes, tenía el ego de su papá, el genio, absolutamente todo, además de que nos doblaba casi el tamaño a cada uno de nosotros.
Eve comenzó a romper todo lo que estaba a su paso, absolutamente todo, desde la pantalla del Auto-Snacker, casi comerse una parte del sillón giratorio que hizo molestar mucho a Ray, querer ir por los tubos y destruir uno, lo que hizo que Capitán Man se pusiera furioso con ella. Además, su tamaño ya no la dejaba irse a la habitación que tenía en el lugar, debía ir a las duchas, lo que me imagino debe ser muy incómodo.
Así que con todo el dolor de su corazón, Ray decidió, junto con la ayuda de Charlotte, que debía ser buena idea mandar a Eve al espacio, al planeta donde se supone que debía pertenecer, con las otras rocas alienígenas que podían llegar a caer en la Tierra.
Con la ayuda de Schwoz lograron encogerla para llevarla al desierto y ahí poder despedirnos de ella, le regalaron su cohete del amor y sin más que decir, con un poco de lágrimas por todos lados, Eve abandonó el planeta Tierra, sin tener alguna idea de cuando volveríamos a verla.
En fin, el día era viernes, y los días finales de octubre estaban más presentes de lo que deberían. Las hojas ya habían caído por completo de los árboles, las banquetas y calles estaban llenas de estas color café, y la época de Halloween era lo que más nos importaba en estas fechas.
Se sentía el terror, la obscuridad, el misterio en las calles, y como era una gran cosa para el pueblo Americano, desde el día 1 de Octubre todos estaban asustando a todos, todo Swellview ya tenía decoraciones espeluznantes. Cosa que ocurría cada año sin falta, al igual que nuestro ahora anual maratón de películas de terror y horror que a Henry... no le daba miedo, si no risa.
El año pasado lo hicimos sólo él y yo, cuando éramos solo mejores amigos y no más que amigos, este año sería diferente, con todos nuestros amigos en la Capi Cueva, sin embargo, mi novio y yo decidimos empezar un poco antes en su casa, solo para no perder la costumbre de lo que habíamos echo desde que nuestra amistad ocupó un título.
Por que, sí, a pesar de ser novios, seguíamos siendo mejores amigos.
–No puedo creer que no te asustes con esto– le dije mientras asomaba mi mirada a la pantalla.
Henry encogió los hombros –nada puede asustarme–.
–¿Ni siquiera esta película donde todos mueren porque la muerte los persigue y al final nadie queda vivo?– tomé su cara que mirara la pantalla fijamente –mucha sangre–.
–Si, mucha sangre– respondió sin mover la vista de la pantalla –no da miedo, da asco–.
En ese momento, durante la película, unos chicos estaban a lado de una vía de tren que reciente habían salvado a uno de ser atropellado por éste que venía a toda velocidad. Al final lo salvaron, pero destruyó el auto del chico, había pedazos de metal por todos lados, y por lo mismo que causaba el movimiento, un pedazo de metal del auto salió volando de debajo del tren, logrando que decapitara a uno de los chicos del grupo.
Debido a este escena, y a mi cero tolerancia a estas cosas pero que por alguna razón disfrutaba demasiado verlas, me hicieron soltar la cabeza de Henry para ocultar la mía detrás de un cojín que había en su sofá. No me daba miedo, no era miedo, era que siempre mi cuerpo sentía lo que les pasaba a los chicos, ahora sentía que un pedazo de metal había atravesado mi cuello.
Es de familia.
Henry al verme sonrió divertido y quitó el cojín de mi cabeza, para después pasar su brazo alrededor de mis hombros, y al final atraerme hacia él.
–No te da miedo– soltó de la nada –pero sientes todo lo que les pasa a ellos–.
Moví mi cuerpo dando a entender que tenía un escalofrío.
–Odio cuando pasa eso–.
Giró su cabeza a mí mirándome confundido –si sientes todo eso ¿por qué elegiste la película?– alzó una ceja –no me digas que eres masoquista–.
Sonreí sarcástica –que gracioso, no lo soy, me gustan esas películas, las veo porque me gusta lo que pasa, demasiado exageradas, pero de alguna forma son originales–.
–____, son 5 películas donde pasa exactamente lo mismo en contexto diferente–.
–Exacto– chasqueé los dedos –ahora menciona otras 5 películas donde ocurra todo esto que pasa aquí–.
Henry besó mi mejilla –bastante justo–.
–¿Lo ves?–.
–Por eso te quiero demasiado–.
–¿Me quieres por mí opinión de películas de horror?–.
–Nope– relamió sus labios, pasó una gran cantidad de saliva y suspiró –te amo por quien eres–.
Mi corazón comenzó a latir demasiado rápido que estaba seguro estaba a punto de salirse de mi pecho, todo gracias a las hermosas y cursis palabras de Henry. Él chico sabía como ser romántico y como causarle un paro cardíaco a alguien tan solo con unas cuantas frases. Si fuera literal, ya estaría tres metros bajo tierra, pero aquí sigo, aún muriendo.
Sin pensarlo dos veces, me alcé un poco para tomar la mejilla de Henry con la palma de mi mano y acercar sus labios hasta los míos, donde le planté un beso en éstos, fue un beso tierno, donde nuestros labios solo se movían, sin necesidad de hacer algo más.
Eran de esos besos que deseabas que jamás terminaran, que siguieran por toda la eternidad, además de que estos besos eran el fuerte de Henry.
–Besas muy bien– dije a la mitad del beso –¿lo sabías?–.
–Creo que me lo han dicho...– se quedó pensativo durante unos momentos –¡oh, si! Tú–.
Ladeé mi cabeza –la salvaste–.
–Como siempre– Henry alzó las cejas –y cambiando de tema para que no me mates ¿qué seremos en Halloween este año?–.
–¿No seríamos algo con Jasper y Charlotte?– pregunté confundida.
–Bueno, como el año pasado fuimos exterminadores de una película famosa y fue porque ustedes perdieron– sonrió gracioso –quedamos en que tú y yo seríamos disfraz de mejores amigos...–.
Asentí firme –lo que ahora ya no queda en lo absoluto–.
–Para nada– negó rápidamente.
–Entonces podríamos ser algo como disfraz de alguna pareja famosa...– levantó los brazos en el aire –¡Kanye West y Kim Kardashian!–.
(N/A: Esto es 2019, aún no se habían divorciado)
Miré a Henry con una mirada nula esperando a que lo que había dicho fuera solo una broma de muy mal gusto. No era mala idea, de hecho era increíblemente asombrosa, pero para ser nuestro primer Halloween juntos, esperaba algo menos ¿raro? No quería ser una Kardashian, pero sabía que había dado esa idea porque él era fan de Kanye West.
Durante al menos 30 segundos mantuve mi mirada, mientras que él chico solo sonreía contento y emocionado.
–¿Estás... estás seguro?– pregunté dudosa –¿quieres ser ellos?–.
–¿Por qué no?– encogió los hombros indiferente –son geniales, aparecen todo el tiempo en el reality show donde desayunan en elevadores–.
–¿Estás seguro?– volví a cuestionar.
Henry frunció el ceño –algo me dice que no quieres ser ellos–.
Mordí mi labio inferior –preferiría ser Hal & Oates–.
–Amo eso– se levantó un poco de su asiento –seamos Hal & Oates, aunque podríamos ser Kid Danger y su novia, pero de acuerdo–.
Alcé una ceja –
–De acuerdo– dije algo extrañada –como sea, iremos a pedir dulces, de ahí iremos a la Capi Cueva para las películas y comer dulces hasta no poder más–.
Henry soltó un bufido –si es que no tengo que pasar por un portal a otra dimensión otra vez–.
–No lo creo, ya tenemos la máquina que abre portales a otras dimensiones–.
–¿Schwoz no lo ha destruido?–.
Negué rápidamente –no, dice que le sirve para muchas cosas, que así ha conocido varias dimensiones...–.
Henry y yo nos quedamos pensativos durante unos cuantos segundos, analizando las palabras que acababan de salir por mi boca, esperando a que alguna respuesta lógica apareciera, pero no había nada, todo quería decir que Schwoz había dicho. Algo que al final preferimos ignorar para evitar mal entendidos o quedar traumados de por vida.
Anyray, mientras que Henry y yo decidíamos como acabar con el silencio incómodo gracias a Schwoz indirectamente, Piper apareció en la sala de estar con su teléfono en la mano, mirándonos de una manera muy ¿tierna?
–Son lo más lindo que veré hoy– dijo sentándose en la otra parte del sillón –mi sueño se hizo realidad–.
–Piper, privacidad– respondió Henry.
–Es mi casa, yo estoy donde yo quiera estar–.
–Pero yo estoy en mi casa, con mi novia, y mi novia y yo queremos privacidad, así que...– Henry le hizo un ademán con la mano para que se fuera –... desaparece–.
Querido mi novio no sabía lo que había causado por haberle dicho eso a su hermana, aunque era demasiada obvia la respuesta y la reacción, no puedo creer que aún así no hubiera analizado la situación para evitar todo esto.
Era algo de costumbre para decir verdad, y así como todo pasaba dentro de esta casa con los hermanos Hart, Piper contestó a las palabras de Henry, luego Henry contestó a eso, Piper a eso, y así entre ellos dos comenzaron a pelear como siempre solían hacerlo cuando estaban en desacuerdo de algo.
Costumbre de hermanos Hart.
Podían durar minutos, horas, días, semanas, y si alguien no ponía orden en algún momento... quiero decir que jamás terminará. Eso era algo que hacía la Sra. Hart o Charlotte, el Sr. Hart no porque le tenía miedo a Piper.
Así que al darme cuenta que era la única que podía intervenir en esto era yo, rodeé los ojos, moví mis piernas de un lado a otro quejándome que no quería hacerlo y me levanté de mi asiento. En verdad que no quería hacerlo, pero ya no teníamos tiempo.
–¡Suficiente!– los dos dejaron de hablar, suspiré –Piper, puedes estar aquí de todas formas ya nos íbamos, y Henry... deja de actuar como niño pequeño–.
–¡Ella empezó, ____!–.
–¡Deja de actuar como niño pequeño!– grité antes de que dijera algo más.
Cerré los ojos para tranquilizarme un poco, sin embargo, en ese momento sentí como el bolsillo trasero de mi pantalón vibró indicando que me había llegado un mensaje. Sin dudarlo lo saqué con cuidado, lo desbloqueé y tal y como lo había dicho si era un mensaje, era Charlotte diciéndonos que íbamos tarde y que ya todo estaba listo.
–Henry, tenemos que irnos– dije a la vez que guardaba mi teléfono.
–¿A dónde?– preguntó, alcé mis cejas para darle a entender –¡ohhhh! Si ¿ya es hora?–.
Asentí –tenemos que irnos–.
–¿A dónde van?– cuestionó la pequeña Hart.
–A la Capi Cueva– contesté mientras me ponía mi sudadera que estaba sobre el sillón morado.
–Si, vamos a seguir la noche de películas allá– siguió Henry.
–¡Genial!– exclamó Piper –¿puedo ir?–.
Estaba a punto de contestar a la pregunta de Piper, abrí un poco mi boca para que pudiera salir la respuesta, pero antes de que dijera algo, me interrumpieron.
–Nope– Henry.
–Pero yo...–.
–Lo siento, Piper, no puedes ir – siguió hablando.
–Yo solo...–.
–¡NOPE!–.
Y sin dejar terminar a su hermana, o siquiera dejarla hablar o a mí, Henry tomó mi mano, para salir corriendo por la puerta principal con destino a la Capi Cueva.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro