Capítulo 16
El tiempo siempre pasa más rápido de lo que podemos imaginarlo, siempre cuando menos lo esperamos, de un día para otro literalmente un mes había pasado. Nuestro último año de preparatoria había iniciado, así como el primer mes había pasado por nuestros ojos, pasando por todos lo eventos importantes como el baile de bienvenida, el primer juego de fútbol de la temporada, las elecciones presidenciales, en fin, todo lo que en una clásica preparatoria ocurría.
Pero como estábamos en Swellview High, bueno, el nombre lo dice, Swellview, las cosas más extrañas pasaban al momento de todos estos eventos.
Cabe mencionar, que así como las cosas dentro de la preparatoria ocurrían, también fuera de, es decir, en la Capi Cueva y todos los asuntos de Capitán Man y Kid Danger.
Por octava vez, nombraron una calle "Capitán Man AV." (Avenue o avenida), lo que se imaginarán, y cosa que es demasiado obvia, alteró el ego de Ray hasta los cielos, y bajó un poco el de mi Kid Danger, sin embargo, conociéndolo teníamos muy en claro que no le afectaría mucho, pues sabíamos como era Ray.
En fin, hablando de Kid Danger a.k.a Henry, éste seguía con su tendencia de no ir a la escuela, al igual que con su tendencia de no escucharme cuando se trataba del tema. Algo que debo admitir me molestaba bastante, más de lo que debería, pero no podía hacer nada, ya que como siempre, cuando se tocaba salía alguna emergencia o algún asunto de la Capi Cueva que debía ser arreglado y se lo impedía.
De acuerdo con Charlotte ese tema era algo que debía de hablarlo con sus padres, al yo ser su novia, no obstante, no quiero pensar que harían mucho al respecto.
Henryway, el día de hoy era un día casual a finales de septiembre con todo el otoño haciéndose presente en nuestra ciudad. Las hojas en los árboles se comenzaban a caer, el calor se desvanecía dando paso a las grandes ráfagas de viento y las aplicaciones a las universidades era lo único que pasaba por nuestras mentes.
–¡Rayos!– grité de la nada –no puedo creer que necesites por lo menos un GPA de 3.3 para entrar a Berkeley–.
–¿Y luego?– contestó Charlotte indiferente –te eduqué para que tuvieras uno de 3.5–.
Asentí –y lo tengo–.
–¿Entonces cuál es el problema?–.
Hice una mueca con mi boca y moví mi cabeza de un lado a otro ansiosa –no quiero verme como una completa nerd–.
–____, ya lo eres– habló Jasper, lo miré mal –¿qué? Es la verdad, si no lo fueras no siempre le ayudarías a Schwoz en todo lo que hace, además no entiendo porque te preocupas tanto con eso de las escuelas, aún queda mucho tiempo para eso– alargó la "u" en mucho.
Estábamos en la Capi Cueva, esperando a que Ray y Henry volvieran, sentados Jasper y yo en el sillón giratorio, mientras que Charlotte estaba en la computadora de los monitores. Yo con mi computadora, Jasper pasando por Envygram en su teléfono despreocupado y Charlotte haciendo su décima aplicación a otra universidad, como siempre.
–Ajá, mucho tiempo, solo me preocupo por mí futuro– fruncí el ceño confundida –cosa que al parecer tú no estás haciendo–.
–Oh, no, claro que lo hago–.
Alcé mis cejas sorprendida –no te he visto aplicar para ninguna escuela, Jasper–.
–No es necesario, la única escuela a la que planeo ir tiene un nivel de aceptación del 100%, todos entran sin importar tu nivel de intelecto o cualquier examen que hagas... es la escuela perfecta para mí–.
Volteé a ver a Charlotte que tenía la misma mirada que yo, una mirada que indicaba no decir nada y simplemente dejar a Jasper ser Jasper, lo que conllevo a que todo el lugar se llenara de un silencio para nada incómodo, si no que no requería de más palabras y para que cada quien siguiera en sus asuntos.
Por los siguientes 5 minutos me dediqué a pasar por todas las escuelas a las que había mandando solicitud, iniciando con la escuela a la que A.J y yo habíamos hablado para ser no solo hermanos de sangre, si no de alma mater, la Universidad de California; él iba a UCLA, en Los Ángeles, yo había aplicado a Berkeley, al norte de California.
Solo estaba a 4 horas en auto de Swellview, lo cual era perfecto por si Henry no... no lograba aplicar o entrar a alguna... lo cuál no era una opción pero... más valía prevenir... si. Las otras opciones eran más dirigidas a la Costa Este, un poco más lejos de la ciudad, pero todas eran como segunda, tercera opción, mi meta era Berkeley.
Como sea, el silencio en la Capi Cueva reinaba a un nivel que no podía compararse con nada, cada uno de nosotros metidos en sus asuntos, sin algo que nos distrajera, o al menos eso creíamos, ya que de la nada, un ruido extraño que provenía de Jasper, nos hizo a Charlotte y a mí voltear enseguida hacia él.
–¿Qué fue eso?– Charlotte le preguntó confundida.
–No tengo idea– contestó él sin despegar la mirada de su teléfono restándole importancia.
Volví a bajar la mirada a mi computadora, dispuesta a entrar a la página de la siguiente escuela, cuando por segunda vez, el ruido volvió a escucharse, solo que esta vez más fuerte. Logrando que nuestras miradas regresaran a Jasper.
Fruncí el ceño –okay, Jasper eso proviene de ti o alguien acaba de abrir la tumba de una momia–.
Por tercera vez, el ruido que provenía de Jasper volvió a escucharse por toda la Capi Cueva, ahora haciendo hasta que él se mirara a sí mismo.
–¡Oh si!– exclamó aliviado –es mi pancita, me grita cuando tiene hambre–.
–Bueno, yo te voy a gritar si sigo escuchando tu pancita– dijo Charlotte –así que ve por algo del Auto-Snacker–.
–Por favor– pedí desesperada.
Un poco abrumado por nuestras palabras, mi amigo se levantó del sillón giratorio dejando su teléfono a un lado y comenzó a hacer su camino para el Auto-Snacker, situación que no pudo completar, pues se detuvo a observar unas cosas extrañas que habían dentro de un frasco.
–¡Hey! ____ ¿me retas a comerme una de estas cosas en este frasco?–.
–No– respondí seca.
–Char ¿me retas a comerme una de estas cosas en este frasco?–.
–¿No?–.
–¡Okay!– Jasper abrió el frasco de cosas extrañas.
–Te dije que no, no te reto a comerte una de esas cosas, tampoco ____, ninguna de las dos te retamos–.
–No puedo creer que me hayan retado a hacerlo, ¡estás loca, Char! ¡____! Qué salvaje–.
Me levante de mi computadora y caminé a donde estaba –no recuerdo haber dicho "si"–.
–¡Lo haré de todas formas!–.
Mi amigo agarró una de las cosas que había en el frasco, y comenzó a quitarle todo el líquido que la contenía. Parecían lichies, aunque definitivamente no lo eran, era bolas blancas que, también parecían mochis, con un ligero color morado que las pintaba en la parte de abajo.
Debo admitir que se veían comestibles, pero al mismo tiempo, también se veían letales y fuera de este mundo, literalmente.
–¡Nadie te retó a hacer eso!–.
Crucé mis brazos –y no sabes que son esas cosas–.
–¡Aquí voy!... Las dos están enfermas–.
Ignorando pro completo nuestras palabras, Jasper comenzó a meterse a la boca una bola blanca sin pensar en las consecuencias. No era que no podía hacerlo, era que eran cosas desconocidas en la Capi Cueva.
Regla No. 5 escrita por Charlotte: Nunca comer cosas desconocidas, extrañas, o que Schwoz no te haya explicado en la Capi Cueva.
Jasper tenía la mitad de la bola blanca dentro de la boca, ras haber ignorado por completo nuestras palabras, estaba listo para comérsela por completo, cuando de repente un grito lo hizo parar de inmediato.
"¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!" era Schwoz, que se había lanzado desde los tubos, aterrizando detrás del sillón giratorio, todo con la intención de detener a Jasper. Cosa que funcionó pues su salto heroico mal echo, ayudó a que todos lo volteáramos a ver.
–¡No comas eso!– gritó Schwoz mientras se paraba del suelo.
–Tengo que hacerlo, ellas me retaron– contestó Jasper.
–¿Por qué hicieron eso?–.
Lo miré mal –¡no lo hicimos!–.
–¡Le dijimos que no porque no sabíamos que eran esas cosas!– siguió Char.
–Si lo sabemos– dijo Schwoz –son huevos para una criatura que inventé–.
–¿Qué clase de criatura?– le preguntó Jasper.
–Bueno, tomé material orgánico que sobró de la roca espacial alien que cayó sobre la cabeza de Ray–.
Oh si, quiero decir, yo no había llegado a Swellview, en esa época vivía la vida en San Diego, disfrutando de la vida en la Costa Oeste, no me habría imaginado nunca que existieran las rocas espaciales. Pero si recuerdo cuando Henry me contó sobre eso, llevaba un mes trabajando para Ray y lo gracioso que fue perseguir al alien por su casa.
Incliné mi cabeza –¿qué eso no fue hace algunas temporadas?–.
–Si, era verano– eso tiene sentido –y lo combiné con ADN de un caimán, un tejón de miel y un yak–.
–¿Y por qué harías eso?–.
Schwoz encogió los hombros –Charlotte y ____ me retaron–.
Jasper dio un grito ahogado.
–No lo hicimos–.
–¡Están locas, amigas!–.
Rodeé los ojos –entonces ¿qué hubiera pasado si Jasper se comía uno de esos... huevos de alienígena?–.
–Pues, hubiera crecido en la pancita de Jasper, eclosionar, comerlo para poder salir y hacerle un gran y lindo agujero justo...– señaló la pancita de Jasper –... ahí–.
Al momento en que Schwoz señaló la pancita de Jasper, ésta volvió a gruñir como hace unos minutos, solo que esta vez lo había echo más fuerte, como si estuviera gritándole por haberla señalado, lo que causó que todos diéramos un paso hacia atrás, para evitar cualquier cosa.
–Grita cuando la señalas– dijo el chico.
–Okay, Schwoz– habló Charlotte ignorando a Jasper –si esas cosas son tan peligrosas, tal vez podrías, bueno no lo sé... ¡ETIQUETAR EL FRASCO!–.
Schwoz alzó sus brazos en el aire –no pude encontrar la máquina de etiquetas–.
Reí divertida –¿Tan siquiera lo buscaste?–.
–... no...– contestó titubeando.
Char soltó un suspiro pesado –vamos, te ayudaré a buscarlo–.
–¡Oh, yay!–.
–____ ¿ayuda?–.
Asentí –claro–.
Fue así como Charlotte, Schwoz y yo caminamos a la puerta secreta en camino a buscar la máquina de etiquetas, dejando a Jasper detrás aún cerca del frasco lleno de huevos.
–¿Me están retando a ayudarles a buscar?– preguntó éste emocionado.
Lo miré con una mirada de "asco" –no–.
–Jasper, el líquido que contiene los huevos es muy tóxico, deberías ir a lavar tus manos– le dijo Schwoz.
–¿Me estás retando a lavarme las manos?–.
–¿Qué?–.
–¡De acuerdo! ¡Lo haré!– comenzó a caminar a la puerta del engrane –¡Estás loco, Schwoz! Retándome a lavarme las manos, eres tan malo–.
–Pero... yo no te reté a...–.
–¡Sólo camina!– exclamé tomándolo del brazo.
–¡Ayyyyyyyeeeeeee!–.
Media hora, 30 minutos, 30 largos minutos buscando la máquina de etiquetas entre todas las cosas que había en el Storage de la Capi Cueva. Encontramos el borra memorias, la máquina que hizo a Ray indestructible y a Henry una vez, la máquina que hizo a Henry una bestia, la máquina que mantenía a Henry en sueños... wow, pobre Henry. Me sorprende que siga vivo.
En fin, después de tanto tiempo logramos encontrarla detrás de una caja que decía "Piernas Falsas", algo que puede parecer inservible, pero que después de la experiencia pudimos darnos cuenta de que no lo es.
Imprimimos una etiqueta que decía "Huevos de Alien" en letras grandes, Jasper se unió a nosotros después de "haber cumplido su reto", y decidimos regresar a la parte principal de la Capi Cueva, sintiéndonos por completo aliviados.
Solo que para nuestra gran sorpresa, aunque no tan grande, encontramos todo el piso de la Capi Cueva lleno de huevos de alien, al igual que las paredes, y a un Ray y Henry con estos en la mano lanzándolos el uno al otro y como era de esperarse, discutiendo entre palabras sin sentido.
–... este es el bueno, puedo sentirlo...–.
–... no arruines la lanzada...–.
–... no arruines la atrapada, mis lanzamientos son oro–.
–Si, oro de tontos–.
–¿Qué?–.
Abrí mis ojos de par en par por la escena que estaba ocurriendo frente a mis ojos, y aunque solo estuvieran lanzándose esas cosas, de acuerdo con Schwoz era muy peligroso incluso tocarlos.
–¿¡Qué están haciendo?!– preguntó Charlotte gritando.
–¡Cállense estoy a punto a atrapar una litchi!– contesto Ray.
–Se pronuncia lichi– corrigió Henry.
Y antes de que alguno de nosotros pudiera decir algo, Henry le lanzó la lichi a Ray para que pudiera atraparlo con la boca, generando un ambiente de tensión y miedo muy grande entre todos nosotros, deseando que no pudiera atrapar la lichi y que solo lo dejara. Lo cual agradezco al universo pues eso fue lo que pasó.
El huevo de alien golpeó a Ray en la nariz y ésta cayó al suelo.
–¡Oigan!– se quejó Ray –¡hicieron que me desconcertara!–.
–¡Mi lanzamiento estuvo súper cool– dijo Henry caminando hasta mí, y pasó su brazo por mis hombros –hola–.
Sonreí nerviosa –hola–.
–Wow, eso estuvo cerca– habló Schwoz.
–¿Qué estuvo cerca?– preguntó Ray.
–Si te hubieras comido eso, un alien hubiera...–.
–Yyyyyyy ya no estoy escuchando, regla de los 5 segundos–.
Ray ignoró las palabras de Schwoz, se agachó al suelo para tomar un huevo de alien y se lo metió a la boca, donde empezó a masticarlo despreocupado mientras hacia caras de asco.
–¡Ugh!... Siempre olvido cuánto odio las litchis–.
–Ah yo también, viejo, son tan asquerosas–.
–¡ESAS NO SON LICHIS!– gritó Schwoz –¿qué acaso no leíste el letrero que no puse en el frasco?–.
Hice una mueca –esos son huevos de alien–.
–¿Huh?–.
–Esos son huevos de alien– repitió Charlotte.
–¿Huh?–.
–¡Esos son huevos de alien!– terminó Schwoz.
–Eso creí que dijiste– dijo Ray en un tono bajo.
–Schwoz nos dijo que si comáis uno, un alien iba a crecer y a eclosionar dentro de tu estómago– siguió Jasper.
Ray se quedó pensativo durante unos segundos, analizando toda la información que había recibido, para después tomar a Schwoz del hombro, atraerlo hacia él, y sonreír para nervioso... nótese el sarcasmo.
–Schwoz– habló él mientras pasaba un poco de saliva –¿me acabo de embarazar con un bebé alien?–.
–No lo sabremos hasta en un par de días–.
Henry cruzó los dedos e hizo una mueca en señal de "esperemos que no".
El silencio que se había perdido al inicio en la Capi Cueva había regresado, solo que esta vez el miedo de Ray se sentía en todas partes, tanto así que volteó a vernos a cada uno de nosotros por algo de esperanza, pero en realidad sabíamos que estaba "muerto" ya, aunque claro no era nada seguro.
...
Los días pasaron en la Capi Cueva, y cada vez más el estómago de Ray crecía y crecía cada vez más, al igual que su temperamento que ni él podía soportarse.
–Bueno, estamos seguros– decía Schwoz mientras caminaba a Ray que se miraba en el espejo –estás embarazado...–.
Henry, Jasper, Char y yo mirábamos la escena desde el sillón giratorio. Con la mirada asustada puesta sobre Ray, sin saber cual ahora era su destino.
–¡Felicitaciones!– Schwoz explotó un tubo de confeti en su cabeza –yay–.
Ray estaba embarazado... de un alien... un alien bebé... okay.
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