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Capítulo 11

–Lo perdiste–. 

–No, no lo hice–. 

–Si, si lo hiciste–.

–¿Por qué tienen problemas siempre con encontrar eso?–. 

–La última vez lo utilizó ella–. 

–¡No lo perdí!–. 

Henry rodó los ojos –¡okay, sólo tú y yo lo usamos!–. 

–¡Pero no fui yo esta vez!–. 

–Y ahora ____ y yo queremos usarlo...–. 

–No es necesario que...–. 

El último fin de semana antes de que la escuela comenzara, nuestro último fin de semana como alumnos de preparatoria de verano antes de entrar a la universidad, uno de los que el pueblo americano consideraba de los más importantes para todo tipo de joven dentro del país, pues este marcaba una era valiosa para todos. 

Nos encontrábamos en un sábado como cualquiera, una semana después de que mis padres vinieran a Swellview, una semana de que pasara la cena más extraña con ellos y con Henry, pero más que nada, había pasado una semana desde que ese chico rubio antes mencionado me realizó la pregunta más esperada desde que nos conocimos, la que terminó con las dudas sobre lo que teníamos y lo que reveló lo que realmente ambos sentíamos a pesar de todo. 

–Hablo en serio, Piper, solo tú y yo lo usamos, no pudo haber desaparecido así nada más–. 

–Tranquilos, debe de estar por aquí...– lancé un cojín –...en alguna parte–. 

En los tan solo 40 minutos que había llegado a la casa de los Hart para mi cita... que lindo suena eso, aunque realmente solo es el título, ya que antes cuando no existía nada más que la amistad, es decir, cuando solo éramos mejores amigos, solíamos hacer esto todas las noches cuando estábamos de vacaciones o en fines de semana:

Ver películas hasta cansarnos y no poder más. 

Claro que ahora se incluían abrazos, a veces palabras lindas y tiernas entre momentos, pero no quitaba el hecho de poder divertirnos, reírnos como siempre solíamos hacerlo. El único problema, es que para poder hacer todo eso necesitábamos el control del Pera TV, que no encontrábamos en ningún lado, así que llamamos a Piper para ayudarnos a buscarlo. 

Habíamos casi desmantelado casi la mitad del sillón principal de la sala, desesperados por buscar el control que no aparecía por ningún lado y como era de esperarse, en tan solo segundos los hermanos Hart comenzaron a pelearse por la situación. 

–¡Sólo tú y yo lo usamos!– gritaba Henry. 

–¡Pero lo dejé justo en su lugar!– seguía Piper–. 

–¡Dejen de gritarse!–.

–La última vez tu lo usaste y... lo encontré– Henry se levantó del sillón con el pequeño, diminuto, en serio pequeño, control de Pera TV en los dedos. 

Asentí mientras cruzaba mis brazos, me acercaba más a él. 

–Bien ¿por qué tienen que hacer el control del Pera TV tan pequeño?– preguntó Piper.

–No tengo idea– contesté –pero no entiendo como cada año es más pequeño que el anterior–. 

Y tenía razón, el primer control de Pera TV era del tamaño de la mitad de un control de televisión normal, pero cada año la compañía fue reduciendo su tamaño, hasta que terminó siendo un cuadro de 5 centímetros por 5 centímetros, que se podía perder con tan solo tenerlo en los dedos. 

–Pero ____ tiene razón– habló Henry –cada año es incluso más pequeño, como sea pongamos el sillón justo como estaba y... ¡qué rayos lo acabo de perder otra vez!–.

Lo miré incrédula –¿hablas en serio?–. 

–Estaba parado aquí, lo tenía en las manos y despareció– cosa extraña, le pasó justo a Henry en ese instante. 

Piper empezó a reclamarla a Henry sobre lo sucedido, yo le decía que como era posible lo ocurrido, y fue como de un momento a otro, la sala de la casa se llenó de gritos en una pequeña discusión de las que solíamos encontrarnos en la Capi Cueva, a la vez que intentábamos arreglar los cojines desacomodados y buscábamos por segunda vez el control del Pera TV. 

Estábamos centrados en nuestros pensamientos, metidos en el asunto de tener todo listo para mi "cita" con Henry, cuando de repente, se escucharon varios pasos bajar las escaleras rápidamente, seguido del sonido de una maleta. 

–¡Los veo en una semana!–.

"¡Adiós!", "¡Nos vemos!", "¡Te cuidas!". 

Henry, Piper y yo nos levantamos de nuestra posición confundidos al momento en el que escuchamos las palabras de Jake Hart, entrando en razón segundos después de que hubiera hablado. Este bajó las escaleras con una maleta color azul vivo, una playera sin tirantes del mismo color con una emblema en esta, sandalias y unos shorts de flores. 

–¿Qué está pasando?– le preguntó su hija. 

–¿A dónde vas?– esta vez fue su hijo. 

–¿Dónde está mamá?–. 

–Si ¿dónde está mamá?– Henry frunció el ceño –¿por qué estás vestido así?–. 

–¿Esa es mi nueva maleta?–. 

–¿Dónde está mamá?–. 

–¿Esos son mis shorts?–. 

Ladeé los cabeza –¿todo bien Sr. Hart?–. 

Él alzó los brazos –wow, esas son muchas preguntas– comenzó a caminar a la cocina –y las contestaré todas si no fuera tarde para el Festival Fayke–. 

Así que sobre eso era el emblema de la playera que usaba. Debí saberlo, Max trató de comprar boletos para ese festival durante meses, así como todo lo que hace, pero como siempre nunca logró conseguirlos. 

Piper dio un grito ahogado –¿¡tienes boletos para el Festival Fayke?!–.

–¿Qué es el Festival Fayke?– preguntó Henry. 

–Es un festival musical– contesté. 

–¡Exacto!– Jake concordó guardando cosas en una bolsa –es en una isla tropical que antes era de Mob Boss Rob Moss–. 

Henry y yo nos volteamos a ver con una mueca en nuestros labios cuando escuchamos el nombre del antes supuesto dueño de la isla, así como a mí, al parecer no le era muy grato escuchar esos dos apellidos, y menos cuando a mi hermano más confidente le interesaba su hija, e incluso menos por todo lo que ella nos hizo pasar. 

–¡Regreso en una semana!– volvió a gritar. 

–¡Oye! ¡Espera, espera, espera, espera!– gritaba Henry corriendo a la cocina –no puedes irte una semana–. 

–Si ¿no podemos ir contigo?– pidió Piper. 

–Lo siento, solo logré conseguir dos boletos–. 

–Escuché que cada uno costaba $2,000 dólares–. 

 –Y estás en lo correcto, ____, veré a su madre allá, además el Festival Fayke tiene una estricta política de "no nerds"–. 

Piper asintió –¡Oh, claro! Así que Henry no puede ir–. 

–¿Qué?– cuestionó Henry ofendido. 

–Así es, eres un nerd, hijo– Jake aplicó bloqueador en sus mejillas. 

–No soy un nerd–. 

Arrugué mis labios –pues...–. 

–Tengo dos amigos y una novia, y ahora que lo digo me doy cuenta que el número no es tan alto–. 

Todo cambió. Henry y yo usábamos el título de novios, ya no salíamos, ya no éramos simplemente amigos que se besaban todos los días, éramos novios, mi respuesta a su propuesta fue un rotundo y enorme "si". Desde ese día todos se enteraron, mi familia, la suya, nuestros amigos, aún no entiendo como fue que lo hicieron si solo le contamos a Charlotte y a Jasper. 

Ahora todo tenía más sentido. 

En fin, éramos novios, oficiales, solo que no nos habíamos besado aún... lo sé. Sin embargo, estoy siguiendo el consejo que una vez mi hermano Jack me dio: "el día que llegue, se sentirá como si fuera la primera vez, y no querrás soltar sus labios nunca, te darás cuenta que es el correcto". 

–Si no eres un nerd, pruébalo– dijo Jake –ten une enorme fiesta mientras no estoy–. 

Henry lo miró extrañado –espera ¿quieres que tenga una fiesta mientras no estás?–. 

Jake suspiró resignado –mira, Henry, parte de ser un adolescente conlleva muchas cosas, uno es tener una novia y eso ya lo conseguiste– lo abrazó por los hombros –la otra, es tener fiestas salvajes mientras tus padres no están, hacer cosas locas son tus amigos y meterte en muchos problemas cuando tu madre y yo lleguemos más temprano de lo que planeamos–. 

Nunca había escuchado a un padre darle esa clase de consejos a su hijo, pero era verdad, Henry no hacia fiestas y eso era algo de lo que le faltaba, solo una vez tuvimos que organizar una de último momento cuando se descompuso el auto de juguete del Sr. Hart. La casa estaba llena de manicuristas, música y bebidas, solo que de eso no estaba enterado. 

Rubber Duck. 

–¿Dónde está mamá?– volvió a preguntar. 

–Me voy a ir por una semana y quiero que tengas una fiesta loca o estarás castigado, has cosas que nunca has echo antes, diviértete, vive la vida de adolescente...– Jake me miró de reojo durante varios segundos, para después volver la mirada a su hijo –... pero no experimentes tanto–. 

Todos los presentes nos quedamos en un silencio que para mí había sido un tanto incómodo, bajé la mirada y rasqué mi nuca, acto seguido, miré a Henry que tenía una media sonrisa en sus labios tratando de soltar una enorme carcajada. 

Aunque no lo pareciera, porque era lo que intentaba aparentar, entendí por completo el comentario que Jake había dicho con respecto a "no experimentar", y es que fue demasiado obvio que se refería a Henry y a mí... en eso, cosa que sinceramente aún no me sentía lista para que sucedería. 

–Yo le ayudaré a dar la fiesta– habló Piper rompiendo el silencio.

–Gracias, mi hija cool–. 

–¿Hablas en serio?– le preguntó Henry. 

–Me voy al Festival Fayke, véanme en Envygram hashtag FaykeJake, Fayke escrito mal en inglés, Jake escrito bien... ¡Nos vemos, viejos!–. 

Sin más que decir, Jake abrió la puerta principal de su casa y desapreció por esta delante de nuestros ojos, dejándonos con unas pocas dudas sobre lo que acababa de ocurrir, al igual que con la importante misión de dar una enorme fiesta, situación que no tenía ni idea de como lograríamos completar, aunque sin darme cuenta que la respuesta estaba a mi lado. 

–No soy un nerd– soltó Henry. 

–¿Quieres que invite a mis amigos a la fiesta?– Piper era la respuesta. 

–Si, por favor–. 

La pequeña de los Hart caminó hasta el sillón, haciendo que me quedara con un Henry indignado por lo que su familia pensaba de él, se podía ver la molestia en su rostro. 

–No soy un nerd– repitió. 

Le di una ligera sonrisa –no, no eres un nerd, tenemos la misma cantidad de amigos–. 

–Bueno pero tu llegaste después–. 

–No olvides que también están Ray y Schwoz– parpadeé rápidamente –y ellos son adultos que se juntan con adolescentes–. 

Henry rió –somos un equipo diferente, además si fuera un nerd creo que no tendría una novia y no una tan linda–. 

Una sonrisa involuntaria apareció en mi rostros segundos después de haber escuchado las palabras de Henry, la ternura le había llegado aún más ahora que si éramos novios oficiales, pero lo noté más después del incidente con Joss Moss, y la primera vez de esos nuevos actos fue cuando durmió afuera de mi casa, solo que antes el enojo no me permitía verlo. 

Henry y yo estábamos en un momento lindo dentro de la burbuja imaginaria que nos rodeaba, nos mirábamos directamente a los ojos, sonriendo, rogando a cualquier ser que esto no fuera interrumpido por nada del mundo, algo que no sucedió de esa manera, ya que de la nada nuestros teléfonos sonaron indicando que un mensaje de texto había llegado. 

Mordí mi lengua y arqueé mis cejas en señal de no querer abrirlo, algo que sinceramente si pensaba hacer, no obstante, al que Henry le hubiera llegado de igual manera un mensaje, significaba que debía venir de nuestros amigos debajo de Junk N' Stuff. 

Así que con no muchas ganas, compartiendo esa mirada con Henry, saqué mi teléfono, donde en efecto tenía un mensaje de texto de Charlotte que decía: "¡911 CAPI CUEVA!". Volví a mirar a Henry, él cual asintió sabiendo lo que debíamos de hacer, guardó su teléfono y se dirigió a su hermana. 

–Uh... nos tenemos que ir– comencé a decir. 

–¿A dónde?– preguntó Piper extrañada. 

–Hay un horno encendido en el zoológico, y debemos de ir a apagarlo, tenemos que irnos...–. 

–No tienen que mentirme– interrumpió ella –ya se que tú eres Kid Danger y que tú trabajas con Capitán Man en el mismo equipo–. 

Y todos los recuerdos de hace una semana cayeron sobre mi cabeza como una enorme cascada helada. Había olvidado por completo que Piper ya sabía el secreto, que le había borrado la memoria a Ray, que Henry tuvo que entrar en su cabeza, no me culpen, estuve castigada y no fui a la Capi Cueva por muchos días, solo podía ver a Henry cuando se escabullía por mi ventana, lo sé. 

Hen y yo nos quedamos en silencio, nos volteamos a ver, y de nuevo volvimos la mirada a Piper, aunque para decir verdad, eso de que ya supiera el secreto se sentía como un enorme alivio, ya que al menos con ella no tendríamos que dar excusas ridículas así como la del zoológico. 

–Oh, si– Henry asintió –hay una emergencia en la Capi Cueva, nos tenemos que ir–. 

–¿Puedo ir?–. 

–Lo siento, solo nerd ¡adiós, viejo!–. 

Henry me tomó del brazo y me hizo salir para que pudiera cerrar la puerta antes de que Piper dijera algo más. 

... 

Después de un largo viaje, lleno de risas a pesar de que teníamos una emergencia, habíamos llegado a Junk N' Stuff. Henry abrió la puerta para entrar, dejándome pasar a mí primero, no obstante cuando entré mis ojos divisaron a la figura de una persona vestida de pescador, enredada en la cortina que había en la tienda para ir a la parte de atrás. 

Fruncí el ceño –¿estás bien?–. 

–¡No! ¡Estoy atorado!– respondió Ray. 

Ray tenía toda la cortina alrededor de todo su cuerpo, logrando que esta causara que se quedara por completo inmóvil, no literalmente, ya que como podía intentaba quitársela que sinceramente parecía empeorarlo más. 

–¿Qué pasó?– preguntó Henry. 

Ray dejó de moverse –okay ¿saben como todas las mañana me despierto temprano para ir a pescar?–.

–No–. 

–Bueno, comenzando hoy lo hago– oh jeez –estaba sacando un poco de carnada del balde cuando me llamaron–. 

–Si a nosotros también– contesté –¿cuál es la emergencia?–. 

–¡No lo sé!– gritó Ray –estaba intentando bajar a la Capi Cueva, con mi Capi Caña y mi Capi Línea y mis Capi Señuelos cuando me quedé atorado en esta ¡tonta cosa!– se movió desesperado como niño pequeño –¡ESTOY ATORADOOOOOOOOO!–. 

Suspiré –Ray, no tenemos tiempo para esto–. 

–Exacto, tenemos que bajar–. 

Henry y yo pasamos a un costado de él, evitando ser golpeados por la cortina. 

–¡Sáquenme de aquí!–. 

–¡Okay, suéltala!–. 

–¡Ah, mi carnada!– Ray metió el pie dentro de su balde –¡mi carnada!–.

–¡Deja de jugar!–. 

–¿Acaso parece que estoy jugando?–.

Ray logró caminar con el pie dentro del balde al mismo tiempo que con las cortinas en las manos moviéndolas como loco. 

"Si" contestamos mi novio y yo con obviedad al unísono. 

Entramos al elevador ya cuando este se había abierto, poniendo mis manos sobre mi cara para evitar recibir algún golpe de Ray, ya que seguí moviéndose de un lado a otro con las cortinas y me temía que así tuviera que entrar al elevador. 

–Hey– dejó de moverse –tal vez algún día puedan venir a pescar conmigo–. 

Sonreí falsamente –no–. 

–Estoy bien– siguió Henry. 

Tal y como lo esperaba, y justo como me temía, Ray entró al elevador moviéndose de un lado a otro con las cortinas en sus brazos, sin importarle que estuviéramos los dos con él en la pequeña habitación, no obstante, dejó de hacerlo cuando la gravedad dejó de hacerse presente, es decir, cuando bajábamos a la Capi Cueva. 

Las puertas se abrieron de par en par tiempo después de haber bajado, todo transcurría normal, los gritos que siempre se escuchaban en la Capi Cueva, las quejas, solo que esta vez las quejas provenían de nuestros amigos que estaban en el suelo, impidiendo que se levantaran gracias a una mujer de cabello largo, sucio, con ropa extraña de la misma manera, que por alguna razón tenía cierto parecido con la madre de Jasper. 

–¡WOW!– abrí los ojos sorprendida al darme cuenta de la escena. 

–¡Woah, woah, woah, woah, woah! ¿Qué está pasando aquí?– exclamó Henry mientras se adentraba en la Capi Cueva. 

La mujer soltó a Charlotte, Jasper y Schwoz, dejándolos sin mucha movilidad por la fuerza que había aplicado, y dando vista al extraño unitardo de colores de Estados Unidos que Schwoz ocupaba. 

–Schwoz ¡¿estás usando mi unitardo?!– gritó Ray.

–Es unisex–.

–No estaba hablando del unitardo– dijo Henry –estaba hablando de la mujer loca que está aquí–. 

La mujer se acercó a mi chico –¡Henry! ¡Qué bueno que estás aquí!–. 

Henry río nervioso –hey ¿quién eres? ¿cómo sabes mi nombre?–. 

–¡Ten cuidado!– soltó Charlotte –es peligrosa–. 

–Okay– Henry Sio un paso hacia atrás poniendo un brazo frente a mí –no te acerques más–. 

–No queremos lastimarte– habló Ray. 

Jasper se acercó a la mujer con la respiración entrecortada y sin poder casi moverse, al parecer iba a atacarla, sin embargo, la mujer fue más rápida y ágil, cuando simplemente lo tomó de la camisa lanzándolo a unos cajones que había por ahí. 

Hice una mueca de dolor con mi boca, y miré a la mujer loca, era demasiado fuerte para ser verdad, daba miedo, y por segunda vez, Henry puso su brazo frente a mí tratando de protegerme. 

–Tampoco queremos ser lastimados por ti– dijo él. 

–Yo nunca te lastimaría– contestó la mujer –soy tu hermana–. 

–¿¡Qué?!– preguntó Henry sorprendido. 

–Soy yo, Piper–. 

–¡¿Qué?!– repitió. 

–Del futuro–. 

"¡¿QUEEEEEEEE?!" respondimos todos, incrédulos... ¿¡qué?!

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