Capítulo 74
RAZONES POR LAS CUALES NO ACTUALIZO:
1 año para la universidad... tener 17 años no es fácil.
No es porque no quiera actualizar
No tengo tiempo :)
Pero las adoro
...
P.O.V____
–Okay, esto es demasiado sospechoso– dije mientras me separaba del décimo beso, alejándolo unos centímetros de mí, besos que cada vez hacían más largos y diferentes –llevamos aquí más tiempo de lo que deberíamos–.
–Déjalos que piensen lo que quieran– se acercó más, quitando la distancia que había marcado –que sepan que estamos aquí–.
Fruncí el ceño desconcertada –Henry, tu específicamente dijiste que no querías decirle a los demás–.
Se quedó pensativo –bastante justo, si, pero la verdad tampoco quiero salir–.
Henry y yo habíamos estado ya más de 10 minutos en este lugar, y no les voy a mentir, lo que menos quería hacer era salir en estos momentos, pero si seguíamos aquí comenzaríamos a levantar sospechas, y se haría todo lo que Henry quería evitar, es por eso que con todas las cero ganas que tenía de irme, puse mi mano en el pecho de Henry para evitar que se acercara más.
–Ray te debe estar buscando para que coman churros, además te tienes que cambiar–.
Miró su traje que todavía estaba quemado, lleno de cenizas, e incluso su máscara estaba negra por todo lo que tenía.
–Cierto–.
Asentí ligeramente –así es–.
–De acuerdo, de acuerdo– se separó de mí mientras me tomaba por los brazos –pero después de que vaya a comer churros con Ray ¿podremos regresar?–.
Lo mire con los ojos entrecerrados –eres muy insistente en esto Henry–.
–____, te acabo de decir que me gustas, literalmente tiene un día, y tu me dijiste lo mismo–.
–Y por eso tenemos que besarnos a escondidas de nuestros amigos, wow–.
Sonrió –solo estamos averiguando que es lo que tenemos, eso es todo–.
Arqueé las cejas divertida –¿besándonos?– asintió sonriente –¿en serio?– volvió a asentir –bien–.
Por más raro que lo fuera, y a lo que me acostumbraría, era raro como en tan solo una noche mi relación que tenía con Henry cambió completamente, ahora podríamos estar con los demás, la familia de Schwoz, viendo algo, escuchando las quejas de Ray, pero en lugar de eso, estábamos en un cuarto detrás del Auto-Snacker, besándonos, descubriendo lo que teníamos.
Que cosa tan irónica la verdad, además que extraño que nadie hubiera entrado, cuando normalmente estamos teniendo un momento, y todos llegan a interrumpir.
–¡Kid! ¡Los churros no se comerán por si solos!– retiro lo dicho.
La puerta secreta se abrió unos cuantos centímetros, haciendo que Henry y yo nos separamos por completo, solo que nadie se asomó o algo por el estilo, eran solo gritos de la familia de Schwoz.
–¡Ya voy Ray!– respondió Henry –jeez–.
–Solo ve Henry–.
–Okay– me dio un beso corto en los labios –cuando termine de comer churros–.
Asentí –cuando termines de comer churros–.
–Perfecto– abrió la puerta –adiós–.
–Adiós–.
Esperé al menos de 5 a 15 segundos a que Henry saliera, porque aunque supieran que estábamos aquí los dos, era mejor pasar desapercibidos en cierto sentido. Abrí la puerta para después salir por esta, y encontrarme con una escena que no era normal, pero que sinceramente ya no me sorprendía.
–¡Zed!– gritó Schwoz –deja de jalar tu barba, se caerá pronto el algún momento–.
Un primo de Schwoz trataba de arrancarse la barba, que por lo que había entendido, después de que se le cayera esta una más le crecería, era como un diente de leche.
Me encaminé a donde estaban Jasper y Charlotte que seguían jugando el juego de mesa con el primo gordo, llamado Larry, y resulta que sus hijos eran los de la barba, me senté a lado de mi amiga, y volví a ver a Henry y Ray caminar hasta el Auto -Snacker, con un mirada enorme de satisfacción en la cara de él chico rubio.
–Un churro... dos churros, por favor– dijo Henry mientras ponía su mano en la máquina.
–Gracias–.
Pero en lugar de que el Auto-Snacker, diera en tan solo segundos la comida que uno deseara, esta soltó una especie de sonido, un sonido negativo.
"NO CHURROS, DISPONIBLES" contestó la máquina.
–¿Qué acabas de decir?– le preguntó Ray incrédulo.
"¿TITUBEÉ? NO CHURROS DISPONIBLES" volvió a responder.
Henry caminó hasta donde estábamos –¿por qué el Auto-Snacker ya no tiene churros?–.
–Los hijos de Larry ordenaron miles de ellos–.
–¿Qué? ¡oh vamos!–.
Tal y como lo había dicho Jasper, a lado del monitor, había una torre enorme de churros en el suelo, se podían ver comibles, pero la verdad tenían marcas de dientes y en algunos cabellos de barba, hice una cara de asco y volteé a ver a Henry, que veía los churros de la misma forma.
–¡Acabamos de regresar de salvar la ciudad!– gritó él –¡de un niño con un soplete un soplete! ¿y no podemos siquiera tener un churro? ¿no podemos siquiera tener un churro?–.
De la nada, el hijo de Larry que tenía la barba, y le pegó a Henry en la espalda con un tubo de espuma.
–¡OWWWWW!– se quejó él –¡okay, okay, okay!–.
Negué con la cabeza divertida, ignorando como Henry casi se lanza sobre los niños, mientras que ellos se burlaban de él, y me concentré en tratar de ayudar a Charlotte a ganar contra Jasper.
Era un juego entretenido, que la verdad no tenía ni la más mínima cosa de sentido, pero eso no quitaba el hecho de que podríamos pasarnos horas aquí. Charlotte tiró el dado para poder avanzar dos lugares, y en lo que era el turno de Jasper, ella se inclinó un poco hacia mí.
–Oye– me dijo susurrando –¿qué pasó con Henry allá atrás?–.
La miré como si no supiera nada –¿de qué hablas?–.
–____, saliste de ahí de un color peculiar, o sea rojizo– ya era su turno de tirar de nuevo.
–Okay, si pasó algo, ya te imaginas qué, pero...–.
Justo un poco antes de terminar mi oración, fue interrumpida por los gritos de Ray, que tomaba a Henry de los hombros, a la vez que caminaban para atrás.
–Uhhhh... Kid Danger y yo iremos al baño juntos– soltó él.
–¡Nope!– reprendió él chico.
–Yep–.
–Así que...– Ray abrió la puerta –no vengan a buscarnos en mucho, mucho tiempo–.
–¿Qué? Viejo, no voy a ir contigo al baño, eso es asqueroso–.
Pero Ray lanzó a Henry detrás de la puerta secreta, logrando que los dos se desaparecieran por esta, y claramente, como era de esperarse, el recuerdo de hace unos minutos vino a mí... en realidad no creo que se haya ido, pero como sea.
–Entonces– habló Charlotte –¿Henry?–.
Asentí –cierto, pues si, nos...– me acerqué a su oído –nos besamos, pero no solo 1 vez– mi amiga me volteó a ver sorprendida –lo sé–.
–Al fin Henry puede hacer lo siempre ha querido–.
–Supongo que si–.
–Y a ti también te gusta–.
Ladeé mi cabeza –no te diré que no, porque si, claro que si–.
–Lo sabía, quiero decir, es demasiado obvio– rodó el dado en la mesa.
Di un bufido, para después observar el dado de Charlotte rodar sobre el tablero; rodaba, rodaba, hasta que por fin, cayó en el número 5, número que era necesario, para que mi querida amiga ganara el juego contra Jasper.
–¡SI!– se levantó del sillón y alzó los brazos en el aire –¡gané!–.
–¡No es justo!– dijo Jasper mientras se cruzaba de brazos –eres más lista que yo, estaba claro que me ganarías–.
Volteé a verlo desconcertada –entonces ¿para qué jugaste?–.
–Porque quería... nada, solo quería peder de una manera justa–.
–Jasper– lo llamé –cuando juegas con Charlotte, nada es justo, su cerebro funciona mejor que el nuestro–.
–____ tiene razón– respondió ella, Jasper la miró indignado –ah lo siento, pero es la verdad–.
No podía mentir, era nada más que la verdad, Charlotte tenía un nivel de inteligencia superior impresionante, y al igual que como Ray tenía el ego alto en cuestión a su apariencia, Charlotte lo tenía cuando se trataba de cosas inteligentes, incluso creíamos que podía ser un poco más lista que Schwoz.
Henryway, después de esas palabras, Jasper le contestó a Charlotte, recibiendo otra contestación de ella, armando una pequeña discusión entre los dos, que duró no más de 2 minutos, porque fue interrumpida por el hijo de Larry, que llegó a donde Jasper, y le extendió algo en las manos, era algo peludo.
–¿Qué es esto?– preguntó confundido, tomó la cosa peluda.
Él niño se señaló la barbilla, su barba bebé ya no estaba, y lo que Jasper tenía en las manos, era la barba bebé de él. Hice una mueca con mi boca, y miré a Charlotte, que tenía la misma mirada que yo, en cambio Jasper estaba emocionado y un poco desconcertado con la barba entre sus manos.
–¡No puede ser!– gritó –¡Zed! ¡Se te cayó tu barba bebé!–.
–Y esto se sigue poniendo tan raro– dije sorprendida.
–¡Tengo que ir a enseñársela a Ray y Henry!–.
Sin más que decir, Jasper saltó del sillón, corrió a la puerta secreta, para después abrirla y echarse a correr dentro de esta.
–Se llevó mi barba bebé– habló Zed con tristeza.
Rodeé los ojos –yo iré por ella Zed, no te preocupes–.
–Tengo que ponerla debajo de mi almohada, el hada de las barbas no vendrá si mi barba no está debajo de mi almohada– parecía que iba comenzar a llorar.
Charlotte me tomó del brazo –y... es por eso, que ____ y yo iremos por ella, no tienes porque llorar, ____, vamos–.
Encogí mis hombros, y empecé a seguir a Charlotte por el camino que los otros tres chicos habían tomado hace unos momentos, parecía que no había lugar en todos pasillos donde estuvieran, cuando de la nada escuchamos un "¡no!" de parte de Ray, seguido de algo cayéndose.
–Ahí está– negué ligeramente, seguimos caminando siguiendo la voz –¡Jasper! ¡Zed quiere su barba bebé de vuelta!–.
–¡El hada de las barbas no llegará si no la tiene!–.
Habíamos llegado a una puerta que decía "RAW SEWAGE".
–Solo se la enseñaba a Ray y Henry– respondió Jasper.
Charlotte y yo nos paramos en el marco de la puerta, observando todo lo que había adentro del cuarto, que todo este tiempo creímos que tenía desechos tóxicos, pero en cambio, había un sillón, dos sillas, un mini refrigerador, un poster extraño con la cara de Ray, la foto de la madre de Henry, y varias cosas para pode sobrevivir al menos una semana.
Miré el lugar bastante sorprendida, al igual que mis otros dos dos amigos, mientras que Henry se quedó parado en medio del cuarto rascando su nuca, y Ray caminaba de un lado a otro evitando que entráramos más.
–¿Qué es este lugar?– pregunté sorprendida.
–¿Estaba aquí todo este tiempo?– siguió Jasper.
–¡Solo salgan de aquí!– respondió Ray gritando –¡dejen de hacer preguntas!–.
–Yo tengo una pregunta–.
–¡Arrghhhhh!–.
Schwoz había aparecido por la puerta, con un cepillo de dientes blanco, que ya no era blanco, ahora era amarillo en su mano.
–¿Está bien si mi primo usa tu cepillo de dientes?– le preguntó a Ray.
Él hizo una cara de asco –¡no!–.
–Demasiado tarde– Schwoz se encogió de hombros, entró al cuarto –hey ¿qué es este cuarto?–.
–¡Ñeeeeeeeeeee!– Ray se movió en su propio lugar desesperado –¡es cuarto secreto y es nuestro!–.
Para decir verdad, si era un cuarto increíble, y tener este lugar en la Capi Cueva, para cuando todos los demás ya te hayan sacado de quicio, era algo impresionante. Había alitas de pollo, sodas, postres, incluso una mini televisión. Definitivamente quería uno.
–Oigan yo quiero un cuarto secreto– dijo Jasper.
–Yo igual– le siguió Charlotte.
–Y yo– terminé.
–¡Con alitas!– volvió a gritar Jasper .
–¡Si!– respondimos Char y yo al unísono.
–¡Y un sillón!–.
–¡También!–.
–¡Y un poster de pilotos aviadores! ¡Con mi cara pegada en uno de ellos!–.
Arrugué mi nariz –mehhh–.
La verdad todo sonaba genial excepto por eso, y es que era la película favorita de todos aquí, menos la de Charlotte y mía obviamente, pero que más da, todos queríamos un cuarto secreto, e íbamos a conseguirlo.
–¡Vayan a hacer su propio cuarto secreto! Este... este cuarto... este cuarto es solo para las personas que luchan contra el crimen–.
–¡Si!– concordó Henry.
Los cuatro dimos un grito ahogado ofendidos, puse mi mano en mi pecho, entrecerré los ojos y miré a Henry, mientras negaba ligeramente con la cabeza.
–Entonces ¿ustedes creen que no ayudamos a combatir contra el crimen?– preguntó Charlotte.
Arqueé mis cejas –wow–.
–Claro que lo hacen– Henry caminó hacia mí –si "ayudan", es solo que... ya saben, nosotros estamos ahí peleando contra todos–.
–Exacto– contestó Ray.
–Así que, a menos que hayan sido soplados con un soplete, y casi sido quemados por un niño uhhh...–.
"¡Largo!" gritaron los dos.
Volví a alzar mis cejas y me crucé de brazos, a la vez que veía cruzaba miradas con Henry, él cual me miraba con una mirada de "lo siento, pero te tienes que ir", a lo que yo le respondí asintiendo ligeramente, no triste, no lastimada, si no indicándole que si así planeaba jugar, así jugaríamos.
–No me iré de aquí– dijo Jasper cruzándose de brazos.
–¡Vamos! ¡Afuera todos!–.
–¡Todos salgan ya!–.
Abrí mi boca indignada –¡no me quiero ir!–.
Ray me tomó de los hombros –¡no me importa! ¡afuera!–.
–¡Ya largo!–.
–¡No, no, no, no!–.
–¡Vamos, vamos, afuera!–.
Logré soltarme del agarre de Ray, y me paré justo debajo del marco de la puerta, pasando mi lengua por mis dientes delanteros, asesinando al chico rubio que estaba frente a mí, con la mirada.
–¿En serio?–.
–____, este es el cuarto secreto de Ray y si el...–.
–Dejen de hablar, largo, ____, largo–.
Y de un momento a otro, Jasper, Charlotte y yo ya estábamos afuera del cuarto, con la puerta cerrada en nuestras caras, sin Schwoz.
–Necesitamos un cuarto secreto– dijo Charlotte cruzando sus brazos –mejor que el de ellos–.
–Si, pero no sabemos donde hay uno vació– respondí –todo parece tener cosas adentro–.
–Y así como ese parecía tener desechos, resultó siendo un cuarto secreto para "personas que luchan contra el crimen"–.
Asentí –si, eso es tonto–.
–Pero para eso necesitamos a Schwoz– habló Jasper, y volteó a su alrededor tratando de buscarlo –¿dónde está Schwoz?–.
Como si lo hubiera invocado, la puerta del cuarto secreto se abrió, y de la nada Schwoz salió volando chocando con la pared que estaba ahí, para que después Ray y Henry cerraran la puerta de un portazo.
–Necesitamos nuestro cuarto secreto–.
–Concuerdo–.
...
Luces en el techo, videojuegos, juegos de feria, mucha comida, una pantalla, una consola, un tocadiscos vintage, una máquina de karaoke, 5 bocinas, un carrito eléctrico, realidad virtual, una pera de boxeo, cojines, más bocinas, churros, un churro gigante de fiesta, una máquina de algodón de azúcar, osos de peluche, cojines en el suelo, cosas para hacer nachos, smore's, máquina de malteadas, un refrigerador enorme una consola de DJ, guitarras eléctricas, y por su puesto... un poster en la pared, con nuestras caras pegadas en cada uno de los personajes de la película.
Schwoz había construido nuestro propio cuarto secreto, que en todos los sentidos era mucho mejor que el que Ray y Henry tenían, y como él es un pequeño genio, lo construyó en tan solo menos de 1 hora.
Así que ahí estábamos los cuatro, Schwoz siendo el DJ, Jasper jugando en la pera de boxeo usando la sudadera de Ray, Charlotte jugando con el carrito eléctrico y realidad virtual, y yo poniendo a prueba el nivel de azúcar que podía resistir mi cuerpo, probando todos los sabores de la máquina de malteadas, eran más de 50.
Cada uno de nosotros se encontraba en sus asuntos, cuando de la nada, la puerta de nuestro cuarto secreto se abrió, dejando ver a Ray y Henry, impactados por nuestro cuarto.
"¡LAS CHICAS AMAN A SCHWOZ!" dijo la grabación de la bocina.
–¡NO LO HACEN!– gritó Ray enojado.
Metí la copa de mi malteada a la máquina por décima vez, pero por alguna razón esta dejó de funcionar en tan solo segundos, al igual que todo lo que estaba en nuestro cuarto secreto.
–¡Oye!– reclamé.
–¡Ray!– Charlotte.
–¡Hey!– Schwoz.
–¡¿Qué pasó?!– Jasper.
Ray dio un paso al frente –¡yo pasé!–.
–¡Yo también pasé!– ese último fue Henry.
Dejé la copa que tenía en las manos sobre una mesa, y con los brazos cruzados, caminé segura hasta donde estaban los dos chicos.
–¿Qué están haciendo en nuestro cuarto secreto?– cuestioné remarcando "nuestro" y "cuarto secreto".
–Si, es nuestro cuarto secreto– siguió Schwoz –¿qué hacen aquí?–.
–Ah ¿por qué tienen un "cuarto secreto"?– preguntó Ray imitando a Schwoz.
Charlotte bajó del carrito –porque, eso fue lo que nos dijiste que hiciéramos, cuando nos echaste de tu cuarto secreto ¿recuerdas? "vayan a hacer su propio cuarto, este cuarto es solo para personas que luchan contra el crimen"– dijo con tono tonto.
Chasqueé los dedos señalándola –lo que ella dijo–.
–¡Yo no hablo así! ¡Deja de hablar así!–.
–¡Claro que lo haces!– le grité.
–¡Es lo único que haces!–.
–¡Cállate, ____! ¡Yo no hago eso!–
–Eso es...– comenzó a hablar Henry –eso es... ¿eso es un churro tamaño gigante?–.
Ray volteó a donde Henry veía –Ay Dios mío–.
Los dos chicos fueron hipnotizados hasta donde estaba la mesa con nuestro churro de fiesta gigante, ambos tenían intenciones de tomarlo, si no hubiera sido por Jasper, que se interpuso entre ellos y la mesa antes de tiempo.
–Ah, ah, ah, ah– los empujó –este es un churro de fiesta tamaño gigante, y ustedes no pueden comerlo–.
Asentí –exacto, este es un cuarto para los que no, luchamos contra el crimen–.
"¡Ohhhhh!", "¡oh!" exclamaron indignados.
–Si, así que saquen sus traseros de aquí– siguió Charlotte.
–¡No me digas a donde poner mi trasero, Charlotte!– Ray.
–¡Okay woah woah!– yo.
Ray sacó un láser y apuntó a Jasper –¡tengo un láser! ¡Tengo un láser!–.
–¡Largo!– Char.
–¡Cálmate!–.
–¡Ahhhh!–.
Como siempre, una guerra de frases apareció entre nosotros, una guerra de palabras al aire y lo que a veces parecían insultos, hasta que Ray nos apuntó a los cuatro con su láser, y empezó a dispararle a la pared que estaba detrás de nosotros, y hubiera seguido así, si no hubiera sido por Henry.
–¡Está usando mis colores!– le gritó a Jasper.
Que este usaba una sudadera muy al estilo Ray, color blanco, azul y rojo.
–Jeez– dijo Henry, todos nos calmamos –escuchen, hagamos un trato–.
–¿Qué clase de trato?– preguntó Jasper.
–Ustedes– nos señaló –pueden quedarse el cuarto para ustedes mismos–.
"¡Me encanta!" contestamos nosotros, al mismo que Ray decía "¡Lo odio!".
–No he terminado, no he terminado...– siguió Henry –Ray y yo, nos podemos quedar con nuestro propio cuarto–.
"¡Aún me encanta", "¡Nuestro cuarto es un asco!" de nuevo.
–Pero... pero... nos llevamos el churro gigante de fiesta...– .
–¡SI! ¡Oh por Dios! ¡Si!– exclamó Ray.
–Aún no termino–.
–¿Qué más quieres, Kid? Tenemos el churro, eso es lo mejor que podría pasarnos en la vida–.
Henry no dijo nada durante unos segundos, puso las manos en su cintura, después subió una a su barbilla, y me volteó a ver analizando la situación; me miró a mí, luego a los otros tres chicos, a Ray y de nuevo a mí.
–También nos llevamos a ____–.
Alcé los brazos –¡¿qué?!–.
–Si ¿qué?– repitió Ray.
–¡Este es mi cuarto secreto, Henry! ¡Y no me puedes llevar como si fuera un adorno ahí nada más!–.
–Lo sé pero...–.
–No me iré de aquí– interrumpí –así que Ray y tú pueden irse llevando el Churro tamaño fiesta, e irse por donde entraron–.
–____– Jasper tocó mi hombro –no hemos acordado que se pueden llevar el churro–.
Volteé a ver a mis amigos, para ver si estaban de acuerdo en que este par de tontos se llevaran el churro, y sinceramente no fue la respuesta que esperaba, pero todos terminaron accediendo.
–Muy bien– seguí hablando –pueden llevarse el churro–.
–¿Y tú...?–.
–Ni lo sueñes Hart–.
No me lo tomen a mal, por mí la verdad me iría con él a pesar de que si cuarto era demasiado tonto comparado con el nuestro, pero no lo hice por el simple hecho de que me quiso llevar como si fuera otro churro gigante tamaño fiesta, y claramente, eso no estaba nada bien, en ningún sentido posible.
Me quedé parada con los brazos cruzados, mientras que Henry me veía con su mirada de "lo siento", que siempre hacía cada vez que en serio se sentía mal por algo, no solo conmigo, en general, pero como había dicho antes, no iba a dejar que me trataran como un churro... okay eso sonó mal.
–Llévenselo– dije mientras desviaba mi mirada de la de Henry.
"¡SI! ¡SI! ¡TE AMO VIEJO!".
Ray abrazó a Henry casi dejándolo sin aire, no creí que se emocionara tanto por un churro, pero como sea, Schwoz se acercó hasta el churro, y lo tomó en sus manos para entregárselo a Ray, que cada vez que lo tenía más cerca, cada vez estaba más ansioso.
–... pueden llevarse el churro– habló Schwoz –¡cuando lo arranques de mis manos frías y muertas!–.
–¿Qué?–.
Schwoz alzó el churro en el aire, para después partirlo en dos con su pierna, seguido lo lanzó ella suelo, y comenzó a aplastarlo, romperlo, pisotearlo, todo lo necesario para que de un churro gigante tamaño fiesta quedaran solo algunos pedazos.
–Schwoz ¿qué haces?–.
–Aw, no...–.
–¡NOOOOOOOOOO!– gritaba Ray tirándose al suelo viendo como el churro era destruido.
Lo miré preocupada –okay, okay, Schwoz ya lo destruiste–.
–Probaste tu punto.
Este se levantó del suelo –¡disfruta tu churro!– le dijo orgulloso.
Ray seguía en el suelo, lamentándose entre los restos del churro, fingiendo sollozos, y de vez en cuando un grito de lamento, cuando de repente, de un momento a otro, se paró del suelo, acomodó su cabello, y soltó un suspiro desesperado.
–Okay, okay...– sonrió cínicamente –... okay, yo– se señaló a si mismo –yo voy a explotar la Capi Cueva–.
Abrí mis ojos sorprendida, espera ¿qué? Todos los presentes nos quedamos estáticos ante las palabras de Ray, que por cierto ya había salido del cuarto a paso firme, decidido a lo que esperábamos fuera una terrible broma de muy mal gusto, pero conociendo a Ray, y de acuerdo con su orgullo, nunca se sabía lo que era capaz de hacer.
Fruncí el ceño desconcertada –¿acaso dijo?–.
–Si– respondió Jasper de la misma forma –lo dijo–.
–¿Debería seguirlo?– preguntó Henry.
–Creo que todos deberíamos seguirlo– terminó Charlotte.
Y sin pensarlo dos veces, salimos corriendo del cuarto secreto a todo lo que nuestras piernas pudieran darnos, para evitar que Ray Manchester, hiciera explotar, la Capi Cueva.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro