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Capítulo 73

Me traumé con Julie and the Phantoms, la nueva serie de Netflix... oh yeah

...

P.O.V____

Estaba de lo que le seguía nerviosa en niveles de nerviosismo, las manos me temblaban, al igual que mis piernas, sentía que la cara me ardía, cuando al mismo tiempo sentía frío por todo mi cuerpo, mi corazón iba a miles de segundos por hora, y mi cabeza daba muchas, muchas vueltas, y es que según Charlotte, y según la ciencia, cuando una persona te dice que le gustas y tu le respondes igual, esto era la sensación.

Ninguno de los dos decía nada, nos habíamos quedado en silencio durante varios minutos, después de habernos separado del abrazo que le había dado por el beso, ahora estábamos cada uno en un extremo del pórtico, dirigiéndonos miradas de vez en cuando y sonrisas.

Nunca le había dicho a una persona que me gustaba, bueno si, pero que me correspondiera, jamás, no tenía ni la más mínima idea de que hacer en estos momentos. Lo único que tenía claro era que esto fue como esa vez que le di el beso en el satélite, solo que esta vez, no había incomodidad, ni miradas raras, solo sonrisas, y al menos por mi parte, una satisfacción extraordinaria.

–Entonces...– empecé a hablar tratando de romper el silencio.

–Entonces– siguió él, me volteó a ver con una expresión feliz en su rostro –¿hablas en serio?–.

Lo miré divertida –creo que eso estuvo establecido–.

–Si– respondió sonriéndome –establecido–.

Devolví su gesto –si–.

El silencio volvió a nosotros, sentía que debía decir algo, y lo haría, abrí la boca para poder formular alguna otra cosa que no fuera lo mismo de hacer rato. Dejé de recargarme sobre la puerta, me incorporé tratando de no verme nerviosa, aunque siento que era vano, y di un paso hacia en frente.

"Henry", "____" dijimos al mismo tiempo.

Rayos, ambos nos reímos de nuestra reciente acción, negué ligeramente con la cabeza y lo miré directamente a los ojos.

–Creo que tenemos que hablar–.

Asentí –así es, tenemos que hablar–.

Ladeó la cabeza –¿pero aquí en el pórtico? Digo, no es como yo esperaba que sucediera, o el lugar tampoco–.

–Sinceramente yo tampoco– solté un bufido –ni siquiera sabía si podría decirlo–.

No me había dado cuenta de la cercanía a la que habíamos llegado en tan solo segundos, pero aunque siguiera nerviosa, ya no lo estaba tanto como hace unos momentos, me agrada la verdad, y si, si quería volver a besarlo.

Cuando Henry estuvo a punto de abrir la boca para decir algo, la puerta principal se abrió, dejando ver a un Ray realmente enojado, con su ropa llena de pintura azul, mientras hacía esa expresión que hace cuando algo no le agrada o no es a su modo. Haciendo que Henry y yo nos separáramos en seguida, actuando "normal" ante la situación.

–No digan nada– habló cerrando la puerta detrás de él.

–¿De... de qué hablas?– le pregunté tratando de verme natural.

Ray me miró confundido –de la pintura que tengo en todas partes–.

–Viejo, ya se te quitó–.

–Pero no de mi cabello, y debo de mantenerlo perfecto si no quiero volver a gastar más de 400 dólares en productos para cabello–.

Abrí mis ojos sorprendida –¿400 dólares?–.

–Okay, me atrapaste, fueron 1,400– contestó como si nada.

Aunque por alguna razón ya no me sorprendía en lo absoluto, Ray podía gastar y gastar el dinero que le daba la municipalidad en tonterías, y es que desde que nos cortaron el presupuesto en la Capi Cueva, cuando nos lo devolvieron, nos habían dado 10% más de este, pero él único que lo usaba era Ray, y Schwoz, creo.

–Hay un problema contigo– dijo Henry con una expresión nula.

Ray encogió sus hombros –nah, ni siquiera es nuestro dinero– buen punto –ahora ¿quieren ir a la Capi Cueva o seguirán jugando a que los amigos pueden compartir sus bocas?–.

Oh jeez, como era de esperarse, Henry negó dio un bufido nervioso y comenzó a negar con la cabeza rápidamente al igual que yo, acto seguido, me paré a un lado de él.

Fruncí el ceño fingiendo estar confundida –¿qué?– alargué la "e" –en serio ¿qué?–.

–No, no, nos... nosotros no... claro que...–.

–No, Ray... pfff... no... eso es... digo... eso es... imposible, nunca pasaría–.

Henry soltó una carcajada falsa –en serio, en serio ¿creíste que yo podía besarla a ella?–.

–¿Y qué yo lo podía besar a él?– seguíamos riéndonos –que loco ¿no?–.

–Demasiado loco–.

–No– dejé de reír –no estamos jugando a eso–.

–No–.

Ray nos miraba com si fuéramos una clase de experimento, a la vez que hacía una expresión de asco en su cara.

–Somos...– Henry pasó un brazo por mis hombros de forma forzada –.... geniales, grandes... amigos–.

Asentí también forzado –si... los mejores–.

–Son demasiado raros– dijo por fin –pero no me importa la verdad, y quiero involucrarme, así que, ya hay que irnos–.

Ray desapareció del pórtico en tan solo segundos, seguido de Henry y de mí, que durante el camino hacia la Capi Cueva, íbamos caminando detrás de él a una distancia considerada para evitar situaciones como, él coqueteando con cada mamá que se encontrara o... solo eso, la verdad lo demás daba igual.

Iba caminando por la acera viendo los carros pasar, y jugando con las líneas del cemento, cuando de la nada, sentí que alguien me tomaba del brazo y me jalaba hacia atrás.

–¡Ouch!– me quejé, y solté mi brazo de su agarre –¿te costaba decir "hey, ____ ¿puedo hablar contigo?–.

–Si lo hacía, Ray iba a voltear, y no quiero que nos escuche– alcé mis cejas –no de esa forma, tenemos que hablar, es de noche, vamos caminando, no hay muchas distracciones.

–Concuerdo– arrugué mis labios –entonces, empieza–.

–Bien– comenzó a hablar –____ ¿qué somos? Porque después de lo que pasó hace rato yo... si, eso–.

Alcé mis manos en el aire –no lo sé, mejores amigos que tienen ya sabes– hice una pausa –¿sentimientos mutuos?–.

–Digo, puede ser–.

–Si, eso puede ser–.

Más silencio, creo que era lo que estaba de moda en nuestro ambiente en estos momentos, pero ¿qué le podía decir? Era eso, no podíamos ser algo más porque era demasiado pronto, ya que la bomba recién había explotado, y así como pensaba, sabía perfectamente que él pensaba igual y que por eso mismo, me hizo esa pregunta.

–Funciona para mí– dijo volteándome a ver –aunque...–.

–Aunque...–.

–Bueno, somos amigos, pero no lo somos, pero también somos más allá que eso, no somos algo "formal", porque todo es nuevo–.

Nunca había escuchado a Henry hablar demasiado rápido, o al menos de esa forma, pero siento orgullosa de decir que le había entendido.

–Okay, okay, y estamos analizando todo esto, y viendo que sucede aquí–.

Chasqueó los dedos –exacto–.

Suspiré –genial, al menos ya pudimos descifrar eso–.

–Así es, solo una cosa– lo volteé a ver –mientras desciframos bien, esto– nos señaló a los dos –podríamos ya sabes, no decirlo–.

–Completamente de acuerdo–.

Mentira del día, era obvio que le diría a Charlotte, Girl Code, pero no era broma cuando lo decía que estaba de acuerdo con él, en serio estaba más que de acuerdo, si Henry le contaba a Jasper, a él se le saldría el secreto sobre esto, le diría a Ray y Schwoz, y no no la acabarían nunca, si cuando éramos, términos normales de amistad, éramos su burla diaria, para decir verdad podía llegar a imaginarme lo que pasaría con esto.

–Entonces, tenemos un trato– me sonrió.

–Tenemos un trato– contesté de la misma forma, Dios se me acabaría la cara por tanto sonreír hoy.

Seguimos caminando durante varios minutos, cuando de la nada ya habíamos llegado a Junk N' Stuff, entramos a la tienda, fuimos a la parte de atrás, la rutina de siempre, cuando el elevador llegó, entramos a este, luego la bajada sin gravedad, hasta que la puerta de se abrió otra vez indicando que ya habíamos llegado.

En el momento en el que la puerta de la Capi Cueva se abrió, no estaban las luces brillantes como suele estarlo, en cambio, todo estaba apagado, que no se podía ver ni el más mínimo movimiento.

–¡AH!–.

Se escuchó un golpe en el suelo, seguido de una queja de dolor, Ray se había caído, y varias carcajadas que venían desde las escaleras de la puerta del engrane.

–¡Oigan!– gritó Henry.

–¿Por qué están apagadas las luces?– pregunté.

–Porque no las necesitamos– contestó Schwoz de forma cínica.

–Tenemos visión nocturna– siguió Jasper.

Se escuchó una risa burlona –la dieta líquida funcionó– Charlotte.

¿Quién lo diría? Por un momento había dudado sobre esto la verdad, tanto así que no me había arrepentido de comerme ese jamón, aunque pensar en el me hacía vomitar, pero ahora también quería visión nocturna.

–¡Vuélvanlas a prender!– al parecer Ray se había parado del suelo, pero no pasaron más de dos segundos, cuando... –¡ARGHHH!– volvió a caer al suelo.

Todos se rieron otra vez.

Esto había sido una de las cosas más perturbantes que había visto en el día, sin contar que Brittney Bilsky nos enseñó su trasero, pero la forma en la que los demás estaban actuando, en serio me daba escalofríos.

–Estoy bien... ¡ah!– Ray se cayó de nuevo, y más risas se escucharon.

–Suficiente– negué rápidamente con mi cabeza asustada –me iré a casa– caminé con cuidado hacia los tubos.

–Apoyo tu idea– dijo Henry presionando el botón del elevador –hey, te veo mañana–.

Sonreí –nos vemos mañana– si, otra vez.

Hice todo lo necesario para poder hacer bajar el tubo, mientras veía a Ray levantarse y caerse unas dos veces más junto con las risas, el tubo bajó, grite para subir, y hasta que unos segundos después, había llegado al callejón que estaba atrás de mi casa.

...

Al día siguiente, desperté lo más feliz que pude estar en meses, eran las 11 del día, y como era sábado, podía llegar un poco tarde a Junk N' Stuff, además había recibido un mensaje de Charlote diciendo que Ray y Henry tuvieron que irse temprano al parque, para detener a un niño con un soplete, la máquina que lanza mucho fuego... exacto, y como la familia de Schwoz llegó en la madrugada, mientras más tarde llegue era mejor.

Me vestí como si fuera un día cualquiera, pero por alguna razón decidí solo peinarme un poco más de lo normal ¿a quién engaño? Era obvio que lo había hecho por Henry, la ciencia dice que cuando hay sentimientos, las personas tienden a preocuparse un poco más por su apariencia, así que después de arreglarme, tomé todas mis cosas necesarias para irme.

–Buenos días– dije mientras llegaba a la planta baja –¿qué hacen?–.

–A.J no quiere ir a la fiesta de esta noche– contestó Max.

Fruncí el ceño desconcertada –¿a dónde? ¿y desde cuándo no quieres ir?–.

–Es una fiesta, completamente segura, en el campus de la Universidad– siguió Max –pero él aguafiestas de tu hermano prefiere quedarse aquí a morir solo–.

–Tengo responsabilidades, Max– habló A.J –grandes responsabilidades–.

Arqueé mis cejas –bueno, eso es nuevo– fui hasta la puerta principal –me voy, díganle a la abuela que estoy en el trabajo, y al abuelo, así que...–.

–Si, si claro, si vas a casa de... ¡wow!– Max me volteó a ver –¿qué te pasó?–.

–¿De qué hablas...? Wow– A.J copió su acción –¿qué le hiciste a nuestra hermana?–.

–Muy graciosos los dos–.

Mis dos hermanos me miraban de lo más sorprendidos que pudieron, me vieron de pies a cabeza, y viceversa, supongo que era porque no estaba acostumbrada a verme así, hasta yo me sentía incómoda de esta manera, no era mi estilo, quiero decir, si traía jeans, una playera, y unos tenis, pero la forma en la que me había arreglado... juro que era la última vez que hacía esto, y más por un chico.

–¿Por qué te ves así?– preguntó Max.

–Si, no hagas eso–.

Rodeé los ojos –gracias por los cumplidos, son los mejores hermanos del mundo– contesté sarcástica –solo, nos vemos en la noche–.

–Era una broma– dijo A.J –te ves bien, al fin pareces una chica–.

–Lo que él dijo– Max señaló a mi otro hermano –¿a quién quieres impresionar?–.

–Umm... nadie– tragué en seco –solo... me quise ver como una chica, eso, y antes de que hagan más preguntas, me iré de aquí– abrí la puerta –¡le avisan a todos!–.

–¡Nos saludas a Henry!– cerré la puerta.

Sonreí por lo bajo, esas últimas palabras me habían dejado pensando en lo que había pasado hace algunas horas, me quedé parada en el pórtico con una sonrisa pensando en eso, demasiado bueno para ser verdad, pero lo era, era verdad.

Como sea, comencé a caminar sobre la calle principal, para después dar vuelta en una esquina que me llevaría hasta el callejón donde estaba la entrada del tubo, y es que si salía por la parte de atrás, se les haría muy raro a mis hermanos, comenzarían las preguntas, y prefería evitar eso. Al momento de llegar ahí, me aseguré de que nadie estuviera alrededor, abrí la puerta y con cuidado me adentré en este para poder tomar mi camino a la Capi Cueva.

En el fondo se podía ver una luz hacia abajo, indicando que ya estaba casi por legar, y cuando lo hice, el tubo se levantó para encontrarme con una de las cosas más raras que me faltaba ver desde que llegué a Swellview, la familia de Schwoz.

Había un niño y una niña, los dos con barba jugando con churros como si fueran espadas, otros dos en el monitor brincando y riéndose, Schwoz tenía a su hermana cara de caballo, agarrada de un lazo mientras corría alrededor de él corriendo como si fuera un caballo, que ironía, y Jasper y Charlote estaban sentados en el sillón giratorio jugando algo, con el primo gordo que tenía aliento de cebolla.

–Así que, esta es la familia de Schwoz– dije mientras me sentaba a un lado de Jasper.

–Yep– contestó él –solo conocíamos a su hermana, pero sus primos que tienen barba también soy divertidos–.

Miré la escena una vez más –interesante– sacudí mi cabeza de lado a lado –¿qué hacen?–.

–Jugando un juego del país de Schwoz– esta vez respondió Charlotte –es extrañamente divertido–.

–Se nota–.

–Si– Char alzó su vista y se me quedó viendo de la misma forma que mis hermanos.

–No– dije al darme cuenta de su expresión.

–____– comenzó a decir –¿por qué crep que debes decirme algo?–.

–Porque... si tienes razón, ven– me paré del sillón.

–De acuerdo, Jasper, juega con el primo de Schwoz, primo de Schwoz, juega con Jasper–.

Rápidamente, justo cuando mi amiga se levantó del sillón, él primo tomó su lugar como si fuera la última cosa para vivir en el mundo, cosa que se nos hizo extraña, pero a la vez un poco divertida.

–¿Qué?– preguntó Jasper confundido –¿a dónde van?–.

–No es de tu incumbencia– le respondió Charlotte –solo sigue jugando–.

Encogió los hombros –okay–.

Llevé a Charlotte al cuarto detrás del Auto-Snacker, si, el lugar donde me di el beso con Henry el día de su cumpleaños, y el único lugar donde sabía que nadie podría escucharnos a menos que abrieran la puerta.

Cerré la puerta detrás de mí, y me recargué en esta, mientras que Charlotte ya estaba frente a mi, de brazos cruzados, con la mirada ansiosa.

–¿Y bien?–.

–Uh– empecé a hablar –¿recuerdas que el día de Otto te dije que me gustaba Henry?– asintió –¿y recuerdas que te dije que aún no quería decirle?–.

–No es cierto– dijo incrédula, puso las manos en su boca –¡no es cierto!–

Ladeé mi cabeza –pues es cierto–.

Por segunda vez, mi amiga me abrazó por la cintura, y comenzó a dar pequeños saltos, mientras que soltaba un pequeño chillido de emoción, justo como la vez que le dije que me gustaba Henry, pero esta vez, con un poco de más emoción, además de que me estaba apretando demasiado el estómago.

–Okay, okay, Char, se que estás emocionada, pero también tengo que respirar– me soltó –gracias–.

–¿Cómo pasó esto?–.

Di una risa burlona –fue gracias a Mitch Bilsky–.

–Mitch Bilsky, ya era de esperarse, pero ¿qué pasó?–.

Suspiré –bueno, pues ya sabes como es Mitch, coqueteos, yo ignorándolo, pero Henry ahora si se tomó el asunto en serio, se portó como un idiota, literalmente, incluso después de que los Bilskys se fueran, hasta que me cansó, lo llevé al pórtico, tuvimos una pequeña discusión, y me lo dijo– una sonrisa involuntaria apareció –y lo dijo de una manera demasiado sincera–.

–¿Tú qué le contestaste?–.

Rasqué mi nuca e hice una mueca tratando de verme inocente, pero sabía que mi cara me delataba en todos los sentidos, que no pasaron ni dos segundos, cuando Charlotte dio un grito ahogado.

–No juegues– asentí –¡no juegues!– volví a asentir –¡____! ¡besaste a Henry! ¡otra vez!–.

–¡Shhhhh! Pero no lo digas tan fuerte–.

Me sonrió orgullosa –sabía que estaba en ti, solo tenías que sacarlo, porque tú lo besaste–.

La vi confundida –¿cómo es que supiste todo eso solo por mi forma de comportarme?– se cruzó de brazos y me miró con una cara de "en serio" –no me respondas, conozco la respuesta–.

Esta chica me conocía tan bien, que podía decir hasta cuando estaba siendo la persona más miserable del mundo, y no solo conmigo, Charlotte era en extremo inteligente que conocía las conductas de todos, hasta de los que no conocía, a veces me daba un poco de miedo.

–Ah– exclamó –estoy feliz–.

–¿En serio?– pregunté sarcástica –solo no le digas a Henry que te dije, acordamos en no decir nada hasta que averigüemos que es esto que tenemos–.

Agitó sus manos –espera, espera, espera ¿cómo que no saben lo que son?–.

–Pues, es raro ¿sabes? Somos amigos, pero somos más que eso, pero no somos algo formal, pero tampoco menos que eso–.

–Lo dijo Henry ¿verdad?–.

Asentí –la verdad tampoco entendí bien, pero si entiendo el concepto–.

–Genial– me sonrió pícaramente –y por eso hoy vienes de esa forma–.

Levanté mis brazos –la ciencia no miente en esa cuestión–.

–La ciencia tiene razón– ambas reímos –vámonos ya, dejamos a Jasper solo con toda la familia de Schwoz, hay que ir antes de que pierda la paciencia–.

Hice una mueca –vámonos–.

Las dos salimos del cuarto detrás del Auto-Snacker, que por cierto, no había comido nada así que me pasaré por ahí luego, y regresamos cuando nuestro querido amigo al sillón giratorio, que estaba perdiendo 5 a 0 su partida en el juego, con el primo de Schwoz, y por lo que se podía ver por su mirada estaba en serio frustrado.

Me senté a su lado derecho, mientras que Charlotte se sentaba a su izquierda, así entre las dos tratamos de ayudarlo lo más que podíamos, aunque no voy a mentir, no tenía ni idea de como se jugaba esto, o siquiera que era lo que estábamos jugando.

Estuvimos así durante varios minutos, nosotros jugando, los niños igual, luego nosotros un rato con los niños, Schwoz domando a su hermana, cuando de repente, el sonido del elevador se hizo presente, indicando que Ray y Henry volvían.

–Y es por eso que los niños no deberían de jugar con sopletes–.

–¿Me estás diciendo a mí, viejo?–.

–Si te lo estoy diciendo–.

–Si la verdad es que no entiendo como... woah, woah–.

–¿¡Qué es esto!?–.

Ray y Henry habían chocado con la ropa interior que estaba colgando a través de toda la Capi Cueva; dirigí mi vista a ellos, y al parecer les había ido ¿bien? Estaban literalmente cubiertos de cenizas por todo el cuerpo, algo que solo se podría quitar soplando una burbuja, y eso lo hizo un niño con un soplete.

–Hola– saludó Jasper sin despegar la vista del tablero.

–Nos alegra que estén vivos– dijo Char de la misma forma.

–Lo que ellos dijeron– terminé –no, no tienes que sacar 4–.

–Pero si saco 4 voy a terminar cayendo en el...–.

–¡Schwoz!– nos interrumpió el grito de Ray, que hizo que lo volteáramos a ver –¿qué es esto? ¿quienes son todos estos raros?–.

–Son mi familia– respondió él.

Henry señaló a uno de los niños –ese tiene una barba–.

–Si, es muy tierno, la barba de Zed no se ha caído– siguió Schwoz –así cuando se caiga, el hada de las barbas vendrá y...–.

–Voy a detenerte ahí, Schwoz–.

–Gracias–.

Decidí restarle importancia al asunto, aunque fuera algo demasiado raro, la familia de Schwoz no era mala, en el sentido de que si eran raros, pero eran buenas personas que te caían bien, por el tiempo que llevaba aquí.

Seguía viendo a los dos superhéroes hablar con Schwoz, tenía la mirada perdida, realmente no estaba poniendo atención, pero cuando de un momento a otro, sin querer, mi mirada se cruzó con la de Henry, y justo ahí, en ese preciso momento, me sonrió, al cual le respondí de la misma manera.

–Sabes, Schwoz– habló Ray –por mucho que me guste tener a tu familia aquí... lo odio, así que diles que se vayan ¡todo mundo fuera!–.

–Pero te pregunté si podían venir de visita por una semana y tú dijiste "si, claro, como sea Schwoz"– imitó su voz.

–Yo nunca dije eso– se defendió él –Henry, dile que nunca dije eso–.

En lugar de que Henry contestara, seguía mirándome al igual que yo a él, aunque por mucho que me gustara esto, se me hacía de alguna forma y otra extraño, ya saben, esto, el averiguar que es esto. Desviamos la mirada al mismo tiempo.

–Si lo hiciste, hace 3 meses te lo pregunté porque no puedes pensar tan lejos en el tiempo, así que solo dices si a todo–.

Ray dio un grito ahogado indignado –eso no es cierto–.

–Hey– Charlotte llamó a Ray –¿____, Jasper y yo podríamos tener un aumento en 3 meses?–.

–¿Qué? Si, claro, como sea, eso es como en miles de años– respondió él.

"¡Si!" festejamos.

–¡Gracias!–.

–Oye, mira solo hay que ir por unos churros– dijo Henry.

–Si, porque los churros lo arreglan todo– concordó Ray.

Y en eso tenía razón; Ray y Henry hicieron su camino para el Auto-Snacker, pero justo antes de llegar ahí, pasaron a un lado de nosotros, haciendo que Henry se detuviera, y me volteara a ver entre cerrando los ojos.

Un tanto confundida, alcé mi vista hacia él, esperando alguna respuesta de su parte, pero simplemente me seguía viendo.

–Hey, Kid, los churros–.

–Si, solo un segundo– le contestó a Ray –solo necesito que ____ me ayude a algo, en la parte de atrás–.

Arqueé mis cejas sorprendidas –¿yo?–.

–Yep, es urgente, ven, ven, ven, ven–.

–Okay, okay–.

Henry me hizo levantarme del sillón, para después tomarme de la mano y jalarme hasta el lugar donde estábamos Char y yo hace unos momentos, que hablando de ella, me hizo señas preguntando que era lo que tramaba él chico rubio, a lo que le respondí negando con la cabeza y encogiendo mis hombros.

Volví a ese lugar, solo que esta vez con Henry, donde se podía sentir el déjà vu más grande que una persona pudiera imaginar, cerró la puerta detrás de él, lo me dejó más desconcertada de lo que ya estaba.

–¿Mi ayuda?– asintió –¿para qué?–.

–Simple–.

En tan solo segundos, Henry se inclinó hasta mí, me tomó levemente de la cintura, y me dio un corto beso en los labios, que me dejó bastante impactada, sin saber como reaccionar.

(Again, pongan el sonido jajaja, queda pt. 2)

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

5 segundos después, él chico se separó de mí, para mirarme con una una sonrisa enorme en sus labios, que a pesar de estar lleno de cenizas, se veía bastante lindo y tierno, ya que estaba resaltaba demasiado.

–¿Eso es ayuda?– pregunté divertida.

–Si– contestó igual.

–¿A qué?–.

–A descifrar que es esto–.

Sin pensarlo dos veces, literalmente, volvió a tomarme de la cintura acercándome más a él, para darme otro beso, esta vez un poco más largo que el anterior... ¿pero qué es esto?

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