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Capítulo 4

P.O.V____

BEEP* BEEP*

BEEP* BEEP*

El reloj sonaba y sonaba, miré a Henry preocupada, al igual que mis otros dos amigos que sabían el secreto, la buena noticia era de que solo eran dos BEEPS, eso significaba emergencia no tan urgente, solo como un robo o algo así... okay eso es urgente.

Henry, Jasper, Charlotte y yo estábamos nerviosos, pero al parecer los padres de Henry y Piper pareció no importarles el sonido del reloj, pues siguieron cantando, obvio no les importó no saben nada.

–Esperen, esperen, esperen– decía Henry mientras caminaba de espaldas hacia la puerta.

–¿Qué te pasa?– preguntó Kris.

–¿Por qué caminas hacia atrás?– esta vez preguntó Piper.

–Ah– Henry abrió la boca para contestar, pero por su cara podía decir que no se le ocurría nada –ah, siempre quise una fiesta sorpresa– ¿en serio? –entonces iré afuera por unos momentos y cuando regrese ustedes gritarán sorpresa ¿de acuerdo?–.

–Eso es una gran idea– contestó Jake –tengo el lugar perfecto donde esconderme–.

–Si– Henry estaba muy nervioso, siempre me dio risa eso.

Mi amigo caminó hasta la puerta, tomó la perilla, pero se detuvo por unos segundos. Lentamente se volteó hacia nosotros y caminó con paso firme hasta la barra.

–Tú vienes igual– dijo mientras me tomaba del brazo y me hacia caminar hasta la puerta.

–Pero no es su cumpleaños– exclamó Jasper.

–Ah... si–.

Atravesamos la puerta de Henry para llegar hasta su pórtico, ahí nos aseguramos de que no hubiera nada, y entonces Henry abrió su reloj dejando ver a Ray.

–¿Qué pasa Ray?– preguntó mi amigo.

–¡Henry! ¡Hay sangre en todas partes!– contestó Ray preocupado.

–¿Sangre?– pregunté yo de la misma manera.

–¡Oh por Dios!– siguió Henry.

–En el banco de sangre– Ray se río de nuestras expresiones y puso las manos en su cadera –hola, ____–.

Me crucé de brazos y puse una mano sobre mi cara tallando mi rostro, no puede ser posible.

–Que gracioso– respondió Henry sarcásticamente.

–¿El banco de sangre?–.

–Si ya saben, el lugar donde guardan sangre para gente que se lastima o necesita cirugía, cosas que yo jamás lo haré, porque soy Capitán Man– hizo una pausa y puso su lengua sobre sus dientes –soy indestructible–.

–Entonces ¿cuál es la emergencia?–.

Ray chasqueó los dedos –cierto, hay un robo en el banco de sangre, tenemos que ir en seguida, te veré ahí–.

Alcé mis cejas e hice una mueca con la boca.

–Ray– hablé –te recuerdo que hoy es un día importante, es su cumpleaños–.

–Es cierto, es mi cumpleaños– completó Henry con entusiasmo –¿crees que pueda tomarme el día?–.

Escuché como Ray soltó un suspiro y volvió a poner sus manos en su cadera, se veía tan diva haciendo esa pose.

–Henry, al crimen no le importan los cumpleaños– dijo Ray con un tono que ni él se lo creía –ni tampoco los superhéroes, ni sus compañeros–.

–El mes pasado te tomaste 4 días para "subirte a todas las montañas rusas en Texas"– contesté haciendo comillas en las manos.

–Fueron 5– corrigió este con orgullo –y ninguno de esos fueron mi cumpleaños–.

Miré a Henry y este tenía una cara de fastidio que se podía ver a kilómetros, no quería ir al banco de sangre, era obvio y no lo culpo, si yo fuera compañera de un superhéroe y tuviera que trabajar en mi cumpleaños, tampoco quisiera ir, pero al parecer Ray no... ya saben.

–Vamos Ray– rogó.

–¿Sabes quién más está celebrando su cumpleaños? Se llama crimen y la fiesta de cumpleaños es en el banco de sangre– hizo una pausa y sacó el tubo con la goma de mascar –tú y yo estamos invitados entonces ¿te veré ahí? Dile a ____ que invente algo–.

Henry soltó un bufido y sin más que decir cerró de un golpe el reloj, acto seguido sacó su goma de mascar, abrió el tubo sacando una y se la metió a la boca.

–¿Me cubres?– preguntó esté enojado.

–Sabes que si– sonreí.

–Aún así le diré a Jasper y Charlotte–.

–De acuerdo–.

Se paró a un lado del pórtico donde nadie pudiera verlo, ya sea dentro de la casa o el pórtico, y como era de esperarse, cuando sopló la burbuja apareció con su traje de Kid Danger.

–No coman pastel sin mí–.

–No– contesté alargando la "o" –no te prometo nada–.

Henry me sonrió a lo cual yo le devolví el gesto, para después salir corriendo por la acera.

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