Capítulo 25
P.O.V____
Corríamos por toda la Capi Cueva, gritando, Schwoz se golpeaba la cabeza él solo, yo corría junto con Charlotte alrededor del sofá y Jasper corría de un lado a otro, esto era un caos, lleno de angustia, preocupación ¡maldita sea! Silbante Susie seguía aquí.
–¡Oigan!– gritó Charlotte dejando de correr –¡no entremos en pánico!–.
–¡Bomba atómica!– respondió Jasper de la misma manera –¡pánico!–.
Negué rápidamente con la cabeza –Charlotte tiene razón, perspectiva– inhale una gran cantidad de aire –okay– exhalar –tenemos que llamar a Ray y a Henry–.
–De acuerdo, de acuerdo–.
Saqué mi teléfono de la bolsa trasera de mi pantalón, busqué a Henry en mis contactos, y presioné su nombre para poder llamarlo.
Un toque, dos toques, tres toques... nada, absolutamente nada, solo la voz deuda mujer que decía "Lo sentimos, el teléfono que está tratando de llamar, ha sido quemado, por favor no volver a intentar".
Fruncí el ceño confundida –qué raro–.
–¿Contestaron?–preguntó Jasper corriendo hacia mí, negué –¡mierda!–.
Era todo bastante extraño, el teléfono cada vez que llamaba decía ese mismo mensaje, aunque era imposible que ya estuvieran quemados, Silbante Susie estaba aquí, no era posible que estuvieran quemados, ¡no era posible!
–¿Contestaron?– volvió a preguntar Jasper, pero esta vez a Charlotte.
–No– respondió ella –solo sigo recibiendo el mismo mensaje cada vez que trato de contactarlos, escuchen–.
"Lo sentimos, el teléfono que está tratando de llamar ha sido quemado, por favor no volver a intentar".
–Volvamos a intentar– dijo Jasper –no se que más podemos hacer–.
Rodeé los ojos –a mi también me dice eso, que raro–.
–Y es que no tiene sentido Silbante Susie está aquí–.
–Lo sé, por eso digo que...–.
"Vamos, vamos, vamos, vamos", alguien comenzó a decir, volteamos al elevador, y pudimos divisar a Schwoz, que tenía un traje blanco bastante elegante junto con un sombreo del mismo color, y una maleta café. Hijo de...
–Whoa, whoa, whoa– dije frunciendo el ceño, él rápidamente se paró de forma causal en el marco del elevador –¿acaso estás tratando de huir a la mitad de una emergencia?–.
Schwoz caminó hacia nosotros y comenzó a reírse de forma nerviosa.
–No, aquí está la cosa...– hizo una pausa –¡si!–.
–¿Qué?– preguntó Charlotte confundida.
–¡Vuelve aquí Schwoz!–.
Jasper fue hasta donde estaba él y lo cargó de las piernas para ponerlo justo frente a nosotros, debo admitir que fue una escena graciosa.
–Tiene que haber una forma de desactivarla– dije mordiendo mis uñas de nuevo.
Schwoz llevó una de sus manos a su barbilla –creo que lo hay–.
Los tres nos volteamos a ver preocupados, espero que esto no sea un desastre.
...
–Pásame las tijeras– ordenó Schwoz.
–Tijeras–.
Schwoz había logrado abrir la bomba un poco más que la vez pasada, había logrado sacar unas cosas amarillas brillantes de esta, y creo que por la mirada que tenía, había logrado descifrar como apagar esta cosa, al menos eso era lo que mi mente me decía para no entrar en pánico.
–Okay– Jasper apareció detrás de Schwoz –¿qué hacemos?–.
–¿Seguro que puedes apagar la bomba sin que nos haga explotar?– preguntó Charlotte.
–Um... ¡Si! ¡Lo veo ahora! Si hay una manera–.
Solté un suspiro aliviada –ah, gracias, gracias–.
–Okay, Jasper corta el cable naranja...–.
Schwoz se agachó para agarrar algo de la caja de herramientas, mientras que mi amigo hizo lo que Schwoz le ordenó en seguida.
–... luego de que ____ corte el cable blanco y Charlotte el cable amarillo– siguió.
Abrí la boca sorprendida y preocupada a la vez.
–¿QUÉ?– gritamos los tres.
Schwoz regresó a su posición original –después de que ____ corte el cable blanco, Charlotte corta el amarillo y tu el...–.
–¡Ya corté el cable naranja!– interrumpió Jasper.
–¿Por qué hiciste eso?– preguntó Schwoz desesperado.
–¡Porque le dijiste que lo hiciera!– grité.
Entre gritos y reclamos, de repente el sonido de que alguien venía bajando por los tubos interrumpió nuestra pequeña discusión. Eran Ray y Henry.
–¿Dónde han estado?– preguntó Jasper desesperado.
–¡Olvidaron llevarse a Silbante Susie con ustedes!– reclamé gritando.
Ray caminó hasta la bomba –¡lo sabemos!–.
–Huh... ¿qué esta pasando con ella?– Henry tragó saliva.
–¿Ven esas bolas amarillas que brillan?– esta vez preguntó Charlotte.
Ambos asintieron –¡ese es el núcleo de la bomba!– siguió Schwoz –¡y están a punto de hacer "boom"!–.
Como era de esperarse, los dos chicos se alejaron de la bomba quedándose a una distancia considerable de ella, al igual que todos. Estaba a punto de morir, estábamos a punto de morir, ya, esto era todo, era el fin, bueno al menos besé a Henry... ¡otra vez! ¡NO!
–¿Estás diciendo que esas cosas amarillas que brillan son la única parte de la bomba que explotan?– cuestionó Henry.
–Si– contestó Schwoz –velo como si fueran tres albóndigas Suecas que brillan y son de destrucción masiva–.
Nos quedamos callados con el sonido de Susie a todo lo que daba, nadie sabía que hacer, y es que estaba a punto de explotar, tan solo de ver nuestras caras podíamos decir que en serio, en serio, estábamos asustados.
Henry dio un grito ahogado –Ray, tienes que comerlas–.
–¿Qué?– preguntó este confundido.
–Si las tienes que comer, esas tres albóndigas brillantes–.
–No, no voy a comer eso, que asco–.
Como si no hubiera dado un bocado a esa cosa asquerosa que se comió hace días.
–Tiene razón– habló Charlotte –eres indestructible–.
–¡SI, SI, SI, SI!– señalé el estómago de Ray –si las comes explotarán en tu estómago indestructible–.
Schwoz comenzó a golpear el estómago de Ray.
–¡Aléjate de mi estómago Schwoz!– reprendió este –no voy a comerme una bomba ¿okay? Olvídenlo–.
Mencionen un plan perfecto que no nos matara a todos, no hay, no existe, pero Ray estaba de princesa caprichosa que no quería salvarnos a todos, además ya no teníamos otra alternativa, era eso o morir, es indestructible, no le va a pasar nada.
–¡Come la bomba!– dijo Jasper en forma de canto –¡come la bomba!–.
–No hagas eso–.
–¡Come la bomba!– seguí junto con él.
–Paren–.
Todos se nos habían unido –¡come la bomba! ¡come la bomba!–.
–Oigan no, saben que no puedo resistirme a un canto como ese– decía Ray –va a doler demasiado cuando explote en mi estómago–.
"¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba!"
–¡No!– seguíamos cantando –no, no... okay– sonrió de manera maliciosa –¿quieren ver como me como esta bomba? Porque la voy a comer, me comeré esta bomba justo ahora–.
"¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba!".
Ray había quitado las cosas brillantes del cilindro en el que estaban –lo haré si cantan aún más fuerte–.
"¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba!".
Henry me volteó a ver y sin dejar de cantar me sonrió, yo le devolví el gesto, sinceramente era divertido.
–¿Esta bomba? ¿Quieren que me coma esta bomba? Aquí vamos– Ray quitó la primera albóndiga brillante y se la metió a la boca.
–¡SIIIII!–.
–¡Vamos!–.
–¡WOOOO!–.
Celebramos todos –segunda ronda–.
–¡Dos más! ¡Dos más!–.
"¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba!".
–Va las segunda– quitó la otra albóndiga –número dos– se comió esa parte.
–¡Bien!–.
–¡Wooo!–.
–¡Una más! ¡una más!–.
"¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba! ¡Come la bomba!".
–¡La última! ¡Ahí va!–.
Y sin más que decir, Ray se había comido las tres cosas brillantes que eran el núcleo de la bomba, haciendo que dejáramos de cantar, y poder disfrutar de nuestras vidas, literal, no íbamos a morir. Todos comenzamos a festejar, y no pude evitar abrazar a Henry, estábamos vivos, vivos.
Pero de un momento de otro, se comenzó a escuchar un silbido que inundó las celebraciones en la Capi Cueva... ¡claro! Silbante Susie.
–Ahora lo entiendo– habló Ray que acababa de repetir –Silbante Susie, silba cuando va a explo...–.
¡BOOM!
–¡Ahh!–.
Silbante Susie había explotado, causando que Ray se moviera de un lado a otro y que su estómago tuviera una clase de brillo peculiar, pero duró durante solo unos pocos segundos, aunque parecía que si le dolía.
Volvió a repetir y tomó su postura normal –¡estoy bien!–.
–¡SI!– gritamos todos.
–¡Lo hiciste!– dijo Henry sonriendo.
–¡Nos salvaste a todos!– seguí.
–¡Abrazo de grupo!–.
–¡Ehhhhhh!– Schwoz se puso frente a nosotros –abrazarnos podría ser una mala idea ahora–.
Ray frunció el ceño –¿por qué?–.
Y de la nada, el estómago de Ray comenzó a ponerse de un color verde brillante, radiación, era eso, demasiado obvio, pero si, mala idea.
En fin, por fin, después de todo ese drama y bombas atómicas, podíamos terminar la película de los coyotes, todo había vuelto a como era hace algunas noches... excepto por la parte de que todos estábamos sentados en el sofá, pero alejados del estómago de Ray, que este repitió ocasionando que saliera una clase de humo verde de su boca.
Sin pensarlo, nos juntamos un poco más para quedar lejos de él.
–Cobardes–.
...
La película había terminado y ya eran más o menos las 8:30 PM, era hora de regresar a nuestras casas, pero sobretodo, era hora de que Ray nos pagara.
Ganaba 5 dólares la hora, lo cual yo consideraba que era bastante bueno, multiplicando eso por las horas que estaba aquí, luego más horas extra, tenía lo suficiente para comprar un teléfono nuevo al menos cada dos meses, claro si no gastaba.
–No entiendo ¿por qué quieres 1 dólar más que la vez pasada Jasper?–.
Jasper lo miraba con cara de pocos amigos –porque cada vez me quitas un dólar de lo que realmente es–.
–Si eso cierto– Ray comenzó a reírse –¿quién falta?–.
–Yo– hablé moviendo a Jasper.
–Bien ____, lo de este mes y medio y...– miró a su alrededor –dos dólares más por se la novia de Henry–.
–Oh por Dios– puse una mano en mi nariz –¿cuántas veces tengo que decírtelo? No somos novios, N-O–.
Ray frunció el ceño sin dejar de sonreír –si, claro, lo que tu digas, ya vete de aquí–.
Fui por mi mochila que estaba detrás de la puerta secreta y al cruzar esta encontré a Henry, que estaba recogiendo sus cosas. Mismo lugar donde nos besamos, que irónico, "ya no pienses en eso".
–Hola– dije sonriendo.
Él me volteó a ver desconcertado –hola– pero al final sonrió –¿cómo te fue?–.
–¿Te refieres al pago?– asintió –genial ¿a ti?–.
–Igual– silencio nada incómodo, después de mucho tiempo –¿quieres ir a mi casa antes de ir a la tuya?–.
–Umm, voy a cenar con mi familia, es cumpleaños de mi abuelo, pero puedes venir si quieres–.
Henry me miró sorprendido –¿estás segura? Es con tu familia y no quiero...–.
–No es ningún problema créeme– hablé interrumpiéndolo –solo si tu quieres, claro–.
Otra vez, silencio total, pero no incómodo cabe mencionar, era solo un silencio en espera de una respuesta, y por alguna razón algo demasiado dentro de mí pedía a gritos que dijera que si ¿por qué? No lo sé, solo me gustaba cuando Henry y yo estábamos con nuestras familias, ya sea del uno o del otro, nos llevábamos muy bien.
–Okay– aceptó Henry sonriendo –vamos–.
Le devolví el gesto –genial–.
Nos quedamos mirando durante unos segundos, ambos sabíamos que estábamos en ese lugar en el que había pasado el beso, y se sentía una tensión impresionante que moría de ganas de besarlo de nuevo. Y me pude percatar que él igual, pues a pesar de que estábamos a una distancia considerable, no despegaba la vista de mis labios.
–____–.
Tragué en seco nerviosa.
–Henry–.
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