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Capítulo 2

Joe Jackson


Jamás en mi vida había visto una chica más testaruda que ella.

No sabía ni su nombre pero en realidad ansiaba que me lo dijera, tenía que saberlo; siempre estaba encerrada en uno de sus libros y eso la hacía tan misteriosa, casi no hablaba con nadie y en los recreos solo se iba a la biblioteca a seguir leyendo.

Cuando terminamos la clase de historia, noté que rápidamente se paraba de su escritorio y se dirigía a alguna parte en la escuela.

Iba a ser difícil descubrir su nombre o simplemente agradarle.

Me paré de mi escritorio decidido a buscar la cafetería de la escuela para comprar unas papitas en la máquina expendedora; mis favoritas son únicas, tienen algo picante que juro que me encanta.

Después de pasar al menos 5 o 6 minutos buscándola la pude encontrar.

Entré y fui directo a la máquina pero me encontré con una sorpresa; no habían de mis papitas favoritas y tuve que contentarme con unos doritos o algo así.

Luego los abrí y me senté en una mesa afuera de la cafetería y rápidamente vi que se acercó un chico que vi hoy en la mañana en historia.

—Hey, Joe—saludó mientras se sentaba en frente mío—¿qué onda?

—Hola, bien, ¿tú?—saludé.

—Bien, bien...—se me quedó mirando en silencio mientras yo comía—oye te tengo una pregunta—dijo al fin.

—Mmm dime—empecé a desconfiar un poco y seguí comiendo mientras esperaba su pregunta.

—¿Qué onda con McCartney?

—Eh, ¿disculpa?—me miró divertido—la verdad es que no sé de quién me hablas...

—McCartney—volvió a repetir—Raven McCartney—al ver que seguía sin entender siguió explicando—la chica que se sienta junto a ti, la que lee todo el día.

—Ahh, ya, ya, ya sé de quién hablas...—Raven McCartney... buen nombre para esa chica—bien, ¿qué pasa con ella?

—A ver, es que esta chica, bueno, es poco sociable y quería saber que onda porque ella es... ¿friki?

—Eh, ¿nerd?—se veía algo confuso y no sabía cómo describirla así que lo ayudé dándole ideas.

—¡Eso!—exclamó—sí, ella es como el cerebrito de la clase y la mitad de esta está colado por ella pero esta piba no habla con nadie, por lo que es difícil hablar con ella...

Me quedé en silencio con lo último que dijo.

—¿Qué insinúas?

—Bueno, supongo que a lo mejor hay algo entre ustedes dos porque los vi hablando en la clase...

—Oye, oye—interrumpí mientras me paraba de la silla con la bolsa de doritos vacía—mejor baja los pies a la tierra que aquí no hay nada entre nosotros, ni siquiera me había dicho su nombre y por ti lo sé, ahora.

El chico estaba como en shock.

Como no dijo nada me dispuse a irme pero me alcanzó a la salida.

—Hey, Jackson—me volteé para verlo—necesito un favor.

Lo miré desconfiado y acepté pero sonó la campana para entrar a clase de física.

—Pero no le puedes decir a nadie—me empecé a apurar, no quería llegar tan tarde a la clase.

—Bien, apúrate.

—Ya... necesito que hagas que Raven se enamore de ti—dijo por fin.

Admito que me desconcerté un poco.

—¿Por qué quieres que lo haga?

—Solo hazlo, por favor—rogó.

—Lo voy a pensar.

—Okey, el próximo recreo necesito tu respuesta, por favor.

Acordamos eso pero la verdad es que yo no estaba seguro de querer hacer eso, no quería jugar con los sentimientos de una chica y menos de Raven.

Los 2 llegamos tarde a clase pero no había comenzado aún, por lo que solo nos sentamos en nuestros lugares.

—Te salvaste—oí que dijo Raven.

La miré divertido y sonreí sin darme cuenta.

—Creo que tienes razón, Raven McCartney... ¿prefieres que te diga solo Raven o te llame por tu apellido?—comencé a reír mientras ella me miraba aterrada.

—¿Cómo supiste mi nombre?—preguntó algo alterada.

—Fue fácil, soy un agente secreto—bromee mientras ella me pegó con un de sus libros en la cabeza.

—Te lo tienes merecido—me advirtió después del golpe pero noté algo diferente en ella: la vi sonreír y eso... me gustó.

Esa simple sonrisa se esfumó en un 2 por 3 cuando vimos entrar a una profesora gordita y bajita.

—Soy la profesora Kills, de biología, por si no me recuerdan—comunicó cuando se paró al medio de la sala; la verdad me agradó aunque era un poco seria—como su profesor de física no está voy a ocupar su hora para explicarles nuestra primera calificación del segundo semestre.

Cuando terminó de explicarnos lo que íbamos a hacer, nos dijo que haría parejas.

—Primera pareja—se notaba que era una mujer muy apurada—Jackson y...

Vaya, noté que se me ponían los pelos de punta.

Todos me miraban fijamente y me puse nervioso.

—McCartney—finalizó.

Luego me morí de la risa al ver de reojo que la chica maldecía a todo el mundo por esas palabras.

La verdad no me puse mal, me alegré por trabajar con ella porque así podía empezar con la petición de aquel chico y no lo sé, a lo mejor puedo cambiar su forma de ser, para que disfrute y se divierta más.

La profesora siguió nombrando a las parejas y al terminar nos indicó que debíamos empezar.

Raven sacó sus libros y cuadernos de biología y me miró fijamente durante unos segundos que parecieron horas.

—¿Qué esperas, Jackson?—me preguntó mientras rodaba los ojos—¿acaso no vas a sacar tus libros?

Me quedé mirando mi mochila y me di cuenta de que no había metido ni un lápiz; creo que Raven adivinó mis pensamientos y me volvió a golpear en la cabeza con otro.

—Espera, creo que tengo algo por aquí...—empecé a rebuscar en la mochila y encontré una pequeña bola de hojas de archivador; traté de estirarla lo más que pude y luego fui a pedirle un lápiz a la profesora—entonces, jefa, ¿qué debo anotar?

Vi como rio.

—¿Acaso no sabes de qué trata el trabajo?—me preguntó.

—No—respondí—no presto atención a las clases.

—Eres un tonto, Jackson—después de esa frase reímos mucho.

Resulta que el trabajo era sobre las células humanas, los tipos, las categorías y esas cosas y se entregaba y exponía en 2 meses más porque la profesora esperaba algo muy grande.

—Saca tu teléfono y empieza a buscar información sobre las células—me ordenó.

—Claro, jefa—rio de nuevo y saqué mi teléfono.

Después de algunos minutos de larga búsqueda encontré algo de información mientras que ella... bueno, ella también estaba buscando información pero en los libros, que aburrida.

—"Existen alrededor de 200 tipos de células en nuestro cuerpo"—leí de mi búsqueda.

—¿Y?—preguntó esperando más información.

—¿Y, qué? Eso fue lo que encontré, nada más.

—¿Cómo? Tuviste 10 minutos de búsqueda, ¿y sólo encontraste ESO?—se había puesto muy seria y debo admitirlo, daba miedo.

En ese momento, descubrí que había cometido un error.

—Mira, hubiera buscado más pero te lo juro, no había más sobre los tipos, en serio—traté de explicar.

No muy convencida me miró y dijo:

—Si encuentro algo más sobre eso me pagarás 10 dólares.

—Hecho—nos estrechamos la mano e inmediatamente se puso a buscar.

Pasaron alrededor de 25 o 26 minutos y todavía seguía sumergida en mi celular buscando.

—"Cada tipo de célula se distingue de los otros por su forma, su tamaño o la distribución de sus estructuras internas...—empezó a leer—nuestro cuerpo es el resultado de la unión de unos 30 billones de células que, estando organizadas en 44 tipos, constituyen los diferentes tejidos y órganos".

Me quedé helado.

—¿De dónde sacaste que eran 44 tipos?—pregunté algo confundido—son 200 tipos...

—Vamos a preguntarle a la profesora—propuso.

Acepté y fuimos donde ella.

—Son 44—confirmó—muy bien, Raven.

Al llegar a mi puesto le entregué los 10 dólares casi llorando.

—Gracias—dijo mientras los guardaba.

Luego de eso se acabó la hora y ella salió disparada a la biblioteca, supuse.

Llegué al mismo lugar donde había hablado con aquel chico de nuestra clase a esperarlo pero ya estaba allí.

—¿Y?—preguntó cuando me acerqué—¿lo decidiste?

Me quedé quieto mirándolo a los ojos mientras pensaba mi respuesta; no había vuelta atrás con lo que dijera.

—Antes de responder, te voy a hacer una pregunta—me miró desconfiado pero aceptó—¿para qué quieres que lo haga?

El chico misterioso estaba pensativo.

Me agarró del brazo y me condujo hasta un lugar donde estaban las chicas de nuestra clase.

—¿Ves a esa chica?—preguntó.

—No se tú, pero yo veo a 6—reí por lo bajo.

—No, estúpido, a la chica de cabello color caoba.

—Eh, disculpa pero casi todas son así...

Bufó y me indicó a la chica que estaba al lado de otra chica de cabello blanco. Era hermosa, tenía los ojos tan brillantes y la mejor sonrisa del mundo entero.

—Ahh, ¿la que le preguntó al profesor si me podía sentar al lado de ella?

—Ella, exacto.

—Okey... ¿qué pasa con ella?

Antes de responderme volvimos afuera de la cafetería.

—Ella es mi novia y está colada por ti...—trató de explicarme.

—Ajá...

—Pero si haces que McCartney se enamore de ti y empiezan a salir, ella volverá conmigo... ¿entiendes?

La verdad solo le entendí la mitad de lo que dijo.

—¿Volver?—dudé—¿no están juntos? ¡me acabas de decir que es tu novia!

—Sí, sí, es mi novia pero le gustas tú y me está dejando de lado y bueno... yo... no la quiero perder—pude ver que sus ojos estaban vidriosos.

Este tipo en serio necesita una psicóloga de inmediato.

—Oye, oye, tranquilo—traté de consolarlo—lo haré pero con una condición.

Se le iluminaron los ojos.

—Dime, haré lo que sea...

Okey, esto podía funcionar.

—Lo único que te pido es que hagas algo, no siempre voy a estar ahí para enamorar a más gente por ti.

Se quedó pensativo durante unos minutos y me estrechó la mano.

—¿Trato?

Estreché su mano; el trato estaba hecho y no había vuelta atrás.

Sonó la campana y volvimos a la siguiente clase.

—Soy Sean, por cierto—se presentó a mitad del camino.

—Oh, que bien que te presentas porque yo no sabía tu nombre...—reímos y volvimos al salón.



N/A: Hola, voy a tratar de actualizar la historia 1 vez por semana; eso, gracias por leer y agradecería que apoyaras mi trabajo con una estrellita o un comentario positivo :)

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