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44. Te convertiste en mi vida.

(CAPÍTULO 44:
Te convertiste en mi vida.)



     Las mañanas eran... cálidas, habían dejado de ser solitarias para Leire desde hace tiempo; tener a alguien a su lado cada mañana que abría los ojos le reconfortan de una forma que no podía explicar, sentir las manos de su pareja acariciando su mejilla o retirándole el cabello del rostro le hacía sonrojarse muchas veces y otras le hacía sentir muchas mariposas en el estómago.

     Esa mañana no había sido la excepción, sentir un poco de frío en las piernas y sentir como cada mañana un brazo rodeando su cintura le hizo sonreír. Pronto Jasper reconoció su presencia despierta y dejó el libro que llevaba en manos, donde se hallaban muchas notas sobre el braille y diversos ejercicios para realizarlo mejor.

     La castaña bostezo y cubrió sus labios, pasando una de sus manos por su rostro eliminando cualquier resto de saliva, se sentó y tomó entre una de sus manos una del inmortal.

     —Buenos días.

     —Buenos días, ángel—El texano le pasó una mano por la espalda bajando la camiseta que se había subido un poco.

     Su rutina desde comenzar a salir había sido la misma y nos les molestaba pasar toda una vida haciéndola, no si Jasper podía mirar de nuevo el rostro de Leire y si Leire podía sentir la presencia de Jasper.

     Levantándose de la cama y adentrándose al baño entendió el inmortal que era momento de distraerse un momento, escucho por lo bajo como se cepillan los dientes y se peina el cabello.
     Cuando la miró salir, sonrió y con cuidado la guió a la cama.

     —¿Dormiste bien?—La ojiazul asintió y se acercó al rubio, sintiendo pronto como la levantaba sutilmente y la acomodaba sobre sus piernas—. Me alegro.

     Ambos se mantuvieron callados, a lo que Leire tímidamente fue jugando con sus dedos subiendo poco a poco por los brazos del mayor quien la miraba atento, sintiéndose algo extasiado por las repentinas emociones de su pareja. Por alguna razón una pequeña chispa, que no sabía como describir sentía de parte de la ojiazul.

     —¿Qué haces?

     Jasper murmuró tan bajo que si Leire no estuviera cerca, no le escucharía, sintió una de las manos de la menor pasando por su cuello, acariciando lentamente y pasando por su clavícula; la castaña tocaba su piel, tan dura y firme como el mármol, pero con aquellas imperfecciones que llevaba en su piel el texano. Sentía debajo de sus dedos las pequeñas hendiduras de mordidas.

     —Nada.

     Dejándose llevar por el momento, la joven cubrió el cuello del mayor con sus manos lentamente haciendo que el texano le tomará de los muslos sintiendo su piel directamente.
     Un minúsculo, pero sutil sonido abandono los labios de la castaña; las manos del texano se encontraban frías y aquello le hizo estremecer.

     —¿Estas bien?—susurró con sutileza Jasper, teniendo a unos centímetros los labios de su compañera, quien asintió con las mejillas coloradas y eso le hizo sonreír.
     Queriendo escuchar de nuevo aquello, la levantó un poco más y se permitió tocar la piel desnuda de la mortal, quien sin evitarlo soltó un suspiró. El contraste de su piel cálida y las manos heladas del mayor, le hacían estremecer.

      Repentinamente, la castaña lo tomó con más fuerza y lo atrajo a sus labios, permitiéndose besarse más tiempo de lo que comúnmente hacían, además de una forma más pasional. Sin evitarlo Jasper subió sus manos por la cintura de la castaña, levantando y cubriendo con sus manos la piel de aquella zona.

     Los sonidos pronto abandonaron la boca de la castaña, quien se removió sutilmente encima de las piernas del mayor sintiendo algo debajo de ella que le hacía querer tener más fricción. Con una rapidez y extremada suavidad, Jasper recostó a su compañera en la cama donde anteriormente dormía.
     Leire lo atrajo a si, extendiendo las manos y abriendo las piernas un poco, permitiendo al texano ubicarse en el hueco que había entre ellas. Pronto sintió múltiples besos que iban creando un camino por su cuello y escote, los cuales le hacían murmurar cosas inaudibles.

     —Jasper...

     El nombre saliendo en un gemido, hizo sentir demasiadas cosas al mayor quien se separó un poco, observando el rostro de la menor quien se encontraba sonrojada y con los labios rojizos por la fricción, la ropa fuera de lugar que dejaban a la vista la piel lechosa de la joven le hizo entrar en razón de lo que estaba sucediendo. Miró a su compañera, con aquel aspecto que nunca había tenido con él y tragó el nudo inexistente de su garganta.

     —Ángel...—Se dejó caer a su lado y respiro un par de veces, tratando de relajar aquella parte que se había levantado por los movimientos de la joven—. Lo lamento.

     Leire soltó un sonido haciéndole saber que estaba escuchándolo, a lo que Jasper le miró observando solo la espalda de su compañera.

     —Yo... de verdad lo lamento—Se acercó un poco a ella, girando con cuidado a la ojiazul esperando encontrar alguna emoción negativa o enojo.

     Observó el rostro avergonzado de ella, quien se cubrió con una de sus manos y se arreglaba la ropa con otra.

     —Discúlpame a mi—murmuró con voz ronca—. No debí hacer eso.

     El mayor sonrío y la atrajo a si, abrazandola. Se permitió escuchar los latidos de la menor quién después de unos minutos se tranquilizó.

     —Fue...

     —¿Difícil?—La de ojos azules negó y recargó su rostro en la mano del contrario, sintiendo suaves caricias.

     —Increíble—susurró, escondiendo su rostro en el pecho del mayor quien sonrió ligeramente—, no deberíamos hacerlo otra vez...

     Soltó una risita, casi sabiendo que siempre se decían aquello y volvían a la misma situación.

     —Lo sé, no creo poder controlarme la próxima vez.

     Después de aquel suceso, finalmente la ojiazul pudo hablar de lo que la había mantenido un poco despierta por la noche, haciéndole saber a Jasper que había tenido un sueño que le parecía algo surrealista que lo involucraba a él y a Leire. El tener hijos nunca había estado en sus planes para sorpresa del mayor, quien le miraba y sin dudarlo podía ver una versión más madura de Leire cuidando a pequeños niños con los ojos azules o el cabello castaño.

     Aquello le hizo sonreír, acariciando la mejilla de su compañera.

     —Esta tarde, Rosalie vendrá por ti. Ya hemos hablado con tu padre, así que no hay nada de que preocuparse.

     —¿Estarán todos?

     La curiosidad de la mortal y una pequeña caja en su bolsillo le hizo recordar la razón de la ausencia de sus familiares en su hogar.

     —No. Solo nosotros.

     Leire sonrió y besando la mejilla del texano, se levantó aplaudiendo.

     —Entonces andando.




Leire jadeó una vez más, recuperando el aliento que había estado conteniendo. Suspiró profundamente y dejó caer su rostro en el hombro de su pareja. A pesar de sus reticencias, habían decidido tomar el camino más rápido a la casa de los Cullen, por lo que se aferró con fuerza al cuerpo del inmortal.

—Con cuidado—dijo Jasper, ayudándola a bajar y colocando suavemente sus pies en el suelo, donde las pequeñas zapatillas que él le había dado brillaban en la luz tenue.

Leire aspiró una bocanada de aire, sintiendo la frescura llenar sus pulmones, y luego se acomodó la falda, que se había arrugado un poco durante el viaje.

—¿Entramos?—preguntó ella.

—Sí—respondió él, tomándola de la cintura y guiándola escaleras arriba. Pronto se encontraron en la habitación de Jasper, quien, siempre perceptivo a los sentimientos de su compañera, no apartaba la vista de ella.

—¿Y qué haremos?—preguntó Leire, dejándose caer en la cama que Jasper había comprado para ella hace unos días, jugueteando con sus dedos y acariciando el anillo en su dedo anular.

—Lo que tú desees—dijo él suavemente.

La tarde pasó rápidamente, con risas y canciones que llenaban la sala de una calidez inesperada. En algunos momentos, Leire levantaba a Jasper, instándolo a bailar con ella. Él, a pesar de no saber bailar bien, la miraba hipnotizado, siguiendo sus sutiles movimientos de manos y ligeros balanceos de cadera.
Cuando caía el atardecer, se podía sentir en la habitación, la calidez y la luz rodeaba todo el escenario.

—Leire...—dijo Jasper de repente, y ella se detuvo, tomando la mano que él le ofrecía mientras comenzaba a sonar una melodía de piano, la suave melodía de Ice Dance envolviendo el ambiente. Se movieron juntos en perfecta sincronía.

Las manos de Jasper se colocaron en la cintura de Leire, mientras las de ella se deslizaron hasta su cuello, recostando su rostro en su pecho. El silencio en el corazón de él le hacía sentirse extraña; sabía que pronto compartiría ese mismo silencio en su propio corazón.

     —Hace tiempo descarté la idea de que encontraría a la persona con la que pasaría el resto de mi existencia—Comenzó Jasper, su voz suave, pero firme, captando toda la atención de Leire—. Las personas son diferentes, algunas veces puede que haya sentimientos que nunca sentí por mi mismo, pero lo he hecho por otras personas, entre ellas siempre se encontraba el sentimiento de amar incondicionalmente a alguien... y me alegro decir que por fin lo he sentido—Le acarició la cintura suavemente con los pulgares y con suavidad la hizo girar antes de volver a hablar—. El amor incondicional... eso es algo que solo he llegado a sentir por ti.

Leire sintió un estremecimiento cuando él le dejó un beso en la frente, como no queriéndose alejar nunca.

—Leire, eres la persona a la que más amo en este mundo, en este momento y para siempre.

Yo también te amo—respondió ella, sincera, colocando una mano en el pecho de Jasper.

El inmortal sonrió, sintiendo la verdad en sus palabras. Aunque Leire quería decir algo más, sabía que no era necesario en ese momento.

—Sé que no puedo darte una vida en la que ambos envejezcamos juntos—dijo Jasper, tomando uno de sus mechones y acariciándolo con ternura—. No podré darte ciertos momentos, ni la posibilidad de formar una familia. Pero hay una cosa que puedo ofrecerte: un amor que jamás terminará. Porque el simple hecho de que seas parte de mi vida en este preciso instante me llena de una felicidad que nunca creí sentir.

Leire lo observó, sintiendo cómo Jasper se alejaba ligeramente. Al recuperar la vista, vio cómo él se arrodillaba frente a ella, con los ojos brillantes y una pequeña caja de terciopelo en sus manos.

Te has convertido en mi vida—dijo Jasper, sonriendo con ternura—. No puedo imaginar amar a nadie más que a ti, porque te has infiltrado en mi corazón y te has adueñado de él. Así que, en este momento, te pido...

Abrió la caja, revelando un precioso anillo dorado.

Leire... ¿me concederías el extraordinario honor de casarte conmigo?

Sí.

Leire asintió repetidamente, sonriendo y sintiendo cómo las lágrimas caían por su rostro. Jasper se levantó y la abrazó suavemente, repartiendo besos por sus manos. Tomó la mano derecha de Leire, quien lo miraba eclipsada. Con cuidado, retiró el anillo que antes le había dado y lo guardó en su bolsillo, sonriendo mientras deslizaba el nuevo anillo en su dedo anular.

—Claro que quiero casarme contigo—susurró Leire.

Ella lo miró, uniéndose a él en un suave beso. Con sus frentes juntas, se quedaron unos momentos en silencio, disfrutando de la cercanía.

—¿Los llamarás? —preguntó Leire, aún sonriendo.

Jasper la miró con cariño y besó nuevamente su mano derecha, donde ahora reposaba el anillo que simbolizaba un poco del amor que compartían.

—A tu familia—especificó ella—. Espero que en este momento Rosalie no esté intentando quitarse a Emmett de encima para venir a vernos—rió suavemente—. Y debo agradecer a Aarón por su ayuda...

El sureño la besó en la mejilla, limpiando una lágrima que caía por el rostro de Leire.

Este momento es nuestro—susurró Jasper—. Déjame tenerte unos minutos más.

Leire sonrió y lo abrazó, escuchando la música de fondo.

Me tendrás por más que unos minutos...

Me gusta la idea—respondió él, besando suavemente sus labios.

Ambos sintieron el eco de su primer beso, los fuegos artificiales seguían allí y era grato sentirlo.

   






➥Nota de la autora📦📝

O1. Me muero, fallecí, reviví y de nuevo me morí😭💙
O2. Juro que puedo recordar la primera vez que escribir el prólogo de eyes y cuando la idea me llegó de repente, atreviéndome a escribir después de eternal, y es como sentir todo de nuevo, los casi 50 capítulos que han pasado desde el primer día🥺❤️
O3. Jamás creí poder escribirlo, lo estaba retrasando lo más que podía por que realmente no quiero terminar este libro que tanto aprecio, tanto quiero y tanto adoro🥲🫶🏻
O4. ¿Llenamos de amor este capítulo? sin duda 😉💗 aprecio mucho los votos y comentarios 🥰⭐️

JASPERHALE, 2024
© my eyes look at you fanfic

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