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27. Disculpas en un mal momento

(CAPÍTULO 27:
Disculpas en un mal momento.)



El sonido de pasos, provocaron que Solar se moviera; la chica se tensó mirando rápidamente hacia su compañero. Caden se encontraba durmiendo, con la boca ligeramente abierta dejando salir un sonido suave y dejando ver su espalda descubierta; sus cabellos castaños se encontraban desordenados y una de sus manos se encontraba entrelazada con una de la cobriza.

Solar se acercó lentamente al chico, haciendo que su movimiento despertará al ojiverde que abrió los ojos desorientado. Caden miro a Solar, sintiéndose aliviado al tenerla todavía a su lado.

—¿Sol?—murmuró bostezando, con una mano en su boca le miro confundido.

Al recordar sus fachas, se sonrojo tratando de cubrirse.

—Hay alguien fuera...

Las palabras de la chica fueron acompañadas por los pasos, confirmando aquello.

—Seguramente es...

—¡Caden!—la voz de Leandro hizo que el muchacho saltará, provocando que la violinista le mirará divertida—. Sal, es hora de desayunar—avisando aquello, el pelinegro se alejó murmurando entre dientes—... no entiendo los chicos de ahora... dormir en una tienda de acampar por un "experimento"

La burla fue dicha hacia el chico que al escucharlo se sonrojo, finalmente Leandro entró nuevamente a la casa dejando que Solar soltará una carcajada.

—¿Por qué le dijiste aquello?

Caden miro a la de ojos dorados, sintiéndose tímido paso una de sus manos por su nuca y contesto.

—Él... quería saber por qué dormiría fuera y...

—Le dijiste que harías un experimento.

El castaño asintió, buscando con su mirada su camiseta. La noche anterior después de hablar toda la noche, la cobriza se había avergonzado al reconocer que el chico aunque la temperatura fuera baja; él dormía sin camiseta.

Solar al ver la intención de cambiarse, señaló hacia afuera y murmuró.

—Yo... te espero fuera.

Caden sintiendo el rubor en sus mejillas asintió y dejó que la cobriza saliera, con rapidez se colocó la camiseta y cambiándose de pantalones, salió de la casa de acampar.
La cobriza se encontraba sentada en una roca, con una posición como si fuera una estatua, una estatua muy bella a los ojos de Caden.

—¿Sol?

La violinista le miro, sonrió y se acercó a él.

—Entra, volveré después. Ahora... tengo que hacer otras cosas.

El chico al entender el significado de esas palabras y notar los ojos negros de la chica suspiró.

—¿Iras a cazar?—Asintió la muchacha—. Ambos tenemos que comer—El chiste hizo que Sol riera suavemente, se acercaron aún más dejando que el castaño posara sus manos en las caderas de la vampira—. Nos vemos después.

La cobriza finalmente le abrazó y se alejó dejando un beso en su mejilla, con un movimiento de mano se alejó dejando que el mortal caminara hacia la casa, desayunando con un Leandro amoroso con Katya.

El sonido del celular de Solar hizo que se detuviera, en sus manos se encontraba el cuerpo de un ciervo por lo que rápidamente cavó un gran hueco en la tierra dejando el cuerpo del animal dentro para cubrirlo. Tomó su teléfono y mirando confundida el número contesto.

—¿Emmett?—preguntó escuchando ruidos del otro lado de la línea—, ¿Emmett? ¿Qué sucede?

La voz entrecortada de Alice hizo que se confundiera.

—Aarón... Aarón está descontrolado.

La chica balbuceaba las palabras sintiéndose devastada. La cobriza al escucharlo se puso seria y trato de tranquilizar a su hermana.

—Cálmate, Alice... cuéntame bien todo—murmuró—. ¿Qué sucedió?

—Él... dijo algo acerca de voces—El frío paso por la columna de la violinista que caminaba a dirección de su hogar notando nuevamente el rastro de un individuo—... él dijo que había sido su culpa... algo acerca de Violeta Grey.

—Mi madre...

Aquello hizo que Solar se tensara, jamás volvió a pensar sobre el tema decidiendo que la culpa había sido de un extraño suceso que nunca se resolvió.

—Dijo... que por su culpa había muerto—La cobriza asintió, entró a su casa buscando con la mirada algún objeto que hiciera falta—... y... se fue.

—¿Él... dónde está?—murmuró preocupada, al escuchar silencio del otro lado gritó desesperada—¡¿DÓNDE ESTÁ, ALICE?!

Las lágrimas en sus ojos le hacían sentirse confundida por todo, el dolor en su cabeza le molestaba y se sentía perdida.

—Yo... irá con los Vulturi... no sé por qué...

—Alice. Debes tranquilizarte—musitó seria al notar que la pelinegra estaba apunto de morir nuevamente—. Aarón me contó que estuvo con ellos un tiempo, Aro lo quería por que podía crear ilusiones que algunos no... él quiere morir.

—¿Pero por qué?

La pregunta hizo que tragará duro, paso una de sus manos por su rostro sintiéndose tensa.

—El escucha voces... muchas de ellas las puede ignorar, pero no una—explicó con voz pausada—. Una de mujer... ella siempre a estado diciéndole que todo es su culpa... es la de su madre fallecida.

Al escuchar aquello, Alice soltó un jadeo.

—El siempre acepta lo que esa voz le dice... siente que debe—murmuró Solar—. Tranquila, Alice. Tomaré un vuelo a Italia...  tú, solo infórmale a los demás.

La llamada concluyó deseándose suerte ambas, decidiendo que la pixie ayudaría en evitar la muerte de su compañero.
Solar con mucho arrepentimiento, tomo un papel y escribiendo una breve despedida, la dejo en la habitación de Leire.

"Tengo que hacer... algo.
Cuídala mucho, Caden. Ella es importante para mí... al igual que tú.
Eres mi mundo...
—Solar Grey"

Con aquella nota y deseando no arrepentirse en dejar sola a Leire como a su compañero, tomó un avión.



Leire comenzó a despertar, sintiendo pesados sus párpados al haber caído dormida entre lágrimas. La ojiazul suspiró y se limpió la cara pasando sus manos por su rostro.

Después de ducharse y vestirse con un conjunto ordenado por Caden, el cual había insistido mucho en poder crear un conjunto. Salió de su hogar, sentándose en las escaleras.
El desayuno había sido rápido, siendo conversaciones entre Leandro y Caden.

Leire se encontraba pensando cuando el motor de un automóvil le atrajo la atención, Isabella se encontraba avergonzada de todo lo que sucedido y había decidido despedirse e ir a pedirle perdón a Leire.

La ojiazul al detectar quien era, rápidamente se levantó decidiendo entrar a su hogar aunque el agarre de Bella le hizo detenerse.

—¿Qué necesitas, Isabella?

El tono triste y vacío le hizo tener interés a la nombrada. La de ojos marrones soltó suavemente a la invidente.

—Yo... vengo a disculparme—musitó—. En unos días de me voy de Forks definitivamente y hoy regrese por unas cosas y pase justamente a hablar contigo.

El semblante de Leire cambio a uno más comprensivo y señalando a su hogar le invito a pasar, siendo rechazado por la Swan que tímidamente ofreció caminar un poco por el bosque cerca de ellas.

—Vamos.

Bella se encontraba confundida por el ánimo de la ojiazul, le miro y ayudándola a evitar ciertos obstáculos en el camino, se encontraron en un lugar un poco despejado. Los árboles a su alrededor cubrían el lugar por lo que era imposible salir rápido de ahí.

—Yo... quería disculparme contigo—susurró Bella—. Fui una completa estúpida contigo... no debí hacerte muchas cosas... yo...

Las lágrimas cubrieron su rostro, haciendo que Leire suspirara y se acercará a Bella. Le paso una mano por la espalda y sonrió.

—No es nada, Bella. Ya paso...

—Aún así... no debí hacer nada de eso. Lo siento mucho—la ojimarrón balbuceo, pasando sus manos por su rostro limpiando el rastro de lágrimas.

El silencio se abordó siendo roto por la castaña que finalmente se tranquilizó, comenzó hablar acerca de lo  que haría al llegar a Jacksonville.

—Y... te traje algo—le extendió una pequeña caja—. Era... un regalo que había comprado...

La castaña sonrió y agradeciéndole, se recortaron contra el árbol sintiéndose mejor con la otra. Aunque el jadeo de Bella hizo que Leire se confundiera.

—¿Bella?, ¿Bella?... ¿Qué sucede?

Sus palabras quedaron atascadas en su garganta al escuchar pasos pesados cerca de ambas. La presencia que notaba había hecho que Bella se tensara y comenzará a balbucear. Aquel olor a muerte se encontraba en el aire y le hizo tensarse.

—¿Bella?—preguntó aquel vampiro de piel morena.

—Me recuerdas.

La castaña balbuceo sintiendo un nudo en el estómago al recordar los sucesos con aquel clan.
Esbozó una gran sonrisa Laurent, mirando por encima del hombro de Bella a cierta ojiazul.

—No esperaba verte... verlas aquí.

Su confusión fue notable. Victoria le había informado que asesino una de las dos chicas de la familia Cullen.

—¿No debería ser al revés? Somos nosotras... quienes vivimos aquí—murmuro confiada—. Pensé que te habías ido a Alaska—Recordó las palabras rápidamente de Carlisle.

La fuerza de voluntad de Bella se multiplicó, sabía que tenía que ayudar a Leire. Se lo debía a la familia Cullen y a ella también.

Laurent camino un poco hasta detenerse a tres metros de distancia al tiempo que ladeaba la cabeza.

—Tienes razón—admitió—. Me marché a Alaska—repuso, pero sonrió para continuar hablando—. Aun así, no imaginaba... Al encontrar abandonado el hogar de los Cullen, creí que se habían trasladado.

—Se trasladaron.

Se excusó, sabiendo que Edward le había informado que siempre mintiera cuando pudiera estar en peligro.

—Mmm—Se confundió el moreno, miro intensamente a Bella—. Me sorprende que te dejaran atrás. ¿No eras su mascota o algo así?

—Yo... tal vez...—Bella murmuró mirando por el rabillo del ojo a Leire. La ojiazul se  encontraba en silencio y se mantuvo detrás de la Swan.

Sus ojos reflejaron satisfacción al notar lo tenso en ambas. Con sus orbes granate siguió los movimientos de Bella cuando se acercó más a ellas.

—¿Vienen de visita a menudo?—preguntó, aún con indiferencia, pero inclinándose a mirar a Leire.

Bella sonrió tensamente cubrió a la ojiazul con su cuerpo, tomando una de las manos de la chica y apretándola para sentirse tranquila.

—De vez en cuando. Imagino que a mí el tiempo se me hace más largo—la voz de Bella le llamo la atención a Leire, la cual trago duro al reconocer que se encontraban en peligro—. Ya sabes cómo son de distraídos...

—Mmm—volvió a decir—. Pues la casa olía como si no hubiera nadie.

Bella al recordar las palabras de Edward suspiro un poco más confiada.

—Uno de ellos está aquí. Se quedó un tiempo más.

Laurent le analizó con la mirada sabiendo que era cierto. El hogar de aquella peculiar familia se encontraba impregnado del olor de cierta vampira.

—Cuando la veamos... le diré que le diga a Carlisle que has estado allí. Lamentará mucho haberse perdido tu visita, pero... probablemente no debería mencionárselo. Supongo que Edward...

El silencio lleno el momento, siendo Bella la que hiciera caminar lentamente a su compañera, alejándose un poco del vampiro.

—Al final, ¿te encontró Victoria?—preguntó con voz entrecortada Bella.

Aunque la castaña al recordar la mordida en su brazo se arrepintió de haberla hecho en cuanto la formuló.

—Sí—contestó mientras dudaba si dar otro paso—. De hecho, he venido aquí para hacerle un favor... Esto no le va a hacer feliz.

Señaló suavemente con la cabeza a la ojiazul. Bella se hizo la desentendida preguntando.

—¿Esto?

Su distracción hizo que Bella caminará aún más hacia atrás ayudando a la invidente.

—El que yo te mate—repuso en un seductor arrullo—. Bueno... aunque ahora mismo, al tener a ella aquí también... corrección, matarlas.

El aire se cortó de los pulmones de ambas, Leire tembló comenzando a tomar suaves bocanadas de aire.

—James era su compañero y tu Edward le mató, al igual que ese chico... Jasper. Pero creo que se alegrará Victoria al saber que concluí el trabajo que ella no pudo hacer.

Las palabras del chico siguieron, siendo Bella y Leire las que comenzarán a tensarse más.

—Pensó que sería más apropiado matarte a ti que a Edward, un intercambio justo, pareja por pareja. Me pidió que le allanara el terreno, por así decirlo. No me imaginaba que iba a ser tan fácil—Señaló a Leire—. Ella era alguien que no esperaba ver... me sorprende que Victoria no terminara su trabajo o... fue porque le mintieron.

Con un aplauso se acerco un poco más a Bella siendo la que seguía cubriendo a su amiga.

—Supongo que, de todos modos, se va a enfadar.

—Entonces, ¿por qué no la esperas a ella?

—Bueno, me han pillado en un mal momento, Bella. No vine a este lugar para cumplir una misión para Victoria. Estaba de caza. Tengo bastante sed y se me hace la boca agua sólo con olerte—Al pensar sus palabras soltó una carcajada—. No te ofendas, eh.

Señaló hacia Leire.

—Ellos sabrán que has sido tú. No vas a irte de rositas.

—¿Y por qué no?—La sonrisa de Laurent se hizo más amplia—. Las próximas lluvias borrarán mi olor y nadie va a encontrar sus cuerpos; habrán desaparecido, simplemente, como tantos y tantos humanos. No hay razón para que piensen en mí, si es que se toman la molestia de investigar.

Finalmente el moreno camino más cerca de Bella, sonriéndole con aquella mirada completamente oscura.

—No se preocupen, seré rápido. Primero irás tú—Señaló a Bella—. No vas a sentirlo, te lo prometo. Luego le mentiré a Victoria, por supuesto, sólo para aplacarla, pero si supieras lo que había planeado para ti, Bella.

Al escuchar aquello, Bella tomó aire.

¡Corre, Leire!

Grito y comenzó a correr, haciendo que de inmediato Laurent decidiera ir tras ella. Ignoró por completo a Leire, sabiendo que Victoria pronto sabría de ella.

Y con el tiempo suficiente, el corazón pitando en sus oídos, Leire comenzó a correr tratando de evitar los obstáculos que no podía ver.

Se encontraba sola. Realmente sola.

➥Nota de la autora📦📝

O1. Cadlar es tan precioso 🥰💗
O2. Si necesitan hablar con alguien, yo siempre estoy 🥺la soledad es algo que nosotros decidimos, tranquilos 🧡
O3. Si votan les doy una picafresa 🥺💙

JASPERHALE, 2024
© my eyes look at you fanfic

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