23. Y nuevamente los problemas estan aquí
(CAPÍTULO 23:
Y nuevamente los problemas están aquí.)
El tocar de la puerta era algo que Leire esperaba, al escucharlo se levantó sintiendo en sus manos el bastón que Jasper noches antes le había entregado. Sonrió recordando aquel día, después de despedirse de los Cullen, regresó con Jasper a su hogar y después de cambiarse a su pijama de siempre, durmió en los brazos del empático.
—¿Lista?—murmuró mirándola. Le gustaba verla sonriendo.
Desde hace varios días Katya le ayudaba con la ropa que se pondría y había de admitir a los ojos de las chicas que la veían, que la pelinegra tenía buen gusto.
—Sí, solo, déjame tomar esto—Con cuidado recogió tres regalos que tenía sobre la mesa, dejando un poco serio al chico al pensar en cierta castaña—. Vamos.
La sonrisa de la ojiazul hizo que se tranquilizará y le ayudó tomando parte de sus cosas.
—Hoy... tendremos que ir con Bella y Edward... ¿Te molesta?
—No te preocupes, estoy bien con eso—Sonrío la chica y con ayuda del sureño, entró al Volvo plateado.
Saludó educadamente a Edward y a Bella, que miro curiosa la caja que la castaña tenía en las manos.
—Hola, Leire—Bella le sonrió, haciendo que la ojiazul la imatara.
Leire suspiró con las mejillas rojizas y sonrió suavemente para animarse un poco.
—Te compré un regalo—específico sonriéndole a Jasper al tenerlo a su lado—, no sabía que podía darte y me tomé el atrevimiento de comprar esto.
Le pasó la caja, haciendo que la cumpleañera le mirará y le agradecería.
—También compre otro para Solar y Rosalie.
Jasper sin evitarlo sonrío y acarició la mejilla de su compañera avisándole a Edward que podía conducir.
El automóvil comenzó a moverse, haciendo que Leire pensara que al parecer Bella y Edward habían estado conversando algo.
—Así que, si no me dejas regalarte el Audi, ¿No hay nada que quieras para tu cumpleaños?—La ojiazul tomó entre sus dedos una mano de Jasper, sintiendo aquella temperatura que con el tiempo se había acostumbrado.
Bella le murmuró un poco seria.
—Ya sabes lo que quiero...
La Swan le miró molesta y notó como el lector de mentes fruncía el ceño.
—Esta noche no, Bella. Por favor.
—Bueno, quizás Alice pueda darme lo que quiero.
Aquello hizo que el cobrizo gruñera lo suficiente alto que Leire al escucharlo se encogió en su lugar sintiendo como su compañero se acercaba un poco a ella. Jasper carraspeo y Edward leyó sus pensamientos pidiendo disculpas por su comportamiento.
—Este no va ser tu último cumpleaños, Bella.
—¡Eso no es justo!—Leire sin evitarlo se preguntó acerca de aquello.
Suspiró y sonrió suavemente sabiendo que pronto llegarían al hogar de los Cullen
Decidiendo ignorar el problema de la pareja frente a ellos, Jasper giró y habló hacia la ojiazul.
—¿Qué es lo que compraste?
—En realidad yo no lo compre—Sonrió avergonzada—, mi padre dijo que si tu familia me conoce y me deja estar en su hogar... yo podría llevarles algo, es para todos en realidad, unas cuantas pinturas que mi padre ha hecho.
La sonrisa de Leire hizo que Jasper le correspondiera y tomó la caja notando el moño de aquel listón rojo envolviendo la caja oscura. Cuando la abrió notó por encima una tarjeta que al leerla sonrió, buscó entre las varias pinturas que se encontraban y finalmente encontró el que quería ver.
Sus ojos recorrieron aquella escena, eran los dos; aquel día que había revelado a Leire que era su compañera. Recordó que había visto al padre de la ojiazul mirando por la ventana y supo el como logró aquella imagen.
—¿De qué son las pinturas?—preguntó la castaña sonriéndole.
—Pinturas normales...
Murmuró permitiendo grabar aquella imagen en su mente. Sin dudarlo su compañera se encontraba bien pintada en aquella escena.
—Llegamos—aviso Edward, dejando que Jasper y Leire pudieran salir del automóvil.
Solar que miraba de lejos todo, sonrió enorme al ver a la invidente y rápidamente se acercó abrazándola al igual que Rosalie.
Alice abrazo a Bella y avisándoles a todos, entraron al hogar.
—Por el momento, tú vienes con nosotras—Solar y Rosalie tomaron a la ojiazul que se dejó llevar. Bella convivio con todos hasta que Alice corrió hacia ella.
—Es la hora de abrir los regalos—habló la pixie sonriéndole a todos.
Jasper y Leire se habían retirado después de que la castaña fuera maquillada y arreglada por ambas chicas Cullen, por lo que su cita llevaba varias horas iniciada.
Leire sonrió y había entregado el regalo de Leandro a Carlisle que le agradeció y la abrazo. Por otra parte, Bella había estado hablando con Esme acerca de Charly y como le iba en su trabajo.
—Alice, ya sabes que te dije que no quería nada—murmuró la mortal mirando un poco molesta a la chica que se encogió de hombros sonriendo. Tomó a la castaña y la encaminó a la mesa donde estaban la tarta y los regalos de todos los Cullen, junto al que Leire le había dado horas antes.
La pelinegra sonrió.
—Pero no te escuché—las palabras de la castaña se cortaron, aunque en el fondo esperaba que todo fuera bien—. Ábrelos.
La castaña sonrió suavemente y dejando la cámara que su padre le compró con el poco dinero que había recaudado. Tomó una gran caja cuadrada y plateada leyendo la nota de las personas que lo entregaban.
Emmett, Rosalie y Jasper.
Los números en el nombre daban a entender que era un instrumento electrónico al ser descubierto del papel.
Miro desconcertada aquella caja descubriendo que la caja se encontraba vacía.
—Ah... gracias—murmuro confundida, la mortal miró a Aarón que se removía incomodo, sabía que aquel chico se encontraba un poco fuera de control en relación a la sangre humana, se tenso y se acercó un poco más a Edward.
Bella miró a Rosalie, la cual se le escapó una sonrisa y Aarón había reído.
—Es un estéreo para tu coche—habló el ilusionista sonriéndole a la chica incómodo—. Emmett lo está instalando ahora mismo para que no puedas devolverlo.
La sonrisa de Alice hizo que Bella asintiera.
—Gracias, Jasper... Rosalie—murmuró la mortal, Solar suspiró suavemente—. Gracias Emmett—añadió en voz alta la castaña escuchando la risa del fortachón.
La violinista dio un paso en frente y le tendió una pequeña y casi diminuta caja.
—Alice lo eligió.
Murmuró y la castaña sonrió feliz, leyendo el nombre del ilusionista y el de la cobriza en aquella caja que contenía un pequeño collar de plata. Con las mejillas encendidas la tomo, agradeció en un susurro y la guardo en su chaqueta.
Alice al notar la tensión en el aire sonrió y se acerco a la humana dejando otro regalo entre sus manos.
—Abre ahora el de Edward y el mío—susurró la vidente, al tenerlo entre sus manos la mortal sonrió.
Cuando lo abrió, uno de sus dedos sin querer tocó el filo del papel y al hacerlo provocó una pequeña herida.
—¡Maldita sea!
Susurró, pero al levantarlo notó una gota de sangre en el pequeño corte.
A partir de oler la sangre, fue como si todo pasara en una velocidad extraordinaria, el lector de mentes gritó y se arrojó hacia Bella cubriéndola, pero provocando que cayera cobre la mesa causando que todo cayera al suelo, pronto los cristales se regaron por el piso.
Los movimientos veloces de Aarón eran imposibles de controlar siendo Solar la primera en intentarlo siendo la que tuviera un golpe enorme en la mitad de su rostro. Las manos del chico en el proceso habían proyectado aquella luz que le ayudaba a hacer ilusiones, pero en ese momento era otra cosa ajena a lo que podía hacer.
Edward enfureció y chocó contra el ilusionista, provocando un ruido fuerte como el de dos piedras.
—Yo...—murmuró la mortal mirando como Aarón gruñía furiosamente, siendo sujetado por detrás por Emmett.
La expresión de sed y vacía en sus ojos dieron con los suyos y se tenso, sintió el terror por completo al sentir aquel dolor agudo desde su muñeca hasta el pliegue de su codo, el ardor fue lo suficiente para que mirara aturdida y desorientada su cuerpo.
La mirada de todos estaba en ella.
—Emmett, Rose, saquen a Aarón de aquí, por favor...
Todos se encontraban en silencio, siendo la respiración completamente acelerada del ilusionista lo único que se escuchara al igual que los latidos de la mortal.
—Vamos, Aarón—Emmett le tomó del brazo.
Edward cubrió con su cuerpo a Bella, mirando serio y gruñendo a los vampiros, Carlisle se acercó a ayudar a la humana.
—Lo siento, Bella—Esme susurró con el rostro avergonzado y sus ojos llenos de lágrimas.
Al dejarla con el patriarca, Edward salió tras Solar.
Todo se había arruinado por aquel regalo...
Los pasos de Edward tras Sol hicieron que la cobriza le observará comenzando una discusión a mitad del bosque.
—¡¿Por qué Solar?!—el gritó de Edward retumbo en el bosque.
—¡No podía hacer nada! De verdad...
El cobrizo negó lentamente y se apresuró a tomar con fuerza a la violinista.
—¡Tenías qué!
Aquello hizo que la cobriza se removiera hasta soltarse del fuerte agarre del chico.
—¡Maldita sea!—Lo golpeó furiosamente—, ¿Quién carajos te crees?—señaló su hogar y susurró—, aquella humana lo único que desea es tu belleza, ni siquiera sabe que demonios pasa en realidad... además yo no la traje dejando que uno de nosotros tuviera una decaída. ¡Aarón ahora se siente culpable!
—¡Debería estarlo! Él no debe estar cerca de ti—gritó cobrizo mirándolo molesto.
—¿Qué diablos te pasa?—murmuró la cobriza notando que las palabras del chico eran diferentes a las que había dicho por la humana—... ya no somos nada Edward.
—Yo... no...
—No somos nada. No tienes que exigirme lograr algo cuando no puedo hacerlo... Tienes... debes dejar de tirarle a los demás tus problemas—Negó la chica y suspiró.
El lector de mentes notó que la chica había evitado que parte de su rostro pudiera verse, por lo cual cuando trato de acercarse y viendo que le evitaba confirmó lo que le sucedió.
—¿Estas herida?
—Claro que no—murmuró la influenciadora—. Estoy bien.
—Aarón te lastimó.
Aquellas palabras hicieron que Solar se molestará y descubriera su rostro sin querer. En su piel múltiples grietas se habían quedado grabadas, Aarón al haberla golpeado y usado su poder al mismo tiempo, había logrado que aquel golpe creará una marca permanente en su rostro.
—No. Tú hiciste que Aarón me lastimará—susurró—, quieres hacer que los demás hagan lo que tú me hiciste.
La voz rota de la cobriza hizo que Edward agachara la mirada.
—Tendremos que irnos y... sé que me amas—murmuró el lector de almas mirándola.
—Yo te amé... tiempo pasado—contestó—... Me gusta otra persona.
—Caden.
Asintió y con una mirada seria desapareció dejando solo a aquel pianista; Edward pensó acerca de lo sucedido y miró hacia su hogar notando las siluetas de su padre y de la humana.
—Me equivoqué.
El susurro se lo llevó el viento al igual que el dolor que sintió Solar alguna vez, por alguien, que no la merecía.
—PENSÉ QUE YA NO ME LLAMARÍAS—la voz de una mujer a través del auricular del teléfono hizo que Leandro suspirara.
Miro a su novia, tomándole de la mano viéndola con los ojos cristalizados.
—No, no es necesariamente por mi—susurró el hombre, haciendo que la mujer del otro lado de la línea se alarmara—... es Leire.
Todo fue un peso enorme para ambos, siendo Katya la que estuviera en ese momento con Leandro, apoyándolo.
—Al parecer esta mal...
➥Nota de la autora📦📝
O1. Leandro es re lindooo❤️
O2. ¿Culpa de Edward o de Aaron?😡
O3. Si votan mucho se los agradecería mil 🥰💗
JASPERHALE, 2024
© my eyes look at you fanfic
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