
CAPITULO 7.
Woo Sik miraba su celular buscando el contacto de su mami Minnie, eran las 6:30 de la mañana, sus clases inician a las 7:20, así que tiene bastante tiempo como para disfrutar el desayuno que su padre le hizo.
Por esa razón está buscando el contacto de su mami Ji Min, su padre se levantó feliz y con emoción. Entrando a la cocina para preparar panqueques y unos cuantos panecillos que en este momento está empacando en una coca plástica.
— Mami Minnie — Dice en un susurro cuando su abuela contesto.
— Hola, cariño — Saluda con amabilidad y ese amor característico de ella cuando se trata de sus cachorros o su esposo — ¿Cómo estás, amor? ¿Pasa algo?
Woo Sik ve como su papá corre hacia la habitación para después bajar y volver a subir mientras niega — Estoy bien mamita, pero llamaba porque creo que algo pasa con papá — Lo último lo dice en un susurro.
Yeon Jun maldice en voz baja desde su habitación, Woo Sik se levanta para dejar el plato vacío en la cocina.
— ¿Qué pasa con tu padre? — Dice Ji Min utilizando su tono de madre preocupada por su cachorro.
— No, él está bien en ese sentido, abu — Escucha a su abuela respirar — Está muy... Feliz — Dice mientras le observa salir otra vez, pero esa vez con un traje negro — Hizo panqueques y panecillos — Toma su mochila.
— Oh cariño, puede que esté teniendo un buen día — Ji Min no le pone cuidado a eso, sabe que si algo ocurre en la vida de su hijo, él se lo dirá tarde o temprano — Que te parece si salimos hoy ¿Hmm?
Woo Sik cambia el celular hacia el otro lado de su rostro — Me gustaría mami Minnie, pero quiero ir a la floristería en la tarde — El sonrojo se forma en sus mejillas.
— ¿Floristería? ¿La de Soo Bin, cariño? — Woo Sik hace un sonido de afirmación, Ji Min vuelve a hablar — ¿Te gusta estar allá cachorro?
— Me gusta — Se sienta en el mueble a la espera de su padre — Soo Bin es una persona muy amable y siento una extraña conexión con él, es muy bueno escuchando y hace los mejores tés — Ríe — Mejores que mi papá — Un sonido de ternura sale de Ji Min — A mi lobo le gusta estar allí así que, ¿por qué no ir? — Se encoge de hombros restándole importancia.
Ji Min por su lado tenía una sonrisa enorme en su rostro, sabe que Yeon Jun ya fue a la floristería por las flores de ayer y tiene un ligero pensamiento del por qué su hijo está feliz como lo dice su nieto. También sabe que la extraña conexión de su cachorro menor con el alfa de rizos es por el destino.
Yoon Gi también sabía que, para su hijo, había un destino grande.
El destino nunca se equivoca.
Woo Sik mira como su padre entra a la cocina de nuevo, así que decide colgarle a su abuela y hablar con su papá.
— Debo colgar mami Minnie — Ji Min le manda un beso como despedida antes de colgar.
Yeon Jun aparece con una sonrisa y la corbata desarreglada — Cachorro, vámonos, se hace tarde para ir a tu escuela — Woo Sik suspira caminando hacia su padre — ¿Cómo me veo?
— Te ves muy bien papá, como siempre — Yeon Jun asiente — Tu corbata — Apunta a esta con su dedo, Yeon Jun gruñe quitándosela.
— Nunca aprendí a ponerme esto, no sé por qué quise ponérmela esta vez — Bufa guardándola en su bolsillo del saco — Vámonos — Los dos alfas salen del departamento.
Soo Bin se levantó primero que su abuela Miae quien al observarlo cocinar se sorprendió. El alfa rizado le contó con un sonrojo que tendrán visita para desayunar. Miae emocionada fue a arreglarse sin saber quién es la persona.
Soo Bin preparo unos sándwiches de pollo junto con huevos revueltos y chocolate caliente, estaba terminando de acomodar el comedor cuando escucho unos cuantos toques en la puerta.
Quitó su delantal, acomodo sus rizos para después bajar al local y caminar hacia la puerta. Su respiración queda en su garganta sin saber el porqué, bueno sí.
Yeon Jun estaba guapísimo, con su traje negro viéndose elegante. Aunque ayer lo haya visto con un traje igual, sigue estando guapísimo.
Soo Bin abre la puerta con una sonrisa — Hola Yeon Jun, pasa, ¿cómo estás? — Se hace a un lado dándole paso al alfa castaño.
— Hola, Soo Bin, estoy bien gracias. ¿Cómo estás tú? — Pregunta mientras ingresa al local, sin querer, inhala el aroma que se riega por el lugar, flores junto con tierra mojada y una pizca de chocolate. No sabe de dónde viene el último, quizás de la abuela Miae — Traje esto — Extiende la bolsa.
Soo Bin cierra su local para después recibir el contenedor pequeño. Huele delicioso; es lo primero que pasa por la mente de Soo Bin al abrirlo — ¿Panecillos? Amo los panecillos, gracias Yeon Jun — Le regala una sonrisa.
Yeon Jun asiente con sus ojos azules brillando, Soo Bin le dirige hacia lo que es su casa en el segundo piso. El alfa castaño siente un poquito de mareo por el aroma del alfa junto con el chocolate.
Mmmm...
El lobo negro ronronea por el aroma, queriendo acurrucarse en este por siempre.
— Soo Bin, ¿ya llegó la visita? — Miae aparece con un hermoso vestido de flores, la sonrisa de la Omega se hace presente al ver a Yeon Jun — ¿Yeon Jun? — El nombrado asiente — ¡Oh cariño! Qué gusto verte, tu madre me habló de ti la otra vez que estuvo aquí — Yeon Jun recibe el abrazo que la Omega le da. Soo Bin deja los panecillos en el comedor observando la escena con una sonrisa.
— Es un gusto verla mi señora — Yeon Jun besa las mejillas de la Omega mayor quien se sonroja.
— Dime Miae, conocimos a tu cachorro — Yeon Jun se tensa ante lo dicho dirigiendo su mirada de forma rápida a Soo Bin, una pizca de esperanza se aplica en su pecho al ver la sonrisa radiante de Soo Bin.
Puede que lo acepte junto con su cachorro joven.
— Es un alfa muy adorable — Miae aprieta las mejillas de Yeon Jun — Se parece mucho a ti — Yeon Jun ríe.
— Eso lo agradezco mucho — Sonrojado.
Soo Bin decide entrar a la conversación — ¿Desayunamos? — La Omega mayor y el alfa castaño asiente caminando hacia el comedor.
— Se ve delicioso — Yeon Jun siente su boca babear, tiene mucha hambre y hace mucho no desayuna bien antes de irse a trabajar.
El sonido de los cubiertos empieza a llenar la sala, las risas por parte de la Omega mayor se hacen presenten mientras Soo Bin tenía su rostro rojo de la vergüenza, Yeon Jun adorando ese sonrojo.
Después de desayunar, Yeon Jun pide ayudar a lavar los platos. Miae niega diciendo que ella puede hacerlo. Así que ahora está junto con Soo Bin abriendo la floristería.
Soo Bin mira algunas flores antes de acercarse a Yeon Jun — Espero que te haya gustado el desayuno — Empieza a jugar con sus manos.
— Todo estaba delicioso, gracias — Dice amable. Los dos se observan por un rato sintiendo a sus lobos jugar entre ellos.
Yeon Jun mira su reloj, ya debería de ir a trabajar, aunque le haya dicho a Woo Young que llegaría al almuerzo. Soo Bin capta la acción — ¿Debes irte? — Dice en un tono un poco desanimado.
— Es correcto, pero me gustaría verte de nuevo Soo Bin — El nombrado asiente.
— Puedes venir cuando quieras, es bueno desatrasarnos — Ríe con dulzura. Yeon Jun se mueve un poco causando que la corbata caiga al suelo, Soo Bin la levanta sacudiéndola un poco antes de mirar a Yeon Jun. El alfa castaño rasca su nuca — ¿No debería estar esto en tu cuello?
Yeon Jun asiente — Debería, pero no sé ponérmela, así que mejor la guardé en el bolsillo de mi saco — Soo Bin ríe antes de acercarse.
— ¿Puedo? — Yeon Jun le mira unos segundos antes de asentir.
Soo Bin pasa la corbata por el cuello de Yeon Jun acomodándola, sus respiraciones muy cerca. El alfa castaño, amando la cercanía, sin pensarlo, pone sus manos en la cintura del rizado, quien sonríe sin dejar su trabajo.
Soo Bin termina acomodando la corbata, pero no se separa — Listo — Dice en un tono bajo mirando a los ojos azules de Yeon Jun.
— Gracias — Yeon Jun aprieta la cintura de Soo Bin antes de quitar sus manos y separarse.
— Espero que te vaya bien en tu trabajo — Yeon Jun asiente deseando lo mismo hacia él.
— Espero lo mismo para ti — Soo Bin agita su mano en el aire — Oh, antes de irme — Yeon Jun saca su celular de su bolsillo — ¿Puedo tener tu número? Para que podamos estar al contacto — Soo Bin asiente con una sonrisa. Dicta su número con delicadeza — Gracias, te dejé ir cuando éramos cachorros — Azul y verde se encuentran — No te dejaré ir ahora — Eso último lo dice en un susurro antes de desaparecer.
Soo Bin queda un poco aturdido, pero feliz. Decide dejar todas sus inseguridades afuera y solo quedarse con esas palabras.
No te dejaré ir ahora...
Su lobo las repite soltando un suspiro de enamorado.
Apenas lleva dos días de verlo.
Soo Bin sabe que ya cayó.
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