Capítulo 7
Hoseok ha estado más tiempo del que esperaba en casa de Jimin, había pasado una semana desde que escapó de la suya.
Como no se veía muy convencido con la idea de regresar su amigo dejo que que se quedara una semana entera, para suerte de Hoseok la ropa de Jimin le quedaba y no tuvo que idear como entrar a robar la suya.
Los mensajes de sus padres habían disminuido desde hace dos días, pero el fin de semana estaba cerca y es probable que haya nuevos para ese entonces. Jimin también recibió un mensaje de Jiwoo, el cual solo contestó con un simple "no lo sé, lo siento".
Por mientras había estado pasando mas días junto a Jungkook, él hombre a veces desaparecía en las noches para atender su propio trabajo ya que parece ser que los demonios tampoco necesitan dormir. Hoseok resolvió unas dudas que tenía sobre lo que era Jungkook, por ejemplo que en realidad tenía cuatrocientos años viviendo y como podía sobrevivir sin lo que un humano normal ocupaba. Ha estado aprendiendo sobre cómo funciona la vida de un demonio.
Se está acostumbrando a tenerlo cerca, desde que se unió a la escuela y los acompaña de regreso a casa le daba tranquilidad de estar seguro. Jungkook siempre comparte cada que puede su desprecio a los humanos, o le gusta meterse en problemas con los
maestros porque adora interrumpir sus clases para explicar lo que él mismo sabe.
Hoseok no podría negar que el demonio tenía un encanto particular para hacer enfadar a las personas. Era un hombre muy inteligente y engreído, pero si tiene en mente que ha pasado años vivo puede quizá entender que solo protege su personalidad de la sensibilidad humana, ya que dejó de pertenecer en ella. Tenía entendido que Jungkook es inmortal en este estado, pero también tenía curiosidad de saber si era un hombre arrugado de cuarenta años viviendo en su cuerpo de juventud.
O simplemente murió siendo tan joven.
Una idea que le daba miedo, no se podía imaginar a sí mismo luciendo así por años. Y Jungkook en realidad no parecía muy afectado por ello, alegaba cuanto atesoraba ser inmortal y que podía
gozar de sus poderes para obtener lo que fuera. Sentirse poderoso anulaba toda la tempestad de haberse perdido una vida humana normal.
Ya era de noche cuando fue a encerrarse en el cuarto, Jimin bromeó con que su casa estaba embrujada a veces y que escuchaba ruidos extraños a mitad de la noche cerca de donde se quedaba. El susodicho no tenía idea de que Jungkook en realidad pasaba las noches en su casa, lo cual sería demasiado extraño si solo lo conoce en la escuela.
Una vez que cerró la puerta se dirigió directamente a su cama, dejándose caer en el suave colchón deseando poder dormir pronto. Suspiró mientras se acomodaba entre las suaves sábanas dispuesto a que morfeo lo tome entre sus brazos y no lo suelte. Había estado teniendo pesadillas sobre su familia que no lo dejaban dormir en paz, muchos recuerdos lo invadían como señal de que no podía estar evitandolos más tiempo. Esperaba que fuera mucho después.
El sonido de una pluma escribiendo atrajo su atención, observando que el hombre a su lado trabajaba en varios papeles que flotaban a su alrededor. Bueno, Jungkook solo estaba recostado sobre la silla mientras sus poderes hacían todo lo demás. Hoseok desearía tener algo similar para hacer sus tareas a la par en que dormía.
—Hay demasiados que están por terminar, necesito firmarlos para que puedan rescindir —mencionó Jungkook al notar que lo miraba.
—¿Y tú oficina? ¿No puedes hacer eso allí?
—Están haciendo unos arreglos porque un idiota presumido tiene una mas grande, pedí que la mía fuera el doble —respondió orgulloso de su decisión.
Hoseok se enteró que la oficina de Jungkook era como una normal, todos allí tenían una propia siempre y cuando se dedicaran a algo. Jungkook obtuvo la suya cuando empezó a trabajar, presumía ser uno de los mejores maestros del juego. Tenía entendido que en realidad la oficina era para llevar un conteo de cuantas almas estaban vendidas y el tiempo de sus contratos se media en una especie de pared de reloj de arena.
También supo sobre porque Jungkook y Seokhoon eran los únicos que había conocido en una forma más adecuada a la humana. Ellos habían muerto como humanos y permanecido como tal, los demás eran más espíritus condenados por causas ajenas.
Además, estaba agradecido de que Jungkook luciera exactamente como murió y no tuviera su rostro lleno de horribles heridas como aquellos que vio el día de su cumpleaños. Se veía un poco menos temible.
—Mañana empezarán los talleres de tu escuela, ¿Estas seguro de ir?
—Tengo que ir, nunca me gustó mucho tener que apuntarme en uno pero si es obligatorio no puedo safarme tan fácil —se quejó Hoseok tomando uno de los papeles flotantes.
Se topó con la situación de una joven pidiendo poder tener mucho dinero para pagar la cirugía de su cara, parece ser que ella era de pocos recursos y la cuota no estaba a su alcance. Ella deseaba tener como pagarlo y disfrutar de dinero extra después de su operación. Era un caso muy en contraste con el suyo, donde su familia pedía poder para tener grandes oportunidades de negocios.
Era una locura las cosas que la gente hacía por deseos incluso ridículos.
—Créeme que al final disfrutarás de tomar un hobbie en el arte, te ayuda a que tu mente pueda estar tranquila y serena —Jungkook le miró.
—Preferiría no tener que ir, no usaré el arte en mi vida.
—Bueno, que tal te conviertes en un demonio como yo, ¿no te gustaría tener algo en que entretenerte durante toda tu existencia?
—Espera, espera, ¿tienes un hobbie? ¿Tú? —el humano se rió levemente, para molestia de Jungkook.
Jungkook chistó fastidiado mientras chasqueaba sus dedos, reemplazando su ropa por una simple camiseta llena de pintura y sus papeles fueron sustituidos por un lienzo mediano.
En el recuadro aparecía una pintura de un joven en vestiduras coloridas, como en la era de Joseon, y un árbol gigante con muchas flores dibujadas en forma de corazón. Algunos detalles aun se notaban frescos así que concluyó que había sido pintado recientemente.
—No estoy seguro de como me interesé en pintar, pero me eh dedicado a hacerlo en mis días libres, el arte me ayuda a despejar cosas del pasado aunque no recuerde nada de ello —explicó tomando el lienzo, orgulloso por su obra—Pintar para mi es como llevar un diario, además solo dibujo lo que me pasa por la mente y lo asumo como fragmentos de mi vida humana.
Hoseok visualizó las delicadas pinceladas con las que estaba hecha la pintura, debe admitir que Jungkook tiene buena mano en este arte. Estaba impresionado de saber que un demonio tan temible como él pasaba sus ratos sentado frente a un caballete dibujando asi de bonito. Seguro que si Jungkook fuera humano tendría una grandiosa galería de arte muy famosa, y él mismo sería uno de sus mayores fan.
—¿Y no sabes a quien pintaste aqui? —refirió al personaje de su lienzo.
Jungkook se quedó callado sin saber que responder exactamente, no tenía una respuesta concreta sobre este asunto. No era la primera vez que durante sus sesiones terminaba de pintar a la misma persona una y otra vez. Intentó usar sus poderes en su propia mente tratando de encontrar algún recuerdo en especial, o leído todos sus contratos para poder ver si era alguno de sus servicios. Solo cada que su pincel toca el papel su mente trabaja sola sin ponerse de acuerdo con su memoria.
—Si soy sincero también me hago esa pregunta, supongo que debió ser una persona demasiado importante en mi vida humana que se quedó en mis recuerdos más frecuentes —dijo no muy convencido, odiaba tener que pensar como si le afectara el hecho de no saber quien era.
—Quizá fue un hermano o amigo cercano, o incluso podrías ser tu mismo —sugirió Hobi.
—Como sea mi punto es que tu taller no puede estar tan mal, además iré contigo y no tenemos que prestar atención como tal.
Hoseok se sentó en la cama recordando que Jungkook los inscribió en un taller demasiado específico, aún tenía ganas de saber si el mayor tiene una ligera idea de que sería en el futuro. Se dio una bofetada mental de verse usando la locura de su familia, pero también tiene derecho de saberlo.
—Me di cuenta que me anotaste en un lugar específico entre todos los talleres disponibles y tengo la teoría de que te estás haciendo el tonto porque no quieres decirme que ya sabes como va a ser mi futuro porque claramente aparte de casarme contigo se supone que me darás algo especial para que haga con mi patética vida y aunque dije que esto era una estupidez creo que quiero saberlo —dijo Hoseok rápidamente.
Jungkook parpadeó sorprendido antes de convertirse en un mar de risas, para molestia del humano. El demonio se levantó de su asiento regresando a su apariencia original, acercándose a la cama, estirando todos sus huesos.
—Eres realmente adorable cuando hablas tanta cosa estúpida —se posó delante de Hoseok.—Esto no funciona así Jung Hoseok, hay un contrato de por medio ¿recuerdas? Tienes que cumplir los acuerdos que hay.
Puso su dedo sobre la frente del menor y lo empujó hacia atrás, provocando que cayera de espaldas en la cama. Jungkook usó sus poderes para arroparlo nuevamente, los humanos no podían pasar la noche sin dormir como él.
Su reloj le marcó la hora en que vencerá su siguiente contrato, así que debía irse cuanto antes. La última vez que llegó tarde fue reprendido con atender labores de La Muerte, era una tortura total tener que presenciar tantas emociones humanas juntas en un cuarto cerrado.
—Debo encargarme de un asunto, volveré mañana temprano en la escuela —dijo apagando la luz de la mesita de noche,—Espero que tengas pesadillas tan horribles como tú.
Hoseok tembló nerviosamente, no admitirá que era un miedoso con la más mínima expresión de que ocurre algo paranormal. Que es irónico, esta hablando ahora mismo con una de las principales fuentes del terror humano como si fuera común.
—Qué idiotez, realmente te odio.
Jungkook emitió un gruñido, poniendo los ojos en blanco.
—Yo te odio más.
Y con ello desapareció de la habitación.
El profesor del taller era tan aburrido que la mitad del salón se encontraba haciendo otras cosas en lugar de poner atención.
Las chicas se pusieron a maquillarse entre ellas, otros chicos jugaban video juegos y algunos solo estaban profundamente dormidos. Sólo había como cinco personas interesadas en la historia de la vida del profesor que contaba muy entusiasmado.
Estaba envuelto en un taller donde la clase se basaba en oír al adulto contar cada detalle de su vida, les estaba diciendo como había evolucionado la danza y terminó enrolandose con la guerra vietnamita donde parece ser que participó.
Un veterano de la milicia era lo que faltaba para arruinar más este taller, las cosas que contaba le hacían pensar que había vivido más que Jungkook.
Incluso el demonio estaba fastidiado de escuchar tanta palabrería, ha intentado concentrarse en su trabajo creyendo que en la escuela tendría tiempo de avanzar pero parecía que le reventaban los oídos de dolor.
Hoseok se preguntó si Jimin tuvo algo de suerte teniendo un mejor profesor, su amigo escogió un taller de cerámica solo porque se enteró que Seokjin estaría ahí, que en realidad fue porque insistió en que Jungkook pudiera averiguarlo y aunque este le respondía que no, prefirió decirle a soportarlo más tiempo.
—Y tú decías que era una buena idea —le dijo a Jungkook.
—Habrá cosas más interesantes después, dale su tiempo —contestó el demonio firmando sus papeles, ajeno a la clase.
—Pero tu por lo menos tienes trabajo por hacer, yo ni siquiera puedo usar el teléfono aquí —se quejó.
Jungkook le dio una mirada que decía "¿Enserio?"
—No es mi problema.
Hoseok resopló acomodándose en su lugar, el reloj tampoco estaba a su favor avanzando lentamente. Las manecillas burlándose del tiempo que faltaba para la hora de descanso.
No podía dedicarse a fastidiar a Jungkook aquí por que sería raro pelear con su supuesto novio de forma tan irrespetuosa, se tuvo que acostumbrar a poderlo tutear ya que Jungkook parecía confundir su época con la actual, no usaba honoríficos con nadie y ya le había dado problemas en clases.
Usó su libreta para dibujar garabatos esperando quemar el tiempo rápido, mirando hacia la ventana del aula para observar los árboles y tratar de dibujarlos.
Solo que al poner su vista allí se topó con un par de ojos gatunos que le devolvían la mirada de forma rara.
Pudo notar que el dueño de esos ojos era un chico que había escuchado antes sobre él.
Los rumores no favorecían mucho a Min Yoongi, quien era conocido por ser demasiado callado, y a Hoseok le parecia tonto que fastidien a alguien por eso.
Min Yoongi era un chico que no le gustaba ser el centro de atención de todo mundo, a veces decían que hablaba solo y que se la pasaba adentras en los libros o en el salón de música. Sus padres le daban mérito por ser donadores frecuentes de la escuela pero Yoongi llevaba tiempo siendo invisible por ser hijo de un sacerdote muy conocido.
Así que Hoseok solo sabía su nombre en realidad, por lo tanto se limitó a sonreírle amablemente.
A lo cual Yoongi solo respondió con una mirada cautelosa, como si supiera algo.
Se dio cuenta que Yoongi llevaba una cadena con una cruz y que cargaba siempre una biblia con él, entonces miró a Jungkook que trabajaba sin importar lo que pasaba alrededor. El demonio dijo que no les hacían nada pero aún así tuvo una sensación nerviosa.
Jungkook siguió firmando sus papeles, no había nada más odioso que hacerlo sin sus poderes. Si estuviera en su oficina todo ese papeleo habría terminado en segundos, pero aquí no era más que un supuesto humano. A vista de estos compañeros de clase pareciera que está apurado en sus deberes, pero si fuera en su oficina tendría a todos haciéndolo por él.
Observó que Hoseok estaba viendo a una persona en la fila cerca de la ventana, y al analizar de quién se trataba se sintió extraño. La biblia que estaba sobre la banca le revolvió el estómago, había olvidado que había religiosos en la escuela. Odiaba tener que verse involucrado en el mismo lugar de esas personas.
Si bien había ciertas cosas humanas que no les hacían daño, meterse con los seguidores de las religiones era peligroso si sabían cómo lograrlo. Y además no podían interferir en planes de los seres divinos, eso también les garantizaba sufrir la combustión.
Se cansó de no poder concentrarse, guardó todos sus papeles en lo que llaman mochila y se puso de pie. Tocó el hombro de Hoseok para atraer su atención, señalando la puerta y después su reloj en su muñeca, dándole a entender que iría a encargarse de sus propios intereses.
—Quiero ir al baño —habló fuerte.
El profesor cruzó los brazos ofendido por la interrupción, seguía batallando con el respeto de este chico.
—Señor Jeon ya le eh dicho que sea más respetuoso —lo regañó el adulto.
—Si, como sea —dijo Jungkook antes de salir del salón.
Hoseok maldijo la escena mentalmente, ahora Jungkook lo había abandonado en este horrible taller. Tocó el tatuaje intentando hacer que regrese, como si fuera un botón de videojuego.
Escuchó una risa a su lado y miro que Yoongi le sonreía. Había ocupado el lugar que Jungkook dejó atrás, traía consigo sus cosas.
—¿Necesitas algo? —le preguntó sin querer ser grosero, pero no tenía una buena corazonada.
Yoongi en cambio solo tomó su muñeca con el tatuaje, con un brillo extraño en sus ojos.
—Es muy lindo compartir tatuajes de pareja, aunque este es muy raro de ver —dijo sacando su teléfono, tomándole una fotografía y lo buscó en internet—No hay búsquedas relacionadas, debe ser muy especial.
Hoseok se sorprendió de la confianza en que este chico hablaba, por suerte estaban sentados en la parte trasera del salón y nadie podía escucharlos por encima del profesor.
—Y tu novio es muy extraño, nunca había visto a alguien tan grosero pero supongo que no hay mucho por hacer con él —siguió hablando, abriendo su biblia hojeandola.
—No te preocupes, no está acostumbrado a usarlo de dónde viene —le mencionó para que lo dejara en paz.
Definitivamente Yoongi estaba siendo muy raro, se preguntó si el hecho de ser un chico religioso le daba cierta forma de saber si algo andaba mal en las demás personas. Jungkook no le había mencionado si era posible que alguien así supiera sobre su naturaleza real.
—Es muy obvio, debe ser difícil tener que adaptarse a un día que no está en la época donde moriste.
—¿Disculpa? ¿Qué quieres decir? —su voz titubeó.
El chico a su lado le mostró un papel que estaba entre las páginas de su libro, la cual tenía dibujado el mismo tatuaje que Jungkook compartía con él. Hoseok admiraba lo fácil que Yoongi llevó la conversación a donde quería, cuando en realidad nunca habían cruzado palabras en todo el ciclo escolar.
—Mis estudios me han hecho lograr identificar cuando algo no cuadra, noté que Jungkook tiene que hacer un mejor papel humano si quiere engañar a todo mundo —Yoongi hojea otra vez y ahora sostiene un talismán.—Para alguien que es demasiado observador podría darse cuenta que Jungkook ni siquiera tiene sombra como una persona normal.
Hoseok sabía que su rostro debía lucir igual de pálido que Yoongi, la forma en que este chico descubrió a Jungkook en base a solo mirarlo le terminó de confirmar que él mismo era un total ciego.
Esta seguro que si Yoongi hubiera conocido a Seokhoon y a su hermana hoy, habría detectado de la misma manera que no era lo que parecía, con algo tan básico como notar que ninguno de ellos reflejaba su sombra. Debe admitir que se sintió patético, tal vez no era tan inteligente.
No tiene idea si esta situación le resulta tan desconcertante por su familia o porque había empezado a conocer a Jungkook pese a su arrogancia, pero en el fondo su corazón tuvo miedo. Si del lado del diablo existian estas cosas horribles, ¿el lado divino también lo tenía? ¿Yoongi le haría daño a Jungkook?
El simple pensamiento le heló la sangre, no permitiría eso.
—No se de lo que hablas, Jungkook es igual de normal que todos aquí, solo estas siendo un idiota —su propia voz delató su nerviosismo.—Y si así lo fuera, ¿en que te molesta?
—Me di cuenta que si compartes esa símbologia es porque están vinculados en un trato —señaló su tatuaje —Esos son lazos, no dibujos de tinta.
Por primera vez Hoseok deseó que el profesor hiciera una pregunta aleatoria, esta charla estaba siendo incómoda de llevar, Yoongi literalmente logró dejarlo acorralado como una presa.
—Hoseok entiendo que debe ser duro tener que lidiar con alguien como él, si te está usando a su favor o te convenció de firmar bajo su manipulación puedo ayudarte —le dijo Yoongi, anotando unos símbolos en un papel en blanco.
—¿En qué exactamente?
—Sé como romper su vínculo.
Si estuvieran en el primer día que Hoseok conoció a Jungkook sin dudar habría dicho que sí, sería su día de suerte tener a alguien que sepa como deslindar esta basura de su vida. Sin embargo, aunque ese sentimiento de vivir en paz seguía allí no podía mentir si dijera que ya no quiere a Jungkook cerca.
Considerando que Jungkook advirtió que hay algo oculto en su familia y el contrato de compromiso, no era muy conveniente deshacerse del demonio y que lo dejara a merced de lo que sea que fuera este secreto que incluso obligó a Jungkook a cuidarlo personalmente.
—No creo que realmente sepas de que hablas —respondió.
—Soy consciente de que quizá su relación haya avanzado, pero no puedes negar que se trata de un demonio que viene del infierno y que fácilmente puede cambiar de opinión conforme le parezca sus necesidades y si no te ha hecho daño es probable que lo haga en el futuro —explicó su punto, entregándole una especie de talismán.
—Jungkook no me ha hecho daño cuando ha tenido la oportunidad de hacerlo, él me está cuidando.
Fue el turno de Yoongi de quedarse boquiabierto.
Yoongi se enteró de esta situación el día que Jungkook apareció en la escuela, al principio creyó que las chicas solo alardeaban con exageración y en cuanto vio al demonio supo que no era un simple chico.
La forma en que hablaba, su falta de respeto, su actitud no concordaba con alguien de su edad, era demasiado listo y entrometido. Basado en lo que ha estudiado en casa logró darse cuenta de lo que era.
Planeó interceptarlo en la primea oportunidad que tuviera, pero después supo que era cercano a Jung Hoseok y se tomó el tiempo de evaluar la relación que ambos tenían. A Yoongi no le gustaba la idea de que un joven tan dulce estuviera hablando con un hombre que no era bueno, los demonios jamás eran una buena persona.
Para él no cabe duda que Hoseok se dejaba llevar por lo que Jungkook decía, aunque no entendía del todo su relación al encontrarlos discutiendo o jugando pesado entre ellos. Quizá no debería entrometerse en este asunto, pero al darse cuenta que estaban enlazados se dio la tarea de intentar ayudar.
Si Jungkook quería engatuzar lo mejor posible a Hoseok, Yoongi considera que no ha sido nada difícil.
—No sabes el peligro que corres con esa cosa a tu lado, no es alguien Hoseok, lleva siglos muerto —intentó de nuevo.—Solo debes darle esto y conseguir que lo firme, después de eso eres libre.
¿Tan fácil era romper todo? Era como si la vida se riera de él, ahora que ha llegado a acercase a este hombre le dan la herramienta perfecta para quitarlo del camino.
Hoseok sintió que se molestaba, apretó los puños y se levantó de su asiento. Le arrebató el talismán a Yoongi y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
—Eh vivido en peligro con mi familia toda mi vida, Jungkook no lo ha hecho en el poco tiempo que lo conozco porque aunque sabe que desea matarme no puede hacerlo —dijo molesto— Gracias pero no necesito tu ayuda.
—Oye...Hoseok solo consideralo, perdón por incomodarte.
Se dirigió hacia la puerta sin pedirle permiso a nadie, escapando como lo hizo de casa.
Una vez fuera del salón sacó aquel papel que escribió Yoongi, ni siquiera él sabía porque no simplemente aceptó esta oferta que lo libraría de este alboroto. Maldijo a su familia, a Jungkook, a si mismo y a todo el que estuviera involucrado ahora, ¡solo quería un momento de paz!
Tomó el papel y lo partió en miles de pedazo, desechándolo en el cesto de basura. Se sentía furioso de pensar que querían arrebatarle a la única cosa que ha sido cuidadosa con él, aunque no era el mejor para confiarle su vida no tenía más opciones en mente. Jungkook era el único que sabía como todo sucedió, no podía confiar en nadie más ahora. No quería que por su culpa le hicieran daño.
Se rascó encima del tatuaje esperando que Jungkook pudiera sentir su desesperación.
Caminó hacia la azotea de la escuela, necesitaba aire fresco.
Jungkook se rascó sobre su tatuaje mientras esperaba a su siguiente víctima, había sentido la oleada de emociones que Hoseok estaba experimentado. Para su disgusto le provocaba nauseas, asimilar el torbellino le costó tener que sentarse un momento.
Por alguna razón su mente culpó al chico que había visto en la escuela, quien no le produjo más que sentimientos revueltos. No quería dejar a Hoseok solo pero tenía que terminar al menos un contrato hoy, de ello dependía si tendrá el resto de la semana libre.
Desde su oficina alistó el papeleo de la persona que tendría que visitar, una vez que esta muriera su expediente sería quemado y sus cenizas puestas como trofeo en la gran sala de registro. Jungkook tenía la dicha de que todos sus casos fueran los que ocuparan la mayoría de dicho salón, le encantaba presumir su desempeño.
Una vez que tuvo todo listo, se colocó su saco y chasqueó los dedos, haciendo que su oficina fuera reemplazada por un callejón.
Su siguiente parada era una un restaurante de fideos, el cual lamentablemente tendrá que cerrar después de este día.
Cruzó la puerta del negocio escuchando el tintineo de la campanilla, paseándose entre las mesas vacías buscando al dueño de este lugar. Se enteró del horario de apertura, entonces no era dudosa la presencia de la persona que estaba buscando. Admiró los recuadros de pinturas en las blancas paredes, memorizando las que se llevaría como recompensa.
—¡Voy en un momento! —gritó una voz en el fondo del restaurante, en el área de la cocina.
Se dirigió hacia el lugar de donde provenía dicha voz, metiéndose en su papel completamente serio. Cuando se trataba de trabajar no le gustaba parecer amigable, la idea de aterrorizar a un humano hasta la muerte era lo que le daba vida a su alma. No iba a dejar que un tonto tuviera una muerte tranquila, aunque de todas maneras sufrirán eternamente en el infierno.
El chef del local no pareció darse cuenta de que tenía una visita, concentrado en preparar su comida para el día de hoy. La cocina estaba inundada de diferentes aromas, cosa que irritó aún más al demonio. Jungkook se situó en la entrada del sitio, formando con su mano una daga la cual lanzó a la pared cercana al humano.
Su deudor brincó del susto, volteándose para saber quien lo había asustado de esa manera. Y en completa sorpresa se topó con un par de ojos totalmente rojos, Jungkook amaba usar esta cualidad para lucir más espeluznante.
—Eres tú, ¿ya venció? ¿no puedo tener más tiempo? —el hombre temblaba y lloraba al saber a que venía.
—No hay nada que puedas ofrecerme para hacerlo, cumplí con mi parte así que te toca hacerlo a ti —habló con indiferencia, invocando el pergamino del trato.—Firmaste por cinco años, en su momento te di la opción de que fueran diez pero no fuiste muy inteligente.
—¡Pero tengo familia! ¡Hijos! — se lamentó.
Jungkook sonrió burlón.
—Eso debiste pensar antes de firmar un contrato con el diablo —le echó en cara.
El hombre dejó sus utensilios en el suelo al arrojarse cerca de los pies de Jungkook. Comenzó a hacer una reverencia en señal del mayor respeto, lo cual tampoco funcionó.
Jungkook suspiró mientras se agachaba a la altura del hombre, mirándolo con ternura antes de que con sus poderes hiciera que el corazón de este empezara a fallar. Sus ojos centrados en los del pobre anciano que pedía a gritos
Un ruido en seco confirmó que había muerto, a la par del pergamino que ardió en llamas y desapareció. En su reloj marcó la hora de la rescisión del contrato que iría directo al lugar asignado de este.
—Lástima, en realidad pensaba probar tus platillos.
Dejó el cuerpo cerca del fogón y aumentó la temperatura del lugar, con eso su muerte pasaría como efecto del intenso calor.
Tras culminar esto volvió a rascarse el tatuaje, haciendo una mueca de dolor al rozar una leve hinchazón.
Levantó su propia muñeca para ver que su piel ardía alrededor de la figura, eso significaba que Hoseok debe estar intentado llamarlo lastimando su propio brazo.
Frunció el ceño preguntándose que pudo haber sucedido para que tuviera tanta urgencia en verlo, Hoseok solo ha tomado la costumbre de punzar el tatuaje sin herirlo directamente cuando necesitaban encontrarse en pasillos desconocidos de la escuela.
Su reloj señaló que pronto vencerian más tratos, lo que haría que normalmente se ocupara de ello primero. Pero el ardor de su propia piel lo hizo dudar, ¿y si Hoseok había sido encontrado por su familia?
Imaginar que los padres de Hoseok lo arrastren a casa y que ya se hayan enterado de lo demás de su trato le puso los nervios al tope, no era justo para él ser exterminado por culpa de los problemas de sus familiares.
La alarma del local sonó en grande cuando el gas y el calor hicieron que una llama iniciara sobre la cocina. El sistema de incendios lo empapó, y las sirenas de las patrullas se escucharon desde afuera, era hora de irse.
En lugar de transportarse a su oficina logró colarse en un salón vacío de la escuela, el tatuaje indicaba que Hoseok aún seguía en el edificio, sacudió aquella ropa holgada antes de salir de este en busca del humano más fastidioso que conoce. Para su suerte era la hora de descanso y se coló entre los estudiantes disimulando que ha estado aquí.
Caminó rápido entre los pasillos esperando encontrarse con Hoseok en su casillero, por ahora solamente puede buscarlo como una persona normal. Empujó a algunos de los chicos, sin molestarse en pedir disculpas.
Tan concentrado estaba en lograr verlo que se chocó con una persona más baja, tirandola al suelo.
Bajó la vista creyendo haberse topado con Jimin, pero en lugar de esa cara cachetona encontró ojos gatunos. El mismo chico que vio en el salón, un maldito cristiano.
Este se levantó sin ningún inconveniente, sonriendole como si le diera gusta haberlo encontrado.
—¿Eres Jungkook, no?
—No estoy disponible para tus cosas —mencionó seriamente.
Yoongi no se inmutó por la actitud del hombre.
—Debes estar buscando a Hoseok, lo cual es una coincidencia porque también estoy en eso —dijo el menor, tocando su cruz como intimidación.
—Métete en tus propios asuntos.
Jungkook sabía que no se había equivocado en sentirse atraído por este humano, su intento de parecer una amenaza le resulta gracioso. Pero lastimosamente no puede hacerle nada.
Se fue al único lugar que quizá pueda encontrarlo.
Dejando a Yoongi con un mal sabor, quien se limitó a seguir su rumbo hacia una persona que esperaba lo ayude a que Hoseok pueda entrar en razón.
Afortunadamente lo vio saliendo de uno de los talleres, se apresuró en lanzarse sobre su camino.
—Park Jimin, ¿tienes un minuto?
Hoseok no negó el sentimiento de desilusión al no ver a Jungkook por ningún lado todo este rato que ha estado en la jardinera.
Habría esperado que siquiera lo asustara como aquella vez, pero supuso que debía estar bastante ocupado con cosas más importantes que hacerse cargo de un simple humano.
La conversación con Yoongi no dejó más que pensar en si después de todo estaba tan mal aceptar su oferta. Si bien se comportó demasiado a la defensiva también lamentó no haber pensando en su futuro.
El anillo en su dedo le recordó que no solo debía lidiar con Jungkook, si no que están condenados a casarse. La idea de que su familia solo esperaba estos años a que aceptara un destino así provocaba todo menos felicidad.
Pero incluso si se deshiciera de su vínculo no sabe de qué era capaz su familia para que el mismo Jungkook se sintiera asustado o haya decidido estar a su lado. Si tuvieron la valentía de vender sus almas en definitiva no temen a nada.
Tener la posibilidad de seguir conociendo a Jungkook tampoco le parecía tan mala idea, al menos tiene la certeza de que le cuidan por la espalda. Lo que hace que su tristeza aumente al no verlo llegar.
Jimin estaba en clase todavía en el momento que corrió hacia la azotea, no quiso hacerlo salir de la única oportunidad que tiene de estar con Seokjin. Y si volvía a su salón debía tener que lidiar con Min Yoongi acechando.
Era muy inocente su intención de proteger a Jungkook, él tenia poderes, era inmortal, demasiado estratégico. Hoseok no poseía ninguna de las tres, y aún así no dejará que alguien lo toque.
Un chasquido de decepción se escuchó a su lado, el olor a cigarrillo inundando el invernadero. Ahí de pie con su característico traje se encontraba la persona que estaba ansioso de ver.
Jungkook sonrió victorioso de encontrar a su objetivo, el cual se levantó de su lugar muy entusiasmado, con esos ojos brillando bajo la luz del sol, y corrió hacia él.
Pensó que lo golpearía o lo insultará como siempre lo hace, listo para responderle de la misma manera.
En cambio , para su enorme sorpresa, recibió unos brazos alrededor de su cintura y un rostro acurrucado en su pecho.
Jungkook alzó sus brazos sin saber que hacer, el humano se presionó contra su cuerpo en busca de calor. Así que sólo dejó que una de sus manos lo rodeara por su espalda.
Hoseok estaba abrazándolo.
Y el demonio se sintió bien.
Capítulo largo para compensar la ausencia jajs
No odien mucho a Yoongi plis.
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